VIII PREGÓN DE SAN MARCOS

VIII David Ortiz
Fray David Ortiz García (2015)

INTRODUCCIÓN
Estimados miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos de Almendralejo, autoridades civiles y eclesiásticas, hermanos y hermanas todos: recibid mi saludo franciscano de la Paz y el Bien.
Es un honor para cualquier almendralejense dirigirse a su pueblo. Fundamentalmente, porque uno empieza así a formar parte de su historia. Si además, compartes cartel con gente de cierta categoría y experiencia, te da eso…, que uno no tiene.
He leído con mucha fruición los anteriores pregones para no repetirme en los temas. Y después de pensar un poco me dije: -habla de lo tuyo, David-. Y lo mío, ¡qué es? Pues Dios; el Dios hecho hombre del que escribió el bueno de Marcos para que todo el mundo creyera. Y así lo he hecho. Porque…, no tendría la misma repercusión creer que somos unos monos con suerte, a creer que somos seres creados por Dios. No sería lo mismo pensar que somos pura biología que ha evolucionado por azar, que creer que somos seres creados por Dios, y que, además de biología, tenemos espíritu, alma y el culpable de ello no es el mundo hormonal, sino la divinidad.
Por lo tanto, cualquiera de los aquí presentes, podrá suponer, que, entonces, tampoco tendría la misma consecuencia moral, ética, antropológica, social o política…, sostener que el ser humano es un producto de la sola evolución material, cuyo origen es una arbitraria explosión, que descubrir que somos fruto de la voluntad amorosa de un Dios creador y personal. Así que espero nos sirva esta humilde reflexión para que no se nos olvide… ¿qué celebramos en San Marcos?; realmente: a Jesús, el Cristo; Dios hecho hombre.
En el fondo, en todo tiempo del ser humano, la pregunta sobre Dios ha sido un problema. Nadie puede decir que “el tema de Dios no es su problema”. Porque el destino del hombre no es el mismo de existir Dios, a que no exista. La vida humana, personal, familiar y social no puede ser enfocada de la misma manera si existe Dios, a como si no existiera. Y debemos dar respuesta a esta realidad. Si Dios no existe, el hombre es el señor de la tierra. ¡Y para adelante! Pero… ¿y si Dios existe? Y la cuestión es que hay cada vez más gente que vive como si Dios no existiera, desde lo que se ha venido a denominar “la ausencia de Dios”. Gentes que prescinden de Dios, han olvidado a Dios. Y eso, por lo menos, no es responsable. Porque trae unas consecuencias. Y, por eso mismo, se debe hacer el esfuerzo por parte de creyentes y no creyentes, de dar razón objetiva y razonable, del por qué de su creer o de su no creer. Pues bien: para los que creemos que Dios es Creador, que se hizo uno como nosotros, (para compartir todo lo que somos), y que, después de haber sido matado, ha resucitado y sigue vivo a través de su Espíritu…, a ellos van dirigidas estas próximas palabras.
Eso es lo que intenta nuestro Marcos: dar datos, por escrito, de la existencia de ese Dios que él ha experimentado.
San Marcos escribió el primer evangelio de la Comunidad Cristiana, pero no le resultó nada fácil a Marcos presentar a Cristo como una Buena Noticia, en un mundo, (como el nuestro), hostil, que ponía su confianza en otras cosas y dioses. Un mundo como el nuestro: emancipado de Dios, sin necesidad de Dios porque está lleno de otras cosas. En el mismo mundo donde esos ídolos y cosas no eliminan las injusticias, los pobres y las pobrezas, la muerte y la opresión. Por eso, presentar hoy al Dios de Marcos como la única alternativa, es proponerlo frente a tanto ídolo que sigue deshumanizando y esclavizando al hombre y a la mujer de todos los tiempos.
1.- QUÉ PODEMOS SABER DEL HOMBRE MARCOS
La historia universal no sólo está compuesta de datos concretos y comprobables; también se amalgaman un gran número de suposiciones, deducciones, leyendas, mitos, y tradiciones. Todo, como digo, muy mezclado. Y no todo es verdad, pero tampoco todo es mentira. Ahí está el arte del discernimiento. En el mundo de los Escritos del Nuevo Testamento, además de todo esto a lo que me acabo de referir, se añade la EXPERIENCIA DE FE de una Comunidad que empieza a hacer una relectura de lo vivido con Jesucristo a partir de su Resurrección; es decir, de unas gentes que empiezan a comprender el meollo de lo que había tras aquél hombre que era Dios.
