XI PREGÓN DE SAN MARCOS

XI Alonso Álvarez
Alonso Álvarez Colchón (2018)

Queridos amigos, habrán oído ustedes hablar de Don Alonso Quijano, caballero hidalgo, más conocido como Don Quijote, el cual en cierta ocasión dijo a su fiel escudero:
“Amigo Sancho, es de gente bien nacida, el agradecer los beneficios que se reciben”.
Así pues Doña Catalina y noble Consejo de la Hermandad,
Permitidme que en este sagrado lugar,
Donde casi todo el pueblo esta,
Este amigo y humilde servidor,
Os dé las gracias por el inmenso honor,
Que supone hacer este pregón.
No quisiera ser un mal pregonero,
Ni tampoco el mejor de la Ciudad,
Pues es justo el reconocer y admirar,
A los buenos pregoneros,
Que subieron a este pedestal.
Gente de estudios, de elegante y prosa fina,
Gente culta que pasó por la Universidad,
Licenciados, médicos, sacerdotes, músicos,
En cambio yo, yo soy un simple escribiente,
Que les va a contar como hicieron este lugar.
Allá donde vaya y reciba posada,
Siempre diré de donde soy,
De donde vengo, nací y me crie,
Donde con una buena mujer me casé,
Y hasta dos bellas mozas procree.
Intentaré que no me dejen de escuchar,
Y si al final de este pregonar,
Consigo remover su corazón o algo más,
Solo quiero unos aplausos,
Pues no me hace falta na’más.
Me iré pensando, ¿qué se me olvidó contar?
¿A quién me faltó nombrar?
Por eso les pido perdón y un poco de piedad,
Pues no fue intención de este pregonero el faltar.
Así pues amigo San Marcos, cabalguemos.
Señor Alcalde de Almendralejo, Señores Concejales, Presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades, Hermanos Mayores, Hermana Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos, querida familia, queridos amigos y demás presentes, buenos días.
Cuando perteneces a la Cofradía del Gran Poder de Almendralejo y un hermano te pide algo, pues cuesta trabajo negarte y eso me ha pasado a mí una vez más.
El pasado ocho de marzo, sobre la una y cuarto de la tarde me llama por teléfono mi amiga Cati, la Hermana Mayor de San Marcos.
Buenos días hermano, buenos días hermana, ¿qué se le ofrece a la hermana? Poca cosa hermano, pues usted dirá. Quiero decirte que la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos por unanimidad, te propone para dar el pregón de este año 2018.
Os aseguro que me entró escalofrío por todo el cuerpo y en ese momento, por mi mente pasó y perdón por la expresión, “joder, con toda la gente que hay en Almendralejo y me ha tocado a mí”.
Pasado cinco segundos, le dije “si la Junta de Gobierno es lo que desea, yo acepto, cuenta conmigo”. Y nos despedimos con el protocolo, gracias pregonero, gracias a vosotros.
Con lo cual, una vez aceptado el reto y el gran honor que supone para un almendralejense el poder estar aquí, solo queda encomendarme a mis dos pasiones, la taurina, echando la pata pa’lante y la cofrade, pidiéndole al Gran Poder que me ilumine y pueda demostrar a nuestro santo, que aquí estoy para ofrecerle mi pregón.
Decía Su Santidad el Papa Francisco en una de sus sabias intervenciones: “Un pueblo que olvida su pasado, su historia, sus raíces, no tiene futuro, es un pueblo seco”.
Así pues, si el Santo Padre lo dice, permitan que la primera parte de este pregón sea para recordar la historia de la Hermandad y construcción de esta Ermita en la cual nos encontramos.
Que mejor enciclopedia para recordarla que la narrada por don Francisco Zarandieta Arenas, Historiador y Cronista Oficial de Almendralejo además de haber sido pregonero en otra edición. Se me olvidaba un detalle, fue mi profesor en los cursillos prematrimoniales, es que este hombre hace a to’.
Comenta el Profesor Zarandieta, que allá por los años 1950, los mozos y las mozas de Almendralejo formaban cuadrillas para el día del Santo celebrar las tradicionales jiras. Se reunían en casa de algún vecino para hacer los adornos que eran flores de papel que debería llevar el carro o remolque.
Los ingredientes del día eran la bebida y la música. El baile era amenizado por acordeonistas que solían pagar los mozos mientras que las jóvenes se encargaban de la comida. Pero poco a poco se iba perdiendo la tradición y la romería perdía fuerza.
Sobre 1955, llega Don Jesús a la Parroquia de la Purificación para ejercer su ministerio sacerdotal. Y con otro almendralejense, don Juan Blasco, coinciden en trabajar la idea de erigir una Ermita a San Marcos y fundar su Hermandad.
Tras varios años, en 1976 consiguieron formar la Hermandad y se elige la primera junta que estaría presidida por don Francisco Muñoz Peral. Incluso el 15 de mayo de ese mismo año, se colocó la primera piedra de la futura Ermita pero otra vez, las ilusiones se desvanecen.
En el año 1983, el Centro de Iniciativas Turísticas bajo la dirección de don Antonio Díaz Rodríguez, contacta con Don Jesús para diseñar un plan de trabajo y conseguir la Ermita y la Casa de Hermandad. Además confeccionan para ese año, un programa de actos que presentan a don Jesús para hacer resurgir la Romería.
Para tirar del carro, valga el símil, don Jesús acude a unos jóvenes que desde el año 1980 iban en carroza a la jira. Habla con ellos y les propone hacer una carroza para llevar el Santo y a partir de ese 1983, es cuando por primera vez, hace su aparición la imagen de San Marcos llevado en una carroza por el Grupo Albarda.
Treinta y cinco años después, siguen siendo los pies del Santo Patrón. Muchas gracias a los componentes del Grupo Albarda.
Pasaban los años y las juntas de gobierno iban adquiriendo terrenos para celebrar la romería, otros terrenos eran cedidos por sus propietarios pero faltaba la Ermita.
Después de la romería de 1988, don José González Hortigón y don Juan Barco Caballero, adquieren el compromiso público de construir la Ermita y manos a la obra.
Se crea una comisión pro-ermita con ellos dos a la cabeza y con el esfuerzo, sacrificio y todos los actos organizados como, partidos de futbol, subastas, festival taurino, proyección de películas, donaciones por ventas de libros, operación ladrillo, etc. se consigue sacar fondos para ir construyendo la Ermita, la cual se terminaría de construir y se inauguraba en 1993.
Ermita en la cual hoy nos encontramos, dando cobijo a nuestro patrón y al pueblo de Almendralejo.
Han pasado cinco lustros y así no lo recuerda el cartel de la Romería de San Marcos de este año 2018, anunciando que se cumple “25 Aniversario de la Construcción de la Ermita”.
Veinticinco años de una realidad que durante muchos años antes fue un sueño y así quedaba reflejado en la revista que se editó en 1993 con motivo de la inauguración de la Ermita y que me vais a permitir leer varios fragmentos.
En el SALUDA, la Comisión Pro-Construcción de la Ermita de San Marcos, escribía:
“Después de cinco años de trabajo intenso, esta Comisión con la ayuda de todo el pueblo hace realidad un sueño del Cura Jesús que desde sus primeros momentos de sacerdote quiso llevar a cabo para esta ciudad, el construir una Ermita para venerar a San Marcos y celebrar su romería, porque, como dijo Don Juan Blasco, esta romería sería incompleta hasta que se construyera una Ermita a San Marcos.
Durante estos años hemos recibido todo tipo de críticas, pero la misión merecía la pena. Hoy nos podemos sentir orgullosos de ser almendralejenses porque una vez más hemos demostrado que con el esfuerzo y el entusiasmo de toda una comunidad se puede hacer y llevar a buen término cualquier cosa que las personas nos propongamos.
Dar las expresivas gracias a empresas, asociaciones y colectivos, medios de comunicación, personas anónimas que han trabajado desinteresadamente, a las que han aportado materiales y donativos, a las familias que donaron terrenos para la construcción de la Ermita, a tantos y tantos que han sentido a San Marcos como algo vuestro.
A todos, muchas gracias y que Dios os lo pague”.
Hoy, veinticinco años después de ese SALUDA en el cual se agradecía al pueblo de Almendralejo la entrega para la construcción de la Ermita, la actual Junta de Gobierno de esta Hermandad, hace justo homenaje entregando el “Reconocimiento 2018: por su contribución en la construcción de la Ermita de San Marcos y colaboración para hacer resurgir la Romería al PUEBLO DE ALMENDRALEJO.
Alcalde, FELICIDADES.
Y como olvidarnos de él, del Cura Jesús. El binomio San Marcos-Don Jesús, Don Jesús-San Marcos, son inseparables como imposible separar la imagen del cura con su puro y su vespa.
En esa misma revista, Don Jesús escribía en el PRÓLOGO
“Lo principal es que la obra ya es una realidad y es lo que la MAYOR PARTE DEL PUEBLO DE ALMENDRALEJO QUERÍA. Yo, desde estas líneas, pido a TODOS que, después de tantos sacrificios y sinsabores de las personas que llevaron el peso de esta obra realizada, RESPETEMOS Y MIMEMOS esta Ermita que es lo que Almendralejo se merece y es el orgullo de nuestros campos de Tierra de Barros”.
Os quiere y bendice, vuestro amigo, el cura Jesús.
Incansable, como decía la Comisión para conseguir la Ermita.
Como cristianos que somos, sabemos que las personas se van pero su alma y recuerdos, se quedan con nosotros. ¿Qué sería de San Marcos si no estuviera don Jesús? Y ahí fuera está, con su cuerpo erguido y su pañuelo al cuello, cuidando de Santo Patrón y su Ermita.
Creo y puedo afirmar, que don Jesús debe estar muy orgulloso de los momentos que aquí se viven.
Ya está la Ermita construida pero había que continuar haciendo más grande su entorno, más obras, adecentamiento, hall de entrada, cerramiento, escalinatas, etcétera.
Y todo, conseguido con el trabajo llevado a cabo por las Juntas de Gobiernos presididas por don José González Hortigón, don Silvestre Gómez Zafra, don José Alberto Pérez Álvarez y don Víctor Bautista González. Ellos, al frente de sus correspondientes juntas de gobierno, han trabajado por consolidar la romería y engrandecer esta Ermita.
Ahora, a vosotros, querida amiga Cati y Junta de Gobierno actual, os tocara continuar con esa labor y con uno de los objetivos de nuestro querido Víctor, la casa de Hermandad junto a la Ermita, cuyos pilares y cerramiento ya comenzó él.
Todas las Juntas de Gobierno, han trabajado y trabajarán sin descanso. Dedicaran sus esfuerzos, sacrificios, horas quitadas a sus familias, por y para que el pueblo de Almendralejo pueda disfrutar de su romería o gira de San Marcos.
Habrá veces que vuestros ánimos caerán, pero levantaros y continuar porque “El que hace algo, se puede equivocar, el que no hace nada, ya está equivocado”. Sabéis que tenéis el apoyo de vuestro pueblo y como no del Ayuntamiento. A todos vosotros, GRACIAS.
Y gracias a las personas que desde 2008 me precedieron en este lugar para celebrar el “Pregón de San Marcos”. Mi felicitación a,
Don José Ángel Calero Carretero
Don Francisco Zarandieta Arenas
Don Ricardo Quintana Sánchez-Bote
Don Miguel García Giménez-Millán
Don Antonio Díaz Rodríguez
Don Tobías Medina Cledón
Don Leocadio Moya Murillo
Fray David Ortiz García
Don Tomás Bote Lavado
Don Miguel Ángel Amador Fernández
Este pregonero que les habla, no puede ni debe de olvidarse de sus cincuenta años de San Marcos. Esa víspera de San Marcos, parecía la víspera del día de Reyes. Niño, acuéstate temprano que mañana es San Marcos y hay que madrugar.
Recuerdo que de pequeño días antes del 25 de abril, mis padres se reunían con sus amigos y familia para ir organizado la gira, ¿quién lleva el remolque?, ¿quiénes vamos?, ¿qué se compra? Preguntas que hoy siguen haciéndose los romeros y cumpliendo el mismo protocolo.
Antes del tractor, fueron años de ir a San Marcos en los equinos. Mi abuelo Quico, días antes del veinticinco, llevaba sus bestias a pelar para que en la jira fueran las más guapas al caminar, se preparaba las mantas, las jáquimas engalanadas para la ocasión, el morra con su correspondiente ración de paja y ceba así como el carro del que las mulas debían de tirar.
Mientras, mi abuela Angelita y mi madre iban haciendo los acopios de comida. Se sacaba de la tinaja de aceite que había en la despensa, el lomo, el salchichón, el chorizo, el morcón, los productos de la matanza. Las tortillas de patatas, las chuletas enhuevas, los filetes empanados y si éramos muchos, la tradicional caldereta.
El gazpacho, los dulces caseros, el café de puchero hecho al borrajo de la candela y con cuatro palos y los toldos de la vendimia, se hacía un sombrajo para evitar el calor. Y nada de butacas, alguna silla de juncia para algún mayor y los demás al suelo, a la manta. En el remolque, las cajas de cervezas eran los pilares donde apoyar los tablones que se pedían a los albañiles y que servían para hacer sentado el camino y no olvidarnos del telón si el día estaba gris.
Pero decir San Marcos, es pensar en convivencia de familias y amigos. Nombrar San Marcos es música, es fiesta.
Hablar de San Marcos es hacer el camino con tus amigos, con esos, Los Romeros de Peloche unos cuantos de años ya.
Hacer el camino es disfrutar de nuestras canciones populares,
En San Marcos me juraste un día,
Sentadito en la vara del carro,
Tu cariño “pa” toda mi vida,
Me darías para yo guardarlo.
Caminito de San Marcos,
Si tú le llegas a ver,
Dile al mozo de mis sueños,
Que no olvido su querer.
Venimos de Valdorite de comernos un borrego
Si no lo quieres creer aquí traemos los cuernos.
Y al caer la tarde, de regreso al pueblo, ¿quién no ha cantado?,
Más de cuatro envidiosas que querían que lloviera
Se han tocado las narices que ha estado un día de primavera.
Y,
A la Virgen de la Piedad muchas gracias le daremos
Que nos ha sacado en bien de la gira que traemos.
Y si hablamos de música, permitidme mi agradecimiento y felicitación a la Asociación Cultural y Folclórica Tierra de Barros de Almendralejo que durante tantos años acompaña a nuestro patrón en su caminar y en la misa ofreciéndole sus cantos y bailes.
Bailes que si Dios quiere, el próximo día 25, mi hija Julia al ser una más del grupo titular, tendrá el honor de ofrecer a nuestro santo patrón por primera vez y espero que sean muchos más.
Tampoco olvidar sevillanas de nuestros paisanos Almas Rocieras,
Abril aguas mil, dice el refrán,
Que el 25 es San Marcos,
Para beber, comer y cantar.
De otro grupo local, Tierra Adentro con letra de Nandi Ledesma
San Marcos ¿Quién te lo iba a decir?
Que después de tantos años
Otra vez estamos aquí.
De mi admirado y querido Orfeón Parroquial de San Roque,
San Marcos Bendito de Almendralejo,
Patrón de los campos de esta Ciudad,
En Abril florido vendremos todos,
Haciendo el camino con tu Hermandad.
Decir San Marcos es venirte a la mente la piedra resbaladiza o la cueva del moro.
Decir San Marcos es acordarte de la discoteca Las Rocas, donde la juventud de la época se pasaba todo el día de la romería sin acordarse de comer.
Y si mencionamos Las Rocas no solo era el día del santo, porque seguro que algunos o algunas de los presentes, cogieron en el sindicato la estellesa de Fructuoso para venir a las Rocas en fines de semana y fiestas de guardar.
El profesor Francisco Zarandieta, en su pregón pronunciado en el año 2009, alababa nuestra historia y música popular,
“Volveremos a estos terrenos de siempre para que la copla popular nos recuerde que en la vida todos somos carreros;
Para que las peñas de San Marcos sean testigos de nuestros gozos y nuestras sombras;
Para que se nos refresque la memoria de que un pueblo levantó una Ermita en el campo donde vivieron los primeros pobladores de estas tierras;
Para meditar si hemos llevado la mula de la vida con salero, o si hemos vendido la manta por nada y ahora vamos a pelo;
O si el tiempo ha sido favorable a nuestro pueblo y nos hemos podido comer el borrego en Valdeorite;
Y siempre agradecidos al Santo y a nuestra Patrona de la Piedad de que nos hayan sacado en bien en nuestro caminar".

