Don Fernando Aixalá Bové nació en Vilaplana (Tarragona) el 5 de septiembre de 1924, hijo de don José Aixalá Mestre, natural de dicha localidad, que fue médico cirujano e Inspector Municipal de Sanidad de Reus, y de doña Mercedes Bové Ferrán, natural de Barcelona. Sin duda, la vocación médica nació y se nutrió en esta familia por el ejemplo de su progenitor. Después de los estudios primarios y medios, en Reus, pasó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona para comenzar en ella los de medicina, recién cumplidos los 16 años de edad. Completadas las 31 asignaturas y el ejercicio de grado de la licenciatura, repartidos en los siete años del Plan de estudios, lo culmina con un excelente expediente, un 50% de sobresalientes, siete de ellos con premio, y obtiene en el curso 1946-1947 el título de Licenciado en Medicina y Cirugía.
Aquel mismo año se presentó a sus primeras oposiciones, las de acceso al Cuerpo Médico de Asistencia Pública Domiciliaria, obteniendo el número 50 de un total de 3.597 aspirantes para la provisión de 737 plazas, ingresando en dicho Cuerpo por O.M. de 26 de julio de 1948. No obtuvo los destinos que había solicitado y quedó a la espera de resultas. Se había trasladado a Madrid, donde se albergaba en una pensión que, sorprendentemente para su futuro, regentaba una familia de Almendralejo, en la Gran Vía, número 33. Estudia en la Escuela Nacional de Tisiología y Enfermedades del Tórax, obteniendo la Diplomatura en Tisiología. Con este bagaje científico y vocacional se presentó al concurso-oposición libre, convocado el 5 de abril de 1950 por el Patronato Nacional Antituberculoso para proveer veinte plazas de Médicos Tisiólogos de Dispensarios Comarcales. Se presentaron 219 aspirantes, el Dr. Aixalá obtuvo el número 5 de la oposición y solicitó la plaza de Almendralejo.
Por una Orden del Ministerio de la Gobernación de 21 de enero de 1952 fue nombrado Médico Tisiólogo de Dispensarios Comarcales Antituberculosos y destinado como Director del Dispensario Comarcal de Almendralejo, tomando posesión de su cargo el 26 de febrero de 1952. Reglamentariamente, se le exigía la permanencia mínima de un año en su destino; pero, afortunadamente para los almendralejenses, su estancia duraría sesenta y seis años, de servicio a estos pacientes y a esta sociedad.
Cuando llegó a Almendralejo residió en el Hotel España y en la Pensión La Perla, y, aparte de su gestión en el Dispensario antituberculoso del Hospital de San Juan de Dios, recibía a sus pacientes en visitas privadas en una casa de la calle Cervantes. Se colegió el 19 de julio de 1952 en el Colegio de Médicos de Badajoz, como especialista de pulmón y corazón (Aparato Respiratorio y Cardiología), especialidad que ejercería en Almendralejo durante más de sesenta años.
En marzo de 1956, en una entrevista realizada por don Manuel Anisis en el Semanario “Almendralejo” hizo un balance de sus primeros cuatro años en el Dispensario de Almendralejo, señalando que había visitado a unas siete mil personas, aunque afortunadamente, una gran parte no tenían procesos graves; y que en toda la provincia pacense los índices de tuberculosis eran bastante elevados aunque se estaba llegando a una fase de declive, debido a la mejor asistencia y a los resultados de nuevos tratamientos. Hace unos diez años, decía el Dr. Aixalá, morían en la provincia de Badajoz 126 personas por tuberculosis de cada 100.000 vivos. En ese momento (1956) la tasa se había reducido a la tercera o cuarta parte, lo que no significaba que el número de enfermos fuera menor, sino que morían muchos menos; aunque la lucha antituberculosa era costosa, por tener que montar equipos foto radioscópicos, que permitieran su utilización a toda la población. Almendralejo tenía dos problemas que perjudicaban la enfermedad, el hacinamiento de muchas familias en la misma casa y la inmigración de personas procedentes de medios rurales que se contagiaban al llegar a la ciudad. No había vacunas y los sanitarios corrían un alto riesgo de contagiarse, como le ocurrió a don Fernando aunque la enfermedad no llegó a desarrollarse en su organismo.
Unos años después (1958), contrajo matrimonio con doña Rosa Font de Rubinat Santasusagna, y nacieron sus dos hijos, doña Rosa (1959) y don Felipe (1962). Además, el 14 de octubre de 1964 tomaba posesión de su cargo de Médico Titular de Almendralejo. El Dispensario Antituberculoso de Almendralejo estuvo funcionando hasta el 27 de febrero de 1967. Hasta ese día fue su Director, prestando sus servicios, sin interrupción durante 15 años, y obteniendo en esa fecha la excedencia forzosa por clausura del Centro.
