Pedro González Hurtado (1906-1907)

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El abogado Pedro González Hurtado (14-1-1906 a 17-3-1907) accedió a la presidencia a comienzos de 1906 . La Academia de Música, creada en 1902, entraría por fin en funcionamiento durante su mandato, concediendo la plaza de profesor de la misma, sacada a concurso, a Ángel Mora Vadillo, con la retribución de 300 pesetas anuales. Empezaron a funcionar en abril y se adquirieron métodos de solfeo para los alumnos que daban tres clases a la semana; unos meses después, ya algunos alumnos estuvieron en disposición de formar una Banda, para lo cual se compraron instrumentos musicales a la Casa-Misión del Corazón de María, procedentes de la Banda que tuvo su sede en esta institución en los años precedentes .
Las distintas reglamentaciones, generales y particulares, siguieron sufriendo modificaciones parciales para adecuarse a nuevas circunstancias y a la práctica diaria. En este sentido, se reformaron las condiciones por las que el socio podía solicitar el socorro de anticipo, que quedaron de esta forma:

1) El socio que tenga derecho al socorro podrá pedirlo, siempre que lo garantice un fiador solvente, que figurará en la lista que, al efecto, lleva la Junta Directiva. Si fuera menor de edad, necesitaría el permiso de su legal representante. 2) El socio que lleve más de siete años de asociado tendrá derecho al anticipo con sólo la garantía de otro socio que lleve igual tiempo de asociado, aunque éste fuese insolvente. 3) Si el socio no satisface el anticipo en los plazos señalados, se reclamará por la Sociedad al fiador del mismo quien podrá demorar el pago hasta tanto el socio deudor sea expulsado de la Sociedad, pero después de verificarse la baja del socio peticionario del anticipo, tendrá obligación el fiador de satisfacer éste en los plazos señalados en el contrato, y caso contrario será también dado de baja en la Sociedad. 4) Se puede conceder anticipo al socio que esté garantizando a otro, siempre que a él le garantice un fiador solvente que esté incluido en la lista formada por la Junta Directiva.
También quedó reformado el Reglamento de la Sociedad en un número importante de artículos, pero al no haber encontrado los reglamentos anteriores a 1917 no podemos desglosar todos los cambios, pues el Acta sólo recoge, a veces, adiciones o supresiones de artículos o párrafos, imposibles de analizar por lo indicado. Sólo en contados casos, se transcribe el artículo completo, nuevo o modificado; y, en estas ocasiones, podemos señalar, entre otros, que si un socio fuera expulsado por defraudar a la Sociedad no se le permitiría el reingreso; que el suspendido podría apelar reuniendo las firmas de 50 socios; que para ser sujeto de un socorro de anticipo, tendría que llevar más de tres años como asociado y, en el caso, de serlo desde los 16 años, se le empezarían a contar los tres años desde los 18; que los directivos habrían de tener una antigüedad de más de siete años y que se crearía una comisión para la inspección de los socios enfermos.

 

Gregorio Montes del Castillo (1905-1906)

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Gregorio Montes del Castillo, industrial almendralejense con gran experiencia en cargos directivos de la Sociedad , tomó el relevo de la presidencia a comienzos de 1905 y sirvió el cargo durante aquel año (8-1-1905 a 14-1-1906). El año 1905 prolongó la crisis derivada por la sequía y la epidemia de filoxera. El Ayuntamiento había plantado nuevas vides americanas, resistentes al insecto, en el ejido de las Cruces, próximo a la Estación de Ferrocarril, y determinó entregarlas a los braceros y quedar libre el terreno del vivero . Se creó una “Sociedad obrera de viveros”, que organizó, entre otros actos, una rifa para recaudar fondos con motivo de la crisis que se atravesaba, por lo que “El Obrero” tomó 10 papeletas por un importe de 10 pesetas en total. Las mismas circunstancias hicieron que se aumentaran hasta 2.000 pesetas las destinadas a cubrir las solicitudes de anticipos por parte de los socios; y por otra parte, se rebajara la cuota de entrada de las 15 pesetas en que estaba establecida, a solamente 5 pesetas.

