IV PREGÓN DE SAN MARCOS

IV Miguel García
Miguel García Giménez-Millán (2011)

Con la Venia: Señor Alcalde, Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos, amigas y amigos todos: Buenas tardes.
Vaya por delante mi infinita gratitud por haberme ofrecido la dicha de poder pregonar, este año, nuestra Romería de San Marcos, sin haber nacido aquí. Hago mías las palabras del insigne jurisconsulto y filósofo Manuel Alonso Martínez, autor en 1889 del vigente Código Civil Español, conocido como el Código de Ética, cuando al ser elegido para una importante misión legislativa o parlamentaria, agradeciendo el gesto, solía decir: “Esta elección para mí, es un halago más de la fortuna”. José Alberto, creedme: me siento infinitamente agraciado.
Contaba siete años de edad cuando aquella fría mañana del 11 de noviembre de 1961 recalamos en Almendralejo desde Salvatierra de los Barros, mis padres Enrique y Pilar y mis cuatro hermanos: Enriqueta, Mª del Pilar, Juan Manuel y Gregorio, este último para nuestro pesar, ausente ya entre nosotros.
Jamás pensé que nuestro pueblo, convertido ahora en una gran ciudad, y no porque así lo decretase en 1851 la Reina Isabel II, fuese a marcar tanto y para bien nuestras vidas. Soy, uno más de aquellos hombres y mujeres no nativos que aquí echamos raíces y aquí hemos decidido que se sequen por siempre. Aún a sabiendas de la bondad de estas tierras arcillosas de vides y olivos ricas en zinc y magnesio que garantizan el mantenimiento de la humedad y consecuentemente la calidad y propiedades de sus frutos.
Inmerecido honor el que se me hace con ser el IV Pregonero de nuestra Romería. Por consiguiente no trataré de ser un osado voluntarioso intentando con o sin pértiga alcanzar el listón que tan alto me dejaron mis antecesores y amigos, los profesores: Francisco Zarandieta, José Ángel Calero y Ricardo Quintana. El primero andaluz y el segundo salvaterrense, de mi mismo pueblo.
Entonces, hace siglos, los pregones se voceaban los días festivos al acabar la misa en la Plazuela de San Cristóbal junto a su ermita, hoy Plaza de la Constitución.
Si como decían los clásicos: “A veces en la vida, es más prudente pensarse lo que se va a decir, que decir lo que se ha pensado”; es mi deseo, ser breve, quizá no tanto como un “Sí, quiero” ante el altar o el “Visto para sentencia” en un estrado.
Pondré voluntad, si bien la historia y sus gentes y más importante, la intrahistoria de los pueblos que no suele escribirse, en ocasiones por justicia requieren de la notoriedad en las páginas que meritoriamente hayan escrito, como en este caso.
Por tanto, para ser consecuente con mi intención, no redundaré, ni tan siquiera citaré datos, fechas o efemérides pregonadas sabiamente por quienes ya lo hicieron con sentimiento misionero.
Mas, reconociendo sin fruición, como dicen los labriegos que uno, cuando es invadido por la añoranza, pueda “ser más flojo que la paja avena”, procuraré mantener el tipo y la compostura sin que se me note: el titilar de mis ojos, o el que mis manos y mi voz se vuelvan trémulas.
Hoy es, 24 de abril festividad de la Santísima Virgen de la Cabeza patrona de Andújar, con su Romería, la más antigua de España. Patria chica del genial escritor y académico Antonio Alcalá Venceslada autor del libro infantil “Cuentos de Maricastaña” dedicado a sus dos hijos. Virgen de la Cabeza especialmente querida y protectora de la Guardia Civil encargada de la vigilancia de estos campos, caminos, cañadas, cordeles y veredas. Precisamente por ser el día que es, no quisiera olvidarme de quien hace unos días nos dejó para siempre siendo consciente de lo que para ella San Marcos representaba. Una buena mujer: Carmen Hortigón, madre, de quien por sus desvelos en cumplir una promesa en favor del deseo de nuestro bien recordado Don Jesús, habrá de ser citado meritoriamente, como uno de los pilares fundamentales en la construcción de esta Ermita y su Hermandad: José González Hortigón.
Justa mención merecen, y ya lo escribió Zarandieta en uno de sus libros: Blas Tello y Blas Sánchez dos braceros avanzadillas, que el 1º de mayo de 1989, Día del Trabajo, desriñonándose a pico y pala, iniciaron la obra cavando los pozos de cimentación de este lugar sagrado.
