El Museo aparece como un museo de las ciencias del vino, en el que las diferentes ciencias aportan perspectivas complementarias que ayudan a enriquecer este concepto, unido a los de tecnología e innovación. Además, es un museo local con una proyección no sólo comarcal sino regional; es un Museo de Identidad, en el sentido de proporcionar una línea argumental que garantiza la conexión con la memoria y la identidad local y comarcal. En estas condiciones debe ser un Museo vivo y dinámico para su entorno que ofrezca proyectos, investigaciones y actividades, más allá de lo que se le pudiera exigir a un museo clásico.
La Exposición Permanente se estructura en dos plantas, utilizando la zona de depósitos de la alcoholera. En la planta baja se sitúan el área de "Arqueología", que permite un recorrido por la historia del vino en la región desde los tiempos protohistóricos hasta los medievales, con piezas procedentes de otros museos extremeños; y el "Pasillo de las ciencias del vino", donde se ofrecen otras lecturas científicas en torno al vino, desde la Biología, la Química, la Geología, la Física, la Zoología, la Enología, la Psicología o la Medicina. Una última área conserva algunos depósitos de la alcoholera y permite recrear aquellas importantes industrias de mediados del siglo XX en la Ciudad.
En la planta alta está el área de "Antropología", dividida en dos salas, que representan otros tantos momentos de la cultura del vino: la antropología del vino en el campo, que permite a través de los útiles agrícolas correspondientes entender el cultivo de la vid en todas sus fases; y la etnografía del vino en bodega, donde el visitante entra en contacto con el proceso de elaboración del vino, la evolución de su tecnología en la zona, y la reciente, pero no menos importante, elaboración de cavas.