VI PREGÓN DE SAN MARCOS

VI Tobías Medina
Tobías Medina Cledón (2013)

Me gustaba, de pequeño, escuchar al pregonero de mi pueblo. Aunque he de aclarar que yo tengo muchos pueblos. Durante mi infancia residí nada menos que en cuatro: Cabeza la Vaca, en donde vi la luz primera, Segura de León, Castuera y Azuaga. Por eso, debido a esta pluralidad de residencias, siempre que digo “mi pueblo” ya no recuerdo a cuál de ellos me refiero; pero lo repito: me gustaba escuchar al pregonero de “mi pueblo”.
Tocaba su dorada trompetilla y esperaba a que se formara un corro de vecinos. Cuando había “quórum” suficiente, aclaraba la voz y comenzaba: “De orden / del Señor Alcalde / se hace saber…” y, recortando machaconamente con idéntico sonsonete cada frase, terminaba, ufano, el canturreo de la noticia que le habían encargado pregonar.
La Hermandad de San Marcos me ha invitado a ser el pregonero de la Romería de este año. Acepté, agradecido por un lado aunque temeroso, por otro. Soy consciente del gran honor y de la gran responsabilidad que el ser pregonero comporta. Pero me anima saber que el gran amigo del Señor -y buen amigo mío- San Marcos, me echará no una sino sus dos manos aunque para ello tenga que soltar un momento el libro del Evangelio que nos muestra su derecha.
Y aquí me tenéis, amigos. Después de que la dorada trompetilla de los medios de comunicación audiovisuales y el polícromo papel de los programas de mano os hayan convocado a este acto, estoy dispuesto a proclamar mi pregón:
“De orden / de la Hermandad de San Marcos / hago saber a todos los presentes / que el próximo jueves, día 25 de abril de 2013,/ organizada por la Hermandad de San Marcos Evangelista / y por la Parroquia de San Roque de la Ciudad de Almendralejo, / perteneciente hoy a la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, / ayer, a la Diócesis de Badajoz / y antaño al Obispado-Priorato de San Marcos de León, / se celebrará la ya tradicional romería / en honor del glorioso protector de estos campos de Tierra de Barros. / La Imagen del Santo, / que recibirá culto solemne / durante los tres días inmediatamente anteriores / en la Parroquia antes mencionada, / saldrá de la misma a las 9 de la mañana / para llegar poco antes del mediodía a su Ermita / en la que se celebrará la Santa Misa en su honor. / Se ruega puntualidad en los actos, / alegría sana y desbordante en el recorrido por el camino / y silencio respetuoso que facilite la devoción / durante la celebración de la Eucaristía. / Deseamos que esa jornada sirva / para afianzar más y más la solidaridad entre todos los vecinos / en este año de crisis reunidas / y a demostrar la tradicional cordialidad con propios y extraños. / Y esperemos que hogaño no se haga realidad / el clásico refrán: `San Marcos llena los charcos´”.
El histórico toque de la trompetilla dorada habría puesto fin al pregón. Y aquí terminaría mi intervención si no fuera porque la costumbre ha hecho ley. Una ley no escrita que manda que el pregonero diga algo más, relativo al Santo Patrón de nuestros campos. Cometido no fácil después de que los cinco pregoneros que me han precedido desde 2008, hayan casi agotado ya, extraordinariamente por cierto, la materia informativa y noticiosa que existe sobre San Marcos, su imagen y su ermita. Pero me atrevo a decir que algún recuerdo personal de este pregonero aportará datos inéditos para la historia.
Me hice cargo de la Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación de Almendralejo el 28 de junio de 1986, después del luctuoso accidente de tráfico que calcinó la vida de mi antecesor, Don Javier Moriche Trigo, el 11 de mayo anterior.
A mi llegada a esta ciudad no me encontré desvalido ni en soledad. En la Purificación estaba de Vicario Parroquial y Cura Encargado, desde la trágica muerte de Don Javier, Don Juan Manuel Parra López, que me puso al día sobre los asuntos pendientes y el estado general de la Parroquia. Al frente de las de San José y San Roque estaban, como Párrocos, Don Antonio Bellido Almeida, “casi” paisano mío, y Don Jesús Núñez Mancera, condiscípulo y amigo entrañable desde 1943 en el Seminario Diocesano de San Atón de Badajoz.
La primera vez que pasé por la calle Real, me llamó la atención ver, tras la luna de un escaparate comercial, una imagen religiosa. Se trataba de una antigua y valiosa talla de unos 120 centímetros de altura que representaba al Evangelista San Marcos. A simple vista, parecía ser de mediados del siglo XVI y me recordó enseguida a la escuela castellana y, de manera especial, al gran imaginero Alonso González Berruguete. Parecía una imagen de retablo, con el dorso ligeramente rebajado en su volumen. Representa al Evangelista de frente, con el libro del evangelio abierto y sostenido por su mano derecha. La pierna del mismo lado se flexiona suavemente, haciendo recaer el peso del cuerpo sobre la izquierda. La cabeza, dirigiendo la mirada también hacia su izquierda, parece invitar a un invisible compañero a que se fije en el pasaje del libro que le muestra, con el índice sobre los renglones, para facilitar su lectura.