Al igual que Ceferino Morán y su esposa Ana María Cortes, celosos cuidadores y regantes de aquellos 300 árboles plantados, sufragados en silencio al precio de 1.000 pesetas cada uno por donantes que nunca ambicionaron la notoriedad.
Desde el 27 de abril de 1879 que se produjo la primera reseña periodística en la prensa local, hasta inaugurarla aquel gozoso y placentero 25 de abril de 1993, fíjense si ha llovido y escampado veces.
Pasaron infinidad de avatares y vicisitudes para conseguir los requisitos que como tal, ha de contar una Romería: tener una ermita y constituir su Hermandad.
Como errantes apátridas sin cobijo, ni aposento, durante años convertimos en altar: piedras, pescantes, remolques y bateas de camiones encaramados en cerros y cabezos.
Sólo la dadivosa generosidad, ya escrita, de quienes donaron sus haciendas y la perseverante voluntad popular de los almendralejenses, unidos a colectivos e Instituciones locales, lograron el que hoy podamos presumir con galanura de nuestra Ermita de San Marcos, como en su día, también, por la lucha comprometida de todos, conseguimos lo que hoy es una feliz y tranquilizadora realidad: nuestro querido Hospital Comarcal Tierra de Barros.
San Roque, Patrón de la ciudad desde 1558 y su Parroquia, ubicada en esa singular barriada que lleva su nombre, conocida desde los años 30 como “Barcelona la Chica” con el Cura Jesús al frente, sirvieron de cordón umbilical de lo que hoy es y nos evoca, nuestra Ermita de San Marcos.
Recorrer el trecho que las separa cada 25 de abril, en hermandad, con fervor y alegría a los sones musicales populares: anónimos o de autores como Juan Blasco Barquero y Diego Bote Colchón, a pie, sobre montura, en carrozas o en vehículos engalanados, no debe constituir el fin último, sino el instrumento que acrisola nuestro carácter e idiosincrasia.
Cuando la Madre Teresa de Calcuta proclamaba: “Dios nunca está entre el ruido y la agitación, sino más bien es amigo del silencio” nos estaba persuadiendo universalmente. ¡Ojalá!, que pronto, antes que tarde, sin perder el referente religioso y festivo de nuestra Romería, a modo de súplica o quimera, consigamos desde la educación familiar y la necesaria cordura, que nuestros jóvenes, cada 25 de abril en avenencia, se sienten junto a sus familiares y amigos a la misma hora y en la misma mesa; no quedándose en soledad en sus casas adormecidos o recuperándose de los excesos y desenfrenos de la noche anterior. Ello nos daría mayor tranquilidad y alegría en nuestro gran día, que no es otro que el día del santo.
San Marcos, además de un Padrenuestro colectivo, es una fiesta popular campestre y no debiera adulterarse su significativo vínculo y tradición. La minerva popular así nos lo dice.
Quienes voluntariamente aquí estamos, respetando el laicismo y todas las creencias, debiéramos reivindicar con coherencia el ser católicos. Proclamándolo en libertad, sin miedos, ni temores. No se concibe el desarraigo de una madre por sus hijos, ni el de un pastor por su rebaño y viceversa.
La madurez del pueblo tiene la última palabra, como la tuvo hace unos años, cuando en torno a la Ermita, asomaron nubarrones urbanísticos especulativos en sus predios más próximos, evitándolos la iniciativa popular tras un aviso responsable de la conciencia colectiva, que pudiendo parecer una pluma, en realidad se trataba de una pesada losa de los restos del Calcolítico existentes por estos lares.
Almendralejo, históricamente siempre fue una ciudad: emprendedora, solidaria y mayoritariamente católica. Por ello y por su devoción mariana, el Concejo Municipal el 13 de abril de 1657 acordó nombrarla Patrona y Protectora nuestra y el 14 de agosto de 1987, Alcaldesa Perpetua de la ciudad, aprobado por unanimidad por toda la Corporación, durante el mandato del entonces alcalde D. José García Bote, quedando una vez más de manifiesto que no existen otras creencias ideológicas, que no sean las de nuestra propia fe en ella.
Nadie podrá en duda, y es de Justicia el decirlo, la comprometida y leal predisposición que siempre tuvo nuestro Ayuntamiento, para lograr este objetivo común.
No sólo para que esta Ermita fuese una realidad, sino también en aras a conseguir terrenos demaniales, cuantos más, mejor, para goce y disfrute de romeros y convecinos.
Tal es así y será una inminente realidad: el amplio plan de reforestación, con recuperación de caminos y charcas con señalización de lugares singulares, formalmente adjudicado para su ejecución, hace ahora quince días por el actual consistorio municipal. Y pronto, la construcción del Centro Lúdico de San Marcos y la recuperación arqueológica de la Vega del Harnina, serán otra realidad de la que deberemos sentirnos orgullosos.