Tenemos que tener en cuenta que el Evangelio de San Marcos es el Evangelio más breve y antiguo de la Tradición Cristiana. No en vano, tanto San Mateo como San Lucas lo usan como texto base de los suyos. Nos situamos, aproximadamente, hacia el año 70 d.C.
Parece ser que el nombre de nuestro San Marcos era Juan. Lo de Marcos sería posible- mente un apodo. Juan Marcos. Tened en cuenta que Marcos en latín puede venir de dos acepciones: o de MAS-MARIS que significa varonil; o de MARCUS que significa martillo.
A poco que pensemos un instante, nos daremos cuenta de qué significaría este apodo atribuido a San Marcos: un hombre enérgico, por ejemplo; y dejémoslo ahí.
El mismo San Pedro lo llama en algún momento, “hijo mío”, por lo que– dicen algunos entendidos- lo pudiera haber bautizado el apóstol. Aunque otros autores no católicos discrepan, y prefieren interpretar biológicamente la palabra “hijo”.
Lo que parece seguro son sus lazos familiares con Bernabé (gran colaborador de San Pablo al principio de su aventura de evangelización a los pueblos paganos). En concreto: sobrino. Para nuestro interés, ambas cuestiones, sin especial importancia, pero que confirman lo que decíamos al principio sobre las suposiciones e hipótesis en las que están envueltas ciertas informaciones.
Algunos exegetas más atrevidos quieren identificar a San Marcos con el joven que escapa desnudo del Huerto de los Olivos, “Lo acompañaba un joven que iba desnudo, envuelto en una sábana, y lo prendieron. Pero él, soltando la sábana, huyó desnudo”. (Mc 14,51), aun cuando la Tradición Antigua tampoco se muestre muy unánime a este respecto.
Iconográficamente, se asocia a San Marcos con el león porque su Evangelio empieza hablando del desierto, y el león era considerado el rey del desierto, y porque su Evangelio empieza hablando del río Jordán, y en sus alrededores había muchas fieras, entre ellas el león. También se dice que es el león porque en su Evangelio comienza hablando de Juan el Bautista como “Voz que clama en el desierto”, voz que sería como la de un león. A pesar de todos los pesares, Marcos es considerado por la Tradición Cristiana el autor del Evangelio que lleva su nombre. Debido a que él no fue discípulo directo de Jesús, basó su relato -siempre según la Tradición- en las enseñanzas del apóstol Pedro. Y el autor más antiguo que asignó a Marcos esta autoría fue Papías de Hierápolis, en la primera mitad del siglo II, en un testimonio citado por Eusebio de Cesarea. Insisto: aunque es imposible tener ningún tipo de certeza a este respecto, se ha aducido, convincentemente, que no hay ninguna razón por la cual los primitivos cristianos tuvieran que adjudicar la autoría de este evangelio a un personaje extraño que no fuera nuestro Marcos, ¿por qué no iba a ser él mismo?
San Marcos fue el intérprete de Pedro en Oriente, y escribió con exactitud todo lo que recordaba este discípulo de Cristo, pero no en el orden de lo que el Señor dijo e hizo. Porque él no oyó ni siguió personalmente a Jesucristo, sino, como decimos, después de escuchar los relatos de Pedro, todo su empeño lo puso en no olvidar nada de lo que escuchó y en no escribir nada falso (Eusebio, Hist. Ecl. III. 39).
Se hace mención de Marcos, por primera vez, en los Hechos de los apóstoles 12,12: “Una vez que cayó, (Pedro), en la cuenta fue a casa de María, la madre de Juan, el llamado Marcos, donde había buen número de personas orando.” Es la casa a donde fue Pedro cuando salió milagrosamente de la cárcel, (Hch.12, 5-11). Y por ese dato suponemos a la cantera de creyentes a la que pertenecía nuestro San Marcos. Y aunque de él se habla en muchos lugares más en los escritos Neotestamentarios, permitidme que me centre en un dato que nos revela la carta de San Pablo a los Colosenses al respecto de nuestro Santo: “Recuerdos de Aristarco, que está preso conmigo; de Marcos, el primo de Bernabé, (ya tenéis instrucciones sobre él; en caso que vaya a visitaros, recibidlo)”. (Colosenses 4,10)
Marcos era un cristiano que probó la cárcel, como Pablo de Tarso y otros más. Pablo escribe esta carta, se supone que hacia el año 54, cuando se halla, posiblemente, en la cárcel de Éfeso, (aunque tampoco lo podemos asegurar al cien por cien), a unos 200 Km de la ciudad de Colosas junto con otros cristianos encarcelados: Aristarco, Timoteo…
Me quiero detener en los datos de esta carta para que veamos en el contexto existencial en el que se encontraba Marcos. A ver si les suena el asunto.