Este ambiente hizo que el número de socios creciera en 1905 en 75 personas, mientras que en 1904 se había producido un descenso de 36. La situación general mejoró en 1906, con lo que se volvió a poner la cuota de entrada de 15 pesetas; ante el poco éxito, en noviembre se volvió a situar en 5 pesetas, lo que hizo que, por fin, aquel año aumentara el número de socios en 63, llegándose al 31 de diciembre con 775 socios.

Antonio Martínez Vélez (1903-1905)

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En las elecciones de enero de 1903, fue elegido por mayoría de votos, como presidente el abogado Antonio Martínez Vélez, que cumpliría el cargo durante el siguiente bienio (11-1-1903 a 8-1-1905).
Fueron años muy difíciles para la población almendralejense, en especial, para la clase trabajadora, que a la epidemia de filoxera que azotaba los viñedos unieron la catástrofe de la sequía, por lo que los braceros no se podían ocupar en las faenas agrícolas y, por tanto, no contaban con el jornal diario. Las autoridades municipales acudieron entonces a los alojamientos, es decir, al reparto de los jornaleros entre los labradores más pudientes para realizar trabajos no estrictamente necesarios, o simplemente para ser socorridos.
Y “El Obrero” aprobó las bases de un nuevo socorro mutuo, el de la concesión de anticipos por un máximo de 50 pesetas, sin interés, al socio que estuviera avalado por otro socio, elegido por el peticionario de una lista confeccionada por la Junta Directiva. El solicitante abonaría 1 peseta para gastos y devolvería lo pedido por décimas partes a final de cada mes, a partir del tercero en el que lo hubiera tomado. Si no cumplía cualquiera de los plazos, perdería sus derechos de socio y lo mismo, en su caso, ocurriría con su fiador, sin perjuicio de seguir el proceso en los Tribunales de Almendralejo. Para solicitar el anticipo, tendrían que estar al corriente de sus cuotas y sin que estuvieran debiendo otro anticipo, y se concederían por orden de solicitud, hasta agotar el presupuesto anual de anticipos. A comienzos de 1904 se determinó que para aquel ejercicio el presupuesto para anticipos se situara en 1.500 pesetas.

I Pregón Taurino 2009

Guillermo Summers fue el encargado de ofrecer, el 28 de febrero de 2009, el I Pregón Taurino “Ciudad de Almendralejo”, organizado por el Programa Taurino “Sol y Sombra” que emite Radio Comarca de Barros, y en colaboración con la Delegación de la Plaza de Toros del Ayuntamiento de la Ciudad. El acto fue presidido por el Concejal Delegado, Marceliano Martín Martín, y la presentación estuvo a cargo de Juan Barco Caballero. El prestigioso presentador de televisión y humorista repasó su relación con la Ciudad y sus contactos con el mundo de los toros, para concluir con un pregón a la antigua usanza, de los que se daban en las plazas de los pueblos, precedidos por el sonido de la trompetilla que convocaba a los vecinos.

