En 1965 se celebraron en Almendralejo, conmemorando este acontecimiento,
las que fueron llamadas Fiestas del III Centenario.
Dedico estas letras a quienes hicieron posible dicho recordatorio histórico.

Almendralejo 1665wEra el 4 de junio de 1665. La procesión del Corpus estaba en la calle cuando a la villa de Almendralejo llegó una importante comisión presidida por el caballero de la Orden de Santiago, don Antonio de Ugarte y Ayala, acompañado de un pequeño séquito, formado, entre otros, por un alguacil y un escribano. Venían con la misión, encargada por el rey Felipe IV, de dar posesión a la villa de Almendralejo de la propiedad de su jurisdicción que tenía comprada por escritura fechada en Madrid, el día ocho de diciembre anterior.
Ya desde comienzos de su reinado, en 1621, Felipe IV, ante un Patrimonio Real consumido por los grandes gastos que se habían hecho en los reinados anteriores, solicitó de las Cortes que se pudiera vender la jurisdicción de un cierto número de villas; Esta situación, reafirmada en las Cortes de 1639, llevó a tratar la venta de la jurisdicción de Almendralejo, separándola de la de Mérida y su Partido, haciéndola “villa de por sí y sobre sí”, concediéndole las apelaciones a la Chancillería de Granada y no a la ciudad de Mérida.
El precio de la venta estaría en función del número de vecinos o de la extensión del término de la villa, por lo que el comisionado Ugarte tenía el encargo de que se efectuaran las dos mediciones, el recuento casa por casa de los vecinos y la medida por un geómetra de la superficie del término. Estas operaciones dieron lugar a dos importantes documentos que se conservan en el Archivo General de Simancas, teniendo otro ejemplar (el llamado Libro de la Villa, que no contiene el mapa), en el Archivo Histórico de Almendralejo.
La guerra con Portugal había hecho disminuir el número de vecinos, pues sólo se contabilizaron 522 (correspondientes a 1.663 habitantes), que, tasados a 18.130 maravedíes cada uno, daban un total de 9.463.860 maravedíes; la extensión del término ajustado por el madrileño Antonio Martínez, resultó ser 96.828.800 varas cuadradas, que, a razón de 7.250 ducados por legua cuadrada, alcanzaban los 10.530.000 maravedíes.En este primer plano del término que se conoce, se incluyen algunos caminos y edificios importantes del casco de la villa (Ayuntamiento, Casa de la Encomienda, Iglesia Parroquial y algunas ermitas), además de una alineación de casas que simula la calle más importante, la calle Real.

Antonio Martínez Almendralejo 1665wReducido a medidas actuales el término mediría 67,66 km², valor muy alejado de sus actuales dimensiones (165,1 km²); pero, liberando al lector de la complejidad y evaluación de estos cálculos, la cantidad elegida para el pago, como no podía ser menos, fue la más beneficiosa para la Hacienda Real. Como Almendralejo ya había pagado ciertas cantidades en tiempos anteriores por distintos conceptos de la misma compra que ahora se le hacía (Privilegio de villazgo de 1536 y desempeño en 1595 de la ciudad de Sevilla, a la que había pertenecido la jurisdicción de Almendralejo desde 1574), “sólo” habría tenido que abonar 467.500 maravedíes; pero la villa “le hizo gracia a Su Majestad” de ofrecerle más, llegando en esta ocasión hasta los 10.000 ducados de vellón; es decir, dos millones y medio de maravedíes en plata; a lo que hubo que sumar los gastos de la toma de posesión, los de su procurador en Madrid para la gestión de la compra y los derechos de la media anata, que era el impuesto que se pagaba al recibir un beneficio y que equivalía a la mitad de lo que producía en un año dicho beneficio. Todas estas operaciones contables no concluyeron hasta el 1 de noviembre de 1696, fecha en la que Carlos II expidió el correspondiente Privilegio a la villa de Almendralejo.
Tan largo proceso, tan costoso asunto, ¿para qué en realidad? Lo que se litigaba era que los alcaldes de la villa pudieran juzgar en primera instancia y la apelación se hiciera ante la Chancillería, y que los nombramientos de los oficiales del Cabildo los realizaran los propios alcaldes y regidores, sin interferencia de otras instancias. En cierta medida pueden tener algo de certeza las intromisiones, en su caso, de las ciudades de Mérida o Sevilla, y los manejos de la familia genovesa de los Serra que también aspiraba a la compra; pero lo verdaderamente importante era que los “poderosos” de la villa no querían injerencias en “sus asuntos” y querían acaparar los cargos e influencias que éstos conllevaban. Y por otra parte, la Corona accedía a estas peticiones no por preocupaciones objetivas o de una mejor administración sino por razones económicas. Con este Privilegio, la villa de Almendralejo ya era villa realenga, es decir, exenta y libre de cualquier otra jurisdicción, aunque quisieron seguir con el mismo sistema electivo de cuando pertenecía a la Orden de Santiago de la que continuaban dependiendo en lo eclesiástico.