La Romería de San Marcos y lo que ella representa tradicionalmente, es la fiesta local de la confraternidad ciudadana y realizar el camino es una de sus metas, como lo es para los peregrinos que llegan exhaustos y a la vez jubilosos a la “Capillita” de San Marcos encaramada en el Monde del Gozo por quienes alguna vez cumpliendo promesa, en mi caso por mi hijo, hicimos el Camino de Santiago.
“Todo se dejaba de hacer ese día, porque primero estaba la jira y lo demás podía esperar” eso decían los testimonios de nuestros mayores recogidos en el libro “Almendralejo: doce años intensos” de los autores: Silvestre Gómez Zafra y Manuel Rubio Díaz, andaluces los dos, pero almendralejenses de adopción como tantos otros somos.
Había que ir de romería, dejando desierto el pueblo y como única centinela de nuestras haciendas la Torre de la Iglesia Parroquial, con sus dos campanas: la de la Purificación y la de San Miguel orientadas hacia esta Ermita.
Entre aquella infancia y adolescencia -bendita juventud- en la que tantos de los aquí presentes nos encontrábamos, especial significado tenía la “Piedra Resbaliza” y la “Cueva del Moro”, incomprensiblemente hoy en manos de particulares.
En ellas, entre juegos y travesuras se produjeron más de una vez con nerviosismo: alguna que otra pendencia, el primer beso robado, más de una declaración de amor e incluso promesa de matrimonio.
Esa es la historia más linda que podríamos rememorar de un gran día. Si además dábamos buena cuenta de lo que con tanto amor, como Santa Teresa de Jesús, entre fogones, candelas y sartenes, nuestras madres nos habían cocinado, la dicha era plena.
En los últimos años hemos superado con resignación pero sin recelos, lo de “San Marcos llena los charcos” y hasta la climatología además de aliada, se nos ha vuelto romera para disfrutar hoy de un buen día, y mañana también, si Dios lo quiere.
¿Que la lluvia nos lo chafa?, no es para exasperarse. Ante la adversidad recordemos a San Agustín: “Lo que el Cielo dio de Gracia, no lo pidáis como derecho”.
Termino pregonando, que mañana, 25 de abril, San Marcos a las 8,00 de la mañana, después del alba, disfrutaremos en hermandad del tradicional desayuno popular en la calle del Cura Jesús, junto a su Parroquia.
A continuación a eso de las 9,00 iniciaremos con alegría la Procesión de los Romeros entre cánticos y cantares, coplas y tarareos y después de haber recorrido los 6.250 metros del camino que separan San Roque de esta Ermita; allá sobre las once y media escucharemos la Santa Misa en la que serán bendecidos nuestros campos.
Durante la celebración, tengamos esos minutos de meditación en silencio con la mirada alzada acordándonos de nuestra protectora: la Santísima Virgen de la Piedad para demandarle con humildad: Paz, salud y trabajo, en estos tiempos difíciles de desasosiego para tantas familias; y cómo no, recordar también, a quienes ya no estando entre nosotros, con espléndida generosidad tanto coadyuvaron a que San Marcos y nuestra Romería sean lo que hoy es, también: Domingo de Resurrección en torno a Cristo. La celebración de todos los cristianos. Procuremos conseguir este día, la belleza sencilla, sin lujos ni oropeles, buscando siempre la verdad, como deseaba el historiador ateniense Tucídides.
Ya ven, al menos he intentado no cansarles en estos poco más de nueve minutos. No redundando de nuevo en lo del Algarín; el carrero chulo y guapo; en lo de los cuatro envidiosos; en la manta de terciopelo de los ocho duros; en los cuernos del borrego de Valdorite, ni en aquella malsonante letrilla de las mujeres lagartas de Almendralejo. Que corren otros tiempos y por algo acaba de ser nombrada por primera vez en la historia una mujer Embajadora de España ante la Santa Sede.
Que de cuanto aquí hemos hablado: las coplas y las coplillas y todas nuestras historias de las que nos retroalimentamos, estarán por siempre, en nuestra memoria y en nuestros corazones, para gloria de futuras generaciones.
Y termino desde este arengario: Gracias por vuestro derroche de paciencia, permitiéndome el que todos juntos: feligreses, romeros y romeras, podamos gritar: ¡Viva San Marcos!, ¡Viva la Virgen de la Piedad!, ¡Viva Almendralejo!
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]