VitiEn el Pleno del Excmo. Ayuntamiento de Almendralejo, de 8 de mayo de 2019, la Corporación, por unanimidad, acordó rotular el actual Pabellón Extremadura del Polideportivo Municipal como "Pabellón Extremadura Viti García Rubiales; y colocar una placa en la que se incluya la nueva denominación del Pabellón, como "Pabellón Extremadura Viti García Rubiales".

Doña Victoria Eugenia García Rubiales nació en Almendralejo el 2 de noviembre de 1947, en el seno de una familia dedicada en esta ciudad a la docencia en distintas generaciones. Si en el hogar es donde se inculcan las más hondas raíces de la personalidad, Victoria las tuvo y las desarrolló durante toda su vida, consagrada a la enseñanza en diversas facetas de la misma.
1. Estudios y destinos docentes
Victoria consiguió el título de Instructora Provincial de Educación Física, en la Escuela Superior “San Fernando” de Cádiz, en 1965; e inmediatamente comenzó a desarrollar su actividad educativa como profesora de Educación Física en el Colegio “Santo Ángel” de Almendralejo, en donde permaneció durante cuatro cursos, desde 1966-1967 hasta 1969-1970.
Desde el curso 1967-1968 daba también clases en la Sección Delegada Mixta de Almendralejo, dependiente del Instituto “Santa Eulalia” de Mérida, actividad a la que se dedicó exclusivamente desde el año 1970-1971, continuando en este Centro cuando pasó a ser Instituto Nacional de Enseñanza Media “Carolina Coronado” hasta el curso 1983-1984.
En 1977 consiguió el título de Instructora Nacional de Educación Física, expedido por la Escuela Nacional de Educación Física, en Madrid, y comenzó a dar clases en la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado “Santa Ana”, donde, además de la asignatura general de “Educación Física”, fue profesora titular de “Expresión Dinámica Especial” y “Didáctica de la Educación Física”; y de “Animación sociocultural”, en la Escuela Universitaria “Santa Ana” de Trabajo Social, desde 2003; en ambos centros universitarios, a tiempo parcial, hasta su jubilación en 2008.
La normativa derivada de la Ley de Cultura Física y del Deporte de 1980, condujo a una nueva regulación académica de los profesores de Educación Física, cuyas enseñanzas se terminarían convirtiendo en universitarias, siendo los Institutos Nacionales de Educación Física (INEF) los encargados de impartir los ciclos de diplomatura y licenciatura correspondientes. Victoria García Rubiales hizo sus estudios universitarios en Madrid, en el INEF adscrito a la Universidad Politécnica de Madrid, con gran esfuerzo y sacrificio, pues contaba en aquellos momentos con el reciente nacimiento de su hija María. Cumplidos los cinco años (tres de diplomatura, y dos de la licenciatura) recibió el título de Licenciada en Educación Física en 1988.
Durante este quinquenio de estudios, no abandonó su docencia pero afrontó cambios de destino: el primero, ya iniciado el curso 1984-1985, cuando, en virtud de una orden por la que se reestructuraba la situación laboral y administrativa del referido profesorado, fue destinada a Zafra, al Centro de Formación Profesional (Sección Delegada de Formación Profesional), donde terminó aquel año académico; para pasar en el siguiente al Instituto de Educación Secundaria “Santiago Apóstol” de Almendralejo, donde estuvo hasta su jubilación en 2008. Apasionada por su trabajo, pasión que emanaba de su gran vocación, convirtió en “su segunda casa” cada uno de los centros de enseñanza por los que pasó, durante sus 42 años de ejercicio docente.
Todavía en sus dos últimos cursos fue profesora del Ciclo Formativo de Grado Superior de Actividades Físicas y Deportivas (TAFAD), cerrando su actividad docente en este ciclo que encierra mucho de lo que estuvo desarrollando durante su dilatada docencia: enseñar y dinamizar juegos, actividades físico-deportivas, recreativas, individuales y de equipo.
