1: Día de las Candelas |
El nombre de Candelaria proviene de una tradición cristiana, que se remonta al menos al siglo V y que consistía en bendecir unas candelas que, distribuidas entre los fieles asistentes al templo, las llevaban en procesión por el interior del mismo o en sus alrededores. Con este ritual la Iglesia recordaba a Jesús como verdadera y única luz en el mundo.
Por estas fechas el mes más crudo de nuestro invierno ha pasado y la actividad agraria vuelve a los campos en donde la vida parece renacer sintiendo ya cercana una primavera que se nos adelanta siempre a su fecha "oficial".
En 2003 se concedió la Medalla de Extremadura a la Caja Rural de Almendralejo, con lo que se reconocía, distinguía y recompensaba públicamente a una Entidad financiera que ha destacado por sus méritos y por los servicios relevantes prestados a la sociedad extremeña. El Presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, hizo entrega de la distinción al Presidente de Caja Rural de Almendralejo, Pedro del Álamo Hernández.
Los orígenes de la Caja Rural de Almendralejo se remontan a los primeros años del siglo XX en los que van a confluir una serie de circunstancias que desde distintas posiciones harían posible la fundación de la Institución.
Por una parte, una coyuntura agraria muy negativa, resultado no sólo de la crisis filoxérica sino de las malas cosechas de cereales debidas a las adversas condiciones climáticas y a las frecuentes invasiones de la langosta. Esta situación propició un incremento en la actividad de los usureros que trabajaban con intereses abusivos, lo que agravó considerablemente la crisis agraria.
De otro lado, una serie de instituciones que intentaban mejorar las condiciones del préstamo agrario. El Banco de España se hizo eco de la situación por la que atravesaban los agricultores y favoreció la formación de Sindicatos de crédito agrícola y Cajas rurales. En 1902 era nombrado Tomás Marín Pérez, Director de la Sucursal del Banco de España en Badajoz, quien se convirtió, desde el primer momento, en un gran propagador de los Sindicatos Agrícolas y de las Cajas Rurales. A finales de aquel mismo año, el Banco de España aprobaba el establecimiento de corresponsales y el nombramiento de Juan Blasco de Gregorio para este cargo en Almendralejo. Blasco comenzó en el mes de julio de 1903 las operaciones bancarias, en su casa de la calle Mérida, y se sumó a la iniciativa promovida por Marín para fundar una Caja Rural.
La prehistoria de la Caja abarcaría las gestiones realizadas por estas dos personas en los años difíciles de crisis agraria de 1903 a 1905. La Comunidad de Labradores de Almendralejo pretendió también abanderar la fundación pero no concluyó felizmente esta iniciativa. Por fin, aprovechando el impulso dado con la Ley de Sindicatos Agrícolas de 28 de enero de 1906, terminaría por cristalizar la idea de Marín y Blasco y, con el apoyo de Antonio Martínez y Martínez de Pinillos, se daría forma oficial a la Caja Rural de Ahorros y Préstamos de Almendralejo el 3 de mayo de 1906. Martínez de Pinillos sería su primer Presidente; Blasco, el primer Cajero y los servicios se ofrecían desde la misma casa en que habían comenzado a trabajar por ella, el número 10 de la calle Mérida. Marín fue nombrado Presidente Honorario.
Desde entonces, ha tenido tres formas jurídicas distintas, acordes con la legislación que en las diversas situaciones históricas del siglo XX le ha ido afectando. Primero, la Caja Rural de Ahorros y Préstamos de Almendralejo fue amparada por la citada Ley de Sindicatos Agrícolas que estuvo vigente hasta 1941. Es la etapa marcada por la reconstrucción del viñedo, la ayuda a la Estación Enológica, la construcción de casas para paliar el problema de la vivienda a las familias más necesitadas, la larga y fecunda presidencia de Antonio Martínez y Martínez de Pinillos, las dificultades financieras de los años treinta, el traslado de las oficinas a la calle Ricardo Romero...
La nueva ordenación sindical del Franquismo derogó la Ley de Sindicatos Agrícolas, y estableció un nuevo marco legislativo con la Ley de Cooperación de 2 de enero de 1942 y el Reglamento de 1945 que la desarrollaba. Debido a estos cambios, la Entidad se convirtió, en 1945, en Cooperativa del Campo "Caja Rural de Ahorros y Préstamos" de Almendralejo, y, de hecho, en la Sección de Crédito de la Cooperativa del Campo.
Esta etapa llegó hasta finales de los años sesenta, y estuvo marcada por los problemas de las posguerras española y mundial y el comienzo del desarrollismo de los años sesenta: la búsqueda de los abonos necesarios para los campos almendralejenses, las labores en común de la trilla, la compra de maquinaria agrícola para uso de los asociados, los esfuerzos por contribuir a solucionar los problemas de la vivienda, de la sanidad y del acceso a la educación, o la restauración de obras de arte destruidas en la contienda civil.