El estado de conservación de la imagen era lamentable y, precisamente por ello, se solicitaba la ayuda de los almendralejenses para su restauración.
En la primera reunión con el clero local -además de los tres sacerdotes antes mencionados prestaban sus servicios sacerdotales en las Parroquias de la Capital de Tierra de Barros Don José Mendiano y Don Juan Becerra- tuvimos un cambio de impresiones y, entre las preguntas que les formulé, no faltó la referente a la Imagen del escaparate de la calle Real.
Don Jesús se ofreció a darme toda suerte de información y explicaciones. Información que, completada con los trabajos publicados posteriormente por el Profesor Zarandieta y algunas lecturas a las que me llevó mi curiosidad por conocer aspectos históricos de nuestro entorno, esquemáticamente ofrezco hoy en mi pregón.
La Imagen que nos preside fue restaurada en 2010 en el taller de D. Luis Peña y Dña. Fernanda Zapata. Previamente, lo había sido en 1987, por el almendralejense D. Agustín Retamal, recientemente fallecido.
San Marcos había hecho compañía mucho tiempo, en “el cuarto de la Virgen” del Santuario de la Piedad a la talla de Santa María de Cora, de Antón de Madrid. Ambas imágenes presentaban un aspecto lamentable de conservación tras años- ¿habría que decir siglos?– de abandono e incuria después de haber sido trasladadas al Santuario Patronal por haberse derruido sus respectivas ermitas. La de San Marcos debió desaparecer a finales del siglo XVIII.
En la década de los 50 del siglo pasado el Párroco, Don Manuel Alemán Carvajal, cedió la imagen del Santo Evangelista a la familia De la Hera para que recibiera culto en la pequeña capilla que habían construido en su cortijo conocido popularmente como el “Cortijo de Zacarías”. Después de una leve restauración en Sevilla, se instaló en dicho lugar: en él se celebraba los domingos y días de precepto la Santa Misa a la que asistían familiares de los dueños del “cortijo Zacarías” así como vecinos de los cortijos cercanos.
En varias ocasiones la familia De la Hera cedió la Imagen de San Marcos para que presidiera la romería que en su honor tenía lugar el 25 de cada abril. Definitivamente la entregó a Don Jesús Núñez que, desde 1987, la conservó en su Parroquia de San Roque hasta que pudiera colocarla en la Ermita que, ayudado por un grupo entusiasta de devotos de San Marcos, pretendía construir en terrenos de la margen izquierda de la carretera de Badajoz.
Y de la imagen de San Marcos, paso a dar noticias sobre la ermita en la que nos encontramos.
Don Jesús fue ordenado sacerdote en Badajoz el año 1955 y celebró su 1ª Misa solemne el 1 de julio. En Agosto es nombrado Vicario Parroquial -Coadjutor por otro nombre- de la Purificación, única Parroquia a la sazón en Almendralejo. Por entonces los vecinos de la Capital de Tierra de Barros añoraban el esplendor de las Romerías de San Marcos del siglo XIX. Los padres transmitían a los hijos, sentados alrededor de la gran candela de la cocina, o al abrigo del acogedor brasero de la mesa camilla, las incidencias de aquellas fiestas populares que habían venido a menos y casi, casi, se estaban olvidando. El no contar con una ermita ni tener una Hermandad que organizara los cultos al Santo Evangelista y las romerías cada 25 de abril, era motivo, sin duda alguna, de que éstas se celebraran sin continuidad y, casi siempre, sin aliciente alguno.
Hubo, por fortuna, un canalizador de las inquietudes y añoranzas de los vecinos de Almendralejo: Don Juan Blasco Barquero. Podemos decir que ya teníamos el “brazo secular” -el elemento laico- al que faltaba la protección y el amparo del “clerical” y éste fue, precisamente el joven sacerdote recién llegado a su pueblo. Uno y otro comulgaban con parejas inquietudes e idénticos deseos y alimentaban los mismos proyectos sobre este punto concreto de la creación de una Hermandad y la construcción de una Ermita en honor de San Marcos. A pesar de la preocupación y de los buenos deseos de estos dos almendralejenses de pro, aún habían de transcurrir casi dos décadas para que se dieran los primeros pasos del proceso.
