La Compañía Lírica de Zarzuela de Madrid, bajo la dirección de Félix San Mateo, ofreció el 5 de junio de 2009, en un repleto Teatro Carolina Coronado, en Almendralejo, el espectáculo "Antología Lírica de la Zarzuela".
La noche comenzó con un fragmento de la obra de Barbieri, "El Barberillo de Lavapiés", en el ambiente dieciochesco de una de las zarzuelas del "género grande"; preámbulo a un repertorio significativo del "género chico", en el que el simpático Don Hilarión, el boticario de "La Verbena de la Paloma", guiaba al público con atinados comentarios intercalados entre las actuaciones de los artistas.
El chotis, como no podía ser menos en una antología de este género castizo y popular, fue el protagonista en dos momentos, respectivamente, de "La Gran Vía" (1886, Chueca y Valverde) y "La Verbena de la Paloma" (1894, Bretón). Se recordó al maestro Chapí, del que este año se cumple el centenario de su fallecimiento, con el famoso dúo de Mari Pepa y Felipe de "La revoltosa" (1897), que nos lleva desde el desprecio y los celos al amor (¿Por qué de mis ojos los tuyos retiras, por qué?); la orquesta se lució con el Intermedio de "La boda de Luis Alonso" (1897, Jerónimo Giménez), con el importante papel de las castañuelas en esta pieza; y el coro masculino lo hizo en el Coro de Repatriados, de "Gigantes y Cabezudos" (1898, Fernández Caballero) que se emocionaban a la vista, de nuevo, de la Seo y del Pilar zaragozanos.
En las obras recordadas del siglo XX tuvieron una importante presencia durante la noche, fragmentos de zarzuelas debidas a Soutullo y Vert, el pontevedrés y el valenciano que gozaron de una corta pero intensa carrera en común entre 1924 y 1931. El Intermedio de su "Leyenda del beso" (1924), pieza insustituible para el lucimiento del ballet y la orquesta; y la Zambra, de la misma zarzuela, en la que se manifiesta la alegría de los zíngaros y la buena labor del coro. De los mismos autores se recordaron dos piezas de "La del Soto del Parral" (1927): el Coro de los Románticos (¿Dónde estarán nuestros mozos?) y la Romanza de Germán (Ya veis si es tormento sufrir sin hablar); y la famosa romanza Bella enamorada (Noche de amor, noche misteriosa) de "El último romántico" (1928).
Un conjunto de preciosas romanzas, en las que el amor y el patriotismo, por la patria chica o por la grande, son los temas preferidos estuvieron presentes en dos obras de José Serrano, la melancólica Canción Húngara de "Alma de Dios" (1907) y la sentida Romanza de Rosa (Que te importa que no venga), en "Los Claveles" (1929); en otras dos del maestro Alonso, un fragmento de "La Calesera" (1925) y el Canto a Murcia, auténtico himno de esta tierra, en "La Parranda" (1928); la Romanza de Leandro, el pescador enamorado de "La tabernera del puerto" (1936, Sorozábal), y la Canción de Rosiña, la fiel criada gallega en el Madrid castizo de "La chula de Pontevedra" (1928, Luna y Bru).
Recordamos, finalmente, la deliciosa Mazurca de las sombrillas de "Luisa Fernanda" (1932, Moreno Torroba), símbolo del Madrid castizo; y, dentro de esta velada agradable, echamos de menos y el público también lo sintió, alguna pieza importante de esta misma zarzuela que nos hubiera acercado a nuestra tierra extremeña, como hubiera podido ser el coro de los vareadores interpretando En una dehesa de la Extremadura, o el dúo de Luisa Fernanda y Vidal, En mi tierra extremeña.