El Día de Extremadura, 8 de septiembre, tuvo este año, 2015, la conmemoración correspondiente como lo ha venido haciendo durante los últimos treinta años, a partir de lo ordenado en la Ley 4/1985, de 3 de junio, por la que se instituía el Escudo, el Himno y el Día de Extremadura. La celebración de la primera festividad en 1985 tiene su constancia en una placa existente en el patio del Palacio de Monsalud, sede del Gobierno Municipal de la Ciudad. Los actos de aquel año tuvieron lugar la víspera, porque el señalado día 8 había que acudir a Guadalupe, a honrar a la Virgen en la fiesta popular que se le tributa como Patrona de Extremadura, debido al “arraigo popular y dimensión cultural e histórica que tiene en toda la región”.
Este año, la celebración ha tenido lugar en el Teatro Carolina Coronado, comenzando con la izada de las banderas de España y de Extremadura, a los sones correspondientes de los respectivos himnos, interpretados por componentes de la Banda Municipal de Música de Almendralejo, y cantado el extremeño por la joven soprano María Sánchez Gil. Un sexteto de la Banda, dirigida por Narciso González Santos, interpretó, además, tres composiciones, y así recordamos la música tradicional cubana, con el bolero “Quizás, quizás, quizás”, sobrevolamos los paisajes de Kenia con las “Memorias de África” y vibramos con los aires aragoneses de “Viva la jota”.
El alcalde, José García Lobato, destacó en el discurso institucional los valores de los extremeños, calificándolos, ante todo, de solidarios, utilizando dos situaciones próximas: las numerosas iniciativas que rápidamente “han puesto en marcha la solidaridad de los extremeños, el amor y la defensa de lo que es ‘nuestro’ […] para recuperar lo que se ha perdido y ayudar a quién lo necesita”, ante el desolador incendio de la Sierra de Gata, donde se ha destruido “una parte del patrimonio natural y el modo de vida de muchas personas”; y el drama de la inmigración de miles de refugiados que buscan “la tranquilidad y seguridad de emprender una nueva vida”, ante cuya situación, señaló, que no podíamos “permanecer como simples espectadores”, sino recordar nuestra historia, nuestro pasado, y mostrarnos solidarios, a la vez que “firmes en defender nuestra forma de vida, nuestro ordenamiento jurídico, las leyes que nos amparan y que nos ofrecen y garantizan esa tranquilidad y esa seguridad que otros desean para poder emprender una nueva vida”. Terminó su intervención, haciendo un llamamiento al esfuerzo diario de todos, a sentirnos orgullosos de nuestra tierra y de nuestros valores y a trabajar unidos en su defensa “por encima de las cosas que nos separan, pues hoy no son más importantes que nuestra Extremadura y nuestra España”.
Se entregaron los premios del II Concurso de Pintura Ciudad de Almendralejo “Manuel Antolín”, en sus tres modalidades, que recayeron, respectivamente, en Alejandro Collado Llera (infantil), 75 euros y un lote de pinturas; María Nazaret Salguero (juvenil), 200 euros y un lote de pinturas; y Jorge Amaya Hidalgo (adulto), 1.000 euros y una placa.
Cerró brillantemente el acto la Rondalla de la Asociación Cultural y Folclórica Tierra de Barros, dirigida por Luis Garrido Barragán, quien fue comentando de manera amena y didáctica las distintas actuaciones: acompañando y golpeando con brazos, manos y dedos sobre una mesa los ritmos panaderos de Malpartida de Cáceres; “pasando las penas de amores” con el Perantón de Zarza de Granadilla; homenajeando a la Patrona de Extremadura, con la Jota de Guadalupe; y pasando después a la provincia de Badajoz, para que el público participara con sus palmas en el Corridiño oliventino; recordara el Candil, sin abandonar la Raya, con el Fado batido; y rondara con los mozos de Orellana la Vieja en La rondeña; para finalizar, rindiendo un homenaje a la Ciudad, con la Jota de Almendralejo.
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