Entre tanto, en 1967, dos nuevas Parroquias han nacido en Almendralejo: las de San José y San Roque. El Vicario parroquial, Don Jesús Núñez Mancera, es nombrado párroco de la últimamente mencionada. El territorio de la nueva circunscripción de San Roque, en la carretera de Badajoz, se extiende por la margen izquierda de la misma, hasta el término municipal de Solana de los Barros. Hacemos esta puntualización para una fácil comprensión de lo que más adelante diremos.
En 1973 doña Catalina Gallardo González cede unos terrenos en la zona de San Marcos, en la margen izquierda de la mencionada carretera, para construir sobre ellos una Casa Diocesana de Espiritualidad. Al tratarse de la jurisdicción de San Roque, es su Párroco, Don Jesús, el encargado de realizar los trámites necesarios ante el Obispado. Piensa entonces el sacerdote que allí podría también construirse la proyectada Ermita de San Marcos.
Casi simultáneamente, en 1975, se hace otro ofrecimiento de terrenos también en la margen izquierda de la mencionada carretera: el del matrimonio Cortés-Cardoso que viene a ampliar la posibilidad de hacer realidad la tan deseada ermita. Pronto se evidencia que no se dan en ellos las condiciones apropiadas para el fin apetecido. Por ello, después de agradecer a Don Juan Cortés y a su esposa Doña Manuela Cardoso su generoso gesto, no se acepta su ofrecimiento.
Entre tanto se organiza en la Parroquia de San Roque una Junta o Comisión Gestora a la que se le encomienda el doble objetivo que intentaba conseguir Don Jesús desde hacía dos décadas. Presidida por Don Francisco Muñoz Peral, la Comisión procede a colocar la primera piedra de la Ermita el 15 de mayo de 1976 en los terrenos donados por Doña Catalina Gallardo para la construcción de la Casa de Espiritualidad. En la piedra se grabaron, con la fecha, dos nombres: los de San Marcos Evangelista y San Isidro Labrador, Protector de los campos almendralejenses, el primero y de los españoles, el segundo.
Pasa el tiempo. Una cláusula testamentaria de Doña Catalina Gallardo establecía que, de no llevarse a efecto la construcción de la Casa de Espiritualidad en el plazo de diez años, los terrenos por ella donados para tal fin, revertirían a sus herederos. El plazo expiraba en 1983 y, al no haberse ni siquiera iniciado en tal año las obras de edificio religioso alguno, la reversión se hizo inapelablemente efectiva.
Ni que decir tiene que el desánimo hizo que decayese durante varios años más la romería. La fiesta de San Marcos vino a ser un día de asueto de los marcados en el calendario popular. Pero no hay mal que por bien no venga. El Centro de Iniciativas Turísticas, con su Presidente Don Antonio Díaz al frente, se pone al habla con Don Jesús proponiéndole un programa de actuaciones que desembocarían en la consecución de la Hermandad y la Ermita. En colaboración con la Parroquia de San Roque organiza los actos religiosos y populares de la romería de 1983, que resultó, a pesar del día plomizo y desapacible, todo un éxito. Los vecinos acudieron a la procesión con la Imagen de San Marcos que, por vez primera y, cedida por la familia de La Hera, presidió los actos.
Pero la Ermita seguía brillando por su ausencia. En 1987 nace una Comunidad nueva de Vecinos en Almendralejo. Se trata de la que propietarios de cortijos de la zona de San Marcos han constituido con el nombre de “Los Almendros” y quieren, como las Barriadas urbanas, tener un Patrón y organizar actividades en su honor anualmente. La zona le daba hecho el trabajo de la búsqueda: San Marcos será su Protector y Patrono. El Presidente de la nueva Comunidad de vecinos, Don José González Hortigón contacta con la Parroquia de San Roque y con el C.I.T. Las tres entidades celebran una reunión de la que sale constituida una Comisión para dar forma a la vieja aspiración, tantas veces formulada y tantas otras abandonada ante el cúmulo de dificultades que se interponían en el camino.
El año 1988, en una emisión de Radio Almendralejo, tiene lugar un encuentro histórico: acompañados del Director de la emisora, D. José Cortés Noriega y del Párroco de San Roque, D. Jesús Núñez Mancera, dos vecinos de la Capital de Tierra de Barros se comprometen solemne y formalmente ante toda la audiencia a que la Ermita de San Marcos será una realidad. Los dos vecinos son Don José González Hortigón y Don Juan Barco Caballero.
A pesar de las múltiples dificultades, la buena voluntad y la generosidad de varias personas hicieron viable el proyecto. El primer paso era conseguir el terreno sobre el que edificar la Ermita. Se solicitó a Don Crispín Mateos Izquierdo uno de su propiedad y lo vendió a la Comisión por el mismo precio por el que lo había comprado años antes. El mencionado terreno medía 7.200 m2, a los que se unieron otros 5.000 m2 que donaron generosamente Don Francisco Porras Álvarez y Don Ángel Vázquez Álvarez. A partir de 1989, en estos terrenos se celebró la Romería esperando, cada año, que al siguiente el Santo ya tuviera su ermita.