2. La búsqueda de la innovación educativa y la calidad en la docencia
Y para ello, se estuvo preparando continuamente, como lo muestran los numerosos cursos de perfeccionamiento que recibió sobre atletismo, psicomotricidad, gimnasia rítmica o técnicas de expresión corporal, entre otros; sin olvidar aquellos que les ofrecían posibilidades de trabajar la cooperación, incluso la coeducación, como los dedicados al korfball, o al acrosport; o los que le ponían “al día” en las novedades de las distintas orientaciones y reformas educativas (la ESO, la Reforma de las Enseñanzas Medias, elaboración de materiales y medios de consulta en Internet, introducción al fit-ball training, proyecto Mercurio sobre nuevas tecnologías...); en general, los llamados cursos ACD (Cursos de Actualización Científica y Didáctica) que pretendían “desarrollar la capacitación del profesorado para realizar una reflexión y una actualización científica y didáctica que incremente su profesionalidad y mejore su labor docente”, objetivos que fueron constantes en la enseñanzas que impartía Victoria García Rubiales, que planteaba una metodología novedosa, que contribuía a la formación integral del alumnado, tanto en aspectos propios de esta materia, como en la comprensión de otros aspectos, sean las emociones, las relaciones..., entendiendo la educación física no solamente como ejercicio y competición sino como una forma de autoconocimiento y cooperación.
Toda su docencia estuvo basada en un gran sentido del deber, exigencia y flexibilidad, disciplina y comprensión; actitudes propias de quien es capaz de ejercer el liderazgo porque tiene autoridad. Una autoridad aceptada por todos que proviene de su formación, de su carisma personal y de una bondad natural, que en ocasiones le permitía presentarse como una madre solícita que solucionaba situaciones complejas, merecedora de la admiración y respeto de compañeros y alumnos.
Porque la enseñanza no solo fue para ella una profesión y una forma de vida, sino también la manera de darse a los demás, sin guardarse nada, con una energía que sorprendía, con una generosidad sin límites por cuanto había asimilado, quizás por tradición familiar, que el servicio es una obligación sagrada que obliga a quienes graciosamente han recibido los talentos que los hacen diferentes y mejores, para favorecer el progreso de la sociedad en la que se vive, y, en su caso, mejorar la formación de los jóvenes y promover su desarrollo espiritual y humano.
En este aspecto, Victoria Eugenia García Rubiales era una profesora justa, equilibrada, motivadora y capacitada para mantener la tensión y la atención necesarias para hacer de la clase diaria un lugar cómodo, disciplinado y siempre novedoso, el espacio de enseñanza-aprendizaje adecuado para lograr los objetivos programados.
Es digno de resaltar, igualmente, su preocupación por los alumnos con necesidades educativas especiales, impartiéndoles docencia, organizando los actos de apertura y clausura de los VII Juegos Extremeños del Deporte Especial (1991), o realizando un curso sobre las necesidades de alumnos sordos. Son hitos de su currículo que tienen un colofón entrañable cuando, ya jubilada, su sentido de la solidaridad y ayuda a los demás se volcó sobre uno de los colectivos sociales más sensibles como eran los discapacitados físico-psíquicos, ofreciéndose, en 2008, altruistamente a dar clases de psicomotricidad a los jóvenes discapacitados de Aprosuba 2, hoy Includes de Almendralejo; y con ellos estuvo hasta que su cardiopatía le impidió continuar, lo cual le afectó mucho porque en este centro se sintió muy feliz y útil con su faceta de voluntariado.
Un último servicio ejemplar en su dedicación a la enseñanza.
3. Haciendo convivencia con el entorno: actividades complementarias y extraescolares
La profesora Victoria García Rubiales tuvo otra dimensión importante en los centros por los que pasó. Los últimos catorce cursos de su currículo docente (1994-2008) dirigió el Departamento de Actividades Complementarias y Extraescolares del “Santiago Apóstol”. Estas actividades cuadraban perfectamente con su carácter extrovertido, vitalista, sociable, que siempre miraba hacia fuera..., impulsiva, aunque reflexiva, algunos la definían cariñosamente “Viti, puro impulso...”, y aceptó la tarea de aglutinar el esfuerzo del profesorado para organizar, colaborar y dinamizar las actividades culturales, deportivas, formativas y de ocio, que cumplen la función de redimensionar los centros, vertebrar los departamentos didácticos, implicar al alumnado y darles una dimensión social haciéndoles tomar parte en la vida cotidiana de la localidad.
