Los cangueros. SEGUNDO CENTENARIO DE LAS FERIAS DE LA PIEDAD (IV)
En el Libro de Memorias de José Velasco García (1809-1854) se nos dice que en 1819 se celebró "la feria primera de la Piedad" (véase, Francisco Zarandieta Arenas y Tobías Medina Cledón: La Virgen de la Piedad y Almendralejo. Cinco siglos de una convivencia amorosa, Almendralejo, Santuario de Nuestra Señora de la Piedad, 2008, p. 124), por lo que en 2018 celebraremos el segundo centenario de este acontecimiento. Para conmemorarlo, recordaremos, entre otros textos, los artículos firmados por este cronista en las revistas de feria en los últimos treinta y siete años.
IV. Francisco Zarandieta Arenas: "Los cangueros", Ferias de la Piedad y XXI Fiestas de la Vendimia, Almendralejo, 1993.
Año de 1793. Hace doscientos años. En la Iglesia Parroquial de la Purificación tienen lugar los esponsales de quienes muy bien podrían llamarse Juan Alonso y María González, ambos de familias naturales de Almendralejo desde tantas generaciones que no lo recuerdan.
Celebrarán tres días de bodas y los tres habrán de visitar la Ermita de Nuestra Señora de la Piedad, acompañados de los mozos y las mozas en grupo, cantando y tocando instrumentos. Es tal la costumbre que si no lo hicieran les parecería que no estaban casados. Luego, como dice el refrán que “Santa María la más lejos es la más devota”, si pueden, han prometido, dentro del año, visitar a Nuestra Señora de Guadalupe y si no se atrevieran a tanto, irán a Nuestra Señora de las Nieves, que se venera en Zarza de Alange.
El padre de Juan no le ha podido dar al casarse ni caudal ni finca; sólo una arada, y le ha dicho: “Hijo, ya tienes obligaciones y una familia que mantener. Con esa arada lo has de hacer, como lo hizo tu padre que con ella te ha criado”.
Pero Juan no se preocupa demasiado. Los tiempos han mejorado. Aquellas necesidades que ha oído contar a su abuelo, y que éste, a su vez, oyera del suyo, que hablaban de malos temporales o de plagas de langostas, ya se ven de otra manera. Siguen los perpetuos peligros de los campos, pero ahora se afrontan con otras perspectivas, con más optimismo.
Recuerda que en su niñez su padre le llevaba a dar alguna labor sencilla a los melonares, que constituyeron un gran recurso para los campesinos de aquellos tiempos, de tal manera que se oía frecuentemente el dicho de que los jornaleros de Almendralejo tenían cinco cosas: una viñita, un melonarcito, un burrito, un perrito y un hijo cada año.
Lo primero que hará Juan será tomar a censo una fanega de terreno y comenzar a prepararla, aprovechando en ella los días que esté sin jornal y las mañanas de los festivos. Adelantándose a los otros compañeros, procurará contratar en la Plaza el jornal con un labrador que tenga su heredad inmediata a la suya y, entonces, madrugará más aprovechando el tiempo que pueda en lo suyo hasta la hora propia para entrar en el trabajo ajeno; y, así, en tres años puede tener plantada de viñas y olivos casi toda la fanega.
Además, si en la siega puede ahorrar algún dinero lo invertirá en llevar jornaleros que le ayuden. Está ilusionado. Las plantaciones han dado impulso a la población. Hace poco tiempo que en el término de la villa no se encontraba ni una viña, pues todo se dedicaba a granos. Pero en 1787, para poder pagar unas contribuciones extraordinarias, consiguieron Facultad Real para dar a censo a los vecinos 234.25 fanegas de la dehesa del Escobar.
El censo es perpetuo e irredimible, conservando la villa el dominio directo, mientras que los vecinos, a quienes se les adjudicaba, se comprometen a plantarlas de viñas y olivares en el plazo de diez años; sin poder ceder o traspasar sus porciones si no están totalmente plantadas. Además del plantío del Escobar,Juan puede tomar su fanega en el de Andana, terreno también pobre para cereales, pues dice el refrán, “el que siembra en Andana, ni pierde ni gana”. Este viñedo llega hasta la calzada romana, que separa dos tipos de suelos, lo “barros”, donde se da el cereal, nuestro orgullo, dice Juan, pues abastecemos, a veces, a toda Castilla, gracias al almacenamiento de granos en los silos; y los “caleños”, tierra pobre para el cereal, pero que ha resultado buena para los plantíos.