Calles habitadas en Almendralejo en 1665, y su equivalencia con las denominaciones actuales

  • Altozanito Altozano
    Altozano (Plaza) Plaza de Espronceda
    Becerro Becerro
    Blanca Aceite (Calleja) Miguel Antolín
    Cabezo Luis Torrado
    Caño Carolina Coronado
    Escusada San José
    Esparrilla Cervantes
    Granados Granados
    Harnina Juan Carlos I
    Jara Reina Victoria
    Macías de Nieto Reyes Católicos
    Mandamiento San Antonio (1er tramo)
    Mártires Mártires
    Mayorazgo Méndez Núñez
    Mérida Mérida
    Montera Moreno Nieto y Jacinto Benavente
    Palacio Ricardo Romero de Tejada
    Pilar Pilar
    Plaza Plaza de España
    Plazuela Plaza de la Iglesia
    Real Real
    Silos Zurbarán

Federico Zambrano González (1895-1896)

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Era la noche del 24 de diciembre de 1895 y los treinta jóvenes fundadores, bajo la presidencia de la Comisión redactora del Reglamento (Zambrano, López, Tévar, Nicolás Asensio y Francisco Pérez), lo aprobaron (desgraciadamente no se conserva) y nombraron por votación, uno a uno, todos los cargos de la Directiva, que quedó presidida por Federico Zambrano González (24-12-1895 a 5-7-1896), con Manuel Tévar Cordero, vicepresidente, Francisco Pérez Colín, secretario, Pedro Garranchán Testal, vicesecretario, Nicolás Asensio Dópido, tesorero, y los vocales, José Gómez Melara, Miguel Rey Gil, Juan Espino Cachadiñas y Liborio Asensio Dópido. No lo sabían, pero estaban poniendo las bases de una de las instituciones más importante de Almendralejo en los últimos tiempos.

La idea había surgido unos meses antes, cuando con el objetivo de dar bailes un grupo de jóvenes, entre los que se encontraba Zambrano, pensaron en constituir una sociedad que se denominaría “La Esmeralda”. Zambrano, sin embargo, no veía muy bien ese proyecto, que consideraba poco estable; pero algunos de sus amigos pretendieron seguir adelante y tomaron en arriendo un salón propiedad de Félix García de la Peña, en la calle Palacio, 17, en donde siguieron reuniéndose. Apenas tenían más mobiliario que una mesa y un quinqué que habían llevado los hermanos Asensio (Nicolás, Modesto y Liborio).

SI calle palacio1895w

El propio Zambrano contó muchos años después sus impresiones de estos orígenes de la Sociedad, señalando que fue requerido varias veces para que asistiese a estas reuniones; y por fin acudió y convenció a sus amigos de que la única manera de que prosperase una Sociedad era beneficiando al socio, por lo que proponía que se crease una sociedad de socorros mutuos basada en la cooperación de personas de reconocida moralidad y buenas costumbres, que socorriera con una peseta diaria al socio que, llevando dos años en la Sociedad, tuviese la desgracia de caer enfermo.

Una vez aprobado el Reglamento, acordaron enviar una circular a las clases que puedan pertenecer a la Sociedad, dándola a conocer por si deseaban inscribirse en ella y, como no tenían sino una mesa (y el quinqué), Zambrano pidió prestado a una vecina que tenía un puesto aguaducho en la Plaza, junto a su taller, cuatro sillas y dos bancos de madera, que en la época de invierno no los precisaba. Hicieron el sorteo del número que a cada uno de los treinta socios fundadores le correspondería, y el resultado fue el siguiente:

I: Miguel Rey Gil: Pintor
II: Ángel Pérez Reina: Marmolista
III: Pedro Garranchán Testal: Amanuense
IV: Francisco Pérez Colín: Escribiente
V: Ángel López Ortiz: Estudiante
VI: Antonio Márquez Valencia: Carpintero
VII: José Asuar Monge: Esterero
VIII: Manuel Tévar Cordero: Escribiente
IX: Federico Zambrano González: Sombrerero
X: Gonzalo Pérez Barco: Carpintero
XI: José Carrera López: Panadero
XII: Emilio Robles Rodríguez: Amanuense
XIII: Felipe Franco Pedrera: Herrero
XIV: Elías Nieto Navia: Zapatero
XV: Nicolás Asensio Dópido: Hojalatero
XVI: Pedro Calamonte Alcántara: Zapatero
XVII: Juan Mariñas Nogales: Zapatero
XVIII: Modesto Asensio Dópido: Zapatero
XIX: Samuel Velasco Sánchez: Dulcero
XX: José Pereira Salguero: Zapatero
XXI: Juan Ramos Lechón: Cochero
XXII: Liborio Asensio Dópido: Sombrerero
XXIII: Antonio Rodríguez Peral: Zapatero
XXIV: Juan Espino Cachadiñas: Industrial
XXV: Juan Donoso Sabido: Empleado
XXVI: Ramón Martínez Sánchez: Relojero
XXVII: José Gómez Melara: Carpintero
XXVIII: Baldomero Hernández Izquierdo: Fabricante
XXIX: Luis Suárez González: Zapatero
XXX: Antonio Álvarez Macías: Carpintero

Se denominan en un principio Sociedad de Artesanos y, aunque cambien pronto su nombre, el elemento artesanal va a perdurar no sólo en el recuerdo de las profesiones de aquellos socios fundadores que, con una edad media de 24 años, lo eran, en su mayoría; sino también en los símbolos representados en el escudo de la Sociedad que ondea en su Estandarte o en la composición inicial de su Biblioteca donde predominaban, en esa primera época, las obras que tenían un marcado carácter instructivo para los socios en el orden profesional: Tratado de Cerrajería, Carpintería Antigua y Moderna, Tornería, Mecánica...

En enero comenzaron a recibirse las primeras cuotas (una peseta al mes), y los fundadores acudían cada noche al salón para la admisión de nuevos socios, que lo serían de número, y para explicar a los que llegaban los propósitos de la Sociedad: reunir una peseta mensual para que en el transcurso de cierto tiempo pudiera servir para prestar socorro al socio que lo necesitara. El 26 de enero de 1896 se aprobaron, por primera vez, en junta general las cuentas, que suponían 163,25 pesetas de ingresos y 49,95 pesetas de gastos, quedando a favor de la Sociedad la cantidad de 113,30 pesetas.
Cuando ya tenían unas 300 pesetas, algunos socios propusieron que se invirtieran en la compra de cebada, para traficar con ella, puesto que en el local que tenían se podría almacenar, pero como se trataba de una operación arriesgada nadie quiso hacerse cargo de la misma.
El número de socios aumentaba y el local no prestaba comodidades de ningún tipo; había habido, incluso, algunas discrepancias con la Directiva sobre la dedicación de los fondos que ya superaban las 500 pesetas. Solventadas las dudas se pensó en buscar un nuevo local más acorde con las dimensiones y expectativas que iba generando la Sociedad, y a comienzos de abril de 1896 se acordó trasladar el domicilio social al local del Casino que tenía Daniel Sanz en la Plaza de Espronceda, en la casa de la señora de Montes. Este local había sido antes el Hotel Garrido, y en su piso principal estuvieron en 1894 las oficinas del Semanario almendralejense “El Monitor Extremeño”.

SI casa de montesw

La renta había subido sustancialmente hasta las 45 pesetas mensuales (de nuevo hubo protestas de algunos socios), pero la mejora era notable porque se disponía de sillas, mesas, luz y agua, pudiendo tener, además, los socios alguna distracción. En efecto, ya el día de la Ascensión, 14 de mayo, tuvo lugar el primer baile organizado por la Sociedad; y se nombró un Director de la Sección Recreativa, cargo que recayó en Ángel López Ortiz, quien organizó una Academia de Música y una Orquesta, para cuyos ensayos y clases se habilitaron dos habitaciones del local social; y siguieron celebrándose bailes, en las fiestas del Corpus y de San Pedro, cuyos ingresos servían para gratificar a la Orquesta.
Redactaron un nuevo Reglamento, respetando los derechos adquiridos del anterior, y se envió al Gobierno Civil para su aprobación, quedando inscritos con el número 168, en junio de 1896, como Sociedad Cooperativa y de Socorros Mutuos “El Obrero Extremeño” de Almendralejo. ¡Cuántas consideraciones se podrían hacer acerca de este nombre: sociedad, cooperativa, socorros mutuos, obrero, extremeño, Almendralejo! Su historia nos las irá desgranando.
Es una pena que no hayamos encontrado este Reglamento, del que se imprimieron 500 ejemplares en “La Minerva” de Badajoz; pero sí conocemos dos artículos interesantes. Uno que decía se admitirán socios de 18 a 50 años de las clases de empleados, artesanos, labradores, obreros industriales y títulos profesionales en ejercicio, de reconocida moralidad y buenas costumbres; y otro que señalaba que a los socios con dos años de antigüedad que fallezcan, sus familiares recibirán 50 pesetas por vía de socorro, y si hay más de 200 socios, tantos reales como socios haya.