“De orden del señor Alcalde
que se vayan agrupando,
que ha llegado el pregonero
y les va a leer un bando.
Debo empezar el pregón
de aquesta feria taurina
agradeciendo el honor
que Almendralejo me brinda.
Honor que yo he aceptado
encantado y sin dudar,
aunque quiero dejar claro
que no voy a torear.
No voy a saltar al ruedo
ni a enfrentarme con los cuernos,
porque uno no es torero
ni siquiera subalterno.
Como no tengo montera
con que mi calva tapar,
desmonterado quisiera
por esta Feria brindar.
Dicho esto, voy al toro
a cumplir con mi misión,
que dicen que el tiempo es oro
y ha de ser breve el pregón.
Empiezo por el principio
pero sigo con los ripios.
Tiene Almendralejo Plaza
que alaban propios y extraños
con solera porque data
de hace muchísimos años.
En ella y en sus albores
lidiaron a mayor gloria
muchos grandes matadores
de gratísima memoria.
Fue el primero Juan León
apodado “Leoncillo”
y “Mochuelo” se llamó
el primer toro o novillo
que murió en el año doce,
restaurado el graderío.
Otros dejaron su huella
y le echaron sus reaños
en esta Plaza tan bella
en el correr de los años.
Pero esto ya es historia
y ya me estoy enrollando;
quede ello en la memoria
y sigamos con el bando.
Bando que es para anunciar
que el Coso de Almendralejo
este marzo va a vibrar
con tres taurinos festejos.
Tres carteles excelentes
para una Feria de altura
en la que estarán presentes
primerísimas figuras.
Toros de Manuel González
en la primera corrida
y tres toreros cabales
de valía reconocida.
Francisco Rivera Ordóñez
con “El Fandi” y Talavante
abrirán estos festejos
el día uno, Dios mediante.
El veintiuno de marzo
con el hierro de Zalduendo,
¡fiesta por todo lo alto
y otro cartel estupendo!
Julio Aparicio, Perera
y Cayetano Rivera
lidiarán con maestría
una corrida señera.
Y el veintidós, los rejones,
toros de Flores Tassara
para tres rejoneadores
valientes donde los haya:
Fermín Bohórquez, primero,
Diego Ventura, después,
y Leonardo Hernández, luego,
¡a cual mejor de los tres!
Pedir más ya no cabría:
tres grandes rejoneadores,
tres grandes ganaderías
y seis grandes matadores
para esta Feria Taurina
que ya está entre las mejores
que se organizan hoy día.
Y voy concluyendo el pregón,
que prometí ser conciso,
me estoy poniendo tardón
y va a sonarme un aviso.
Tan sólo me queda ya
“pa” rematar la faena
dar gracias a esta ciudad
y a toda su gente buena.
Este es el fin del pregón
que ha anunciado los festejos.
¡A disfrutar mogollón
y que viva Almendralejo!”

En el Libro de Memorias de José Velasco García (1809-1854) se nos dice que en 1819 se celebró "la feria primera de la Piedad" (véase, Francisco Zarandieta Arenas y Tobías Medina Cledón: La Virgen de la Piedad y Almendralejo. Cinco siglos de una convivencia amorosa, Almendralejo, Santuario de Nuestra Señora de la Piedad, 2008, p. 124), por lo que en 2018 celebraremos el segundo centenario de este acontecimiento. Para conmemorarlo, recordaremos, entre otros textos, los artículos firmados por este cronista en las revistas de feria en los últimos treinta y siete años.

II. Francisco Zarandieta Arenas: "Almendralejo de aldea a villa", Ferias de la Piedad y XVI Fiestas de la Vendimia, Almendralejo, 1988.

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 El 23 de diciembre de 1536 Carlos I firmaba en Tordesillas el Privilegio de Villazgo para Almendralejo, apartándola y eximiéndola de la jurisdicción de la ciudad de Mérida y haciéndola villa, dueña de su propia jurisdicción.

Aunque en el término actual de Almendralejo se han encontrado restos que atestiguan la presencia de grupos humanos desde los tiempos más antiguos, hasta la época medieval no va a aparecer una entidad de población que lleve este nombre.

Almendralejo, como tal, debió surgir como consecuencia de la actividad repobladora de los vecinos emeritenses en el amplio término que tras la reconquista de Mérida en 1230 se le adjudica a esta ciudad.

Esta repoblación en pequeños núcleos o aldeas se incrementaría en la segunda mitad del siglo cuando Mérida y su tierra pasan a depender totalmente de la Orden de Santiago y amenazan con extender su término a costa del vecino de Badajoz.

En los documentos que han llegado hasta nosotros la primera vez que aparece nombrado Almendralejo es en una carta privilegio concedida a Mérida por el Maestre de la Orden en el año 1327.

Allí se cita a Almendralejo y a otros lugares como aldeas dependientes de Mérida, que carecen de poder jurisdiccional, les deben obediencia y tienen que pagarle tributos.

A comienzos del siglo XVI esta situación ha variado muy poco. Sólo ha conseguido Almendralejo la facultad jurisdiccional en las causas civiles de hasta trescientos maravedíes, pero no pueden juzgar causas criminales y siguen sujetos a tributos y servidumbres. Cada vecino debe entregar una fanega de cebada al año y en las obras públicas de la ciudad, como reparación del puente romano o la construcción de fuentes, tienen que enviar obreros o pagar el equivalente en dinero.

Esta dependencia, ya en el primer tercio del siglo XVI, comienza a pesar sobre Almendralejo que se resiste y pleitea constantemente sobre ello. La aldea se ha enriquecido, ha aumentado su población y ocupa una posición importante en la Provincia de León de la Orden santiaguista.