Juan Alonso ha pensado preparar la tierra de su fanega con todo esmero, dándole primero una cava profunda con azadón, lo que llamamos “dar suelo”, de media vara de profundidad, y le extraerá todas las raíces y maleza. Después, hará la plantación de vid y olivo por codal a un tiempo, y cada año les dará dos cavas de azada y, cuando ya el fruto esté a la vista, le hará otra labor, la que llaman “dar polvo”, es decir, remover en seco la superficie de la tierra con rodos de mano, porque, dicen los mayores, que eso contribuye a que engorde y se sazone más la uva.
Luego, con la venta del fruto se construirá una casa o se comprará dos caballerías; tomará, además, otra fanega y a los tres años podrá comprar lo que ahora no haga, caballería o casa, y quedará convertido en un canguero, que es como en Almendralejo se llama a los modestos propietarios que trabajan sus propias tierras.
La Asociación Cultural y Folclórica "Tierra de Barros", Medalla de Plata de Almendralejo
En el Pleno del Excmo. Ayuntamiento de Almendralejo, de 25 de febrero de 2019, la Corporación, por unanimidad, acordó conceder la Medalla de Almendralejo, en la categoría de Plata, a la Asociación Cultural y Folclórica “Tierra de Barros”.
1. Historia institucional
La actual Asociación Cultural y Folclórica “Tierra de Barros” fue creada en 1968 como Grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina de Almendralejo, siendo su primer instructor don José Masa Romero y su directora, doña Fernanda Jariego Esperilla, Delegada Local de la Sección Femenina de Almendralejo. Aquel primer grupo estaba compuesto, además, por seis parejas de baile, cuatro instrumentistas y un cantante.
Su primera actuación pública tuvo lugar en el Parque del Espolón, en 1969, ataviados con el traje de Don Benito, cedido por la Delegación Provincial, ya que las dificultades económicas de los primeros tiempos no les permitieron tener vestuario propio, hasta que la generosidad del empresario local don Ulrich Schlegel le facilitó la adquisición del mismo. A partir de ese momento, comenzó su andadura llevando el folclore y el nombre de Almendralejo por numerosos pueblos extremeños, con brillantes resultados.
El año 1972, sin dejar sus actuaciones en nuestra región, marcó su expansión nacional e internacional, cosechando grandes éxitos con sus actuaciones, como en el Hogar Extremeño de Durango, donde recibió un cariñoso recibimiento de los emigrantes extremeños, o en el “Festival Folklórico Internacional” de la ciudad portuguesa de Sobral de Monte Agraço, donde agradaron tanto que fueron requeridos para actuar también en otras dos localidades del país vecino, Castelo de Vide y Coruche.
En 1973, con motivo del traslado laboral del primer instructor, se hizo cargo del grupo doña Victoria Eugenia García Rubiales, nuestra querida “Viti”, que desgraciadamente falleció el pasado 17 de enero; perfeccionista al máximo, aún en los más mínimos detalles de la coreografía, le dio al grupo un “saber estar”, dentro y fuera del escenario que ha sido uno de sus sellos de identidad más apreciados. Instructora y directora de un grupo compuesto en aquellos momentos de renovación por seis parejas de baile, dos acordeonistas, dos guitarras, un triángulo, una pandereta y dos cantantes. Fue destacada su participación en el Festival Provincial de Danzas Folklóricas que se celebró en Badajoz, quedando en segundo lugar, tras el grupo de Coros y Danzas de Olivenza.
A partir de esta fecha, se consolida como uno de los más importantes y estables de la región, realizando desde entonces numerosísimas actuaciones que le llevan por todos los rincones de Extremadura y del resto de España. Desde 1972 son parte inseparable de los actos de la Coronación de la Reina de la Vendimia en las Ferias y Fiestas de Almendralejo, no habiendo faltado desde esa fecha a ningún 14 de agosto, día tan importante para todos los almendralejenses. Podría decirse que, nuestra Patrona, la Virgen de la Piedad y la Asociación Cultural y Folklórica “Tierra de Barros”, son las únicas que han estado siempre presentes en el Acto Central.
Pronto alcanzarían a nivel nacional e internacional el reconocido prestigio del que hoy siguen gozando, dada su manera interpretativa y puesta en escena de los temas tradicionales de Extremadura, tanto por el enorme colorido de sus vestuarios extremeños -trajes de Gala y de Faena de Almendralejo, Gala de Don Benito, Gala de Castuera, y Gala de Cabezabellosa- como por el rigor en la ejecución de sus actuaciones.