A nuestro querido Cura Jesús, in memoriam

Hoja Parroquial 1wEl domingo 5 de noviembre de 1967 los feligreses de la recientemente nombrada Parroquia de San Roque (junio de aquel año) recibían de su Párroco, don Jesús Núñez Mancera, el primer número de una Hoja Parroquial, a través de la cual expresaba el Cura Jesús, con aquella santa sencillez que le caracterizaba, que pretendía, de esta manera, ponerse más en comunicación con ellos, con noticias, avisos y ruegos; y ofreciéndose, como siempre, para todos. En este primer número, con un ruego, que repetiría muchas veces de palabra y por escrito, “que ninguno de nuestros hermanos de la Parroquia salga de esta vida terrena sin tener preparado el viaje para la VERDADERA VIDA”.
Esta Hoja Parroquial era un díptico de 10,7x19 cm (9,1x20,5 cm en el año 1974), que don Jesús recibía impreso en las tres primeras caras, a excepción de la carátula de entrada que estaba en blanco, y que en Almendralejo se completaba indicando en esa primera plana el nombre de “Parroquia de San Roque. Almendralejo”, y la última página en la que con el título de “La Voz de vuestra Parroquia”, se dedicaba íntegramente al contenido que firmaba “Os bendice vuestro cura Jesús” o “vuestros curas Antonio y Jesús”. La Hoja era semanal, su título original era “La Fiesta Santificada” y estaba editada por Misioneros Claretianos catalanes, ideada y dirigida por el Padre Luis Ribera, ejemplar catequista y publicista de la Congregación. En ella aparecían contenidos litúrgicos del domingo en cuestión y otros de tipo doctrinal y catequesis general. También en la parte de San Roque don Jesús (y don Antonio) hacían, muchas veces, breves pero enjundiosos comentarios al evangelio del domingo, o desgranaban temas morales o pastorales, catequéticos, preocupándose de los niños, los jóvenes, los matrimonios, los ancianos, los enfermos, de todos, en especial, de los más desfavorecidos de cualquier clase.... Toda esta parte podría ocupar otra crónica, o, mejor, que otras personas más autorizadas la emprendieran.
Hoy, nos interesan, especialmente, los testimonios locales que constituyen una auténtica crónica en las 377 semanas en que se distribuyó, desde el 5 de noviembre de 1967 hasta el 29 de diciembre de 1974: los primeros siete años y medio de la vida de la Parroquia.
Unas secciones fijas daban cuenta habitualmente del movimiento demográfico de la Parroquia de cada mes, con el nombre de los bautizados (951 en este tiempo), casados (281) y difuntos (332); así como del estado de las cuentas parroquiales; y de las funciones litúrgicas de las semanas siguientes, con las recomendaciones pertinentes para aconsejar su asistencia.
Pero también destacamos otras noticias, con objeto de concienciar a la parroquia, como la deficiente situación de la Barriada de Pío XII (50 casas y 265 personas), las cuentas del medio año de 1967 que arrojaron un superávit de 24.211,30 pesetas, reservadas para la proyectada ampliación de la Parroquia; la primera procesión del Corpus de esta Parroquia con la bendición de los campos desde la calle Pascasio Fernández, “frente a las mieses apiladas de los cereales”, las “pequeñas vacaciones” de don Jesús, sustituido por el Padre Cotilla en 1968-69, las ventas, a veces casa por casa, de la lotería, para seguir reuniendo unas pesetas para las obras de la Parroquia; la colaboración de los fieles en las tres procesiones del año 1968 (Domingo de Ramos, Corpus y San Roque); la emoción de la primera salida en 1969 de la Cofradía de La Oración de Jesús en el Huerto; la operación de garganta del Párroco, que le obligó a dejar de fumar y a hablar lo menos posible en el verano de 1969, siendo sustituido durante los meses de convalecencia por el coadjutor de la Purificación don Adolfo Nieto Cid, quien recibió al entonces Príncipe don Juan Carlos, como Hermano Mayor de la citada Cofradía; la construcción de un Salón Parroquial, en 1969, donde se celebraron las Conferencias Cuaresmales organizadas por la Cofradía, impartidas por don Carlos Gutiérrez Bielba, en el verano de 1970...
