"Los leones" en 1974, 1999 y 2020
El parque de la Piedad se había inaugurado en las fiestas de agosto de 1880, dividido en cinco paseos laterales que formaban escalinatas con dos perpendiculares y que marcaban un rectángulo cerrado por muro y verja con numerosas pilastras coronadas por jarrones de flores. Había sido el antiguo Llano del Pocito, convertido en el Paseo de la Escalinata.
Un plano del parque y una memoria explicativa de las mejoras que necesitaban en 1953 (el plano de 1944), no nos aportaban mucho más sobre el ornato del parque, salvo la ausencia de una vegetación adecuada y la simpleza de su estructura, así como el acceso insuficiente a la Ermita a través de la denominada “sartén”, y la falta de integración de las dos glorietas existentes, la de Sanjurjo, también llamada “de los peces” (hoy, “de los poetas”) y la del león.
Algo se había mejorado con algunas reformas acometidas en el periodo 1941-1942, bajo el epígrafe presupuestario de “Reforma, ampliación y ornamentación del Paseo de Nuestra Señora de la Piedad”, consistente en construir unos evacuatorios, dos casas para los guardas, y trabajos de ornamentación que fueron diseñados por Pedro Navia Campos, a base de pilastras y arriates; en los que debió incluirse la decoración de la “Glorieta del León”, coronada por la escultura, salida de sus manos o de su taller, fabricado en cerámica policromada y vidriada. El Ayuntamiento, en el Pleno de 15 de mayo de 1942, acordó que se pagara al escultor-ceramista almendralejense, Pedro Navia, las cantidades de 1.805 pesetas por los azulejos y un retablo del patio nuevo del Ayuntamiento; y 1.840 pesetas por dos tinajas, un león y otros efectos.
Ese era el león, alrededor del que tantos almendralejenses durante algo más de cuarenta años se estuvieron fotografiando, hasta que la incuria de los tiempos lo hizo desaparecer de la “glorieta”.
De mediados de los años setenta es la última postal que lleva por enseña el “león de la Piedad”, “el de Pedro Navia”. La glorieta ha pasado por muchas vicisitudes, de las que no tenemos, a veces, información, albergando al primitivo león, sin león, con cuatro leones, como estaba en 1999, con dos leones “vivos” y otros dos destrozados; sin leones, con los cuatro nuevamente colocados en 2010…, hasta llegar al “león de José Luis Miranda” inaugurado el 6 de julio de 2020.
A partir de una iniciativa del Centro de Iniciativas Turísticas de Almendralejo, presidido por Antonio Díaz Rodríguez, se ha contado con el patrocinio de Cajalmendralejo, la colaboración del Ayuntamiento de la Ciudad y la aportación artística del escultor José Luis Miranda Miranda, de la empresa local Temarte S. L.
El escultor Miranda, aunque nacido en Lille, es hijo de un matrimonio extremeño, emigrante en aquellos momentos; de María, almendralejense, y de José Luis, burguillano. No hace falta que haga su presentación, ni la de su arte, pues nuestra ciudad cuenta, entre otras, con sus esculturas en rotondas (el toro), centros educativos (Félix Bote), parques (Dulce Chacón)…; y ahora, el león, en la Piedad, presidiendo un pequeño estanque, de cuyas cuatro esquinas brotan chorros de agua que enmarcan otro surtidor que escapa de la boca del león.
Por deferencia de su autor, recogemos los datos técnicos de la escultura que pesa 650 kilogramos, tiene una altura de 1,43 metros (2 metros con la base) y 73 centímetros de ancho. El proceso de su confección lo comenzó realizando un modelado completo de la figura, en arcilla, a escala definitiva de la actual obra; para continuar, aplicando la técnica del vaciado, construyendo un molde en silicona y poliéster sobre la figura modelada en arcilla. Después, en el interior del molde obtenido, se construyó una estructura metálica para reforzar la resistencia de la escultura, frente a las inclemencias del tiempo y posibles actos de vandalismo que pueda sufrir el monumento; y se procedió a la preparación del llenado del molde, con su estructura metálica y su instalación de fontanería en su interior, para dar paso al agua y poder formar el chorro que sale por la boca del león. La mezcla del relleno, o piedra reconstituida, se compone de tres partes de mármol de Macael molido, más una parte y media de cemento gris de alta dureza, y un 3% de pigmentos, para dar el color requerido; así como un aporte de agua, imprescindible para el fraguado de lo amasado. Una vez que el conjunto endureció después de 21 días de fraguado, se procedió al desencofrado y apertura del molde; y por último, se realizaron los retoques de la pieza obtenida y se aplicó la pátina imitación a bronce.
En el acto de inauguración intervinieron el autor de la escultura, José Luis Miranda, que agradeció que se hubiera contado con su participación para un acontecimiento tan emotivo, como volver a dar vida al “león de la Piedad” y aportó los datos técnicos de la obra. A continuación, tomó la palabra el presidente del CIT que glosó el trabajo y dedicación de esta Asociación por Almendralejo, desde hace más de cincuenta años, y destacó la participación activa que en la restitución del león a la glorieta, habían tenido los directivos José Alonso Zapata (in memoriam), Leocadio Moya Romero y Antonio Vaca Campos. Eusebio Fernández-Cortés, representante de Cajalmendralejo, mostró la satisfacción de esta Entidad por haber colaborado de forma activa en este hecho que, señaló, preserva el legado histórico artístico de nuestro entorno. Por último, cerró el acto la intervención del alcalde de la Ciudad, José María Ramírez Morán, que destacó la labor del CIT y de Cajalmendralejo, así como su agradecimiento a los trabajadores municipales que han diseñado la fuente y han reconstruido la glorieta, además de recuperar el rótulo antiguo, “Glorieta del León”, en tonos verde y dorado, que se ha colocado en lugar destacado. Invitó a todos a disfrutar y a cuidar este rincón emblemático del parque que hoy se recupera.
Hace más de sesenta años, en la prensa local de la época (Palenque Extremeño, agosto 1959), Antonio Cerezo Moreno, un joven almendralejense que ya hacía, con sus quince años apenas cumplidos, sus primeras salidas literarias al público, escribió en un “Itinerario poético de Almendralejo”, una referencia poética, quizás la más antigua, sobre la escultura que nos ocupa: Los paseos de la Piedad son amplios, frescos, acogedores. De sus senos brotan escondidos bancos que nos brindan descanso, y tímidas plantas de belleza inusitada.- El león, en uno de ellos, en esa gallarda postura que tiene, parece hacer guardia contra los malintencionados y declarados gamberros, mirándoles con severidad si los ve haciendo alguna fechoría. Estas palabras del Dr. Cerezo siguen teniendo vigencia; ojalá, sirvan de advertencia para “los declarados gamberros”.
Esta breve crónica en torno al “león de la Piedad” ha permitido que recordemos a muchas personas que han hecho y hacen la historia de Almendralejo; lo que nos anima a que no dejemos de construir y conocer nuestra propia historia.