Colosas es una ciudad-mercado. Una ciudad donde se adora a dioses extraños, devociones supramundanas, esoterismos visionarios, un sincretismo combinado. Dudaban de Jesús. Por lo tanto, los cristianos de Colosas son cristianos provenientes del PAGANISMO. Pablo se oponía a la idea de que con ciertas prácticas externas pudieran poseer el favor de la divinidad, y frente a todo esto, propone a Cristo como el resumen y la plenitud de TODO lo creado. ¿No se parece en algo nuestra sociedad actual y los que misionamos por ella, después de XXI siglos?
Una carta tan actual, que propone que el hombre no puede ser esclavo SOLO de las realidades deterministas de este mundo: la psicología, la sociología, la economía. Nos alerta sobre la autosuficiencia y el egocentrismo. Y que las penitencias por las penitencias, por ejemplo, no sirven de nada, (¿les suena a la Cuaresma cutre de tantos cristianos actuales?). O lo que es lo mismo: que el hombre no se salva por cumplir normas sino por la conversión y el cambio del corazón, y eso sólo lo puede conseguir el Espíritu del Señor Jesús.
Los Hechos de San Marcos, un escrito de mitad del siglo IV, refieren que San Marcos, al final de sus días, fue arrastrado por las calles de Alejandría, atado con cuerdas al cuello. Después lo llevaron a la cárcel y al día siguiente le volvieron a aplicar el mismo martirio hasta que falleció. Luego echaron su cuerpo a las llamas, pero los fieles lograron sacarlo y evitar su destrucción. Aunque esto y el asunto de sus reliquias está envuelto en mucha leyenda.
Hasta aquí unos apuntes breves sobre la posible identidad de San Marcos y su relación directa con los grandes pilares de la Iglesia Primitiva: Pedro y Pablo.
2.- QUÉ PRETENDE MARCOS QUE QUEDE CLARO EN SU EVANGELIO
Marcos quiere que la gente sepa que:
1. Jesús es el Hijo de Dios, aquel Mesías esperado.
2. Que, por tanto, Dios se ha hecho hombre, y eso es una Buena Noticia, (Evangelio significa eso: buena noticia).
3. Que Jesús viene a enseñar, sanar, liberar y perdonar con el poder del Espíritu de Dios.
4. Que Cristo muestra una autoridad NUEVA y esto va a sobresaltar a muchos “creyentes” de su tiempo.
5. Que Jesús ATRAE y trae un nuevo concepto de familia: HERMANOS en tanto que somos HIJOS DE DIOS.
6. Que Jesús va a provocar mucho rechazo, pero va a revolucionar la humanidad entera con un nuevo concepto hasta ahora insospechado: LA RESURRECCIÓN. Es decir, que la muerte ya no es el final del ser humano.
7. Que Jesús y CRUZ es un binomio ante el que muchos van a huir y abandonar.
8. Y por último, San Marcos nos va a indicar el lugar donde comprender, experimentar y entender rectamente todo este Misterio de Fe: la Iglesia.
3.- SAN MARCOS NO VIVE SÓLO, VIVE INJERTADO EN UNA COMUNIDAD
El individualismo social, los creyentes francotiradores, los que van por libres, los que creen pero no practican…, acaban agotados y abandonan. Porque solos, en la vida de la Fe, no podemos hacer nada.
Para los antiguos cristianos, (y para nosotros debería ser igual), CREER en Jesucristo era vivir POR SU CAMINO, seguir sus pasos. Eso que tan claro tuvo ese cristiano de Asís, llamado Francisco, cuando escribe la Forma de Vida de los Hermanos Menores, (los franciscanos) en el siglo XIII: “Nuestra vida y Regla consiste en seguir las huellas de Nuestro Señor Jesucristo”…
Un camino que se va haciendo a lo largo de toda la vida. Que unas veces nos parecerá asequible y otras se nos tornará difícil y arduo. Donde se mezclarán el gozo y el cansancio; la seguridad y la inseguridad; pero es que todo esto forma parte del camino y del caminar.