Son continuas las desobediencias de las autoridades del lugar de Almendralejo que no dudan en afrontar condenas económicas o el destierro por usar distinto sello del de Mérida, juzgar en causas de mayor cantidad que la permitida o intentar darse ordenanzas.

Las negociaciones para conseguir la ansiada independencia jurisdiccional se llevaron a cabo con gran sigilo para no despertar sospechas en la ciudad emeritense que lógicamente no estaba dispuesta a perder a casi quinientos vecinos contribuyentes.

Estos deseos y estas peticiones al Rey debieron avivarse en 1526 cuando Carlos I, en su ruta de Toledo a Sevilla para desposarse en el Alcázar de esta ciudad con la infanta portuguesa Dª Isabel, llegó a Almendralejo el domingo 4 de marzo procedente de Mérida. Aquí cenó y pernoctó y al día siguiente después de comer marchó con su numeroso séquito hacia Los Santos. También unas semanas antes, la novia había hecho jornada de descanso en Almendralejo en su camino de Elvas a Sevilla.

Pasan unos años. El Emperador necesita dinero. En 1535 acaba de conquistar Túnez y quiere organizar una campaña general contra los turcos, pero los franceses han invadido Piamonte y ha de comenzar una nueva guerra contra ellos. Almendralejo le ofrece un servicio de 6500 ducados de oro a cambio del Privilegio de Villazgo, y éste tiene lugar por obviar además los grandes inconvenientes que padecían los vecinos en salvar las cuatro leguas que los separaban de los tribunales de justicia emeritenses. Mérida se resistió pero no fue tan generosa en sus ofrecimientos, que a la postre decidieron.

La villa de Almendralejo agradecida colocó tres años después en su renovado templo parroquial, en uno de los contrafuertes del ábside, el escudo imperial con una leyenda alusiva a las victorias del César:

Con estas armas vencidos
moros, turcos, luteranos
al yugo de los cristianos
serán todos sometidos.

En el Libro de Memorias de José Velasco García (1809-1854) se nos dice que en 1819 se celebró "la feria primera de la Piedad" (véase, Francisco Zarandieta Arenas y Tobías Medina Cledón: La Virgen de la Piedad y Almendralejo. Cinco siglos de una convivencia amorosa, Almendralejo, Santuario de Nuestra Señora de la Piedad, 2008, p. 124), por lo que en 2018 celebraremos el segundo centenario de este acontecimiento. Para conmemorarlo, recordaremos, entre otros textos, los artículos firmados por este cronista en las revistas de feria en los últimos treinta y siete años.