Querido San Marcos, me voy despidiendo de ti, pues esta próximo el 25 de abril.
Es hora de quitarse la chaqueta y la corbata,
De colgarse la medalla y ponerse el rojo pañuelo,
Que ya están los romeros en San Roque,
Tomando café y dulces caseros.
Las nueve de la mañana marca ya el reloj,
Suena repique de campanas,
Anuncian que sale el patrón,
De los campos de Almendralejo.
Ya está el Santo en lo alto del carro,
El Grupo Albarda lo ha ajustao,
Las bestias guapas y engalanas,
Arranca carrero, que nos esperan los romeros.
Tira pa’lante carrero
Que la calle del Cura Jesús, parece un hormiguero,
Gente nos espera en el Pilar Viejo,
También por la gasolinera del Trapero,
Y los caballistas, en el camino Husero.
Tira pa’lante carrero
Llevas por delante el estandarte de San Marcos,
Bordado por las Amas de Casa de Almendralejo,
Al llegar a los Cañitos, para el carro otra vez,
Que falta cruzar la circunvalación muchos romeros.
Tira pa´lante carrero
Que los dueños de los cortijos,
De la calle Cigüeña y Gorrión,
Con sus puertas abiertas están,
Para agasajar a los romeros.
Tira pa´lante carrero
Que ya está la Guardia Civil y la Policía Local,
Parando al que no sea romero,
Aunque a los romeros dejaran pasar,
Para llevar el Santo hasta su altar.
Tira pa’lante carrero
Que ya están en la puerta de la ermita,
Los Coros y Danzas de Almendralejo,
Esperan la llegada del santo patrón,
Para dedicarle su cantar y salero.
Tira pa’lante carrero
Coloca al Santo mirando a los romeros,
Y cuando pase el último de los caballeros,
Deja que sea su pueblo,
El que lo suba para comenzar el credo.
Escucha carrero,
La Santa Misa termino,
Bendecidos los campos están,
Ya el Cura Jesús la sotana se quitó,
Se ha puesto su traje de romero.
Al cuello su rojo pañuelo,
Su puro en la mano derecha,
Ya los empieza a visitar,
Don Jesús tómese un copita,
Cura Jesús, pruebe esta tapita.
Descansa carrero,
Disfruta de la gira y de tu familia,
Y de tus amigos que son romeros,
Del buen vino y el mejor comer,
Pero no te olvides que al año que viene,
Tendrás que hacer el camino otra vez.
Termina carrero,
Que cuando la tarde cayendo esta,
Y el sol, por Portugal se va,
Empezaran los romeros a recoger,
A despedirse del Santo y del Cura Jesús,
Pues esto se acaba un años más.
Mi querido pueblo de Almendralejo,
Terminando estoy este pregón tan peculiar,
Con fechas no os he querido cansar
Puesto que San Marcos es alegría y disfrutar.
Agradezco vuestro saber estar y escuchar,
Mientras llega otro 25 de abril e incluso mejor a pregonar,
Solo me queda dar las gracias una vez más,
A la Junta de Gobierno de esta Hermandad.
Gracias a todos vosotros mis queridos paisanos,
A mis compañeros que hace treinta años,
Administrativo quisieron estudiar,
Y a mi familia y amigos, que me habéis querido acompañar.
Y no quisiera olvidarme de esa cuadrilla, que “L@s Rurales” se hacen llamar.
Esta tarde nuestro santo cogerá el camino de Lobón para pasar unos días junto a su amigo San Roque, patrón de nuestra Ciudad.
Quedan tres días para que San Marcos en la calle este.
Tres días para celebrar unos de los días más grandes de Almendralejo junto con el día de la Piedad.
Tres días para que el Cura Jesús se vuelva a emocionar.
Tres días para celebrar el 25 cumpleaños de esta ermita con una misa que nuestro Arzobispo don Celso no ha querido faltar.
Tres días para cantar, bailar, comer y disfrutar.
Y si comenzaba con don Alonso Quijano y su fiel escudero Sancho, permitidme que termine con San Marcos y don Jesús.
En una de esas tardes que ambos se pusieron a caminar por estos aledaños, preguntó Don Jesús a San Marcos,
Patrón ¿y usted, quién diría que soy yo?
San Marcos le contesto:
Mi querido amigo Jesús, eres mi fiel escudero,
La persona que me acompaña durante el día y la noche en el caminar.
Te empeñaste en hacer una posada para los dos poder descansar.
Me demostraste gran servicio, humildad y lealtad.
Y ahora que tú pueblo aquí esta, déjame que les diga cuatro palabras de verdad:
Jesús Núñez Mancera,
ENTREGA, PASIÓN Y VIDA, POR Y PARA ALMENDRALEJO.
¡¡¡Eah!!! Decirme adiós que me voy.

X PREGÓN DE SAN MARCOS

X Miguel Ángel Amador
Miguel Ángel Amador Fernández (2017)

Queridos amigos, muy buenas tardes a todos. Dice el refrán castellano: “Es de bien nacidos ser agradecidos”. Y yo quiero ser “bien nacido”; por lo tanto, permítanme, en primer lugar agradecer a la Junta de Gobierno de la Hermandad de “San Marcos” de Almendralejo y a su Hermano Mayor D. Víctor Bautista González, su invitación a estar hoy aquí, en esta Ermita, dando el Pregón de una de las fiestas más importante de nuestro pueblo. Y créanme si les digo que no solo es un honor y un privilegio, sino que, además, supone una enorme responsabilidad, no solo por la relevancia de todos aquellos que me han precedido en este menester, sino también por celebrar hoy día 23 de abril, el “Día de las Letras Españolas”, en el que recordamos a nuestro insigne Don Miguel de Cervantes.
En cualquier caso, trataré de estar a la altura de las circunstancias, movido por el amor que le tengo a esta tierra y, sobre todo, a su gente, esforzada y trabajadora como pocas. Y es curioso porque “Marcos” es un nombre de origen hebreo, que significa “forjador”. Como siempre lo han sido las mujeres y los hombres de nuestra tierra. Emprendedores, recios, tenaces y rigurosos, que desde sus principios, labraron estas tierras que nos hoy nos acoge con fraternal cariño.
Cuando hace unos meses el Hermano Mayor me expresó su deseo de que pronunciase este pregón, no lo pensé dos veces y me respuesta fue un rotundo sí. En todos los pregones, los pregoneros desnudan su alma ante su auditorio, al expresar sus sentimientos y vivencias más profundas. Se agolpan en mi memoria los recuerdos de una infancia y una juventud al lado de mis padres y mi hermana jugando entre estas piedras. Son muchos los recuerdos, cada quien los suyos, en estos momentos de mi vida.
Celebramos la Romería en honor a San Marcos Evangelista cuando la primavera, estación del nuevo resurgir, está plenamente establecida. Cuando la naturaleza adormecida y somnolienta por el pasado invierno estalla en una sinfonía multicolor de nueva vida. La peculiar concepción de nuestro entorno, íntimamente unida a las incertidumbres, sufrimientos y penurias de los agricultores que desde sus inicios necesitaban sellar alianzas con las figuras celestiales para garantizar sus cosechas. Todo un rico y amplio santoral que sirvió para dar cohesión a la sociedad y para fortalecer las identidades colectivas.
Gremios, cofradías y órdenes religiosas los tenían como símbolos corporativos a los que solicitaban numerosas mercedes: salud e hijos y protección contra todo tipo de males, epidemias y otras catástrofes. Sus fechas de celebración durante todo el año litúrgico les concedieron también dominio sobre las diversas actividades agrícolas y los convirtieron en patronos de las floraciones, de la vendimia, de las lluvias o de las cosechas. Y San Marcos, por los poderes que se le atribuyen para la protección de las cosechas, será tenido en Almendralejo como el ser más capaz para velar por su sustento diario.
La festividad es celebrada el 25 de abril, día en que la Iglesia de Alejandría conmemora, desde los primeros siglos de la Cristiandad, la muerte martirizada de San Marcos y el traslado de sus restos hasta Venecia en cuya Basílica de San Marcos son conservados. Estas fiestas, fueron aprovechadas por la tradición judeo-cristiana para solicitar la ayuda divina. Ya en la antigüedad los campesinos romanos celebraban rogativas en honor del dios Robigus, en las que se sacrificaban animales, cuya sangre era utilizada para fertilizar las tierras; pero también para que la divinidad protegiera los campos contra el ataque de los hongos al cereal que provocaban el ergotismo, el llamado “Fuego Sangrado” o “Fuego de San Antón”. Popularmente en Castilla era atribuido al “cornezuelo del centeno”. Una enfermedad grave que podía acarrear una muerte muy dolorosa. Su existencia es documentada ya en la antigüedad. Sin embargo, desde la Edad Media, los Caballeros de la Orden de Santiago, recomendaban el único remedio conocido: la peregrinación a Santiago de Compostela, donde los clérigos de la orden franciscana, que tenían hospitales dedicados por entero a la atención de este mal a lo largo de la ruta, los alimentaran con pan de trigo candeal y vino bendecidos con el báculo abacial.
En la documentación conservada de las Visitas de la Orden de Santiago a nuestra localidad no aparece este tipo de recomendaciones higiénico-sanitarias, pero a buen seguro que debió ser así. Tampoco el Evangelio de San Marcos, que podría ser considerado como una verdadera praxis terapéutica, por lo explícito de su análisis de los milagros de Jesús, ofrece explicación alguna.
El evangelista San Marcos había nacido en Jerusalén y acompañó a San Pablo en su primer viaje a Roma, y más adelante siguió los pasos de San Pedro, que lo consideraba como a un hijo. Se dice que su evangelio recogió la catequesis de Pedro a los romanos, por eso se lo invoca cuando se quiere escribir textos certeros e inspirados y en todos aquellos temas relacionados con la justicia para que prevalezca la verdad y para la defensa de personas acusadas injustamente. Es, evidentemente, el patrón de escribanos y notarios.
El evangelio de San Marcos es el segundo libro del Nuevo Testamento. Es el más breve de los cuatro evangelios canónicos y también el más antiguo según la opinión mayoritaria de los expertos bíblicos. Narra la vida de Jesús de Nazaret desde su bautismo por Juan el Bautista hasta su Resurrección. Nadie como San Marcos describió la curación del leproso. La lepra, la enfermedad bíblica por excelencia. Una enfermedad cuyas complicaciones incluyen graves lesiones neurológicas que desfiguraban la cara y las extremidades. Para los judíos esta enfermedad era mucho más, era un castigo impuesto por Dios, transformando a los enfermos en despojos humanos condenados a malvivir solos como ermitaños en las afuera de las ciudades. Despreciado y olvidado por la sociedad y su misma religión, el leproso encontró la esperanza en Jesús. Jesús, pasó por alto las más elementales normas de la asepsia, el propio sentido común, y las costumbres judías, y tocó al hombre. Dice San Marcos: “En lugar de que Jesús se contagiase con la enfermedad de la lepra, fue le leproso el que se contagió con la santidad de Jesús”.
En la antigüedad, en los tiempos en que se redactó la Biblia, y aún en la actualidad, el gesto de hospedar significaba mucho, y de hecho se trataba de una cuestión de vida o muerte, ya que las personas se trasladaban a pie y en caballerías recorriendo largas distancias, de forma que era difícil sobrevivir sin la ayuda de los pobladores de alrededor que pudieran facilitar descanso y comida.
El flujo de viajeros que peregrinaban a Santiago durante toda la Edad Media supuso un gran enriquecimiento cultural para los Reinos por los que atravesaba la ruta. El Camino de Santiago fue un factor determinante para el desarrollo de la arquitectura, la escultura, la pintura, las artes industriales, o la literatura, y la medicina. Los gobernantes de la época se preocuparon de dar protección a los peregrinos, construyendo ermitas, monasterios y hospitales a lo largo de toda la ruta jacobea. Las Órdenes militares, erigieron casas al borde del Camino para asegurar su defensa. En el siglo XII, los Caballeros de la Orden de Santiago se hicieron cargo de un hospital de peregrinos que se había levantado extramuros de la capital leonesa, en la orilla izquierda del río Bernesga, lo que es hoy el convento de San Marcos, donde instalaron el Hospital y la Casa Mayor de la Orden en el Reino de León.
Pero como sabemos, los hospitales del Medievo, no nacieron como centros médicos asistenciales, sino como establecimientos religiosos que funcionaban para dar asilo y hospedaje a los pobres mendigos, con una clara función benéfica, lo que siempre tuvo mucha importancia en la sociedad de la época. En las casas que ocupaba la desparecida ermita de San Marcos en la villa leonesa de Villafáfila nació Pedro Sánchez, un barbero sangrador que siguiendo los tercios de “Su Majestad”, con el paso de los años se asentaría en nuestra villa, situando su taller de barbería en la Plazuela de la Iglesia, dice “El Libro de la Villa”. Fruto de su matrimonio con María, una joven emeritense, nació en Almendralejo el 12 de abril de 1661, su segundo hijo, al que bautizaron con el nombre de Juan. El pequeño Juan vivió su infancia entre jeringas y lavativas; lancetas, ventosas y sajadores de flebotomiano; tijeras, navajas, alicates y cauterios para extraer muelas y dientes, así como bacías, peines y otros instrumentos de barbero. Todo un amplio instrumental quirúrgico, que permitiría al joven Juan adquirir gran dotes en el mundo de la cirugía menor.
Su padre, un modesto barbero sangrador, le procuró un aprendizaje cuidadoso, pero consciente de las limitaciones de su oficio, pensó para su hijo Juan un futuro mejor. Eran años muy difíciles y de gran necesidad. España había entrado en guerra con Portugal y numerosos almendralejenses fueron reclutados entre las levas militares. Las consecuencias fueron gravísimas para nuestra villa y su empobrecimiento marcará su futuro durante mucho tiempo, casi una centuria. Sin embargo, nuestro humilde barbero, muy probablemente contaba con el apoyo de Juan Barrero Domínguez, Inquisidor del Santo Oficio en nuestra villa y uno de los médicos titulares de Almendralejo. Sea como fuere en 1680, con solo 17 años de edad, aparece matriculado en la Universidad de Alcalá de Henares.
Desde aquí, un futuro brillante alumbraría una de las personalidades médicas más importantes y desconocidas de la medicina almendralejense. Cirujano de la Mar Océano, como se decía en el siglo XVII, médico en las galeras en las batallas entre franceses y españoles en el Mediterráneo, Médico de la Real Familia en la Corte del último Austria, Carlos II, Profesor en la propia Universidad y profundo defensor de la medicina académica. Adalid de la cruzada contra los charlatanes, embaucadores y vendedores de remedios médicos mágicos, completamente inútiles.
Desde un punto de vista médico, Juan Guerrero fue un hombre de su tiempo. Defensor de la medicina de Hipócrates y Galeno, pero sin olvidar la “santa piedad” ─decía─, que debe presidir todas las actuaciones de los médicos y la intercesión de San Marcos, cuyos valores espirituales de ejemplaridad darán fe de la existencia de “Dios Todo Poderoso”. Pero también del buen hacer del médico, experto sanador de cuerpo y alma. Juan Guerrero fue un experimentado sangrador, fiel discípulo de su padre; hábil con la lanceta y el bisturí. Conocedor pócimas y bebistrajos, en especial del Tanacetum vulgarun, la llamada “Yerba de San Marcos”, macerada en aceite común, con vino de la tierra, ─en ningún momento especifica que fuera vino de Almendralejo, aunque yo prefiero pensar que sí─, cuyo emplasto era especialmente útil en las úlceras varicosas rebeldes al tratamiento. Pero mucho cuidado, con su toxicidad, cuando era administrada por vía oral. Sólo un versado médico, conocedor de sus tóxicos efectos gastrointestinales, debe utilizarla en sus correctas dosis y en las indicaciones adecuadas.
La figura de Juan Guerrero va íntimamente unida al mes de abril y San Marcos Evangelista. Falleció el 5 de abril de 1712. Está enterrado en Madrid, en la antigua Iglesia Parroquial de San Marcos, mandada construir por Felipe V, tras su victoria en la batalla de Almansa, que tuvo lugar el 25 de abril de 1707. Estoy convencido, que, como nosotros, en su infancia, Juan Guerrero, jugaría entre estos pedruscos. Lo que sí puedo asegurarles es que Juan Guerrero siempre llevó Almendralejo en su corazón. En sus mandas testamentarias dispuso misas en favor de sus padres, alguna de las cuales debían ser celebradas en la primitiva ermita de San Marcos de Almendralejo.
Evidentemente, la devoción a los diferentes santos para la curación de las diversas enfermedades, dentro de la fe cristiana, se remonta a la época medieval, pero tiene sus orígenes mucho antes, con el propio origen de la vida. La primitiva ermita de San Marcos, cuya construcción se inició a comienzos del siglo XVI, lugar de culto y peregrinación de los vecinos de Almendralejo, fue destinada también, muy probablemente, en algunos momentos de su existencia a ejercer funciones sanitarias como lazareto, para albergar a pobres enfermos atacados de peste bubónica, procedentes de lugares afectados y aún los propios enfermos de la villa, como nos consta que tuvieron las ermitas locales de Ntra. Sra. de La Piedad, Santiago, San Judas y Mártires, en los grandes brotes de cólera morbo que afectaron a Almendralejo en 1834 y 1854. Suponemos que su destrucción y desaparición tras los numerosos conflictos bélicos vividos en nuestra localidad, debió de suponer un duro golpe para los habitantes de Almendralejo.
Poco o nada sabemos sobre el devenir de la ermita desde finales del siglo XVIII. Sin Ermita y sin Hermandad, continuaron sucediéndose las jiras anualmente, con el impulso de algunas personalidades íntimamente unidas al pueblo de Almendralejo como Juan Blasco Barquero, Antonio Díaz Rodríguez ─pregonero también, en esta misma ermita─ y, Don Jesús, auténtico Alma Mater, de esta ermita y de esta romería. Nuestro querido y entrañable Cura Jesús, al que tanto debemos. Con Don Jesús, José González Hortigón, recientemente fallecido, Hermano Mayor de la Hermandad, que tanto lucharon a favor de la construcción de la Ermita en la que hoy nos encontramos.
Y termino. Dentro de una par de días, el próximo martes, “si Dios quiere”, volveremos a estos mismos parajes para celebrar una nueva Romería de San Marcos, y solicitaremos de nuestro Patrón, que nos favorezca y nos conduzca en este continuo peregrinar que es la vida, donde todos somos carreta y carretero. Que pasemos una alegre y festiva Romería y, si es posible, en nuestro camino de vuelta cantar aquello de:
“Más de cuatro envidiosas,
que querían que lloviera,
se han tocado las narices
que ha “estao” un día de primavera”.
Muchas gracias.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