Hoy, sin embargo, tal como hemos planteado el ser cristianos, el seguir a Cristo, NO SUSCITA SEGUIDORES DE JESÚS, sino sólo “afiliados” a una religión. No “fabricamos” hombres y mujeres que se ilusionen con el estilo de vida de Cristo, sino miembros de una institución que les da tranquilidad cumpliendo normas y costumbres, en muchos casos huecas si no vacías.
La Iglesia actual y que nos propone el Papa Francisco va a tener que renovarse desde el corazón. Pasar de una Iglesia de afiliados a una Iglesia de discípulos, de seguidores. Una Iglesia que no se componga de gente miedosa, escrupulosa, rancia e hipócrita; sino más bien, una Iglesia valiente, con vigor espiritual y solidaria.
Nunca quiso San Marcos escribir una biografía de Jesús, ni un compendio doctrinal religioso, sino que puso por escrito la experiencia viva y amorosa de los primeros cristianos que vivieron con Cristo.
Por eso, si este pregón sólo es una guinda a un pastel tradicional, con el que tener una coartada para beber, comer, y bailar…, juntos…, probablemente nos hayamos equivocados todos: vosotros por traerme y yo por aceptar dorar píldoras ñoñas.
San Marcos nos invita, de parte de Cristo Jesús, a que CAMBIEMOS de vida. Y eso no significa vivir como esaboríos tristes. No. Eso significa que debemos identificarnos con el Proyecto de Cristo: un Reino donde Dios forme parte de la vida de cada uno de nosotros. Pero no sólo los domingos, sino todos los días de nuestras vidas. Un Reino donde el termómetro de la Fe lo marque la alegría. (No confundir ésta con el cachondeo).
4.- UNA ÚLTIMA PINCELADA NADA ANACRÓNICA. SAN MARCOS FRENTE AL GRAN DESTRUCTOR DE LA IGLESIA Y DEL MUNDO: EL DEMONIO
Como bien sabemos por nuestros pregoneros anteriores, está claro que ya en tiempos de los romanos se celebraban por estas fechas de abril los ritos para que abundaran las buenas cosechas, pero también, (y esto suele pasar desapercibido), para espantar al Diablo y sus malos espíritus. Este ha sido un tema ancestral: la existencia de las fuerzas del mal. (Que parece que es el Cristianismo el inventor de Satanás). Y de ese os quería hablar, muy rápidamente, porque, a poco que leáis a San Marcos, no enmascara jamás esta realidad maligna oyendo su nombre por boca del mismo Cristo. Se refiere a él con distintos términos: Satanás, Belcebú, Demonio,… Una realidad apabullante: Satanás existe. Y lo experimentamos en nuestro interior, donde hay una lucha permanente entre el Bien y el espíritu del mal.
Permítanme, unas pocas consideraciones para detectar al tal Satanás; que es muy fácil.
1.- La primera es que el cristiano (o cualquier persona) llegan a pensar que Satanás no existe; que son invenciones de la Iglesia, de exagerados cristianos,…Si os encontráis alguien que piense así, ya habéis detectado a un hijo de Satanás.
2.- A Satanás le encanta el cristianismo. No tiene problema con que exista el cristianismo en el mundo. Pero…, un cristianismo sin Dios. Un cristianismo que no nos lleve al prójimo. Un cristianismo lleno de egos, y hombres y mujeres autosuficientes que vivan la Fe como una pantomima, como un teatro. Un cristianismo de mucho incienso y parafernalias pero que no se implique con el necesitado. Un cristianismo de salón. Como el toreo del mismo nombre: sabiendo que no te va a pillar nunca el toro. Un cristianismo que no te comprometa.
3.- A Satanás le encanta que los cristianos tengan sensibilidad espiritual. Pero le interesa que el cristiano identifique espiritualidad con: relajación, tranquilidad, karma, insolidaridad… O sea, una espiritualidad a la carta que no tenga nada que ver con Dios, sino con la psicología y los nervios, el zen o el yoga. Y no tiene nada que ver.