La tercera etapa, la actual, arranca de la Orden del Ministerio de Hacienda de 14 de junio de 1968, sobre Cajas Rurales, que condujo a separar la Sección de Crédito de la Cooperativa del Campo y hacer de dicha sección una Cooperativa de Crédito Agrícola con personalidad propia y patrimonio independiente: Caja Rural de Almendralejo (Cooperativa de Crédito Agrícola), en 1969, se hizo cargo del activo y pasivo de la anterior Cooperativa del Campo con todos sus derechos y obligaciones y le cedió todas las maquinarias existentes en ese momento, alquilándole a un precio simbólico los almacenes de que se disponía.
En 1978 se inauguró la, hasta ahora, sede central, en la calle Real, y en 1987 se le concedió el carácter de Caja Calificada con la posibilidad de participar en la distribución del Crédito Oficial. La acción social de la Caja ha estado, como siempre, orientada a la ayuda a los más necesitados y presente en todos los problemas más perentorios de Almendralejo y otras localidades por las que se ha ido extendiendo, porque, desde que en 1988 estableciera una oficina en Aceuchal, no ha dejado de ampliar sus instalaciones y servicios, especialmente en los últimos diez años, en que el número de oficinas se ha multiplicado por cuatro, siendo en la actualidad de 29, se ha implantado un nuevo sistema informático y se ha producido la incorporación a la Asociación Española de Cooperativas de Crédito y su grupo financiero para dotar a la Caja de una cobertura económica, financiera y de servicios suficiente para asegurar su futuro.
Ha sido premiada con numerosos galardones, entre los que destacan, aparte de la Medalla de Extremadura, la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Almendralejo en 2003 y el premio a la mejor Entidad Financiera del año 2002 otorgado por la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios. Todos viene a corroborar que, con sus 51 oficinas, Cajalmendralejo (marca registrada actual de la Entidad que refleja los valores de solidez, profesionalidad y modernidad) ha llevado a cabo una labor callada, ya de más de un siglo, en el que además de obrar con rectitud y espíritu de servicio en el ámbito financiero, ha estado siempre atenta a todas las necesidades de Almendralejo, y también de las otras localidades por las que ha ido extendiéndose desde 1988, colaborando en todo lo que redundara en beneficio de sus vecinos, en especial, de los más necesitados; por lo que esa importante labor en el progreso de Almendralejo y Extremadura y la contribución, a través de su obra social, a la mejora de las condiciones de vida de la población, la hicieron acreedora al más alto galardón regional.
Carolina Coronado, la poetisa romántica de Almendralejo, tuvo un amor de juventud, real o imaginario, en la persona de Alberto, a quien dedicó encendidos versos, -"yo tengo mis amores en el mar"-, y que parece desaparecer en un naufragio, ahogado en las profundidades del océano. El recuerdo del misterioso Alberto se desvanecería pronto ante la presencia real del norteamericano Horacio Perry, Secretario de la Legación de Estados Unidos en Madrid, desde octubre de 1849.
Descendiente de emigrantes irlandeses había nacido en el estado de New Hampshire, donde su padre era industrial y general de las milicias del Estado. Estudiante en la Universidad de Harvard no concluyó sus estudios de Derecho; de salud quebradiza asistió, más que intervino, en la guerra que entre Estados Unidos y Méjico y después le llegó el nombramiento diplomático que le llevó a Madrid.
Probablemente, en alguno de los salones de la sociedad madrileña tendría lugar el primer encuentro entre Carolina y Horacio. El conocimiento mutuo terminó en boda, pero ésta contaba con el importante inconveniente de la disparidad de religión de los contrayentes (Carolina, católica; Horacio, protestante, "de la secta de los unitarios"). El episodio de la boda ha sido tratado por los biógrafos de Carolina con gran ligereza y, al parecer, con inexactitudes. El historiador y sacerdote claretiano Federico Gutiérrez Serrano, investigando en el Archivo Secreto Vaticano (Sección Nunciatura de Madrid) ha ofrecido en su obra "San Antonio Mª Claret en Extremadura" (Madrid, Ed. Alpuerto, 1994) la versión contrastada con documentos.
Carolina y Horacio se presentaron en Gibraltar ante el Obispo Vicario Apostólico con el propósito de que éste los casara. El Obispo no consideró suficientes los documentos que les presentaron (dispensa de amonestaciones y fe de soltería y estado libre) y, aunque les indicaron que iban aconsejados por el Nuncio del Papa en Madrid, como no llevaban ninguna carta que los avalara, no se celebró el casamiento. En vista de esta situación, se marcharon al consulado de los Estados Unidos en Gibraltar y allí tuvo lugar la ceremonia del matrimonio protestante (10-4-1852).