IX PREGÓN DE SAN MARCOS

IX Tomás Bote
Tomás Bote Lavado (2016)

Sr. Alcalde de la ciudad, Hermano Mayor de la Hermandad y demás miembros de su directiva, concejales de la Corporación Municipal, Rvdo. D. Miguel Caballero, queridos familiares y paisanos:
En primer lugar, quiero expresar mi sincero agradecimiento a la Hermandad en la persona de su presidente, Don José Alberto Pérez, por honrarme con el encargo de dar este Pregón de la Romería de San Marcos 2016.
Pues bien, siendo yo músico y teniendo la música una presencia indiscutible en esta romería, como en todas las que se celebran en muchos pueblos de España, me van a permitir que el grueso de mi discurso esté dedicado a la que escuchamos en la nuestra; aunque eso no evitará que en algunos momentos me ponga algo poético e incluso campechano y sentimental, pues muchos momentos importantes de mi vida están vinculados a este lugar y a esta querida fiesta. Cierto es que, como músico, lo que siento en estos momentos me sería más fácil expresarlo a través de ese lenguaje que justamente empieza donde las palabras no llegan, pero, sin duda, resultaría un pregón bastante atípico. Además, fácilmente me podría ocurrir lo que a San Agustín cuando escuchaba los cantos de la primitiva Iglesia: “que el sentimiento acompañe a la razón, no de manera que esté contento con seguirla, sino que siendo admitido por amor de ella, se esfuerce por ir delante y guiarla”. Así que dejémoslo en palabras, más o menos torpemente hilvanadas, y algún ejemplo musical.
Empezaré por recordar algunos de esos entrañables momentos de mi niñez vividos en esta fiesta.
Aún vestíamos pantalón corto cuando ya nos deslizábamos por la Piedra Resbaliza y dábamos rienda suelta a nuestra viva imaginación infantil jugando en la Cueva del Moro, donde entonces no era difícil cazar algún que otro lagarto. Allí, en su piedra más alta, teníamos una impresionante atalaya desde la que se podía divisar toda la explanada de San Marcos, lugar del que fuimos desplazados años más tarde, digamos que por nuestros propios afanes urbanísticos. Al otro lado de la carretera oteábamos el “regacho” Harnina y la Charca de los Gallegos, un mar de piratas para nuestra imaginación infantil que podía ver en él veleros bergantines con diez cañones por banda. Aquí y allá, carros, remolques y camiones sencillamente engalanados a los que se adosaban improvisados “estalaches” compuestos con mantas camperas, toldos de vendimia y algunos toscos palos para sostenerlos. Como un paisaje sonoro añadido, aún se podían oír por aquellos años, traspasando el agradable bullicio, las dulces notas de algún acordeón y otros populares instrumentos musicales acompañando la entonación de cantos tradicionales de la celebración. Y como las ciencias adelantan que es una barbaridad, según dijo Don Hilarión en la Verbena de la Paloma, poco tardarían los conocidos altavoces de nuestro amigo José Luis en imponer su novedosa intrusión acústica, avanzadilla del impropio mundo sonoro que más tarde acabaría inundando el lugar. Pasaron los años y, ya en plena juventud, recuerdo venir con las mozas del barrio en un remolque tocando el acordeón. Entre esas bellas mozas estaba la que sería mi mujer, a la que yo declaré mi amor precisamente un día de San Marcos.
Es así, pues, que desde tiempo inmemorial los almendralejenses de nacimiento y de adopción (a falta siempre de las cuatro envidiosas que querían que lloviera) nos hemos congregado religiosamente en este paraje peñascoso, más allá o más acá, cada 25 de abril. He dicho religiosamente queriendo decir con regularidad y puntualidad, pero he de decir también que no tan religiosamente en el sentido original del término, o sea, con espíritu y sentimiento religioso, algo que se fue perdiendo con la desaparición de la antigua ermita. Esa Ermita que estaba ubicada en el Cabezo de San Marcos, donde se asentaron en la prehistoria los primeros pobladores de la Vega del Harnina, estaba ya en ruinas a finales del siglo XVIII, según sabemos por el Cronista Oficial de la Ciudad, Don Francisco Zarandieta. Por eso, esta tradicional escapada campestre al lugar de San Marcos fue durante muchos años, al menos durante la primera mitad del siglo pasado, simplemente la Jira. Lo que el diccionario define como banquete o merienda entre amigos, especialmente campestre, realizada con regocijo y bulla. Y como entonces éramos un pueblo mayoritariamente campesino, muchos lo hacíamos subidos en carros de labranza. Carros multicolormente engalanados desde los que las mozas del pueblo entonaban sus cuitas amorosas con un ruego: “si tú lo llegas a ver, dile al mozo de mis sueños que no olvido su querer”. Ciertamente, los tiempos han cambiado y ya nadie viene de Valdorite de comerse un borrego, y no es porque no lo queramos creer si no nos traen los cuernos. Ni el carrero que llevamos se puede poner ya de pie para que veamos lo simpático que es, si no quiere perder algunos puntos del carné, por mucho que cantemos “vivan los guardias civiles que van por la carretera”. Esta laicidad -al menos aparente- de la festividad de San Marcos en el periodo indicado, se constata también en el hecho de que ninguna de las letras de las canciones más antiguas de la Jira se dirigen al Santo: “Venimos de Valdorite de comernos un borrego...”, “Carrerito carrero, Carrero chulo, que vendiste la manta por ocho duros...”, “Partí una, partí dos, partí tres salieron vanas...”, “Al llegar al pilar de Tiza, unos mozos me dijeron…”, “Al entrar en Almendralejo, lo primero que se ve, las mujeres en la puerta y la casa por barrer...”, “Por esta calle me voy, por la otra doy la vuelta...”, “El Carrero que llevamos, ahora se ha puesto de pie...”, “Más de cuatro envidiosas que querían que lloviera...”, y otras muchas más; incluso la de texto algo religioso: “A la virgen de la Piedad, muchas gracias le daremos...”, tampoco menciona al santo. Si alguna otra lo menciona, como ocurre en el “Caminito de San Marcos”, que escribiera Juan Blasco Barquero a principio de los años sesenta, obviamente se refieren al lugar físico de destino sin que podamos apreciar en ello una clara indicación de culto religioso vigente.
Y ahora, a modo de interludio en mi pregón, éste podría ser el momento propicio para deleitarnos con unos compases de esa conocida canción de jira. La que van a escuchar es una vieja grabación casera, de poca calidad sonora, pero que tiene el encanto del directo y especiales connotaciones emotivas para mí, pues en ella vamos a oír la bella voz de Juanita Cruz (hoy, presente, allá arriba en el coro) acompañada al piano por mi padre, Don Diego Bote Colchón, quien además de la vida me transmitió la enseñanza y la práctica del arte al que he dedicado toda ella. (GRABACIÓN)
Abundando un poco más en el aspecto musical de la fiesta, se puede observar que todas esas letras se cantan con un único motivo musical (EJEMPLO), utilizado también como estribillo en la composición de Juan Blasco, y como primera mitad de nuestra Jota de Quintos. Este conocido motivo musical junto a otro algo más corto añadido a modo de coda (EJEMPLOS), forman la celebérrima Jota de Romería almendralejense. La cual oímos interpretar en estos días a la Agrupación Folklórica Tierra de Barros y está recogida por nuestro buen amigo D. Luis Garrido Barragán en su estupendo trabajo de recopilación folklórico-musical. Se puede observar, también, que en las letras de esos cantos de jira o romería se producen característicos desplazamientos del acento prosódico en algunas palabras para adaptarlas al ritmo y la métrica musical. (Ejemplos: A la jira, a la jira, voy en un carró…, A la Jira, a la Jira, garbanzós verdés…, Carrerito, carrero, carreró chuló…, etc.). Lo cual indica que las letras de esas canciones se han ido añadiendo, a lo largo de muchos años, a una música ya generalmente conocida.
Bien, si continuamos recordando, nos damos cuenta de que es a partir del momento en que se comenzó a construir esta nueva Ermita -para venerar en ella a San Marcos evangelista-, cuando la jira paso a denominarse, nuevamente y con toda propiedad, romería, esto es: viaje o peregrinación a una ermita o santuario y la fiesta en torno a la misma para festejar al santo. El término, como es bien sabido, viene de romero, o “romarius” en latín, derivado de Roma por denotar a los creyentes que peregrinaban allí como centro de la cristiandad. Según nos dice Melchor de Jovellanos, en su opúsculo sobre espectáculos y diversiones, escrito a finales del siglo XVIII, “en la Edad Media creció y se fomentó el gusto de las romerías, cuyo origen se pierde en los tiempos de la primitiva fundación de todos los pueblos. La devoción sencilla los llevaba naturalmente a los santuarios vecinos los días de fiesta y solemnidad, y allí, satisfecho los estímulos de la piedad, daban el resto del día al esparcimiento y placer”.
En el aspecto musical de esta segunda etapa, aunque se siguen manteniendo los cantos tradicionales, unos nuevos temas de autor vienen a enriquecer el repertorio.
Algunos de ellos con aires andaluces, como la Sevillanas de San Marcos, del grupo local “Almas Rocieras”. A ello se añade la composición de dos himnos al Santo, que estos sí, obviamente, se dirigen expresamente a él. El primero de ellos es del año 1987, con letra de Dª Mercedes Vidal y música de D. Miguel Pascual Mellado. Y el más reciente, que tuve la satisfacción profesional de armonizar y transcribir tras oírla al teléfono en voz “a capella” del propio autor, tiene letra y música de D. José María Vivas, y se presentó en la pasada edición de la Romería cantado por el Orfeón Parroquial de San Roque. Es el que han escuchado al final de la misa. Su autor, un almendralejense residente en Barcelona desde hace muchos años, está hoy aquí entre nosotros cantando su himno con el Orfeón.
En los últimos años se introducen en la romería los pregones y el cartel anunciador de la misma, uno de los cuales guardo como oro en paño porque en el mismo aparecen en primer plano, ataviados de romeros, mi hija María Luisa y mis nietos Roberto y Paola. Y, lo más importante, la costumbre de hacer el camino portando el Santo desde la iglesia de San Roque hasta esta Ermita. Es un gozo inmenso participar en el mismo, pero cuando esto no se puede hacer impresiona divisar por el camino Husero, desde las escalinatas de la ermita, una difusa serpiente multicolor que al aproximarse a la explanada va definiéndose hasta mostrarnos los rostros alegres de miles de romeros acompañando al Santo. Y con ellos una larga caravana de carretas engalanadas, entre las que llaman especialmente la atención aquellas que van tiradas por yuntas de mulas luciendo preciosas y bien conservadas jáquimas.
Y así, con la aceptación general de variantes rituales más o menos enraizadas en nuestro pasado, esperamos seguir celebrando muchos años más nuestra Romería de San Marcos, que seguirá siendo en esencia la misma mientras a la vuelta oigamos cantar: “A la Virgen de la Piedad muchas gracias le daremos, que nos ha sacado en bien de está jira que traemos”.
El que esta festividad local siga estando muy viva nos obliga a recordar con agradecimiento a quienes en los años ochenta hicieron posible su renacimiento, transformada, como hemos dicho, en Romería. Cuando se comenzó a oír aquello de “a las diez, de San Roque, ya sale el Santo, con el cura Jesús más unos cuantos”. Mirando ahora al futuro, hemos de comprometernos a cuidar esta herencia, conservarla y, si es posible, enriquecerla para transmitírsela así a las generaciones venideras.
Y como siempre por estas fechas se acrecienta nuestro interés por la meteorología, este pregonero quiere recordarles ahora que el primer día de primavera no suele coincidir con el primer día auténticamente primaveral. Pero también que entre ellos suele haber un mes de diferencia, por lo que, casi con toda seguridad, el 25 de abril tendremos un espléndido día de primavera. Invoquémosla en este momento con palabras poéticas de Carolina Coronado:
¡Salve, rayo del sol de primavera Por densas nubes fúlgido rompiendo!
¡Brilló su luz primera, la tierra embelleciendo!
Estamos, pues, en abril y el campo se nos muestra especialmente verde, florido y lleno de sugerentes aromas silvestres. Con un entorno así naturalmente engalanado, San Marcos evangelista, protector de nuestros campos, nos convoca una vez más a un día de campestre convivencia fraternal, aquí alrededor de la Ermita en la que le veneramos, erigida con la ayuda de todos los almendralejenses. Dejemos a un lado la rutina del quehacer diario y las preocupaciones cotidianas, contagiémonos de la alegría propia de la festividad y aprovechemos también estos días como esperada ocasión de entrañables reencuentros. Les invito a todos a participar en los actos programados, tanto en los religiosos como en los profanos. Bebamos y comamos calderetas, chanfainas, chuletas empanadas y enhuevadas, pestorejos, tortillas, chacinas de la última matanza, cojondongos, gazpachos…, todo ello con moderación; pero conversemos, bailemos y cantemos sin ella, porque, como dijo Cervantes, quien canta sus males espanta. ¡Que estamos en fiesta, que es San Marcos! Y como la música empieza donde las palabras terminan, cantemos todos ahora, en gozosa reunión, su nuevo himno.
¡¡¡¡¡VIVA SAN MARCOS Y FELIZ ROMERIA!!!!!!
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