Pero don Fernando no solo se dedicó a erradicar la tuberculosis de la comarca sino que también se implicó en el ámbito educativo de Almendralejo. Por un Decreto de 30 de junio de 1950 se había creado en Almendralejo un Centro de Enseñanza Media y Profesional, el “Instituto Laboral Santiago Apóstol”. Para el curso 1956-1957, la Dirección General de Enseñanza Laboral ordenó que en el Centro se cursara como idioma moderno el inglés, en lugar del francés, que hasta aquellas fechas se había estudiado. Se convocó el oportuno concurso para seleccionar al profesor correspondiente y el Patronato Provincial de Enseñanza Media y Profesional de Badajoz nombró como Profesor especial de idiomas (inglés) a don Fernando Aixalá Bové para aquel curso; tomó posesión el 12 de febrero de 1957, y la Dirección General de Enseñanza Laboral le fue renovando este encargo, año a año, durante un quinquenio. El Decreto de 5 de mayo de 1954, reglamentaba la selección del profesorado oficial de los Institutos Laborales, indicando que los profesores que aspiraran a la prórroga de su nombramiento por un segundo quinquenio lo tenían que solicitar, al término del primero, de la Comisión Permanente del Patronato Nacional. Además de los informes y dictámenes favorables sobre su labor en esos años ya cumplidos, debía aprobarse por la Dirección General un trabajo monográfico que tenía que presentar el profesor durante el cuarto año del primer quinquenio acompañado de un estudio metodológico de la disciplina que desarrollaba. Una Orden del Ministerio de Educación Nacional de 23 de diciembre de 1963 nos acredita la presentación y aprobación de estos trabajos, expresando que vistas las calificaciones otorgadas a los trabajos monográficos y a la parte práctica y teórica de las respectivas disciplinas, se prorrogan, por otro quinquenio, los nombramientos de una serie de profesores, entre los que figura don Fernando Aixalá Bové, quien ya al cumplimiento del mismo, en el curso 1968-1969 no optó por continuar en la enseñanza del inglés, sino que se le abrieron otros horizontes, más afines a su vocación médica.
Y es que el 27 de diciembre de 1967, a los pocos meses de concluir su labor en el Dispensario Antituberculoso, se había convocado una oposición para cubrir 40 plazas del Cuerpo Nacional de Médicos Forenses, entre las que se encontraba la de Almendralejo. Se presentaron 435 aspirantes y don Fernando obtuvo el número 8 de los aprobados que, después de realizar un curso de capacitación en la Escuela Judicial, fueron nombrados para las plazas que habían solicitado, en este caso, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Almendralejo, donde tomó posesión el 5 de marzo de 1969.
No se desvinculó totalmente de la enseñanza, de tal forma que el 8 de octubre de 1971 recibía del Ministro de Justicia, en contestación a su solicitud de poder ejercer también el cargo de Médico de Instituto de Enseñanza Media de Almendralejo, la respuesta favorable siempre que esta dedicación vocacional se realizara “fuera de las horas de servicio” y “sin derecho al percibo del complemento de dedicación”.
Hasta finales de los años ochenta continuó en el ejercicio de sus destinos de forense y médico titular, a los que habría que añadir la responsabilidad del tiempo que ejerció como Médico de Instituto y Jefe Local de Sanidad, además de establecer con otros compañeros una Clínica Radiológica y Laboratorio de Análisis Clínicos. Tras su jubilación, en 1989, por llegar a la edad reglamentaria, se dedicó exclusivamente a la medicina privada en su casa de la calle Becerro, donde continuó, prácticamente hasta los noventa años de edad, recibiendo a pacientes, estudiando diariamente las nuevas técnicas y dotando a su consulta de nuevos mecanismos de análisis para un mejor tratamiento dentro de su especialidad.
Durante más de sesenta años, entregó su tiempo, sus conocimientos y su profesionalidad a sus pacientes, aportando de esta manera su compromiso con la vida social y cultural de Almendralejo. Don Fernando Aixalá Bové ha sido el gran referente de la medicina almendralejense en el siglo XX. La Ciudad le ha tributado ya en dos ocasiones su agradecimiento y el reconocimiento a su labor: primero, dando su nombre a uno de sus parques el 17 de abril de 2006, honor recibido con toda humildad por el Dr. Aixalá, quien manifestó que el nombre más apropiado habría sido “Parque de los Médicos”, como tributo a todos los que ejercen esa meritoria labor. El segundo homenaje de la Ciudad llegó el 14 de agosto de 2012, en el Atrio de la Virgen de la Piedad, en el acto, ante la Patrona de Almendralejo, en que se distingue la labor de aquellos que dejan una huella profunda entre sus habitantes.
Falleció el 25 de marzo de 2018, a los 93 años de edad. Y, en el Pleno de 25 de junio de 2018, por unanimidad, se le concedió el título de Hijo Adoptivo de Almendralejo, singularmente, como marca el Reglamento de Honores y Distinciones, por sus servicios en beneficio y mejora de Almendralejo, haciéndose eco de la consideración general y el alto prestigio, que por sus cualidades profesionales y humanas, así como por su gran disponibilidad, ha tenido en el desempeño de la medicina durante más de sesenta años, durante toda una larga vida; estimando el Ayuntamiento que es el más adecuado y merecido reconocimiento de esos méritos y cualidades, y como preciado honor, aún más que para quien lo recibe, para la propia Corporación que lo otorga, y para el pueblo de Almendralejo por ella representado.