Hoja Parroquial 377wLa latente preocupación por la ampliación de la Parroquia llevó a organizar una “Operación Papel” (21-06-1970), recogida de todos los papeles, revistas viejas y cartones por todas las casas de la Ciudad, “fijaros lo que os pido –decía don Jesús- lo que queréis TIRAR, pero os lo agradezco porque ya sabéis que muchas pequeñas cosas hacen grandes cosas, y por tanto, muchos kilillos de papel pueden hacer grandes bloques de cemento para la ampliación”. Sería la primera entre otras muchas “recogidas”, el éxito fue “grande” por lo personal, colaboraciones, y material, 18.210 kg de papel y 3.250 de cartón, que dieron unos ingresos “en limpio” de 50.565 pesetas; y el 10 de agosto siguiente comenzaron, por fin, las obras de ampliación de la Parroquia “y por ahora no tendremos que pedir”, apuntaba el Cura Jesús; mientras tuvo lugar la emocionante peregrinación internacional gitana al Santuario de Fátima, con don Jesús, tan cercano al mundo gitano, y su feligrés, don Diego Silva, que impartió una charla a los españoles que acudieron; y seguían los problemas de la ampliación (porque además había que pintar la parte antigua, arreglar el reloj, un nuevo altar...) que le quitaban el sueño, aunque también confiaba mucho en la gente, y “en San Roque”: siempre con su humor, señalaba que “si no nos echa una mano con una quinielita o un pellizco de lotería o un sobre anónimo, me tendréis que llevar algún paquetillo de tabacos a la cárcel”. Al final, todo se iba arreglando, con más recogida de papeles viejos o chatarra, o sabe Dios, o San Roque, de qué manera. La Parroquia se trasladó un tiempo desde primeros de noviembre de 1970 a un local que generosamente cedieron detrás de los Grupos Escolares, y el 15 de marzo de 1971 comenzaron las obras de limpieza con voluntarios, para el siguiente 2 de abril inaugurar el nuevo templo con la presencia del Sr. Obispo...
También recuerdan las Hojas el Vía-Crucis de los gitanos en la mañana del Viernes Santo, en 1970, o la salida en procesión de la Cofradía del Santo Cristo de la Agonía y María Santísima de la Esperanza (Cristo de los Gitanos), en las tardes del Jueves Santo de 1971 y 1972; la constitución oficial de Cáritas Parroquial, en el verano de 1971, para encauzar tantas obras de misericordia como ya se venían efectuando, y cuyas ayudas al final del año habían ascendido a 118.450 pesetas, quedando en Caja, 2.311 pesetas; o cómo en la Hoja del 9 de julio de 1972 se presentaba don Antonio Bellido Almeida como coadjutor “al lado y a las órdenes de nuestro querido D. Jesús”, ofreciéndose como “sacerdote, como hombre de Iglesia, que busca por encima de todo, colaborar en la santificación y salvación vuestra”. En noviembre de 1973 la Hoja destaca que en San Roque “ya tenemos a San Cristóbal para ser estrenado”, con bendición y Misa del conductor, seguidas de la constitución de la Hermandad del Conductor; y aquellas primeras Siete Palabras predicadas por seglares el Viernes Santo de 1974, germen de tantas otras posteriores..., así como la preocupación constante del Cura Jesús porque el Monumento siempre estuviera acompañado desde la tarde del Jueves hasta la del Viernes Santo. Concluimos con el último de sus deseos que aparece en estas Hojas: “la consigna que tantas veces os he recomendado desde el altar de nuestra parroquia: VIVIR A BUENAS CON DIOS Y CON LOS HOMBRES”.