VIII PREGÓN DE SAN MARCOS

VIII David Ortiz
Fray David Ortiz García (2015)

INTRODUCCIÓN
Estimados miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos de Almendralejo, autoridades civiles y eclesiásticas, hermanos y hermanas todos: recibid mi saludo franciscano de la Paz y el Bien.
Es un honor para cualquier almendralejense dirigirse a su pueblo. Fundamentalmente, porque uno empieza así a formar parte de su historia. Si además, compartes cartel con gente de cierta categoría y experiencia, te da eso…, que uno no tiene.
He leído con mucha fruición los anteriores pregones para no repetirme en los temas. Y después de pensar un poco me dije: -habla de lo tuyo, David-. Y lo mío, ¡qué es? Pues Dios; el Dios hecho hombre del que escribió el bueno de Marcos para que todo el mundo creyera. Y así lo he hecho. Porque…, no tendría la misma repercusión creer que somos unos monos con suerte, a creer que somos seres creados por Dios. No sería lo mismo pensar que somos pura biología que ha evolucionado por azar, que creer que somos seres creados por Dios, y que, además de biología, tenemos espíritu, alma y el culpable de ello no es el mundo hormonal, sino la divinidad.
Por lo tanto, cualquiera de los aquí presentes, podrá suponer, que, entonces, tampoco tendría la misma consecuencia moral, ética, antropológica, social o política…, sostener que el ser humano es un producto de la sola evolución material, cuyo origen es una arbitraria explosión, que descubrir que somos fruto de la voluntad amorosa de un Dios creador y personal. Así que espero nos sirva esta humilde reflexión para que no se nos olvide… ¿qué celebramos en San Marcos?; realmente: a Jesús, el Cristo; Dios hecho hombre.
En el fondo, en todo tiempo del ser humano, la pregunta sobre Dios ha sido un problema. Nadie puede decir que “el tema de Dios no es su problema”. Porque el destino del hombre no es el mismo de existir Dios, a que no exista. La vida humana, personal, familiar y social no puede ser enfocada de la misma manera si existe Dios, a como si no existiera. Y debemos dar respuesta a esta realidad. Si Dios no existe, el hombre es el señor de la tierra. ¡Y para adelante! Pero… ¿y si Dios existe? Y la cuestión es que hay cada vez más gente que vive como si Dios no existiera, desde lo que se ha venido a denominar “la ausencia de Dios”. Gentes que prescinden de Dios, han olvidado a Dios. Y eso, por lo menos, no es responsable. Porque trae unas consecuencias. Y, por eso mismo, se debe hacer el esfuerzo por parte de creyentes y no creyentes, de dar razón objetiva y razonable, del por qué de su creer o de su no creer. Pues bien: para los que creemos que Dios es Creador, que se hizo uno como nosotros, (para compartir todo lo que somos), y que, después de haber sido matado, ha resucitado y sigue vivo a través de su Espíritu…, a ellos van dirigidas estas próximas palabras.
Eso es lo que intenta nuestro Marcos: dar datos, por escrito, de la existencia de ese Dios que él ha experimentado.
San Marcos escribió el primer evangelio de la Comunidad Cristiana, pero no le resultó nada fácil a Marcos presentar a Cristo como una Buena Noticia, en un mundo, (como el nuestro), hostil, que ponía su confianza en otras cosas y dioses. Un mundo como el nuestro: emancipado de Dios, sin necesidad de Dios porque está lleno de otras cosas. En el mismo mundo donde esos ídolos y cosas no eliminan las injusticias, los pobres y las pobrezas, la muerte y la opresión. Por eso, presentar hoy al Dios de Marcos como la única alternativa, es proponerlo frente a tanto ídolo que sigue deshumanizando y esclavizando al hombre y a la mujer de todos los tiempos.
1.- QUÉ PODEMOS SABER DEL HOMBRE MARCOS
La historia universal no sólo está compuesta de datos concretos y comprobables; también se amalgaman un gran número de suposiciones, deducciones, leyendas, mitos, y tradiciones. Todo, como digo, muy mezclado. Y no todo es verdad, pero tampoco todo es mentira. Ahí está el arte del discernimiento. En el mundo de los Escritos del Nuevo Testamento, además de todo esto a lo que me acabo de referir, se añade la EXPERIENCIA DE FE de una Comunidad que empieza a hacer una relectura de lo vivido con Jesucristo a partir de su Resurrección; es decir, de unas gentes que empiezan a comprender el meollo de lo que había tras aquél hombre que era Dios.
Tenemos que tener en cuenta que el Evangelio de San Marcos es el Evangelio más breve y antiguo de la Tradición Cristiana. No en vano, tanto San Mateo como San Lucas lo usan como texto base de los suyos. Nos situamos, aproximadamente, hacia el año 70 d.C.
Parece ser que el nombre de nuestro San Marcos era Juan. Lo de Marcos sería posible- mente un apodo. Juan Marcos. Tened en cuenta que Marcos en latín puede venir de dos acepciones: o de MAS-MARIS que significa varonil; o de MARCUS que significa martillo.
A poco que pensemos un instante, nos daremos cuenta de qué significaría este apodo atribuido a San Marcos: un hombre enérgico, por ejemplo; y dejémoslo ahí.
El mismo San Pedro lo llama en algún momento, “hijo mío”, por lo que– dicen algunos entendidos- lo pudiera haber bautizado el apóstol. Aunque otros autores no católicos discrepan, y prefieren interpretar biológicamente la palabra “hijo”.
Lo que parece seguro son sus lazos familiares con Bernabé (gran colaborador de San Pablo al principio de su aventura de evangelización a los pueblos paganos). En concreto: sobrino. Para nuestro interés, ambas cuestiones, sin especial importancia, pero que confirman lo que decíamos al principio sobre las suposiciones e hipótesis en las que están envueltas ciertas informaciones.
Algunos exegetas más atrevidos quieren identificar a San Marcos con el joven que escapa desnudo del Huerto de los Olivos, “Lo acompañaba un joven que iba desnudo, envuelto en una sábana, y lo prendieron. Pero él, soltando la sábana, huyó desnudo”. (Mc 14,51), aun cuando la Tradición Antigua tampoco se muestre muy unánime a este respecto.
Iconográficamente, se asocia a San Marcos con el león porque su Evangelio empieza hablando del desierto, y el león era considerado el rey del desierto, y porque su Evangelio empieza hablando del río Jordán, y en sus alrededores había muchas fieras, entre ellas el león. También se dice que es el león porque en su Evangelio comienza hablando de Juan el Bautista como “Voz que clama en el desierto”, voz que sería como la de un león. A pesar de todos los pesares, Marcos es considerado por la Tradición Cristiana el autor del Evangelio que lleva su nombre. Debido a que él no fue discípulo directo de Jesús, basó su relato -siempre según la Tradición- en las enseñanzas del apóstol Pedro. Y el autor más antiguo que asignó a Marcos esta autoría fue Papías de Hierápolis, en la primera mitad del siglo II, en un testimonio citado por Eusebio de Cesarea. Insisto: aunque es imposible tener ningún tipo de certeza a este respecto, se ha aducido, convincentemente, que no hay ninguna razón por la cual los primitivos cristianos tuvieran que adjudicar la autoría de este evangelio a un personaje extraño que no fuera nuestro Marcos, ¿por qué no iba a ser él mismo?
San Marcos fue el intérprete de Pedro en Oriente, y escribió con exactitud todo lo que recordaba este discípulo de Cristo, pero no en el orden de lo que el Señor dijo e hizo. Porque él no oyó ni siguió personalmente a Jesucristo, sino, como decimos, después de escuchar los relatos de Pedro, todo su empeño lo puso en no olvidar nada de lo que escuchó y en no escribir nada falso (Eusebio, Hist. Ecl. III. 39).
Se hace mención de Marcos, por primera vez, en los Hechos de los apóstoles 12,12: “Una vez que cayó, (Pedro), en la cuenta fue a casa de María, la madre de Juan, el llamado Marcos, donde había buen número de personas orando.” Es la casa a donde fue Pedro cuando salió milagrosamente de la cárcel, (Hch.12, 5-11). Y por ese dato suponemos a la cantera de creyentes a la que pertenecía nuestro San Marcos. Y aunque de él se habla en muchos lugares más en los escritos Neotestamentarios, permitidme que me centre en un dato que nos revela la carta de San Pablo a los Colosenses al respecto de nuestro Santo: “Recuerdos de Aristarco, que está preso conmigo; de Marcos, el primo de Bernabé, (ya tenéis instrucciones sobre él; en caso que vaya a visitaros, recibidlo)”. (Colosenses 4,10)
Marcos era un cristiano que probó la cárcel, como Pablo de Tarso y otros más. Pablo escribe esta carta, se supone que hacia el año 54, cuando se halla, posiblemente, en la cárcel de Éfeso, (aunque tampoco lo podemos asegurar al cien por cien), a unos 200 Km de la ciudad de Colosas junto con otros cristianos encarcelados: Aristarco, Timoteo…
Me quiero detener en los datos de esta carta para que veamos en el contexto existencial en el que se encontraba Marcos. A ver si les suena el asunto.
Colosas es una ciudad-mercado. Una ciudad donde se adora a dioses extraños, devociones supramundanas, esoterismos visionarios, un sincretismo combinado. Dudaban de Jesús. Por lo tanto, los cristianos de Colosas son cristianos provenientes del PAGANISMO. Pablo se oponía a la idea de que con ciertas prácticas externas pudieran poseer el favor de la divinidad, y frente a todo esto, propone a Cristo como el resumen y la plenitud de TODO lo creado. ¿No se parece en algo nuestra sociedad actual y los que misionamos por ella, después de XXI siglos?
Una carta tan actual, que propone que el hombre no puede ser esclavo SOLO de las realidades deterministas de este mundo: la psicología, la sociología, la economía. Nos alerta sobre la autosuficiencia y el egocentrismo. Y que las penitencias por las penitencias, por ejemplo, no sirven de nada, (¿les suena a la Cuaresma cutre de tantos cristianos actuales?). O lo que es lo mismo: que el hombre no se salva por cumplir normas sino por la conversión y el cambio del corazón, y eso sólo lo puede conseguir el Espíritu del Señor Jesús.
Los Hechos de San Marcos, un escrito de mitad del siglo IV, refieren que San Marcos, al final de sus días, fue arrastrado por las calles de Alejandría, atado con cuerdas al cuello. Después lo llevaron a la cárcel y al día siguiente le volvieron a aplicar el mismo martirio hasta que falleció. Luego echaron su cuerpo a las llamas, pero los fieles lograron sacarlo y evitar su destrucción. Aunque esto y el asunto de sus reliquias está envuelto en mucha leyenda.
Hasta aquí unos apuntes breves sobre la posible identidad de San Marcos y su relación directa con los grandes pilares de la Iglesia Primitiva: Pedro y Pablo.
2.- QUÉ PRETENDE MARCOS QUE QUEDE CLARO EN SU EVANGELIO
Marcos quiere que la gente sepa que:
1. Jesús es el Hijo de Dios, aquel Mesías esperado.
2. Que, por tanto, Dios se ha hecho hombre, y eso es una Buena Noticia, (Evangelio significa eso: buena noticia).
3. Que Jesús viene a enseñar, sanar, liberar y perdonar con el poder del Espíritu de Dios.
4. Que Cristo muestra una autoridad NUEVA y esto va a sobresaltar a muchos “creyentes” de su tiempo.
5. Que Jesús ATRAE y trae un nuevo concepto de familia: HERMANOS en tanto que somos HIJOS DE DIOS.
6. Que Jesús va a provocar mucho rechazo, pero va a revolucionar la humanidad entera con un nuevo concepto hasta ahora insospechado: LA RESURRECCIÓN. Es decir, que la muerte ya no es el final del ser humano.
7. Que Jesús y CRUZ es un binomio ante el que muchos van a huir y abandonar.
8. Y por último, San Marcos nos va a indicar el lugar donde comprender, experimentar y entender rectamente todo este Misterio de Fe: la Iglesia.
3.- SAN MARCOS NO VIVE SÓLO, VIVE INJERTADO EN UNA COMUNIDAD
El individualismo social, los creyentes francotiradores, los que van por libres, los que creen pero no practican…, acaban agotados y abandonan. Porque solos, en la vida de la Fe, no podemos hacer nada.
Para los antiguos cristianos, (y para nosotros debería ser igual), CREER en Jesucristo era vivir POR SU CAMINO, seguir sus pasos. Eso que tan claro tuvo ese cristiano de Asís, llamado Francisco, cuando escribe la Forma de Vida de los Hermanos Menores, (los franciscanos) en el siglo XIII: “Nuestra vida y Regla consiste en seguir las huellas de Nuestro Señor Jesucristo”…
Un camino que se va haciendo a lo largo de toda la vida. Que unas veces nos parecerá asequible y otras se nos tornará difícil y arduo. Donde se mezclarán el gozo y el cansancio; la seguridad y la inseguridad; pero es que todo esto forma parte del camino y del caminar.
Hoy, sin embargo, tal como hemos planteado el ser cristianos, el seguir a Cristo, NO SUSCITA SEGUIDORES DE JESÚS, sino sólo “afiliados” a una religión. No “fabricamos” hombres y mujeres que se ilusionen con el estilo de vida de Cristo, sino miembros de una institución que les da tranquilidad cumpliendo normas y costumbres, en muchos casos huecas si no vacías.
La Iglesia actual y que nos propone el Papa Francisco va a tener que renovarse desde el corazón. Pasar de una Iglesia de afiliados a una Iglesia de discípulos, de seguidores. Una Iglesia que no se componga de gente miedosa, escrupulosa, rancia e hipócrita; sino más bien, una Iglesia valiente, con vigor espiritual y solidaria.
Nunca quiso San Marcos escribir una biografía de Jesús, ni un compendio doctrinal religioso, sino que puso por escrito la experiencia viva y amorosa de los primeros cristianos que vivieron con Cristo.
Por eso, si este pregón sólo es una guinda a un pastel tradicional, con el que tener una coartada para beber, comer, y bailar…, juntos…, probablemente nos hayamos equivocados todos: vosotros por traerme y yo por aceptar dorar píldoras ñoñas.
San Marcos nos invita, de parte de Cristo Jesús, a que CAMBIEMOS de vida. Y eso no significa vivir como esaboríos tristes. No. Eso significa que debemos identificarnos con el Proyecto de Cristo: un Reino donde Dios forme parte de la vida de cada uno de nosotros. Pero no sólo los domingos, sino todos los días de nuestras vidas. Un Reino donde el termómetro de la Fe lo marque la alegría. (No confundir ésta con el cachondeo).
4.- UNA ÚLTIMA PINCELADA NADA ANACRÓNICA. SAN MARCOS FRENTE AL GRAN DESTRUCTOR DE LA IGLESIA Y DEL MUNDO: EL DEMONIO
Como bien sabemos por nuestros pregoneros anteriores, está claro que ya en tiempos de los romanos se celebraban por estas fechas de abril los ritos para que abundaran las buenas cosechas, pero también, (y esto suele pasar desapercibido), para espantar al Diablo y sus malos espíritus. Este ha sido un tema ancestral: la existencia de las fuerzas del mal. (Que parece que es el Cristianismo el inventor de Satanás). Y de ese os quería hablar, muy rápidamente, porque, a poco que leáis a San Marcos, no enmascara jamás esta realidad maligna oyendo su nombre por boca del mismo Cristo. Se refiere a él con distintos términos: Satanás, Belcebú, Demonio,… Una realidad apabullante: Satanás existe. Y lo experimentamos en nuestro interior, donde hay una lucha permanente entre el Bien y el espíritu del mal.
Permítanme, unas pocas consideraciones para detectar al tal Satanás; que es muy fácil.
1.- La primera es que el cristiano (o cualquier persona) llegan a pensar que Satanás no existe; que son invenciones de la Iglesia, de exagerados cristianos,…Si os encontráis alguien que piense así, ya habéis detectado a un hijo de Satanás.
2.- A Satanás le encanta el cristianismo. No tiene problema con que exista el cristianismo en el mundo. Pero…, un cristianismo sin Dios. Un cristianismo que no nos lleve al prójimo. Un cristianismo lleno de egos, y hombres y mujeres autosuficientes que vivan la Fe como una pantomima, como un teatro. Un cristianismo de mucho incienso y parafernalias pero que no se implique con el necesitado. Un cristianismo de salón. Como el toreo del mismo nombre: sabiendo que no te va a pillar nunca el toro. Un cristianismo que no te comprometa.
3.- A Satanás le encanta que los cristianos tengan sensibilidad espiritual. Pero le interesa que el cristiano identifique espiritualidad con: relajación, tranquilidad, karma, insolidaridad… O sea, una espiritualidad a la carta que no tenga nada que ver con Dios, sino con la psicología y los nervios, el zen o el yoga. Y no tiene nada que ver.
4.- A Satanás no le importa que haya mucha actividad pastoral en el cristianismo, muchos actos religiosos en una Comunidad cristiana. Lo que le interesa, realmente, es que todo esté vacío de amor. Que nos transformemos en una especie de concejales socioculturales con un barniz de religiosidad.
5.- A Satanás no le importa que los cristianos se formen, se eduquen en la fe, sepan mucha teología, etc…Lo que le interesa a Satanás es que el cristiano no rece, no ore. Por eso, cuando un cristiano reza, ora, se encomienda al Señor, a la Virgen y a los Santos,…, TIEMBLA Satanás.
5.- A MODO DE CONCLUSIÓN
Nunca pensó Cristo que ningún seguidor suyo hallase un altísimo grado de santidad de la noche a la mañana. Porque todo es proceso. El Señor sabe que, por el contrario, se puede dar una gran fidelidad en medio de nuestros defectos, debilidades y mezquindades.
Por eso debemos perseverar en las PRUEBAS que encontramos a menudo, y que nos invitan a vivir de espaldas a Dios. Nuestra vida de cristianos va a estar tentada siempre. Pero hay que perseverar. Y perseverar es PERMANECER: no marcharse. Resistir firmes y sólidamente. Es la forma de permanecer con Cristo: luchar ante las pruebas, a pesar de las caídas. Jesús estuvo tentado toda la vida. Nosotros, igual. Perseveremos en las pruebas CON CRISTO; porque Él está con nosotros, conmigo, contigo. Y sabiendo que cuanto más ama uno a Dios y al prójimo, cuanto más sirves a los demás, tanto más grandes van a ser las pruebas por las que vamos a pasar. Las pruebas no las podemos eliminar. Sólo las podemos afrontar. Y así, aunque es San Marcos el único que recoge aquellas dramáticas palabras que ningún copista quiso recopilar en sus papiros, Marcos las conservó en el Evangelio hasta en su arameo original: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Sabemos que sólo fue APARENTEMENTE. Nosotros, como hizo San Marcos, sabemos que Cristo está a nuestro lado, porque ha resucitado y vive para siempre. Dixit.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

