Conferencia de Federico Mayor Zaragoza en Almendralejo (10-12-2008)
El 10 de diciembre de 2008 se celebró en Almendralejo un emotivo acto, organizado por la Fundación Ciudadanía, en conmemoración del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dentro del mismo, impartió una conferencia Federico Mayor Zaragoza, ex-Director General de la UNESCO y Presidente de la Fundación Cultura de Paz.
Recordó el conferenciante los orígenes del texto que se conmemoraba, elaborado en un ambiente de posguerra, con la visión y los sentimientos todavía presentes de los horrores vividos. "Nosotros los pueblos -dijeron- resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra [...] hemos decidido aunar nuestros esfuerzos para realizar estos designios", practicar la tolerancia, convivir en paz, reafirmar la fe en los derechos fundamentales y la dignidad de la persona humana, promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad.
Así se expresa la Carta de las Naciones Unidas, y para que estos valores puedan ponerse en práctica, existen unos puntos de referencia universales, que constituyen la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un gran texto inspirador, sobre el que el Doctor Mayor Zaragoza hizo importantes consideraciones, señalando que todos somos diferentes, pero todos estamos unidos en unos mismos principios; porque el origen de los derechos humanos somos las personas, cada una individual, única, y por ello, esperanzadora.
Exaltó el sentimiento de ser ciudadanos, que lleva a participar en la propia gobernación; y aconsejó que no se arrinconara la experiencia de los mayores, que no se desperdiciara ese tesoro que acumulan que, a veces, es poco explorado; y que todas nuestras acciones estuvieran dirigidas a las futuras generaciones.
En este aspecto, hizo un elogio de la importancia de la educación en valores, conectando la crisis actual con el fracaso rotundo de un sistema que ha sustituido los derechos humanos por las leyes del mercado, en una clara abdicación ideológica de quienes están llamados a luchar por la justicia y la libertad, en aras de los principios cuyo sexagésimo aniversario estamos celebrando. Y en este sentido, citó a Antonio Machado que, ya en uno de sus "Proverbios y Cantares", señalaba "Todo necio / confunde valor y precio"; efectivamente, en glosa de Mayor Zaragoza, se han confundido y tenemos que procurar restablecer esos valores.
"¿Qué podemos hacer?", se preguntó. Y animó a ser críticos, a cambiar el reinado de la fuerza por el de la palabra, a querer la paz, ayudando con nuestro comportamiento diario a hacerla posible, a crear una cultura de paz. A no desanimarnos si nos parece que nuestra contribución pudiera ser insignificante; porque, citando a Teresa de Calcuta, recordó que aunque sólo fuéramos una gota de agua en el océano, el océano echaría de menos esa gota de agua.
Terminó con un mensaje optimista, basado en la capacidad de los seres humanos por crear, transitar nuevos caminos y descubrirlos si no los encuentran; animando a que todos nos convirtiéramos en sembradores, aunque fuera de un pequeño grano, porque nunca podríamos recoger aquellos que no hubiéramos plantado. Y no es tiempo de quedarse inactivos.