Pero Carolina no quedó tranquila en su conciencia de católica y escribió a Juan Bravo Murillo, Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Hacienda, para que intercediera ante el Nuncio, y también acudió al Cardenal Arzobispo de Toledo, Juan José Bonel y Orbe (pariente de Espronceda por parte de la madre del poeta; que bautizaría en 1853 a la hija de Carolina, que llevó el nombre de su madre) y al propio Nuncio buscando una salida a su situación. Se les aconseja que marchen a París y allí, en la Embajada española, de la que era titular Juan Donoso Cortés, se celebró el matrimonio por el rito católico (7/julio/1852), con la dispensa de impedimento de diferencia de culto, concedida por el arzobispo de París.
El matrimonio siguió su vida en Madrid. Unos años más tarde llegaría a la Corte desde Cuba el arzobispo Claret para ser confesor de la Reina y desempeñar otros cargos y una intensa labor apostólica entre los madrileños. No sabemos cómo ni cuándo ni por qué se conocieron el matrimonio Perry Coronado y el Santo, pero lo cierto es que el día 7 de enero de 1860, San Antonio María Claret bautizó al marido de Carolina Coronado, según consta en los Libros de Bautismo de la Parroquia de San Sebastián de Madrid, a la que pertenecía la Iglesia del Hospital de Montserrat que es donde se verificó la ceremonia, en la que actuó de padrino el padre de Carolina, Nicolás Coronado.
A continuación el arzobispo Claret ofició la Misa de Velaciones y dio la Bendición Nupcial a los esposos, lo que igualmente queda reflejado en los Libros de Casados de la citada Parroquia (la bendición nupcial y el matrimonio eran dos ceremonias distintas, que, a veces, se hacían consecutivamente y en otras ocasiones, con largos intervalos de tiempo).
En aquella ceremonia Horacio Perry regaló al arzobispo Claret un pectoral con seis amatistas engarzadas en oro. Demasiado lujo para un humilde misionero que siempre vivió sencillamente, por lo que se lo devolvió a la familia que lo conservó como una valiosa reliquia. Pasado el tiempo, Pedro María Torres Cabrera, casado con Matilde, la hija de Horacio y Carolina, lo donó a la Adoración Nocturna de Cáceres y allí se encuentra rematando la Custodia que utiliza dicha Asociación.
Orquesta Sinfónica de Izhevsk
Con el patrocinio de la Fundación Unicaja y del Ayuntamiento de Almendralejo tuvo lugar un concierto ofrecido por la Orquesta Sinfónica de Izhevsk (República de Udmurtia: Rusia).
La Orquesta se fundó en 1992 y tiene su sede en la región donde nació el gran compositor ruso Tchaikovsky, con una de cuyos más bellos valses, el de La Bella Durmiente, comenzó su actuación. La primera parte del concierto estuvo formada, entre otras, por una serie de piezas, que en muchos casos han sido, además, popularizadas por formar parte de la banda sonora de notables películas.
Leer más: Concierto en el Teatro Carolina Coronado de Almendralejo (11-12-2008)
Dice la historia que Carlos e Isabel, destinados a casarse, sin conocerse; se amaron en cuanto se conocieron. Sería su única esposa. En el cuadro de Rubens, que reproducimos, un reloj preside la mesa, como queriendo indicar la fugacidad del tiempo. Efectivamente, aquel matrimonio sólo duró trece años, pues Isabel falleció en 1539, cuando sólo contaba con 35 años de edad.
Conferencia de Federico Mayor Zaragoza en Almendralejo (10-12-2008)
El 10 de diciembre de 2008 se celebró en Almendralejo un emotivo acto, organizado por la Fundación Ciudadanía, en conmemoración del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dentro del mismo, impartió una conferencia Federico Mayor Zaragoza, ex-Director General de la UNESCO y Presidente de la Fundación Cultura de Paz.
Recordó el conferenciante los orígenes del texto que se conmemoraba, elaborado en un ambiente de posguerra, con la visión y los sentimientos todavía presentes de los horrores vividos. "Nosotros los pueblos -dijeron- resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra [...] hemos decidido aunar nuestros esfuerzos para realizar estos designios", practicar la tolerancia, convivir en paz, reafirmar la fe en los derechos fundamentales y la dignidad de la persona humana, promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad.
Así se expresa la Carta de las Naciones Unidas, y para que estos valores puedan ponerse en práctica, existen unos puntos de referencia universales, que constituyen la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un gran texto inspirador, sobre el que el Doctor Mayor Zaragoza hizo importantes consideraciones, señalando que todos somos diferentes, pero todos estamos unidos en unos mismos principios; porque el origen de los derechos humanos somos las personas, cada una individual, única, y por ello, esperanzadora.