VII PREGÓN DE SAN MARCOS

VII Leocadio Moya
Leocadio Moya Murillo (2014)

INTROITO
Sólo siete días habían pasado desde que su madre lo trajo al mundo en la casa familiar de la callejita de la Cárcel, cuando le llevaron a cristianar. Era martes y la mañana se extendía luminosa, tibia, pero extrañamente silenciosa sobre la pequeña y habitualmente atareada ciudad. Ese día, aunque de diario, no se oía al panadero pregonar su mercancía mientras tiraba pausadamente de la brida para animar al mulo a seguir su marcha; tampoco Castro, con su peculiar carro mercante iba repartiendo la frescura de las gachís, que en esa ciudad, no se escandalicen, no eran señoritas, sino gaseosas. Ni el lechero proclamaba por los zaguanes a sus veceras: “La leeecheeeee”. Ese día, traspasado el arco de San Antonio, se desembocaba en una plaza solitaria, desierta como el escenario de un teatro sin función. Ese día era 25 de Abril, la ciudad era Almendralejo; y era la gira, era... ¡San Marcos!
DIRECCIÓN Y SALUTACIÓN: EL BAUTIZO DEL PREGONERO
Reverendos sacerdotes, señor presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Ilmo. Sr. alcalde y autoridades, honorable hermano mayor y junta de gobierno de la Hermandad de San Marcos, querido hermano Ángel, que con juicio tan acertado me precediste la pasada Cuaresma en la cátedra de las hermandades almendralejenses, dignísimos pregoneros de San Marcos, hermanos, amigos..., escueta, pero profunda y sinceramente, ¡Gracias!
El pregonero de hoy cuenta con vuestra benevolencia para que le permitáis tomar el relevo de aquellos pregoneros cuyo silencio, como hemos visto, era precisamente indicio de romería; pero también para que le acompañéis en sus evocaciones. Y es que era el propio pregonero el neófito al que, en brazos de su madre, y rodeado de padre, hermana y abuelos, y a la vez padrinos, llevaban a bautizar en día tan señalado. Como señalado fue el trayecto que siguieron, pues traspasado el pintoresco y vetusto arco, acogió a la breve comitiva el bullicioso trinar de las innumerables aves que tenían por morada sauces, palmeras y magnolios de un parque cuyas esencias románticas fluían por doquier. Y es que, no en vano, el parque lo presidía la memoria de alguien, también nacido y bautizado en Almendralejo, alguien de cuyo estro brotaron tal vez los versos de mayor intensidad lírica de un movimiento precisamente tan lírico como fue el Romanticismo. José de Espronceda, pues es obvio que nos referimos a él, también se hacía materia allí. Un busto escultórico erigido entre bellas filigranas y deliciosas historias, de arte cerámico con gracia trianera y raíz extremeña, lo perpetuaban. Y cerca de él, la réplica femenina, la que sirvió de musa a nuestro genio, quien rendido ante su belleza le escribió:
“Dicen que tienes trece primaveras y eres portento de hermosura ya
y que en tus grandes ojos reverberas la lumbre de los astros inmortal.
Juro a tus plantas que insensato he sido de placer en placer corriendo en pos, cuando en el mismo valle hemos nacido, niña gentil, para adorarnos, dos.
Torrentes brota de armonía el alma; huyamos a los bosques a cantar.
Dénos la sombra tu inocente palma, y reposo tu virgen soledad”.
Rendido a su belleza, y a su genio poético, pues la inocente palma no es otra que aquella a la que canta en deliciosa poesía el precoz ingenio de la tierna y ensoñadora Carolina:
Alza gallarda tu elevada frente, hija del suelo ardiente,
y al recio soplo de aquilón mecida, de mil hojas dorada,
de majestad ornada,
descuella ufana sobre el tallo erguida.
Y si “el mismo valle” es, obviamente, nuestro Almendralejo ¿Por qué no darnos licencia e ilusionarnos con el pensamiento de que la palmera así ensalzada fuera alguna de las que desplegaban sus frescas sombras sobre la comitiva de nuestra historia? Porque no, no crean que me he olvidado de nuestra historia inicial, sino que he querido colorearla para que mejor la perciban.
Como quiero también que imaginen su contento discurrir por la calle Mayorazgo, calle cuyo histórico y extinto nombre designaba un marco urbano de rancio abolengo, hoy lacerado por decenios de especulación y mal gusto. Especulación y mal gusto que son una puñalada desleal a ese espíritu romántico que acabamos de evocar y que resulta urgente que rescatemos. Pero sigamos ascendiendo hasta la Plaza de la Iglesia, que el bautizo tiene fijada hora y no es cosa de hacer esperar a cura, sacristán y monaguillo, quienes, seguro, tendrán prisa por celebrar la ceremonia, desvestirse de los hábitos eclesiásticos, sustituirlos por los campestres y aprovechar lo que puedan de gira. Que el sol primaveral aún no ha alcanzado el cénit y queda mucho San Marcos por delante.
Acoge al grupo el arco gótico de la Puerta del Perdón, cuando se oye el chirriar de la cancela del baptisterio; allí, el grupo esperará, ilusionado y algo nervioso, al celebrante. Entre las musitadas conversaciones alguien se fija en las escenas de vidriada cerámica que decoran los muros: “Mira –dice-, mientras señala al que, dejado en otro plano San José, considera el pregonero que, con Santiago, San Roque y San Marcos completa la tetralogía de las devociones hagiográfica almendralejenses, San Antonio. Por fin, tras el monaguillo de impoluto roquete, el celebrante, un joven tonsurado y con severa vestidura preconciliar, que saluda familiarmente a los concurrentes. Y es que, no solo es conocido de ellos, sino que guarda cierto parentesco con la madre del nuevo cristiano. Era aquél un cura paradójico, de apariencia severa y mirada guasona, un “cura fajador y trilero, teólogo de la sencillez y de la caridad, abonado, (desde hace ya unos años y para siempre) a un asiento en la Tribuna Central del Cielo”.
Era este cura, devoto fiel de nuestro San Marcos, el que, hermoso designio de la Providencia, bautizó precisamente un día de San Marcos al niño que, con el tiempo, tendríais la generosidad de nombrar vuestro pregonero. Era, en fin, alguien de quien no os puedo descubrir, porque lo conocéis mejor que yo, más que la feliz coincidencia que acabo de relatar; era, ya lo sabéis, “vuestro cura Jesús”.
LA PRIMAVERA
Hoy, cuando apenas se han apagado los sones cofrades, cuando el olor a incienso sigue impregnando la atmósfera de pueblos y ciudades de nuestra España, cuando la cera derramada por filas nazarenas entona su agudo lamento bajo las ruedas de los coches... Hoy, casi sin tiempo para guardar túnicas y capiruchos, mantillas o costales, hoy que aún persisten en las retinas las prodigiosas visiones de la Semana Santa, y en las almas perduran sus profundas sensaciones... Hoy, cuando celebramos la gloriosa resurrección de Cristo hemos de tener preparados ya bordones y rojos pañuelos; y, apenas desmontados los pasos, se dispone en los pajares el engalanamiento de carrozas y remolques, porque San Marcos está ahí mismo ya. Es Domingo de Resurrección y nos convoca la apertura de una celebración romera, pero sin dejar de tener presente qué día es hoy. Día feliz para el cristiano, gracias al cual, la vida es un camino que se puede andar con esperanza, pues la muerte no es el fin del hombre, sino el medio para volver a su destino final. Por eso el cristiano vive con alegría los días de Pasión de la Semana Santa (maravillosos en su contradicción de luz y tinieblas) porque conoce su final feliz, cuando el mensaje y la figura de Cristo son definitivamente rehabilitados por el Padre.
Y el cristiano lo celebra con las alegrías pascuales, con el Aleluya, palabra que contiene en sí la condensación de tanta alegría, y que nuestro pueblo tan sabiamente aplicó a una tradición que conjuga lo sagrado y lo secular. Porque hoy es también para nosotros el día del cordero del Aleluya. Porque muchos recordaréis cómo los padres o los abuelos, en día como el de hoy, regalaban a los niños un borreguino, y cómo lo adornaban con cintas y campanillas y se los llevaban a la era para que pastasen allí, entre la alegría de los chiquillos. Motivo de alegría infantil que, pasados los meses, se convertía en sustento para la familia. Así, una costumbre tan mundana, es reflejo de algo tan trascendente como el Sacrificio y la Resurrección del Cordero de Dios.
Y cuando esto ocurre la Naturaleza, bajo los designios del Creador, se manifiesta gozosa a nuestro alrededor. Y entonces, en nuestras tierras no hay era o prado, monte, dehesa, linde, ribera, o borde de camino que no estalle en una explosión de colores tal que habrían constituido delicioso festín para un pintor impresionista: en el monte la jara, el cantueso y la ahulaga nos embriagan de aroma y color; jaramagos y manzanillas deleitan la vista al viajero por las carreteras de nuestra comarca; incluso podéis ser afortunados y encontraros en un baldío calizo cualquier variedad de la hermosa y rara orquídea; o, si paseáis por cualquiera de nuestros caminos lo haréis con cuidado de no pisar las rosáceas correhuelas, cuya mancha púrpura nos recuerda la cercana pasión; y hasta las escombreras de los “legíos” se adornan para la ocasión con las gráciles florecillas del rudo pepinillo del diablo. Y también las charcas se tapizan de blancas ranúnculas, como aquella a la que, en éxtasis bucólico se arrojó una niña, confundiéndola con prado de margaritas, con lo que la escolar excursión a San Marcos acabó con la niña en el baño y la ropa en la panera.
¿Y qué decir si extendemos la vista hasta el horizonte? Ancestrales sierras abrazan, que no cierran, con sus cuarcíticas almenas, una llanura suavemente ondulada de intensas gamas terrosas, aun no cubierta, pero sí salpicada en hermoso contraste cromático por el verdor de las vides. Y no es casualidad que nos atraiga el cuadro, porque es fruto combinado de la generosidad de la Naturaleza con el trabajo, esmerado y constante, del hombre; que no en vano dice el refrán: “Tienes más manos que las viñas de Almendralejo”, porque sí, los bienes naturales se ofrecen al ser humano, pero es éste el que, siguiendo los designios divinos, se ha de afanar para obtener sus frutos, y eso, en Almendralejo, siempre se ha sabido hacer. Y no sólo con la vid, que vemos más allá la tierra de sembradura, sobre cuyo verde tapiz asoma el rubor de las amapolas, y más lejos aún los plateados olivos, de los que nos separa, en leve depresión, la cinta verde de una ribera que surca los campos, y que, de tanto en tanto, riega y vivifica amenos y productivos huertos...
EL ARROYO HARNINA
Como surca San Marcos el arroyo Harnina, nuestro maltratado y despreciado arroyo Harnina, nuestro despectivamente denominado “regacho” casi siempre asociado a lo feo y lo hediondo, que no son defectos del río, sino de quien lo mancilla. Porque tiene Harnina más vida, más Historia y más poesía de la que la mayoría pueda sospechar. Os habla ahora el pregonero inspirado por sus propias impresiones, pero con la ayuda imprescindible de un trovador de Almendralejo al que quizás muchos no conozcáis, pero que tuvo y tiene la fina sensibilidad de encontrar en un humilde regacho, inmundo para el inconsciente colectivo, motivos como para dedicarle “La canción del agua” una oda apasionada, hermosa y reivindicativa. Me estoy refiriendo a D. Abel Alonso Mateos, catedrático de Lengua y Literatura en el Instituto Carolina Coronado de nuestra ciudad, a quien debemos gratitud por mostrar hacia nuestras cosas tan elevados sentimientos de poetas ¿Acaso no tituló la propia Carolina una inconclusa novela histórica sobre los orígenes de Almendralejo con su nombre? Como convocó con él a nuestro pueblo con ocasión del traslado de José de Espronceda al Panteón de Hombres Ilustres, diciendo:
“¡Despierta ... Harnina!, al templo soberano que del genio español guarda la fama, hoy la voz de Madrid también nos llama en honra funeral a nuestro hermano.”