Pero las dificultades, como los males, nunca vienen solas; otra nueva, y ésta no de tipo material, vino a sumarse a las anteriores que preocupaban a Don Jesús. Los nuevos terrenos están situados en la margen derecha de la carretera de Badajoz y, por lo tanto, no pertenecen a la circunscripción parroquial de San Roque sino a la de la Purificación. Y Don Jesús sabe que él no tiene jurisdicción sobre ellos.
Más de tres décadas de ilusiones se le vienen abajo de pronto al entusiasta sacerdote. Envía una comisión a hablar conmigo, en mi calidad de Párroco de la Purificación; me comunican que, al depender de la jurisdicción de la Parroquia Matriz de Almendralejo los terrenos en que se ha de edificar la ermita, Don Jesús no puede estar al frente de la Junta Promotora y deja en mis manos todo lo concerniente a la futura ermita. Consciente yo del acto de humildad de Don Jesús, del sacrificio que suponía para él la renuncia a unos proyectos tan largamente acariciados desde su llegada a Almendralejo, no lo dudé un instante. Dije, con emoción y firmeza, a los comisionados: “Mientras Don Jesús esté de Párroco en San Roque y yo lo sea de la Purificación, podéis considerar los terrenos y la futura ermita como pertenecientes a la jurisdicción de San Roque”.
Los ojos de los comisionados se iluminaron; la alegría por seguir con Don Jesús a la cabeza del proyecto y el agradecimiento ante mi gesto cambiaron el semblante de mis interlocutores. El fuerte abrazo que, cuando nos vimos, me dio Don Jesús, no lo olvidaré jamás.
Y los desvelos y los proyectos y las actuaciones de Don Jesús y de sus infatigables colaboradores de la Junta, presidida por Don José González Hortigón y entre cuyos vocales se encontraba el hoy homenajeado, D. Pascual Pérez Barroso, dieron su fruto. Fruto que no es otro que la hermosa ermita en la que nos encontramos, diseñada y dirigida por Don Juan Barco Caballero. La bendición de la misma, efectuada el 25 de abril de 1993 constituyó el solemne y merecido colofón que coronaba los anhelos de miles y miles de devotos del Evangelista San Marcos.
De esta manera, los avatares del destino o, mejor dicho, los designios de la divina Providencia propiciaron el que la nueva ermita de San Marcos viniera a asentarse, en 1993, sobre los mismos parajes en que se construyó la antigua allá por el año 1511.
Al mismo tiempo que la parroquia de la Purificación, estaba a mi cargo la gestión del Santuario de la Virgen de la Piedad y quise que en esta nueva ermita hubiera dos elementos que recordasen para siempre a la Patrona de Almendralejo. Uno es la vieja campana que sirvió de argumento a una de las coplillas que se cantaban en la romería. En efecto: al citar el escaso patrimonio con que, a principios del siglo XX, contaba el Santuario, comparándolo con el rico y cuantioso de otras Patronas, terminaba la canción enumerando sus enseres con estas palabras: “El famoso manto rojo / y el celeste, su rival, / y una campana famosa / que, por cierto, suena mal”. Es la campana que ocupa la espadaña-campanario de esta ermita.
El otro elemento, procedente también del Santuario de la Piedad, lo tienen ustedes a la vista: esta mesa de altar de granito en la que se celebra la Santa Misa. Para que el sacerdote estuviera de cara a los fieles durante la Eucaristía, según la nueva Liturgia renovada por el Concilio Vaticano II, el 30 de septiembre de 1967 se desmontó el altar de madera estucada y dorada del retablo mayor de la Patrona y, en su lugar, un poco más adelantado, se colocó otro de piedra de granito sin pulimentar. Sobre él se celebró la Santa Misa en la Piedad durante casi tres décadas hasta que en 1993, para reponer en su sitio el original del Santuario, quise que este altar de piedra de granito se instalase en la ermita de San Marcos, deseo que Don Jesús compartió gustosamente. Así, me decía, el recuerdo de la Virgen de la Piedad permanecerá siempre en este lugar sagrado.
Y este pregonero no tiene más que decir. Eso sí: me gustaría añadir una estrofa a esas letrillas de las canciones que llenan con sus sones nuestros campos y alegran las calles de Almendralejo, sobre todo cuando pasan las carrozas llenas de romeros, en despedida, por el Atrio del Santuario:
“A la Virgen `La Piedad´
muchas gracias le daremos
que nos ha sacado en bien
de la jira que traemos”.
A estos versos propondría yo añadir o anteponer los siguientes:
“Evangelista San Marcos,
gran amigo del Señor,
protege siempre estos campos
y danos tu bendición”.
Pues…, que así sea y gracias por la atención que me han prestado.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]