(Revista CXCIX Fiestas de Ntra. Sra. de la Piedad y Feria de la Vendimia XLV, 2017, pp. 12-13).

Paka Manchón 2017wEn el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Almendralejo tuvo lugar el 29 de julio de 2017 el Acto inaugural de la XVI edición del Festival de Tradiciones y Costumbres de Tierra de Barros, “Festibarros”, presentado, con su competencia y profesionalidad habituales, por Fernando Sierra Elías, que fue dando la palabra a los componentes de la Mesa, compuesta por María Iglesias García, presidenta de la Asociación Cultural y Folklórica Tierra de Barros; Francisco Muñoz Jiménez, presidente de la Federación Extremeña de Folklore; y José García Lobato, alcalde de Almendralejo; quienes ensalzaron la continuidad y calidad del Festival, a la vez que felicitaban a quienes lo hacen posible, año tras año; daban la bienvenida a los grupos participantes y agradecían a Paka Manchón su disposición y aceptación como pregonera.
Fernando Sierra hizo la presentación de la pregonera, subrayando sus cualidades personales y su implicación con el folclore extremeño, que la hacían merecedora de tal distinción. Un apretado resumen de las palabras de Fernando destacaría que esta almendralejense ya “desde muy pequeña sintió la llamada de la música y la danza”; a mediados de los años setenta, actuó como cantautora en programas radiofónicos de toda España, obteniendo “en 1978 el primer premio de la canción inédita del Certamen Voces Nuevas”, y que ya por entonces formaba parte del grupo Tierra de Barros “como solista, dirigiendo el grupo instrumental, unos años más tarde, y viajando por toda España y Europa”. Ha recibido numerosos premios, entre los que destaca el segundo premio en el “Festival de la canción de Extremadura”, celebrado en Mérida; o el concedido al mejor autor en el “Festival Tajo Guadiana” en Badajoz.
Como docente, ha impartido clases en el ya desaparecido Liceo Municipal de Almendralejo; en la Universidad Popular de Almendralejo, y, como monitora de música, en un programa de intervención con minorías étnicas, promovido por el Ayuntamiento de la Ciudad.
Su currículo –añadía Fernando Sierra- se complementa con un sin fin de actuaciones en semanas culturales y pubs, siendo vocalista en varios grupos con distintas orquestas, con intervenciones en multitud de homenajes poéticos a escritores, además de actuaciones benéficas en el Teatro Carolina Coronado”.
Su producción discográfica comprende cuatro bellas, cuidadas, trabajadas obras, “Memorando”, “Sentimientos”, “Navidad” y “Mares” (éste, con la colaboración de Tomás Bote, al piano y en los arreglos musicales): la mayor parte de los temas son de creación propia, completadas con algunas versiones de piezas famosas.
“Actualmente Paca es directora de la Escuela Municipal de Música de Fuente del Maestre e imparte clases en las aulas de piano, lenguaje musical, preparación para las pruebas de acceso al grado medio, grupo de adultos y grupo instrumental. Y ha sido la creadora y actual directora del grupo de Cámara ´Esencia musical´”.
“Como agua de mayo”, tituló Paka Manchón su pregón, repetido por la noche del mismo día en el Atrio de Nuestra Señora de la Piedad. En parte fue crónica de un año irrepetible; en parte, recuerdo de vivencias; si recordar es volver a traer al corazón lo pasado, Paka lo hizo presente, emocionada con sus experiencias, con sus evocaciones familiares (padres, hermanos..., abuela) y con sus amigos, en especial con aquellos “que ahora bailan para Dios”, “que amenizan allí arriba, en lo más alto y bello”; y con sus susurros salidos del alma en canciones que ha paseado por medio mundo...
Ya desde sus primeras palabras, descubre sus intenciones. Un par de versos de la “Jota de la Vendimia” salen de su ser, “La canción del otoño / cantan los carros por los caminos.../". Canción y camino; para añadir que se ha sentido “sorprendida, honrada y agradecida”, invitada a dar el pregón, invitada a la vida, invitada a vivir; “Como agua de mayo, en este mi crudo verano; me invitas a despegar las hojas de otoño que arrastran las suelas de mis zapatos, me invitas a recordar, a reír y a sonreír, aunque sea por un rato”.
Canción y camino. Se remonta a sus orígenes, a cuando aquella jovencita descubre que el folclore es “una de las cosas bellas de la vida [...] que hace amigos, que hace patria, bailes y canciones. Descubro que se baila y canta por amor al arte, por amor al pueblo, a quien se pregona por todas partes, dejando sobre los escenarios, triunfos, sudores, risas, lágrimas de emoción y un pedacito entrañable de tu corazón”.
Y nos traslada a aquel viaje a Alemania que realizara el Grupo “Tierra de Barros”. El viaje en autobús, las nuevas costumbres del país germánico que tanto les asombraban, los contrastes en la gastronomía: todo solucionado con la estupenda convivencia del grupo y el agua fresca en el barril de Salvatierra.
La llegada a la Selva Negra, con aquel paisaje de impresionante vegetación y el albergue de madera en medio de la hierba de un verdor espléndido. “¡Cuántas macetas de flores frescas y de colores, adornaban las fachadas de esas casitas de cuentos!... Pero les faltaba luz y alegría; mas, no importaba, porque allí estábamos los de Almendralejo, con nuestros pasacalles, precedidos por dos niños pendoneros, y tanta algarabía derrochamos por allí, que en vez de Alemania, parecía aquello Sevilla con su feria de abril”.
Camino y canción. Camino de vuelta a casa, a la casa de siempre, a la casa de todos, que nos emociona cuando volvemos a ver “La Torre de los Almendros”. Y cantando nuestra Jota: “Al entrar en Almendralejo, vide tu hermosos retrato, / lo vi de cuerpo gentil, que hace pecar a los santos, / que hace pecar a los santos, carita de serafín. / Y una niña bonita, que del cielo bajó, / con el pelo teñido y en la punta una flor...”.
El reencuentro emocionado con la familia; el anhelo de volver a la comida casera de la madre, a la acogida orgullosa del padre, a la cotidiana convivencia con los hermanos; y a la alegría de seguir escuchando de labios de su abuela la “Nana de Sevilla”, del gran Federico García Lorca, con la que tantas madres y abuelas acunaron a sus pequeños: “Este galapaguito / no tiene mare, a, a. / No tiene mare, sí, / no tiene mare, no, / no tiene mare, a, a, a...
Y más camino, y más canción. Las galas del verano, por Galicia, por toda Extremadura, que recuerda, entornando los ojos, y evocando la “Jota de la Siberia”: “Vas a la fuente por agua, / y no llevas compañera, / quieres que yo te acompañe, / rosita de primavera. / Anda vete, anda vete, / aguarda, aguarda, / ven conmigo a la fuente, / beberás agua. / Beberás agua, niña, / beber agua, /anda vete, anda vete, / aguarda, aguarda”. Y, después, “fuimos a Televisión española, al programa “Gente joven”, donde quedamos de los mejores y en primeras posiciones. ¡Qué orgullo para Almendralejo, en aquel verano de los ochenta!”. Aquí, Paka tiene un entrañable recuerdo para compañeros que en aquellos momentos tanto le aportaron a ella y al Grupo. Es mejor que los escuchen de sus labios en el vídeo que acompaña a mi sencillo comentario.