Y el Departamento sacó fruto de su actitud, y hasta la Inspección Educativa les concedió en 1998 una Mención especial por su buen trabajo. Y se ocupó de una manera especial en fomentar todo aquello que contribuyera a hacer de la comunidad educativa un gran equipo, a crear vínculos, a concienciar en la solidaridad, favorecer el diálogo, la convivencia y la amistad: lo que ella denominaba “el espíritu del Santiago”, en referencia a ese sentido de cooperación que tenía todo el acontecer educativo. El centro era para ella principalmente un espacio común en el que todos, profesores, alumnos, personal no docente, familias, sin distinción de ningún tipo, se sintieran representados; y también era un servicio a Almendralejo, a Tierra de Barros, a Extremadura..., como comunidades mayores a las que pertenecían.
Por esto fue promotora de tantas iniciativas, sirviendo siempre de puente entre la tradición y los nuevos tiempos, con actividades tan próximas como el Día del Centro, la bienvenida de los nuevos docentes en el curso escolar, las Candelas, la fiesta de graduación y las numerosas conmemoraciones pedagógicas, como el Día de la paz, el Día de Europa, el Día de las lenguas, el Día del árbol, etc.; tan locales, como los Campeonatos Intercentros, aunando esfuerzos para lograr la convivencia de los jóvenes con la normalidad propia de quienes se relacionan en la calle; o tan ambiciosas, como los intercambios culturales, los viajes fin de curso, o a Europa, a Estrasburgo, con visita y participación, en tres ocasiones, en el Parlamento Europeo, viajes ganados, por obtener los premios Euroscola, porque se habían ejecutado previamente trabajos encaminados a sensibilizar a los alumnos (no solo a ellos) de su compromiso con la construcción de Europa, con la búsqueda de un mundo más justo.
4. Apasionada por el deporte
Desde muy joven practicaba deporte, rompiendo barreras, pues como ella afirmaba “yo corría por el pueblo cuando ninguna mujer lo hacía, y la gente me decía que estaba loca. Yo iba en pantalones cortos y me tomaban por un ente extraño”. Mujer avanzada a su tiempo, entusiasta del deporte en general, y de las disciplinas de balonmano, baloncesto y gimnasia rítmico-artística en particular, aunque sin descuidar el atletismo o el voleibol; siempre adaptándose a las nuevas realidades y a las demandas de la sociedad; y así como sus primeras alumnas recuerdan sus esfuerzos porque practicaran el balonmano, los más recientes aprendieron a jugar al bádminton y los últimos se ocuparon de la psicomotricidad.
La Real Federación Española de Atletismo le concedió el título de Monitora Nacional, en 1981; y la de Baloncesto, el de Entrenadora nacional, en 1986; fue vicepresidenta del Club Balonmano de Almendralejo; y en todas las especialidades cosechó con sus equipos relevantes éxitos, en categoría infantil y cadete, tanto femenino como masculino. Señalamos algunos de sus primeros años, que dieron origen a sendos galardones deportivos: Trofeo y Medalla en el Campeonato provincial de campo a través en 1.200 metros, categoría juvenil (1972), Campeón en el Trofeo Semana de la Juventud de Baloncesto femenino, en Almendralejo (1972), Campeón en Balonmano y Baloncesto juvenil femenino, en el Trofeo de Navidad de Almendralejo (1972); Campeón Provincial de Balonmano juvenil femenino (1973); 2º clasificado en el Campeonato Nacional de Baloncesto femenino, en Córdoba (1974); Trofeo a la Deportividad en los Juegos Nacionales Escolares al equipo de Balonmano juvenil (Puente Genil, 1975). Como resultado de esta brillante trayectoria, la Orden Deportiva Hernando de Soto le concedió la medalla de plata el año 1975, como promotora del Balonmano femenino en la región extremeña. No sería su primera distinción, pues tres años antes el Comité Olímpico Español le había premiado con una asistencia becada a la Olimpiada de Munich-72, a petición de las federaciones de atletismo y balonmano, que recompensaban de esta manera su gran labor en la promoción y participación deportiva.
