Juan Espino Cachadiñas (1916-1917)

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Así las cosas, la junta general de enero de 1916 resultó muy tensa: en otra anterior, en el mes de noviembre, ya se habían levantado sanciones impuestas a los socios por la Directiva, lo que implicaba una desautorización de sus gestiones. En ésta volvió a ocurrir lo mismo, en el caso del socio “B”, y en la “reparación” del honor del carpintero, “C”; lo que implicó un voto de censura a la Directiva, que dimitió en pleno, concluyendo la reunión en medio de un gran escándalo. En un punto del orden del día, anterior, se había procedido a los nombramientos correspondientes del mes de enero, resultando elegido presidente, Juan Espino Cachadiñas (16-1-1916 a 14-1-1917) , que ya había ostentado este cargo durante el bienio 1901-1902, pero no pudieron verse ni las cuentas ni el presupuesto, que serían aprobados, posteriormente, en la junta de julio.
Aquel año de 1916 apenas produjo acontecimientos relevantes en la Sociedad fuera del gobierno normal de la misma, si exceptuamos la ya conocida importancia que tenían los asuntos de la Banda de Música, a lo que se unió el descontento de Guillermo García Romero de Tejada con las actuaciones de la Junta Directiva, canalizada, en varias ocasiones, además, por sus críticas a la Banda y a su director, Isidro Moreno Gallardo.
Ocurrió que, una vez constituida en enero la nueva Junta Directiva, se aceptó la dimisión de Francisco Chacón, como director de la Banda, sustituyéndole interinamente Rodrigo Almada, hasta que poco después se nombró a Isidro Moreno, director, contra la opinión del citado Guillermo García, que le reprochó “que habiendo pertenecido a la Banda, formó otra cuando de ella se salió, perjudicando así a la de la Sociedad”, aunque reconocía que “fue el único que lo solicitó con derecho y a él le merece excelente concepto”.

En marzo se aprobó un nuevo Reglamento de la Banda, que lamentablemente no ha llegado hasta nosotros, aunque sabemos que para proporcionarles ingresos se acordó comprarle una caseta portátil de madera para que vendieran diferentes objetos durante sus actuaciones, permitiéndosele dar conciertos los días festivos y domingos, a cambio de que actuaran en los bailes de la Sociedad, cediendo en tales ocasiones el 10% de los ingresos a la Sociedad, el 5% para la reparación de instrumentos y corriendo a su cargo los gastos de alumbrado y de la expendedora de dulces. La Banda actuó aquel año en varios pueblos de la comarca, como Hornachos, Puebla del Prior, Corte de Peleas, Calamonte, Solana de los Barros o Aceuchal.
En octubre se celebró un acto benéfico en la Plaza de Toros a favor de la Banda, organizada por la Sociedad, cuyo desenlace no fue muy airoso. Guillermo García volvió a arremeter contra el director Isidro Moreno, haciéndole único responsable de lo sucedido, pidiendo para él un voto de censura, protesta que se estudió primero por la Junta Directiva y más tarde en la junta general de enero de 1917, en la que el director se defendió de tales acusaciones, manifestando “que no fue dispuesta por él solo la celebración de dicho espectáculo, sino de acuerdo con el Inspector y con la Junta Directiva, que lo autorizó, ni fue por su culpa la deficiente celebración de aquel, sino debido a la circunstancia de no haber sido posible reunir a los niños que habían de cantar, según el programa, cuyos niños, así como otros que había en la plaza, jugando en ella, sin haber medios de contenerlos, dieron lugar junto con otras causas ajenas a su voluntad, a que el espectáculo no pudiera terminarse, ni se celebrará en la forma que se había dispuesto”.
En esta misma junta general se acordó el nombramiento de socios de honor para Francisco Montero de Espinosa y de la Barrera, por la gestión que había desempeñado como presidente, y para Federico Zambrano González, “su primer presidente y fundador y trabajador perseverante y abnegado […], a quien se le colocará una fotografía o busto en el salón social que testimonie el agradecimiento de la Sociedad hacia su persona”. Asimismo, para patentizar “la cultura y la fraternidad entre los miembros de la Sociedad”, se dispuso que cuando falleciera algún socio se nombrara una comisión que acompañara en el duelo y se colocaran colgaduras negras en los balcones del edificio social .