Un último apunte en este camino lleno de canciones; entre estas canciones que hacen el camino. “Entre tanto colorido y alegría –dice Paka- y como no puede haber rosa sin espinas, os confieso que hoy siento a mi madre aquí, muy adentro, atenta, orgullosa, crítica y aplaudiendo a su hija. Me observan sus bellos ojos verdes desde el primer momento, desde la primera fila...” Y para ella es este cantar sentido del “Fandango extremeño”: “Súbete, súbete, súbete, / sube niña a tu balcón, súbete, / que te pareces la aurora / cuando te asomas a él, súbete. / Con esa gargantilla / y esos pendientes de lazo, / te pareces a la reina / cuando sale de palacio, / te pareces a la reina / cuando sale de palacio”. Y así, concluye, como empezó, cerrando el círculo del camino recreado, “sorprendida, honrada y agradecida”. Enhorabuena, Paka.

“La hipótesis Saint Germain”, una obra de corte fantástico, del novelista Manuel Moyano Ortega se alzó con el XVII Premio de Novela “Carolina Coronado”, cuyo fallo tuvo lugar en una Velada Literaria celebrada el 2 de junio de 2017, en el Teatro Carolina Coronado, de Almendralejo.
El ganador obtiene así un premio de 8.000 euros y la publicación de la obra por la editorial Algaida. El argumento de la novela se centra en un personaje real del siglo XVIII y en su supuesta inmortalidad.
Presentó el acto Concha Rodríguez que ilustró su brillante intervención con poemas de Espronceda, Carolina Coronado, Bécquer y Gabriela Mistral, magníficamente acompañada por María Amparo Giner a la flauta y María Dolores Ortega al piano.

Lorite 2017 06 02wOtro triunfador de la noche fue el almendralejense José María Lorite Trinidad, que recibió el V Premio “Almendralejo, Ciudad del Cava”. En su intervención, que recogemos en la ilustración, revivió uno de sus poemas, “Grito de la distancia”, que fue premiado en el Certamen Poético de las Ferias de la Piedad y XII Fiesta de la Vendimia, en 1984; y transcrita en su libro “Las palabras del aire” (Madrid, Asociación Cultural Beturia, 1988, pp. 53-54); de donde la tomamos para que se compruebe que, escrita hace más de treinta años, conserva el sentimiento y la frescura de un clásico, como lo demostró en su recitación íntima, agradeciendo su nombramiento como Embajador del Cava.

