Juan García-Gill y Pagán (1896-1897)

02 fgarciagillwFederico Zambrano dimitió en los primeros días de julio, abrumado por exigencias y contratiempos, y comprometió para que le sustituyera como presidente a quien había sido su profesor, Juan García-Gill y Pagán (5-7-1896 a 28-4-1897), con la idea de que, como casi todos los fundadores habían ido a su escuela, le tuvieran más respeto que a él. En aquella junta general se concedió un voto de gracia a la directiva saliente, la primera de su larga historia; pero el anciano maestro tampoco estuvo mucho tiempo presidiendo la Sociedad, sólo unos nueve meses; aunque durante su mandato continuaron dándose importantes pasos de consolidación de la Sociedad.
Se adquirió el material de oficinas necesario para su organización administrativa, se contrató “un escribiente” y se estimuló al cobrador de las cuotas entregándole el 5% de lo cobrado, en lugar de las 15 pesetas fijas que recibía anteriormente. Para la ilustración y recreo de los asociados inauguraron las suscripciones a diarios y revistas, que sería una de las constantes de la Sociedad durante su larga vida, e, incluso, se propuso que se creara un periódico como órgano de la Sociedad. En julio de 1896 se suscribieron a “El Imparcial” y “La Ilustración Española y Americana”. Se completó la temporada de bailes con los dos ofrecidos en las fiestas de la Virgen de la Piedad (15 y 17 de agosto) y el día 8 de septiembre, con música, siempre, compuesta de piano, violín y flauta.
El baile era otro de los atractivos más importantes de la Sociedad, pero también frecuente ocasión de discusiones y alborotos, por lo que ya desde muy pronto se intentó reglamentar, datando de febrero de 1897 las primeras normativas, que fueron las siguientes:
1. Anunciar las fiestas con cinco días de anticipación, facilitando a los socios los billetes de señora correspondientes.
2. Los billetes de las invitadas serán personales, estampándose en ellos el nombre y firma del invitante para garantía de la Sociedad y a los efectos de las responsabilidades correspondientes.
3. Cada persona exhibirá al portero el billete, guardándoselo después, puesto que la comisión se reserva el derecho de revisarlos.
4. Prohibir la entrada en el local a los niños menores de doce años y a las personas que no pertenezcan a la familia del socio, excepto el caso de que éste exija un billete para una amiga o novia, siempre que pruebe no existe en su familia nadie que pueda ser socio.
5. El socio, al extraer su billete, pedirá el de su familia, amiga o novia en su caso.
6. Los socios que no tomen parte en la fiesta no podrán por ningún concepto permanecer en el salón. Todo socio que vista de máscara en el local tendrá que pagar billete de baile.
7. Se nombran dos bastoneros para el orden del baile.
8. La cuota del baile será de 1,50 pesetas, señalando la hora de las nueve para dar principio y las tres de la madrugada para su terminación.
9. Cada socio tendrá derecho a tres billetes para su familia, los cuales serán personales, y además para las extrañas con quien tenga compromiso.
10. La música de dichos bailes se compondrá de piano, flauta y violín.
11. Se nombrarán dos porteros, para la puerta principal y una para la que da acceso al segundo salón.
12. Dar a cada socio un billete para entrar en el local, exhibiéndolo en la puerta a los porteros y mediante el cual no tendrá derecho a bailar si no adquiere el billete correspondiente.
Para el baile organizado el día del Corpus de aquel año (17 de junio) los gastos fueron de 2 pesetas a cada uno de los porteros y otras tantas a la señora del tocador, 4 pesetas al expendedor de billetes y 25 pesetas para el terceto de flauta, violín y piano.
En el orden de la cooperación y del decoro social, se nombró médico de la Entidad para asistir a los socios enfermos a Elías Muñoz Pimienta, y se acordó sancionar con multas de 0,50 pesetas (una peseta, en las reincidencias) a quienes “blasfemaran o profirieran palabras indecorosas” en el local social.
Y dado el aumento de socios y algunas diferencias con el conserje Daniel Sanz, decidieron rescindir el contrato de arrendamiento a partir del 1 de noviembre. El 24 de aquel mes se reunieron en el Teatro Espronceda y acordaron arrendar la casa de la calle Real número 20, donde tenía instalado un café Joaquín Gutiérrez Moreno, quien cedía todo el menaje, quedando como conserje, por una renta mensual de 90 pesetas; se le adelantarían cuatro meses para que comprase un piano que quedaría a disposición de la Sociedad durante el arriendo, y Gutiérrez se comprometía a entregar 10 pesetas por cada baile o espectáculo que se organizase. La votación fue muy apretada, aprobándose por 26 votos contra 25, en medio de fuertes protestas, que hicieron que el Presidente abandonara el acto, porque decían que una renta tan elevada (el doble de la que se venía pagando) acarrearía la ruina a la Sociedad.

SI Real 20wLa apertura oficial de la sede de la calle Real tuvo lugar el 1 de febrero de 1897, con actuaciones musicales de una orquesta formada por algunos socios (posiblemente, Espino, Rebolledo, Chacón y Anisi) que interpretó la sinfonía “Corona de Oro”, la Serenata de Schubert y el vals de las Golondrinas, terminando con la patriótica Marcha de Cádiz. Aparte de los discursos oficiales (el Presidente de la Sociedad, el párroco Tomás Carretero, el alcalde Juan Barquero López, Diego García Romero, Presidente de la Asociación Benéfica “Santa Cecilia”, y Javier Merino, Presidente del Club X), alternaron con las piezas musicales la recitación de otras poéticas, debidas a Antonio Martínez Vélez, Francisco Anisi, Ángel López Ortiz y Rogelio Triviño. También actuó una Estudiantina de Villafranca compuesta en su mayor parte por niños, a la que se obsequió con dulces y licores .

En la noche del día siguiente, se festejó la apertura del nuevo local con un “espléndido baile que estuvo concurridísimo y animado”. Recoge “Nuevo Diario de Badajoz”, en la crónica que publicó unos días después (7 de febrero de 1897), reseñando estos acontecimientos, que en la noche del día uno, se podía admirar en la ciudad el “espectáculo prehistórico” que ofrecían las “muchas iluminarias” que brindaban las calles. Es el testimonio más antiguo que hemos encontrado acerca de la tradición de las Candelas. Como se ve, unas cosas conducen a otras, porque en el fondo se trata de la misma historia de Almendralejo.
La propuesta de creación de un periódico no salió adelante y fue otro de los asuntos que turbaron la vida interna de la Sociedad en los primeros meses de 1897, causando la dimisión del Director de Espectáculos, Ángel López Ortiz y la oposición de su sustituto Rogelio Triviño Forte y otros que llegaron a pedir la destitución del Presidente. Aunque éste estuvo apoyado por un grupo importante y, en especial, por Antonio Martínez y Martínez de Pinillos, esta situación, su avanzada edad y mal estado de salud le llevaron a dimitir de su cargo.