No solo recibió cursos de perfeccionamiento, sino que también los impartió, en 1999, aportando su gran bagaje de experiencias, su auto exigencia para exigir, sus prácticas siempre renovadas, como profesora del Curso de Perfeccionamiento ofrecido por las Escuelas Universitarias Santa Ana y la Universidad de Extremadura, sobre “Nuevas perspectivas ´recreativas´ de Educación Física para Primaria”. Y en febrero de 2007, recibió en la Gala de los Premios del Deporte local, correspondientes a 2006, el trofeo al “Mérito deportivo” por su dilatada y ejemplar trayectoria en el campo del deporte y de la educación física.
5. Pionera del folklore
Apasionada por la música y, sobre todo, por el folclore extremeño, al que dedicó más de veinte años, fue una de las fundadoras y directora de baile del Grupo de Coros y Danzas de Almendralejo, que hoy tiene su continuidad en la Asociación Cultural y Folklórica “Tierra de Barros”, que se ha ocupado de recopilar nuestro folklore, reunir las tradiciones para conservarlas y difundirlas como seña de identidad de un territorio. Recientemente, el Ayuntamiento de Almendralejo ha concedido a esta Asociación la Medalla de Plata de la Ciudad por su dilatada y exitosa trayectoria, que ha sido obra de muchas personas, pero entre las que Victoria García Rubiales ocupa un puesto destacadísimo. Perfeccionista al máximo, aún en los más mínimos detalles de la coreografía, le dio al grupo un “saber estar”, dentro y fuera del escenario, que ha sido uno de sus sellos de identidad más apreciados. La propia Asociación reconoció su valiosísima aportación en el homenaje que le tributó en 1999, al cumplirse los treinta años de la creación del Grupo.
6. Personaje popular y mujer avanzada a su tiempo
Victoria García Rubiales fue reconocida por sus vecinos de la Barriada de San Antonio como “Personaje popular”, en 2005, porque efectivamente lo ha sido, por su gran facilidad para relacionarse con todo el mundo y su gran capacidad para empatizar con toda clase de personas, sin tener en cuenta edad ni condición social. Enormemente comunicativa y afable, que no ocultaba exteriorizar sus sentimientos, haciéndole partícipe de ellos a cualquiera que se encontrara por la calle, interesándose también por los problemas de los demás. Sus intereses y preocupaciones siempre se encontraban en el mundo que le rodeaba. Persona generosa y sensible con los demás, cultivó de una manera intensa la amistad, siendo querida y haciéndose querer por todos favoreciendo el diálogo. Siempre atenta y muy familiar, adoraba pasar tiempo con su hija, María, y su marido, Eloy, con los que disfrutaba viajando.
Ha sido una de las mujeres más importantes de Almendralejo en los últimos años. Una mujer comprometida, alegre, cercana, volcada con quienes estaban a su alrededor, trabajadora infatigable y de profundas convicciones religiosas, que dejará sin duda una huella indeleble en la sociedad almendralejense a la que sirvió con el único fin de mejorarla porque se dio cuenta, desde muy joven, de que todos debemos colaborar para que los que nos rodean sean felices.
Tras su jubilación recibió varias distinciones. Durante las Fiestas de la Piedad y Feria de la Vendimia de 2008, el Excmo. Ayuntamiento de Almendralejo la homenajeó, junto a otras mujeres jubiladas de distintas profesiones, para resaltar el papel de la mujer en el mundo laboral. Al año siguiente, con motivo del Día de la Mujer, fue elegida como Madrina de la III Carrera de la Mujer “Ciudad de Almendralejo”; y en 2015 recibió por parte del Consejo Local de la Mujer el “Premio a Toda una Vida”
Victoria Eugenia García Rubiales, “Viti”, falleció el 17 de enero de 2019. Nunca podremos olvidar a esta mujer que, en sus múltiples facetas de servicio a la ciudad, demostró una calidad personal y profesional digna de encomio. Una persona comprometida con su realidad, profundamente humana, adornada de valores que la hacían especial y cercana. Cualquier homenaje que se le pueda rendir es de justicia. Dar su nombre a un pabellón deportivo es un gran acierto. Su papel en el desarrollo del deporte almendralejense, especialmente el femenino, es indiscutible..