En febrero de 1981, siguiendo la nueva legislación relativa a asociaciones, se convirtió en Asociación Cultural y Folclórica “Tierra de Barros”, una de cuyas actividades es la actuación del grupo de danzas. Pero la Asociación tiene otros objetivos más amplios, que desarrolla en múltiples actividades en pro de la Cultura Tradicional Extremeña, en el sentido más amplio de la palabra, como es el apoyo y defensa de la Cultura Material e Inmaterial, repartidas en un triple frente, el de la investigación, el de la enseñanza y el de la difusión del folclore extremeño.
La Asociación fue una de las fundadoras de la Federación Extremeña de Folclore, de la que actualmente forma parte como Asociación de Pleno Derecho.
También ha formado parte de la Federación Española de Agrupaciones de Folclore, llegando a ostentar durante una década la presidencia de la misma don Pedro M. Asuar Ortiz, el presidente de la de Almendralejo, por lo que la sede nacional de esta institución estuvo radicada en nuestra ciudad, refrendándose así la labor de la Asociación en favor del estudio, la investigación y la difusión del folclore.
2. La labor investigadora
Los primeros Estatutos de la Asociación ya contemplaban la existencia de un Equipo de Investigación Folclórica dentro de la misma, que indagara sobre el folclore extremeño de
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Los cinco centenarios del Descubrimiento. SEGUNDO CENTENARIO DE LAS FERIAS DE LA PIEDAD (III)
En el Libro de Memorias de José Velasco García (1809-1854) se nos dice que en 1819 se celebró "la feria primera de la Piedad" (véase, Francisco Zarandieta Arenas y Tobías Medina Cledón: La Virgen de la Piedad y Almendralejo. Cinco siglos de una convivencia amorosa, Almendralejo, Santuario de Nuestra Señora de la Piedad, 2008, p. 124), por lo que en 2018 celebraremos el segundo centenario de este acontecimiento. Para conmemorarlo, recordaremos, entre otros textos, los artículos firmados por este cronista en las revistas de feria en los últimos treinta y siete años.
III. Francisco Zarandieta Arenas: "Los cinco centenarios del Descubrimiento", Ferias de la Piedad y XX Fiestas de la Vendimia, Almendralejo, 1991.
Año 1492
Cuando las naves de Colón avistaban las tierras del Nuevo Mundo, la villa de Almendralejo se componía de unos 1.600 habitantes que se agolpaban en calles irregulares a uno y otro lado del eje que formaba la calle de Mérida con la de los Mártires, a través de la calle Real. El comendador de la villa era don Fernando Bazán, pero en ella sólo vivía su administrador para recoger los diezmos que les pertenecían a él y a la Orden de Santiago, de la que formaba parte Almendralejo. Un grupo de “cristianos nuevos", judíos convertidos al Cristianismo, vigilados y adoctrinados por los clérigos, vivían en la Judería, zona apartada del tránsito diario que daba a unos barrancos donde se situaba una silera.
Año 1592
La villa ha crecido y su población se ha duplicado durante el siglo. La riqueza de sus tierras y la laboriosidad de sus vecinos la han convertido en una de las más importantes de la Provincia de León dela Orden santiaguista. Desde 1536 exhibe el privilegio de villazgo otorgado por Carlos I, aunque también ha sido moneda de cambio en los negocios de la Monarquía para hacer frente a una Hacienda en bancarrota. Muchos de sus hijos han emigrado a las Indias (tenemos contabilizados cerca de doscientos) y la viuda del capitán Francisco Ortiz de Parada, que hizo su fortuna en aquellas tierras, había fundado en Almendralejo el Convento de la Concepción a mediados de siglo. Una de las catorce monjas que lo habitan en 1592 es Juana Baptista, hija de otro indiano almendralejense, el único que hasta el momento tiene dedicada una calle en esta ciudad: Gonzalo Hernández (o Fernández), citada por Alonso de Ercilla en su obra “La Araucana “, cuando narra la llegada de catorce españoles de refuerzo para Valdivia. Han caído en una emboscada, produciéndose cierta desmoralización, por lo que Gonzalo pretende levantarles el ánimo:
Hallí habló un español desfigurado
que por tu onor no diré qual dellos hera
viéndose con tan poca jente a el lado
dijo, o si nuestro escuadrón de ziento fuera;
mas el buen Gonzalo Fernández animado
mirando a el viso dijo, a Dios pluguiera
fuéramos sólo doze y dos faltaran
que los doze de la fama nos llamaran.