 

Grito en la distancia 01w

 Grito en la distancia 02w

Ormieres w   Memorias Santo Ángel 1w

La Congregación del Ángel de la Guarda tiene su origen en la localidad francesa de Quillan donde se funda la primera escuela en 1839. Sus fundadores fueron el sacerdote Luis Ormières y la hermana San Pascual. El Padre Ormières había nacido en esa misma localidad y falleció en 1890 en Gijón, ciudad que pasó a considerar como su principal residencia en los últimos años de su vida. El pasado 22 de abril, en la catedral de Oviedo, tuvo lugar la beatificación del Padre Ormières, acto que contó con la presencia gozosa de una amplia representación de alumnos, profesores y amigos del Colegio del Santo Ángel de Almendralejo. Su vocación fue la de educador, especialmente de niños y jóvenes del campo, y, con un talante muy evangélico, mantuvo una delicada y esmerada atención a las necesidades de los pobres. Hoy, están presentes en América, África, Asia y Europa, teniendo, entre sus funciones, la educación en centros propios, estatales, o de otras instituciones; las misiones, la atención a ancianos y enfermos, y otros trabajos sociales parroquiales, ocupándose preferentemente en los sectores de la población más necesitados.
La Congregación comenzó sus actividades en España en la localidad gaditana de Puerto Real, en 1864, y pronto se fue extendiendo por nuestro país. La última de las fundaciones en vida del Padre Fundador fue la del colegio de Badajoz, en 1888.
Unos años más tarde, el párroco de Almendralejo, don Ramón Alarcón, celebró el 2 de octubre de 1900 una Misa en este Colegio de Badajoz, y solicitó de la Congregación que estableciese un colegio en Almendralejo. La petición fue muy bien acogida y aceptada por la Superiora General, la Madre María de la Asunción, que acababa de acceder a este cargo.
Así, el 23 de diciembre de 1900, llegaron a Almendralejo cinco hermanas, cuyos nombres recogemos como homenaje a todas las que en estos 117 años han dejado en Almendralejo parte de sus vidas dedicadas a la enseñanza y a las obras parroquiales y sociales a que han sido llamadas: Sor María Ambrosina, que vino como superiora de la casa; sor María Valeria, sor San Juan de la Cruz, sor María Elvira y sor Santo Domingo.
Se instalan en la casa número 4 de la calle de La Fuente, donde pronto encuentran el cariño y el apoyo del vecindario, y el colegio se abre en este lugar el 15 de enero de 1901. En septiembre de 1906, ya ocupaban las casas 2 y 4 de dicha calle y su directora, doña María de los Dolores Zambrano Acuña, solicitó el reconocimiento del centro como colegio de primera enseñanza, presentando la documentación que se requería en la Real Orden de 1 de julio de 1902, que desarrollaba el principio de la libertad de enseñanza, consagrado en la Constitución de 1876.

Siguiendo el espíritu de su Fundador establecieron, desde el principio, enseñanzas y ayudas sociales para niñas pobres, contando para ello, y para el mantenimiento de la Comunidad y el Colegio, con el pago de las cuotas que podían aportar otras niñas y con algunas ayudas o subvenciones del Párroco o del Ayuntamiento.

Santo Ángel 1914

Después de residir diez o doce años en la casa de la calle de La Fuente, se trasladaron a otra de mayores dimensiones en la calle Real, número 22, donde también tuvieron alumnas mediopensionistas y alumnas internas.

Superados los difíciles años treinta, en los que la ayuda de la población de Almendralejo fue decisiva para evitar su desaparición; la matrícula creció en la posguerra por lo que fue necesario abrir una sección más, con lo que en 1941 ya serían tres clases y el parvulario. Aparte, se daban clases de música y las alumnas se examinaban en los Conservatorios de Sevilla y Madrid. Eran frecuentes las excursiones pedagógicas y las salidas al campo, así como las actuaciones musicales y teatrales, algo poco común en los años cuarenta, cincuenta y sesenta.
El auge de los años cuarenta, en el que también contaban con un parvulario mixto, les hizo pensar en un nuevo edificio, más acorde con sus necesidades, ofreciéndose la posibilidad de trasladarse al Palacio de la Colonia, en la calle Reyes Católicos, número 4, su ubicación actual, donde comenzaron las clases el 1 de octubre de 1945.
A principios de los sesenta el Centro había sido reconocido definitivamente como Colegio de Primera Enseñanza (Orden de 2 de agosto de 1961, que elevaba a definitiva la autorización provisional que se le había concedido el 28 de julio de 1948). Estos años sesenta fueron decisivos para la enseñanza en Almendralejo, al crearse en la ciudad centros femeninos de bachillerato.