Harnina, hidrónimo que quizás simbolice una tarea esencial para el sustento humano: la de proporcionar el pan de cada día, como nos explica Dª María Purificación Suárez Zarallo en su erudito estudio sobre la toponimia de nuestra comarca. Podría, así, derivar su nombre del latín “Farina”, lo que sustentaría una referencia datada en 1628, según la cual:
“...Lázaro Ventura residente en esta villa ha pedido licencia al cabildo para hacer una molienda en el arroyo Harnina, término de esta villa, y significa será muy útil a los vecinos de ella porque será de más moler con más ventaja que los demás molinos ordinarios”. Pero hay más referencias, pues en un documento en que se delimitan los términos de Solana, Aceuchal y Almendralejo se detalla que se llega a “un moxon (…) que está a la orilla del arroyo de Harninas, y junto a un molino perdido y una tierra que heran del dicho Don Jn de Ynestrosa”, cuya antigüedad se atestigua sabiendo que el documento es de 1665 y que, ya entonces, el molino estaba en ruinas. Más detalle encontramos en un documento de 1753, según el cual “...en este término ay dos molinos harineros el uno de don Fernando Nietto Guerrero de una muela en la dehessa de Abajo y Arroyo de Jarnina el que muele regularmente a repressa zinco veces al año y se regula su utilidad en veinte y quattro fanegas de trigo renta para el dueño y diez y seis de ganancia para el molinero... el otro es de Dn Joseph Chumacero de la misma utilidad”. Y aún podríamos añadir el Molino del Forcal o molino Vinagre, del que todavía quedan restos en zona cercana al pilar de Tiza.
Y es que, sin duda, fue Harnina más atareado, limpio y caudaloso en otros tiempos. Y no sólo proporcionaba fuerza para moler, sino que el pueblo de Almendralejo se nutría en él de…, ¡pescado!, como testimonia un documento del Concejo, de 1605, en el que se expresa el acuerdo de que ninguna persona podía pescar en este arroyo “con ningun instrumento escepto con caña so pena de 200 maravedies y los dichos instrumentos perdidos” Así que pan y peces proporcionaba Harnina, como el milagro evangélico, pero también frutos, que, a modo de ejemplo, un testimonio del s. XIX revela que “Rosa Caballero Morgado de la calle de la Escusada tiene una huerta con árboles frutales y cañaveral en el sitio de Harninas lindante por Oriente con el arroyo a que da nombre el sitio”.
Volvemos, así, con esta última cita a otra posibilidad etimológica del vocablo Harnina, pues siempre fue la abundancia de cañas en sus márgenes un rasgo muy característico de nuestro arroyo (que no debe perder sin perder su propia naturaleza), y puede proceder Farnina de Farna, que, en gallego, nombra a la caña del maíz. Aunque concluye la estudiosa de nuestra toponimia relacionando la etimología del humilde Harnina con la del famoso Arno de la Toscana. El florentino Arno, en cuyas vegas se deleitaban damas, doncellas y caballeros de los cuentos de Bocaccio, como, quizás desde la misma época por los albores del Renacimiento, se vienen solazando en la Vega del Harnina mozos y mozas por San Marcos. Porque nada hay más hermoso, vivo, soñador y misterioso que un río. Y aunque sabe el pregonero que no es Harnina un gran río, sabe también que vivifica y alegra cuanto toca, como cantó Zorrilla: “¡Qué dulce es ver muellemente, / de un olmo a la fresca sombra / descansando, / un arroyo transparente / que va por la verde alfombra / murmurando!”
Porque lo importante es que el río tiene un alma, es metáfora de vida, belleza que se desliza por los campos, a veces en pequeños rápidos entre olmedas, como hace Harnina muy cerca de la ermita del Santo, salvando entre adelfas y salicarias, las ruinas de antiguos diques; o saltando por afloramientos rocosos como en las agrestes Lavernosas. Otras veces se remansa abrazado por un vetusto fresno, al fondo de los verdes prados del capitán Billete; o se esconde entre cañaverales, vivificando hierbas (como los juncos en los que de muchachos llevábamos las jeringas a casa después de salir del cine un domingo por la tarde). O se ampara bajo un puente de ancestral mampuesto y ladrillo en la calle gorrión... Pero sobre todo, el río tiene alma para el poeta; la tiene como su alter ego, el que mejor expresa sus sentimientos de amor, que bien lo ilustran algunos versos de nuestra enamorada Carolina.
¿Cómo sabrás que enamorada vivo/ siempre de ti que me lamento sola/ del Gévora que pasa fugitivo / mirando relucir ola tras ola? // Aquí estoy aguardando en una peña / a que venga el que adora el alma mía; / ¿por qué no ha de venir, si es tan risueña / la gruta que formé por si venía? // ¿Qué tristeza ha de haber donde hay zarzales / todos en flor, y acacias olorosas, / y cayendo en el agua blancas rosas, / y entre la espuma lirios virginales?
Así, con estos idílicos versos, el pregonero, no puede menos que compartir las palabras de “La canción del Agua”, según las cuales “la descripción que hace la poetisa de Almendralejo de ese auténtico locus amoenus está llena de belleza y recrea un espacio ideal que todos nosotros quisiéramos ver hecho realidad, algún día, en nuestro arroyo Harnina”.
LA VEGA: SU HISTORIA
Arroyo que articula un territorio conformado por vega y cabezos, habitado desde hace varios milenios, y que genéricamente conocemos como San Marcos; aunque está compuesto por muy diversos parajes desde las proximidades de la población, en Huerta Montero hasta los confines municipales en Valdorite y desde la Vereda Corona hasta el Camino Husero. Cuenca modesta la de este arroyo, pues sólo ocupa 127 km2, lo que no llega a ser ni la extensión del término municipal de Almendralejo.
Pero cuenca feraz y rica en historia, pues no sólo se han hallado importantes vestigios arqueológicos en la Vega del Harnina, sino también en las riberas de sus tributarios, el Minitas, el Charnecal y el Sancho, todo lo cual daría para un tratado de Prehistoria e Historia Antigua.
Hallazgos tan renombrados como el tesoro romano, encontrado en 1848, y que incluía el célebre Disco de Teodosio, de alcance universal; o los abundantes vestigios de villas romanas, muchos de los cuales detectamos en un simple paseo, y que nos informan de la prosperidad del territorio en época Bajo Imperial. Hallazgos que conformaron importantes colecciones arqueológicas, como las de Don Antonio Martínez de Pinillos, y la del V Marqués de Monsalud, cuyos útiles daban cuenta de una sociedad cazadora, pero también agrícola. Las abundantes hachas pulimentadas de estas colecciones dan fe de la actividad roturadora de aquellas gentes, quienes precedieron en miles de años a nuestros labradores actuales, y cuya labor original sobre el terruño sigue aún hoy vigente, reflexión que al pregonero, al menos, le resulta conmovedora por trascendente. Y no nos los imaginemos como un clan de gente ruda, que también sabían tejerse sus propias ropas en telares construidos por ellos mismos; ni tampoco los supongamos aislados en su pequeño mundo de subsistencia, pues usaban para sus hachas la ofita roja y el basalto, materias primas que hubieron de importar (rara cuestión ésta cuando abunda en San Marcos otra roca apta para el fin, cual es el gneis), lo que nos muestra, incluso, una incipiente actividad comercial reveladora del dinamismo de aquellos lejanos antepasados nuestros.
Dinamismo que se reflejaba también en su actividad constructiva, pues en los principios del siglo XX, época especialmente fecunda para el desarrollo de la Arqueología, descubre Mélida un dolmen en el Cabezo de San Marcos; pero ha sido recientemente cuando se han producido los más grandes hallazgos, de cuya importancia el pregonero siente que no es suficientemente consciente nuestro pueblo: un sepulcro calcolítico en Huerta Montero, con varios niveles de enterramiento y abundante ajuar, su correspondiente poblado con fortificaciones, que ya se presentía desde el descubrimiento del sepulcro, en el Cabezo de San Marcos, una necrópolis del Bronce en Las Minitas y una estación paleolítica en las riberas del Charnecal, en el actual parque de las Mercedes.
El pregonero sostiene que cualquiera de estas estaciones arqueológicas bastaría para que Almendralejo, la pequeña cuenca del Harnina, brillara con luz propia en el firmamento arqueológico, cuánto más con tan extraordinario conjunto. Como sostiene que la profesión arqueológica debería ser venerada por nuestros paisanos; sus profesionales empleados, remunerados y respetados, y sus recomendaciones, oídas y puestas en vigor.
Pero lamentablemente esto no ha sido así hasta ahora, salvo en honrosas ocasiones. Unas veces por incuria y desinterés; las más, por la malhadada especulación, tan recurrente, tan egoísta (pues perjudica a todos para saciar la avaricia de unos pocos), la especulación que tanto degrada la categoría cultural de nuestro pueblo y que tan feamente mancilla el espíritu romántico de que en Almendralejo hacemos gala. Es verdad que ha habido éxitos, como la recuperación de Huerta Montero, que ha convocado este año a los almendralejenses en anticipada e invernal peregrinación hacia San Marcos. Cierto que no es ésa una ocasión romera y que el motivo de la excursión no es religioso. Pero en el espíritu colectivo del pueblo, de los cientos de personas que marcharon hasta el Cabezo de San Marcos, y de allí a la torre de los almendros para otear los amplios horizontes de nuestra tierra, el pregonero detectó algo de romería (que ni el clero faltaba en la ocasión), suscitado por algún misterioso atavismo que, en todo lo que se relacione con San Marcos, tiene la fuerza de congregarnos para ir de gira.
Y en esa gira anticipada, en ese camino laico, que no laicista; en ese camino profano, pero espiritual; en ese nuevo, pero ancestral camino, el pregonero tuvo remembranzas del que, el 25 de abril, recorreremos, entonces sí, en sacra peregrinación, con el evangelista, desde San Roque hasta su ermita.
LA ROMERÍA
A la ermita donde podemos peregrinar desde hace unos años gracias al empeño de Juan Blasco y del Cura Jesús, gracias a la tenacidad de los miembros de la comisión, gracias a los donantes de terrenos y a tantos fieles devotos. Gracias a todos ellos tenemos, por fin, romería. Pasaron ya los tiempos en los que los almendralejenses (o mejor, almendralejanos, que diría el castizo pregonero Ricardo Quintana) marchaban a una gira de la diáspora.
Vuestro pregonero de hoy recuerda que, siendo niño, aún era costumbre ir a San Marcos a comerse los filetes “empanaos”, a esconderse en la Cueva del Moro o a romperse la ropa, o incluso algún hueso, en la “Piedra resbaliza”. Y esto último no es imaginación del pregonero, que un tío suyo se rompió allí cúbito y radio persiguiendo a un borrego, queriendo, tal vez lucirse delante de su novia. Cosas de la primera juventud, y de sus amores, de los que tanto sabe el día de San Marcos, tan primaveral y festivo. Eran tiempos en los que, aun sin ermita, los mozos y mozas, acompañados de algunas personas mayores hacían la gira a San Marcos, a Tiza, o más allá, a las Lavernosas o a Valdorite, a donde iban los quintos a comerse la caldereta.
Desde una semana antes se vivían la ilusión y el jolgorio de los preparativos. Y la ilusión estallaba con las primeras luces del día grande en alegres carrozas que, animadoras de las calles con sus tintineos y sus joviales cánticos espabilaban a los más dormilones. Distinguíanse entonces los hombres, especialmente los mayores, por ir tocados con el típico sombrero, que recuerda el pregonero haber visto todavía como prenda habitual en algunos señores de antaño. E iban las mozas con pañuelo, falda ancha de amazona y hermosa flor en el pelo, al estilo de las que pintara el costumbrista Covarsí. Y iban todos con una sonrisa de oreja a oreja, que la cara es el espejo del alma, y los más no cabían en sí de gozo. Unos en carros engalanados, otros en mulas o caballos, los niños empujando sus carretillas o andando alrededor..., y todos cantando. Y aunque San Marcos era el día grande, era costumbre ir a sus campos desde una semana antes hasta una semana después..., o más, que Almendralejo es tierra de cultivo, y para el asueto campestre tiene su reducto en estos silvestres parajes.