Año 1692
Almendralejo no se ha recuperado de la desastrosa guerra con Portugal de mediados de siglo y, aunque ha salido de la dependencia de la Orden de Santiago y es ahora villa realenga, desde el año 1665, los efectos de la contienda se dejan sentir en ella: no puede hacer frente a sus compromisos tributarios con la Corona y en sus vecinos se aprecia un cansancio y una desgana vital como la del propio siglo de la decadencia que agoniza. Si antes de comenzar esa guerra tenía unos 4.000 habitantes y 1.400 yuntas de bueyes, en 1692 habían quedado reducidos a menos de 2.000 habitantes y a 400 yuntas, con calles enteras asoladas y muchas casas caídas y abandonadas.
Año 1792
Costó mucho esfuerzo remontar otra vez la curva de la prosperidad, pero los campos de barros recibieron en los albores de este III Centenario del Descubrimiento nuevos cultivos, que vinieron a potenciar a los cereales y a los ganados lanares: se trata de las plantaciones de viñedo que empiezan a generar riqueza, a aumentar la población, que ya llega a los 4.500 habitantes, y a engrandecer la villa con nuevas calles. Trabajan casi todos en las labores agrarias, si bien tienen solicitado que para dar ocupación a los jornaleros “en las épocas de lluvias “, bueno sería instalar alguna fábrica de lana basta, fruto que produce el pueblo y sirve para surtir a las labores del campo de jergas, costales y demás utensilios.
Año 1892
Almendralejo, ciudad desde 1851, ha duplicado, de nuevo, su población respecto a la del siglo anterior, alcanzando ya los 9.000 habitantes, que se disponen a celebrar el IV Centenario del Descubrimiento con una serie de actos de entidad regional que tendrían lugar en Badajoz. Era la primera vez que se conmemoraba este importante acontecimiento histórico y en la Exposición Regional Extremeña que se instaló en la Diputación Provincial de Badajoz del 3 de agosto al 20 de septiembre concurrieron 45 expositores de Almendralejo, la cifra más alta de toda la región, si exceptuamos a la ciudad de Badajoz, buena prueba del interés suscitado en nuestra ciudad y del auge económico de la misma. Algunos expositores, como el farmacéutico don Antonio Velasco Rodríguez, acompañó un folleto explicativo de las especialidades que presentaba, en cuyo prólogo indicaba: “Las Exposiciones son el fiel reflejo de la inteligencia del hombre, verdaderos resúmenes de su progreso”. En aquel mismo año, el poeta local Rogelio Triviño publicaba su obra “Plumazos” y los Padres del Corazón de María estaban recién llegados a Almendralejo, con las obras de su Casa y Templo a punto de terminar.
Año 1992
En el V Centenario ya somos 25.000 habitantes, actores, que no espectadores, de nuestras propias luces y sombras, que serán para la historia lo que nosotros hagamos con ellas.
(VIII) LA HISTORIA DE "EL OBRERO EXTREMEÑO" A TRAVÉS DE SUS PRESIDENTES
Pedro González Hurtado (1906-1907)
El abogado Pedro González Hurtado (14-1-1906 a 17-3-1907) accedió a la presidencia a comienzos de 1906 . La Academia de Música, creada en 1902, entraría por fin en funcionamiento durante su mandato, concediendo la plaza de profesor de la misma, sacada a concurso, a Ángel Mora Vadillo, con la retribución de 300 pesetas anuales. Empezaron a funcionar en abril y se adquirieron métodos de solfeo para los alumnos que daban tres clases a la semana; unos meses después, ya algunos alumnos estuvieron en disposición de formar una Banda, para lo cual se compraron instrumentos musicales a la Casa-Misión del Corazón de María, procedentes de la Banda que tuvo su sede en esta institución en los años precedentes .
Las distintas reglamentaciones, generales y particulares, siguieron sufriendo modificaciones parciales para adecuarse a nuevas circunstancias y a la práctica diaria. En este sentido, se reformaron las condiciones por las que el socio podía solicitar el socorro de anticipo, que quedaron de esta forma:
1) El socio que tenga derecho al socorro podrá pedirlo, siempre que lo garantice un fiador solvente, que figurará en la lista que, al efecto, lleva la Junta Directiva. Si fuera menor de edad, necesitaría el permiso de su legal representante. 2) El socio que lleve más de siete años de asociado tendrá derecho al anticipo con sólo la garantía de otro socio que lleve igual tiempo de asociado, aunque éste fuese insolvente. 3) Si el socio no satisface el anticipo en los plazos señalados, se reclamará por la Sociedad al fiador del mismo quien podrá demorar el pago hasta tanto el socio deudor sea expulsado de la Sociedad, pero después de verificarse la baja del socio peticionario del anticipo, tendrá obligación el fiador de satisfacer éste en los plazos señalados en el contrato, y caso contrario será también dado de baja en la Sociedad. 4) Se puede conceder anticipo al socio que esté garantizando a otro, siempre que a él le garantice un fiador solvente que esté incluido en la lista formada por la Junta Directiva.