I. Francisco Zarandieta Arenas: "La Orden Franciscana y Almendralejo", Ferias y Fiestas de Almendralejo, 1982.

Escudo seráfico Nos encontramos [1982] celebrando el VIII centenario del nacimiento de San Francisco de Asís, aquel “poverello” que con su mensaje de humildad y amor a todas las criaturas conmovió los cimientos de aquella sociedad y de aquella iglesia medieval. La huella franciscana fue fecunda en España, y de ella en Extremadura, que envió los doce primeros misioneros a Nueva España. Y de Extremadura, en Almendralejo, donde la Orden ha tenido, y tiene, honda raigambre en sus variadas manifestaciones.
Sólo quisiéramos recordar en este momento, con unas breves pinceladas, las fundaciones conventuales de nuestra ciudad y la estela dejada por varios de sus hijos que vistieron el hábito de San Francisco.
La más antigua fue el Convento de la Inmaculada Concepción, de franciscanas menores observantes, debida a la generosidad de Don Francisco Ortiz de Paradas y de su mujer Doña Marina Escrivana. Estos no tuvieron hijos y en 1559, cuando Don Francisco había ya fallecido, quedaron como patronos a Diego Ortiz de Paradas y a Pedro Sánchez. Conocemos las cuentas del Convento desde 1560 y era bastante rico. A mediados del siglo XVIII, según el Catastro de Ensenada, contaba con 27 religiosas. El 9 de septiembre de 1836, en virtud de las leyes desamortizadoras salieron las religiosas del Convento, yéndose a sus casas, salvo una, llamada San Luis, que se acogió al Convento de Santa Clara. Con posterioridad el edificio fue usado como teatro, sala de baile y centro de enseñanza.
La fundación del Convento de San Antonio ocurre en un momento crítico para nuestra región, cuando la guerra de secesión portuguesa tenía como escenario estas tierras. Los franciscanos habían visto asolados varios conventos y ya hacía tiempo que Almendralejo suspiraba por tener uno, y, fracasadas gestiones anteriores, se aunaron voluntades entre la Orden Franciscana y la familia compuesta por Don Fernando Nieto Becerra, su mujer Doña Juana de Alvarado y Mendoza y la hermana de ésta, Doña Leonor. Ellos firmaron, como patronos, la escritura de fundación que suponía la última de los franciscanos menores descalzos de la Provincia de San Gabriel en Extremadura. Era uno de los Conventos más importantes de esta Provincia. En 1678, tenía 20 frailes y en 1753 (Ensenada), contaba con 30. En él se celebraron muchos Capítulos Provinciales y por sus claustros pasaron grandes franciscanos, como aquel Fray Andrés del Arroyo, tan encomiado por las Crónicas de la Orden, que murió en dicho Convento en 1694, siendo su Presidente. También San Antonio sufrió la desamortización y aunque su Iglesia sigue abierta al culto, el Convento, después de diversas vicisitudes, se encuentra [en estas fechas] en estado ruinoso.
La suerte de la tercera fundación ha sido distinta. El Convento de Santa Clara, de franciscanas menores observantes, fue primero Beaterio, patrocinado por Doña Leonor Golfín de Figueroa, a comienzos del siglo XVIII. Lo vendrían a fundar la Madre María de Cristo y otras compañeras del Beaterío de La Parra. Unos años después, en 1725, se convertía en el Convento que ha llegado hasta nuestros días.
En las Crónicas Franciscanas se hallan reseñados muchos hijos de Almendralejo, aún anteriores a la fundación del convento de varones de nuestra ciudad; como un Fray Diego de Almendralejo que muere en 1604 en el también famoso Convento de San Onofre de La Lapa, y que era Maestro de Novicios y Guardián, ejemplo de paciencia en las enfermedades.
Unos, como Fray Pedro Ortiz Cabezas, pariente del patrono del Convento de la Concepción, pasarían a las nuevas tierras de misión recién descubiertas y allí sufrirían martirio. Otros, alcanzarían puestos de responsabilidad en la Orden, como Fray Pedro y Fray Mateo de Almendralejo, Presidente del Santuario de San Pedro de Alcántara de los Majarretes, en San Valencia de Alcántara, donde tomó el hábito San Pedro de Alcántara; Fray Francisco Vázquez de Almendralejo, elegido Custodio en 1708, Fray Pedro de San Lorenzo de Almendralejo, definidor de la Provincia en 1690, o Fray Juan y Fray Francisco de Almendralejo, Ministros Provinciales en los años 1789 y 1798, respectivamente.
A Fray Francisco de San José y Almendralejo le conocemos porque Barrantes tenía copiado en su Biblioteca un sermón que este fraile predicó en la inauguración de la Iglesia de San Gabriel de Badajoz, en 1772. Era predicador general y morador del dicho Convento de San Gabriel.
Fray Francisco de Almendralejo, brilló por su santidad. Murió en Trujillo en 1716 y el cronista Fr. Andrés de S. Francisco y Membrío dice que había compuesto para sí una guía o “Arancel de Perfección”, de una gran virtud y severidad ascética.
Finalmente, mencionaremos a Fray Pedro Bravo de Almendralejo, el gran defensor de los privilegios de la Orden a finales del siglo XVII. Consiguió que el Nuncio diera una Sentencia condenando a un fraile agustino que había predicado en contra del Jubileo de la Porciúncula, y, más tarde, para reafirmar la validez de ésta y otras prerrogativas de la Orden escribió un documentadísimo “Escudo Seraphico de las Indulgencias de la Religión de N. P. S. Francisco, y sus tres Órdenes” (Sevilla, 1699), obra que alcanzó enorme difusión pues era raro el Convento que no la poseía.
Junto a los citados se encontrarían lógicamente otros muchos que al igual que los anteriores, usando el acostumbrado apelativo gentilicio, llevarían su santidad y su saber por los Conventos de la Orden, proclamando claramente su origen.nacimiento