Luego, con el progreso, con el utilitario, la nevera campestre y las sillas y mesas plegables, vino la diáspora. Ya no hacían falta las piedras de San Marcos para sentarse a degustar el ágape y podíamos extender la gira a los campos de Villalba o de Alange, a la Sierra del Arroyo o más allá. Era una gira sin carretas, sin caballos y casi sin canciones, salvo para un puñado de fieles que conservaron la tradición y, sin solución de continuidad, la unieron al renacer “sanmarqueño” de los últimos años. Con todo, y aun en la diáspora, quedaba un rescoldo, una señal inequívoca que nos hacía saber, a pesar de todo, que estábamos en San Marcos y que, por eso, nos íbamos al campo, no importa a cuál, pero al campo. Y Almendralejo seguía quedándose vacío, con una paz que hacía barruntar el jolgorio de las giras; y eran de ver los pueblos comarcanos en cotidiana actividad, mientras que por sus campos se extendía, en grupos dispersos, un ambiente de romería que no era el suyo, sino el de la gira de San Marcos de Almendralejo, en lo que nuestro pueblo (en todo hay que ver la parte buena) mostraba su carácter abierto y expansivo, estableciendo colonias por doquier.
Pero dijo el pregonero que era una gira casi sin canciones, mas no, el pregonero quiere rectificar, pues recuerda a su amigo Juan, al que Dios quiso llevarse tan joven más cerca de San Marcos, cantando entusiasmado aquello de “a la gira..., garbanzos verdes”. Y el entusiasmo se contagiaba, y se respiraba en el ambiente primaveral el galanteo entre mozos y mozas, que no en balde un 25 de abril le habló de amores el pregonero a su novia y ahí siguen compartiendo “San Marcos” no va a decir cuántos, muchos años después.
Y si se estaba ausente de Almendralejo, aun sin romería, el almendralejano de pro sentía una momentánea nostalgia y empezaba con su particular rito de celebración. Así, Fermín, amigo, compañero de estudios y cohabitante de pensión del pregonero, se levantaba el día de San Marcos cantando la gira y cantándola con él bajaba la calle Peñas hasta la facultad de Letras, con lo que quedaban ambos redimidos de la involuntaria traición de estar ausentes.
Llegamos así a la perfeccionada situación actual, a la que desde hace veinte años nos permite verificar una auténtica romería que honre como se merece a nuestro querido santo ante cuya imagen nos congregamos hoy. Una imagen que esta tarde sembrará de santidad los campos en su camino hasta San Roque; una imagen que, en su talla de flamígeros y angulosos contornos nos señala el camino hacia la salvación en su Evangelio. La imagen de San Marcos, evangelista y mártir, de quien, con vuestra licencia, estima imprescindible el pregonero se haga una semblanza:
Era Juan Marcos (con nombre compuesto, hebreo el primero y romano el segundo, según costumbre helenística), hijo de María, mujer acaso viuda de un sacerdote del templo de Jerusalén, cuya casa fue uno de los principales centros de reunión de los primeros cristianos. Fue en esa casa, con mucha probabilidad, donde se celebró la Última Cena de Jesús con sus apóstoles y donde se produjo la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés. Acaso fuera suyo también el Huerto de Getsemaní, donde acostumbraba a orar el Señor cuando moraba en Jerusalén. Era niño entonces Juan Marcos y tal vez durmiera en la casita de campo de Getsemaní cuando le despertó la turba que apresó al Señor. Asistiría después a las reuniones que los primeros cristianos celebraban en su casa, donde muy probablemente frecuentó el trato con San Pedro. Fue precisamente Marcos uno de los primeros bautizados por el príncipe de los apóstoles, con quien predicaría en Roma después de haber empezado su apostolado en Chipre junto a su primo Bernabé y San Pablo. Estando en Roma, unos caballeros discípulos de Pedro le pidieron que, pues que llevaba tanto tiempo con él y sabía tan detalladamente sus enseñanzas, las pusiera por escrito. Accedió Marcos y escribió su Evangelio, cuya lectura recomendó San Pedro, según refiere Eusebio de Cesarea.
No se detendrá el pregonero a relatar predicaciones y milagros de San Marcos en Alejandría, ni su martirio, temerosos los paganos de su éxito apostólico, en el día Nisán de los Judíos, séptima kalenda de mayo de los romanos, esto es, el 25 de abril. Pero permítanle, hermanos, algunas reflexiones sobre ese evangelio. Que el Martes Santo, hace sólo unos días, escuchaba vuestro pregonero algunos de sus versículos claves en los patios de la Universidad hispalense, mientras salía a evangelizar Sevilla su hermandad de la Buena Muertes. Y el anuncio de que se iba a proclamar en tal ocasión el evangelio de San Marcos fue sentido por él como un aldabonazo, una admonición para difundir hoy en este pregón:
Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”
Unas palabras que deben servir de fundamento para esas reflexiones de que os hablaba, y cuyo espíritu ha de ser el carisma de vuestra hermandad.
Pues cada uno de los evangelistas nos da una perspectiva de Cristo; cuatro caminos para llegar al corazón del Evangelio, pero de ellos, es el de Marcos el Evangelio más antiguo, el más breve y directo de los cuatro, del que se servirán Mateo y Lucas.
En él, Marcos se propone descubrirnos el “principio” de la Buena Muerte de Jesucristo, pero una muerte que nos lleva a la Resurrección y a la Salvación Eterna. Levanta el velo sobre la verdadera identidad de Jesús, que no fue reconocida al principio por los discípulos, que esperaban a un Mesías triunfante, no sufriente. Marcos quiere despertar en nosotros, el convencimiento de que Jesús quiere recorrer el camino, no de la gloria, sino de la humillación y de la cruz, para salvar a los hombres.
El Evangelio de san Marcos quiere demostrarnos que Jesucristo es Hijo de Dios, como hemos escuchado en el pasaje. Por eso, también, narra, sobre todo, sus milagros, y no lo hace como un Mesías triunfalista, sino como Quien marcha hacia la Cruz en una catequesis basada en la acción, una acción que entendieran los paganos, que son, ya lo habremos intuido por sus constantes viajes, el objetivo de San Marcos. Este estilo directo, contundente, vigoroso, de quien clama en un medio hostil, como ruge el león en el desierto, es el de Marcos, es el del Evangelista que tiene por símbolo al León.
Es el león que presentáis hoy en vuestro recién estrenado símbolo heráldico. El que junto a la cruz de Santiago y el almendro de nuestra ciudad, muestra directamente, como hace San Marcos en su Evangelio, quiénes sois y cuáles son vuestros objetivos: sois herederos de los caballeros santiaguistas que recuperaron para la cristiandad estas tierras, quienes las repoblaron y organizaron para que su feracidad alimentara a tantas generaciones como desde entonces las han poblado. Y a fe que lo hicieron, que su fertilidad y la laboriosidad de sus gentes, convirtió pronto lo que fue solo una aldea en una villa de las más prósperas en los Señorío de la Orden, una villa que no se avenía con dependencias impropias de su categoría y luchó hasta conseguir liberarse de ellas.
Que no en balde proporcionaba Almendralejo más de setenta caballeros a las huestes santiaguistas, cifra más propia de ciudades hidalgas que de modestas villas campesinas., cuando apenas superaba los cuatrocientos vecinos. Y sois, en lo eclesial, herederos del priorato de San Marcos de León, cuya religiosa impronta aún conservan nuestras tierras salvando los avatares de los siglos. Y sois, que por eso lleváis el almendro en vuestro blasón, almendralejenses de pro. Y esa conjunción de nobleza, tierra y religión se condensan en el espíritu ancestral de una fiesta a la que la Santa Misa, solemnizada por emotivos cantos litúrgicos, ha dado devoto inicio, para que viváis los cinco días más plenos de esta fervorosa y alegre hermandad.
Días que tendrán su apoteosis en la mañana de una jornada que esperamos luminosa cuando, de nuevo, nos despierten tintineos de carrozas que nos convoquen a romper el ayuno de los días santos pasados, en un fraternal ágape matinal ante la puerta de una humilde parroquia.
Entonces será la plenitud del gozo, el encuentro entre hermanos que se disponen para seguir a pie, en carro o a caballo, al santo patrón de esta fiel hermandad. Hermandad como la que la grandeza de nuestro C.F. Extremadura difundió por doquier representando a nuestro pueblo y que este año se nos manifestará en los sones, entre melancólicos y festivos de gaitas gallegas venidas desde Orense para la magna ocasión. A ellas darán réplica los cantos de gira en las dulces voces de nuestro grupo de coros y danzas acompañados por los armoniosos laúdes y bandurrias, subrayados por las melodías del violín y el acordeón. La Rúa y Almendralejo, Galicia y Extremadura, diversas tierras de nuestra diversa España unidas en la celebración religiosa, en la celebración a la primavera y a la vida que hacéis cada año con fervor renovado. celebración que nos lleva, derramando color y alegría, por calles, caminos y veredas; entre anchos campos labrados y amenos sotos con rumores del Harnina; entre casas de campo, cuyos moradores reciben a los romeros con saludos, viandas, y tragos del suave néctar de nuestro terruño.
Celebración que nos conduce, entre cantos, y parabienes hasta la ermita de nuestro Santo. Ante su puerta desfilará, después, la sanamente bulliciosa, multitudinaria y colorista comitiva, unos con la dicha ilusionada de los pocos años, otros con un nudo en la garganta recordando a quien estaba y ya no está, o al enfermo, o al emigrante que este año tiene que vivir un San Marcos en el éxodo. Unos, como el pregonero, que vieron la primera luz en Almendralejo; otros, que aun habiendo nacido lejos de aquí, se sienten almendralejenses como el que más y hacen lo posible por no faltar a la cita. Estarán los que sólo han tenido que andar el camino desde San Roque para hacer su romería, pero también aquellos para los que, superadas las dificultades de un largo trayecto, el camino sólo ha sido el último tramo de su romería particular que empezó mucho más lejos, pero para la que la distancia no ha sido un obstáculo.
Y veréis al Santo subir hasta la ermita a hombros de sus fieles. Allí, la Misa dará sentido litúrgico a la celebración y la bendición de los campos dará trascendencia y esperanza al afán de nuestro pueblo.
Después, regocijaos romeros, compartid el ágape y los cantos con familia y con amigos hasta que, caída ya la tarde, volváis a vuestras casas con la dicha de la jornada vivida y cantando, como mandan la tradición y el deber de gratitud: “A la Virgen de la Piedad muchas gracias le daremos, que nos ha sacado en bien de la gira que traemos”
Termina ya el pregonero, romeros de San Marcos, y gustoso os devuelve el testigo de vuestra celebración, el que habéis tenido la generosidad de cederle para que os exhorte en esta gloriosa mañana. Anudaos, pues el rojo pañuelo al cuello, poneos la bendita medalla, coged el bordón, enjaezad la mula, uncidla al carro, alzad el estandarte y convocad al pueblo. Que el santo os espera para que le mostréis vuestra felicidad, y para que con fe y confianza le presentéis vuestras honradas y sinceras oraciones. Que él os guíe en el camino, en el de la romería y en el de la vida, pues,
“las leguas del camino son escalones
por donde van al Cielo los corazones”.
Romeros: ¡Viva San Marcos!, y que él, por la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, siga reuniendo por siempre a nuestro pueblo.
He dicho.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