También quedó reformado el Reglamento de la Sociedad en un número importante de artículos, pero al no haber encontrado los reglamentos anteriores a 1917 no podemos desglosar todos los cambios, pues el Acta sólo recoge, a veces, adiciones o supresiones de artículos o párrafos, imposibles de analizar por lo indicado. Sólo en contados casos, se transcribe el artículo completo, nuevo o modificado; y, en estas ocasiones, podemos señalar, entre otros, que si un socio fuera expulsado por defraudar a la Sociedad no se le permitiría el reingreso; que el suspendido podría apelar reuniendo las firmas de 50 socios; que para ser sujeto de un socorro de anticipo, tendría que llevar más de tres años como asociado y, en el caso, de serlo desde los 16 años, se le empezarían a contar los tres años desde los 18; que los directivos habrían de tener una antigüedad de más de siete años y que se crearía una comisión para la inspección de los socios enfermos.
(VII) LA HISTORIA DE "EL OBRERO EXTREMEÑO" A TRAVÉS DE SUS PRESIDENTES
Gregorio Montes del Castillo (1905-1906)
Gregorio Montes del Castillo, industrial almendralejense con gran experiencia en cargos directivos de la Sociedad , tomó el relevo de la presidencia a comienzos de 1905 y sirvió el cargo durante aquel año (8-1-1905 a 14-1-1906). El año 1905 prolongó la crisis derivada por la sequía y la epidemia de filoxera. El Ayuntamiento había plantado nuevas vides americanas, resistentes al insecto, en el ejido de las Cruces, próximo a la Estación de Ferrocarril, y determinó entregarlas a los braceros y quedar libre el terreno del vivero . Se creó una “Sociedad obrera de viveros”, que organizó, entre otros actos, una rifa para recaudar fondos con motivo de la crisis que se atravesaba, por lo que “El Obrero” tomó 10 papeletas por un importe de 10 pesetas en total. Las mismas circunstancias hicieron que se aumentaran hasta 2.000 pesetas las destinadas a cubrir las solicitudes de anticipos por parte de los socios; y por otra parte, se rebajara la cuota de entrada de las 15 pesetas en que estaba establecida, a solamente 5 pesetas.
Este ambiente hizo que el número de socios creciera en 1905 en 75 personas, mientras que en 1904 se había producido un descenso de 36. La situación general mejoró en 1906, con lo que se volvió a poner la cuota de entrada de 15 pesetas; ante el poco éxito, en noviembre se volvió a situar en 5 pesetas, lo que hizo que, por fin, aquel año aumentara el número de socios en 63, llegándose al 31 de diciembre con 775 socios.
(VI) LA HISTORIA DE "EL OBRERO EXTREMEÑO" A TRAVÉS DE SUS PRESIDENTES
Antonio Martínez Vélez (1903-1905)
En las elecciones de enero de 1903, fue elegido por mayoría de votos, como presidente el abogado Antonio Martínez Vélez, que cumpliría el cargo durante el siguiente bienio (11-1-1903 a 8-1-1905).
Fueron años muy difíciles para la población almendralejense, en especial, para la clase trabajadora, que a la epidemia de filoxera que azotaba los viñedos unieron la catástrofe de la sequía, por lo que los braceros no se podían ocupar en las faenas agrícolas y, por tanto, no contaban con el jornal diario. Las autoridades municipales acudieron entonces a los alojamientos, es decir, al reparto de los jornaleros entre los labradores más pudientes para realizar trabajos no estrictamente necesarios, o simplemente para ser socorridos.
Y “El Obrero” aprobó las bases de un nuevo socorro mutuo, el de la concesión de anticipos por un máximo de 50 pesetas, sin interés, al socio que estuviera avalado por otro socio, elegido por el peticionario de una lista confeccionada por la Junta Directiva. El solicitante abonaría 1 peseta para gastos y devolvería lo pedido por décimas partes a final de cada mes, a partir del tercero en el que lo hubiera tomado. Si no cumplía cualquiera de los plazos, perdería sus derechos de socio y lo mismo, en su caso, ocurriría con su fiador, sin perjuicio de seguir el proceso en los Tribunales de Almendralejo. Para solicitar el anticipo, tendrían que estar al corriente de sus cuotas y sin que estuvieran debiendo otro anticipo, y se concederían por orden de solicitud, hasta agotar el presupuesto anual de anticipos. A comienzos de 1904 se determinó que para aquel ejercicio el presupuesto para anticipos se situara en 1.500 pesetas.