VI PREGÓN DE SAN MARCOS

VI Tobías Medina
Tobías Medina Cledón (2013)

Me gustaba, de pequeño, escuchar al pregonero de mi pueblo. Aunque he de aclarar que yo tengo muchos pueblos. Durante mi infancia residí nada menos que en cuatro: Cabeza la Vaca, en donde vi la luz primera, Segura de León, Castuera y Azuaga. Por eso, debido a esta pluralidad de residencias, siempre que digo “mi pueblo” ya no recuerdo a cuál de ellos me refiero; pero lo repito: me gustaba escuchar al pregonero de “mi pueblo”.
Tocaba su dorada trompetilla y esperaba a que se formara un corro de vecinos. Cuando había “quórum” suficiente, aclaraba la voz y comenzaba: “De orden / del Señor Alcalde / se hace saber…” y, recortando machaconamente con idéntico sonsonete cada frase, terminaba, ufano, el canturreo de la noticia que le habían encargado pregonar.
La Hermandad de San Marcos me ha invitado a ser el pregonero de la Romería de este año. Acepté, agradecido por un lado aunque temeroso, por otro. Soy consciente del gran honor y de la gran responsabilidad que el ser pregonero comporta. Pero me anima saber que el gran amigo del Señor -y buen amigo mío- San Marcos, me echará no una sino sus dos manos aunque para ello tenga que soltar un momento el libro del Evangelio que nos muestra su derecha.
Y aquí me tenéis, amigos. Después de que la dorada trompetilla de los medios de comunicación audiovisuales y el polícromo papel de los programas de mano os hayan convocado a este acto, estoy dispuesto a proclamar mi pregón:
“De orden / de la Hermandad de San Marcos / hago saber a todos los presentes / que el próximo jueves, día 25 de abril de 2013,/ organizada por la Hermandad de San Marcos Evangelista / y por la Parroquia de San Roque de la Ciudad de Almendralejo, / perteneciente hoy a la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, / ayer, a la Diócesis de Badajoz / y antaño al Obispado-Priorato de San Marcos de León, / se celebrará la ya tradicional romería / en honor del glorioso protector de estos campos de Tierra de Barros. / La Imagen del Santo, / que recibirá culto solemne / durante los tres días inmediatamente anteriores / en la Parroquia antes mencionada, / saldrá de la misma a las 9 de la mañana / para llegar poco antes del mediodía a su Ermita / en la que se celebrará la Santa Misa en su honor. / Se ruega puntualidad en los actos, / alegría sana y desbordante en el recorrido por el camino / y silencio respetuoso que facilite la devoción / durante la celebración de la Eucaristía. / Deseamos que esa jornada sirva / para afianzar más y más la solidaridad entre todos los vecinos / en este año de crisis reunidas / y a demostrar la tradicional cordialidad con propios y extraños. / Y esperemos que hogaño no se haga realidad / el clásico refrán: `San Marcos llena los charcos´”.
El histórico toque de la trompetilla dorada habría puesto fin al pregón. Y aquí terminaría mi intervención si no fuera porque la costumbre ha hecho ley. Una ley no escrita que manda que el pregonero diga algo más, relativo al Santo Patrón de nuestros campos. Cometido no fácil después de que los cinco pregoneros que me han precedido desde 2008, hayan casi agotado ya, extraordinariamente por cierto, la materia informativa y noticiosa que existe sobre San Marcos, su imagen y su ermita. Pero me atrevo a decir que algún recuerdo personal de este pregonero aportará datos inéditos para la historia.
Me hice cargo de la Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación de Almendralejo el 28 de junio de 1986, después del luctuoso accidente de tráfico que calcinó la vida de mi antecesor, Don Javier Moriche Trigo, el 11 de mayo anterior.
A mi llegada a esta ciudad no me encontré desvalido ni en soledad. En la Purificación estaba de Vicario Parroquial y Cura Encargado, desde la trágica muerte de Don Javier, Don Juan Manuel Parra López, que me puso al día sobre los asuntos pendientes y el estado general de la Parroquia. Al frente de las de San José y San Roque estaban, como Párrocos, Don Antonio Bellido Almeida, “casi” paisano mío, y Don Jesús Núñez Mancera, condiscípulo y amigo entrañable desde 1943 en el Seminario Diocesano de San Atón de Badajoz.
La primera vez que pasé por la calle Real, me llamó la atención ver, tras la luna de un escaparate comercial, una imagen religiosa. Se trataba de una antigua y valiosa talla de unos 120 centímetros de altura que representaba al Evangelista San Marcos. A simple vista, parecía ser de mediados del siglo XVI y me recordó enseguida a la escuela castellana y, de manera especial, al gran imaginero Alonso González Berruguete. Parecía una imagen de retablo, con el dorso ligeramente rebajado en su volumen. Representa al Evangelista de frente, con el libro del evangelio abierto y sostenido por su mano derecha. La pierna del mismo lado se flexiona suavemente, haciendo recaer el peso del cuerpo sobre la izquierda. La cabeza, dirigiendo la mirada también hacia su izquierda, parece invitar a un invisible compañero a que se fije en el pasaje del libro que le muestra, con el índice sobre los renglones, para facilitar su lectura.
El estado de conservación de la imagen era lamentable y, precisamente por ello, se solicitaba la ayuda de los almendralejenses para su restauración.
En la primera reunión con el clero local -además de los tres sacerdotes antes mencionados prestaban sus servicios sacerdotales en las Parroquias de la Capital de Tierra de Barros Don José Mendiano y Don Juan Becerra- tuvimos un cambio de impresiones y, entre las preguntas que les formulé, no faltó la referente a la Imagen del escaparate de la calle Real.
Don Jesús se ofreció a darme toda suerte de información y explicaciones. Información que, completada con los trabajos publicados posteriormente por el Profesor Zarandieta y algunas lecturas a las que me llevó mi curiosidad por conocer aspectos históricos de nuestro entorno, esquemáticamente ofrezco hoy en mi pregón.
La Imagen que nos preside fue restaurada en 2010 en el taller de D. Luis Peña y Dña. Fernanda Zapata. Previamente, lo había sido en 1987, por el almendralejense D. Agustín Retamal, recientemente fallecido.
San Marcos había hecho compañía mucho tiempo, en “el cuarto de la Virgen” del Santuario de la Piedad a la talla de Santa María de Cora, de Antón de Madrid. Ambas imágenes presentaban un aspecto lamentable de conservación tras años- ¿habría que decir siglos?– de abandono e incuria después de haber sido trasladadas al Santuario Patronal por haberse derruido sus respectivas ermitas. La de San Marcos debió desaparecer a finales del siglo XVIII.
En la década de los 50 del siglo pasado el Párroco, Don Manuel Alemán Carvajal, cedió la imagen del Santo Evangelista a la familia De la Hera para que recibiera culto en la pequeña capilla que habían construido en su cortijo conocido popularmente como el “Cortijo de Zacarías”. Después de una leve restauración en Sevilla, se instaló en dicho lugar: en él se celebraba los domingos y días de precepto la Santa Misa a la que asistían familiares de los dueños del “cortijo Zacarías” así como vecinos de los cortijos cercanos.
En varias ocasiones la familia De la Hera cedió la Imagen de San Marcos para que presidiera la romería que en su honor tenía lugar el 25 de cada abril. Definitivamente la entregó a Don Jesús Núñez que, desde 1987, la conservó en su Parroquia de San Roque hasta que pudiera colocarla en la Ermita que, ayudado por un grupo entusiasta de devotos de San Marcos, pretendía construir en terrenos de la margen izquierda de la carretera de Badajoz.
Y de la imagen de San Marcos, paso a dar noticias sobre la ermita en la que nos encontramos.
Don Jesús fue ordenado sacerdote en Badajoz el año 1955 y celebró su 1ª Misa solemne el 1 de julio. En Agosto es nombrado Vicario Parroquial -Coadjutor por otro nombre- de la Purificación, única Parroquia a la sazón en Almendralejo. Por entonces los vecinos de la Capital de Tierra de Barros añoraban el esplendor de las Romerías de San Marcos del siglo XIX. Los padres transmitían a los hijos, sentados alrededor de la gran candela de la cocina, o al abrigo del acogedor brasero de la mesa camilla, las incidencias de aquellas fiestas populares que habían venido a menos y casi, casi, se estaban olvidando. El no contar con una ermita ni tener una Hermandad que organizara los cultos al Santo Evangelista y las romerías cada 25 de abril, era motivo, sin duda alguna, de que éstas se celebraran sin continuidad y, casi siempre, sin aliciente alguno.
Hubo, por fortuna, un canalizador de las inquietudes y añoranzas de los vecinos de Almendralejo: Don Juan Blasco Barquero. Podemos decir que ya teníamos el “brazo secular” -el elemento laico- al que faltaba la protección y el amparo del “clerical” y éste fue, precisamente el joven sacerdote recién llegado a su pueblo. Uno y otro comulgaban con parejas inquietudes e idénticos deseos y alimentaban los mismos proyectos sobre este punto concreto de la creación de una Hermandad y la construcción de una Ermita en honor de San Marcos. A pesar de la preocupación y de los buenos deseos de estos dos almendralejenses de pro, aún habían de transcurrir casi dos décadas para que se dieran los primeros pasos del proceso.
Entre tanto, en 1967, dos nuevas Parroquias han nacido en Almendralejo: las de San José y San Roque. El Vicario parroquial, Don Jesús Núñez Mancera, es nombrado párroco de la últimamente mencionada. El territorio de la nueva circunscripción de San Roque, en la carretera de Badajoz, se extiende por la margen izquierda de la misma, hasta el término municipal de Solana de los Barros. Hacemos esta puntualización para una fácil comprensión de lo que más adelante diremos.
En 1973 doña Catalina Gallardo González cede unos terrenos en la zona de San Marcos, en la margen izquierda de la mencionada carretera, para construir sobre ellos una Casa Diocesana de Espiritualidad. Al tratarse de la jurisdicción de San Roque, es su Párroco, Don Jesús, el encargado de realizar los trámites necesarios ante el Obispado. Piensa entonces el sacerdote que allí podría también construirse la proyectada Ermita de San Marcos.
Casi simultáneamente, en 1975, se hace otro ofrecimiento de terrenos también en la margen izquierda de la mencionada carretera: el del matrimonio Cortés-Cardoso que viene a ampliar la posibilidad de hacer realidad la tan deseada ermita. Pronto se evidencia que no se dan en ellos las condiciones apropiadas para el fin apetecido. Por ello, después de agradecer a Don Juan Cortés y a su esposa Doña Manuela Cardoso su generoso gesto, no se acepta su ofrecimiento.
Entre tanto se organiza en la Parroquia de San Roque una Junta o Comisión Gestora a la que se le encomienda el doble objetivo que intentaba conseguir Don Jesús desde hacía dos décadas. Presidida por Don Francisco Muñoz Peral, la Comisión procede a colocar la primera piedra de la Ermita el 15 de mayo de 1976 en los terrenos donados por Doña Catalina Gallardo para la construcción de la Casa de Espiritualidad. En la piedra se grabaron, con la fecha, dos nombres: los de San Marcos Evangelista y San Isidro Labrador, Protector de los campos almendralejenses, el primero y de los españoles, el segundo.
Pasa el tiempo. Una cláusula testamentaria de Doña Catalina Gallardo establecía que, de no llevarse a efecto la construcción de la Casa de Espiritualidad en el plazo de diez años, los terrenos por ella donados para tal fin, revertirían a sus herederos. El plazo expiraba en 1983 y, al no haberse ni siquiera iniciado en tal año las obras de edificio religioso alguno, la reversión se hizo inapelablemente efectiva.
Ni que decir tiene que el desánimo hizo que decayese durante varios años más la romería. La fiesta de San Marcos vino a ser un día de asueto de los marcados en el calendario popular. Pero no hay mal que por bien no venga. El Centro de Iniciativas Turísticas, con su Presidente Don Antonio Díaz al frente, se pone al habla con Don Jesús proponiéndole un programa de actuaciones que desembocarían en la consecución de la Hermandad y la Ermita. En colaboración con la Parroquia de San Roque organiza los actos religiosos y populares de la romería de 1983, que resultó, a pesar del día plomizo y desapacible, todo un éxito. Los vecinos acudieron a la procesión con la Imagen de San Marcos que, por vez primera y, cedida por la familia de La Hera, presidió los actos.
Pero la Ermita seguía brillando por su ausencia. En 1987 nace una Comunidad nueva de Vecinos en Almendralejo. Se trata de la que propietarios de cortijos de la zona de San Marcos han constituido con el nombre de “Los Almendros” y quieren, como las Barriadas urbanas, tener un Patrón y organizar actividades en su honor anualmente. La zona le daba hecho el trabajo de la búsqueda: San Marcos será su Protector y Patrono. El Presidente de la nueva Comunidad de vecinos, Don José González Hortigón contacta con la Parroquia de San Roque y con el C.I.T. Las tres entidades celebran una reunión de la que sale constituida una Comisión para dar forma a la vieja aspiración, tantas veces formulada y tantas otras abandonada ante el cúmulo de dificultades que se interponían en el camino.
El año 1988, en una emisión de Radio Almendralejo, tiene lugar un encuentro histórico: acompañados del Director de la emisora, D. José Cortés Noriega y del Párroco de San Roque, D. Jesús Núñez Mancera, dos vecinos de la Capital de Tierra de Barros se comprometen solemne y formalmente ante toda la audiencia a que la Ermita de San Marcos será una realidad. Los dos vecinos son Don José González Hortigón y Don Juan Barco Caballero.
A pesar de las múltiples dificultades, la buena voluntad y la generosidad de varias personas hicieron viable el proyecto. El primer paso era conseguir el terreno sobre el que edificar la Ermita. Se solicitó a Don Crispín Mateos Izquierdo uno de su propiedad y lo vendió a la Comisión por el mismo precio por el que lo había comprado años antes. El mencionado terreno medía 7.200 m2, a los que se unieron otros 5.000 m2 que donaron generosamente Don Francisco Porras Álvarez y Don Ángel Vázquez Álvarez. A partir de 1989, en estos terrenos se celebró la Romería esperando, cada año, que al siguiente el Santo ya tuviera su ermita.
Pero las dificultades, como los males, nunca vienen solas; otra nueva, y ésta no de tipo material, vino a sumarse a las anteriores que preocupaban a Don Jesús. Los nuevos terrenos están situados en la margen derecha de la carretera de Badajoz y, por lo tanto, no pertenecen a la circunscripción parroquial de San Roque sino a la de la Purificación. Y Don Jesús sabe que él no tiene jurisdicción sobre ellos.
Más de tres décadas de ilusiones se le vienen abajo de pronto al entusiasta sacerdote. Envía una comisión a hablar conmigo, en mi calidad de Párroco de la Purificación; me comunican que, al depender de la jurisdicción de la Parroquia Matriz de Almendralejo los terrenos en que se ha de edificar la ermita, Don Jesús no puede estar al frente de la Junta Promotora y deja en mis manos todo lo concerniente a la futura ermita. Consciente yo del acto de humildad de Don Jesús, del sacrificio que suponía para él la renuncia a unos proyectos tan largamente acariciados desde su llegada a Almendralejo, no lo dudé un instante. Dije, con emoción y firmeza, a los comisionados: “Mientras Don Jesús esté de Párroco en San Roque y yo lo sea de la Purificación, podéis considerar los terrenos y la futura ermita como pertenecientes a la jurisdicción de San Roque”.
Los ojos de los comisionados se iluminaron; la alegría por seguir con Don Jesús a la cabeza del proyecto y el agradecimiento ante mi gesto cambiaron el semblante de mis interlocutores. El fuerte abrazo que, cuando nos vimos, me dio Don Jesús, no lo olvidaré jamás.
Y los desvelos y los proyectos y las actuaciones de Don Jesús y de sus infatigables colaboradores de la Junta, presidida por Don José González Hortigón y entre cuyos vocales se encontraba el hoy homenajeado, D. Pascual Pérez Barroso, dieron su fruto. Fruto que no es otro que la hermosa ermita en la que nos encontramos, diseñada y dirigida por Don Juan Barco Caballero. La bendición de la misma, efectuada el 25 de abril de 1993 constituyó el solemne y merecido colofón que coronaba los anhelos de miles y miles de devotos del Evangelista San Marcos.
De esta manera, los avatares del destino o, mejor dicho, los designios de la divina Providencia propiciaron el que la nueva ermita de San Marcos viniera a asentarse, en 1993, sobre los mismos parajes en que se construyó la antigua allá por el año 1511.
Al mismo tiempo que la parroquia de la Purificación, estaba a mi cargo la gestión del Santuario de la Virgen de la Piedad y quise que en esta nueva ermita hubiera dos elementos que recordasen para siempre a la Patrona de Almendralejo. Uno es la vieja campana que sirvió de argumento a una de las coplillas que se cantaban en la romería. En efecto: al citar el escaso patrimonio con que, a principios del siglo XX, contaba el Santuario, comparándolo con el rico y cuantioso de otras Patronas, terminaba la canción enumerando sus enseres con estas palabras: “El famoso manto rojo / y el celeste, su rival, / y una campana famosa / que, por cierto, suena mal”. Es la campana que ocupa la espadaña-campanario de esta ermita.
El otro elemento, procedente también del Santuario de la Piedad, lo tienen ustedes a la vista: esta mesa de altar de granito en la que se celebra la Santa Misa. Para que el sacerdote estuviera de cara a los fieles durante la Eucaristía, según la nueva Liturgia renovada por el Concilio Vaticano II, el 30 de septiembre de 1967 se desmontó el altar de madera estucada y dorada del retablo mayor de la Patrona y, en su lugar, un poco más adelantado, se colocó otro de piedra de granito sin pulimentar. Sobre él se celebró la Santa Misa en la Piedad durante casi tres décadas hasta que en 1993, para reponer en su sitio el original del Santuario, quise que este altar de piedra de granito se instalase en la ermita de San Marcos, deseo que Don Jesús compartió gustosamente. Así, me decía, el recuerdo de la Virgen de la Piedad permanecerá siempre en este lugar sagrado.
Y este pregonero no tiene más que decir. Eso sí: me gustaría añadir una estrofa a esas letrillas de las canciones que llenan con sus sones nuestros campos y alegran las calles de Almendralejo, sobre todo cuando pasan las carrozas llenas de romeros, en despedida, por el Atrio del Santuario:
“A la Virgen `La Piedad´
muchas gracias le daremos
que nos ha sacado en bien
de la jira que traemos”.
A estos versos propondría yo añadir o anteponer los siguientes:
“Evangelista San Marcos,
gran amigo del Señor,
protege siempre estos campos
y danos tu bendición”.
Pues…, que así sea y gracias por la atención que me han prestado.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]