4.- A Satanás no le importa que haya mucha actividad pastoral en el cristianismo, muchos actos religiosos en una Comunidad cristiana. Lo que le interesa, realmente, es que todo esté vacío de amor. Que nos transformemos en una especie de concejales socioculturales con un barniz de religiosidad.
5.- A Satanás no le importa que los cristianos se formen, se eduquen en la fe, sepan mucha teología, etc…Lo que le interesa a Satanás es que el cristiano no rece, no ore. Por eso, cuando un cristiano reza, ora, se encomienda al Señor, a la Virgen y a los Santos,…, TIEMBLA Satanás.
5.- A MODO DE CONCLUSIÓN
Nunca pensó Cristo que ningún seguidor suyo hallase un altísimo grado de santidad de la noche a la mañana. Porque todo es proceso. El Señor sabe que, por el contrario, se puede dar una gran fidelidad en medio de nuestros defectos, debilidades y mezquindades.
Por eso debemos perseverar en las PRUEBAS que encontramos a menudo, y que nos invitan a vivir de espaldas a Dios. Nuestra vida de cristianos va a estar tentada siempre. Pero hay que perseverar. Y perseverar es PERMANECER: no marcharse. Resistir firmes y sólidamente. Es la forma de permanecer con Cristo: luchar ante las pruebas, a pesar de las caídas. Jesús estuvo tentado toda la vida. Nosotros, igual. Perseveremos en las pruebas CON CRISTO; porque Él está con nosotros, conmigo, contigo. Y sabiendo que cuanto más ama uno a Dios y al prójimo, cuanto más sirves a los demás, tanto más grandes van a ser las pruebas por las que vamos a pasar. Las pruebas no las podemos eliminar. Sólo las podemos afrontar. Y así, aunque es San Marcos el único que recoge aquellas dramáticas palabras que ningún copista quiso recopilar en sus papiros, Marcos las conservó en el Evangelio hasta en su arameo original: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Sabemos que sólo fue APARENTEMENTE. Nosotros, como hizo San Marcos, sabemos que Cristo está a nuestro lado, porque ha resucitado y vive para siempre. Dixit.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

VII PREGÓN DE SAN MARCOS

VII Leocadio Moya
Leocadio Moya Murillo (2014)

INTROITO
Sólo siete días habían pasado desde que su madre lo trajo al mundo en la casa familiar de la callejita de la Cárcel, cuando le llevaron a cristianar. Era martes y la mañana se extendía luminosa, tibia, pero extrañamente silenciosa sobre la pequeña y habitualmente atareada ciudad. Ese día, aunque de diario, no se oía al panadero pregonar su mercancía mientras tiraba pausadamente de la brida para animar al mulo a seguir su marcha; tampoco Castro, con su peculiar carro mercante iba repartiendo la frescura de las gachís, que en esa ciudad, no se escandalicen, no eran señoritas, sino gaseosas. Ni el lechero proclamaba por los zaguanes a sus veceras: “La leeecheeeee”. Ese día, traspasado el arco de San Antonio, se desembocaba en una plaza solitaria, desierta como el escenario de un teatro sin función. Ese día era 25 de Abril, la ciudad era Almendralejo; y era la gira, era... ¡San Marcos!
DIRECCIÓN Y SALUTACIÓN: EL BAUTIZO DEL PREGONERO
Reverendos sacerdotes, señor presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Ilmo. Sr. alcalde y autoridades, honorable hermano mayor y junta de gobierno de la Hermandad de San Marcos, querido hermano Ángel, que con juicio tan acertado me precediste la pasada Cuaresma en la cátedra de las hermandades almendralejenses, dignísimos pregoneros de San Marcos, hermanos, amigos..., escueta, pero profunda y sinceramente, ¡Gracias!
El pregonero de hoy cuenta con vuestra benevolencia para que le permitáis tomar el relevo de aquellos pregoneros cuyo silencio, como hemos visto, era precisamente indicio de romería; pero también para que le acompañéis en sus evocaciones. Y es que era el propio pregonero el neófito al que, en brazos de su madre, y rodeado de padre, hermana y abuelos, y a la vez padrinos, llevaban a bautizar en día tan señalado. Como señalado fue el trayecto que siguieron, pues traspasado el pintoresco y vetusto arco, acogió a la breve comitiva el bullicioso trinar de las innumerables aves que tenían por morada sauces, palmeras y magnolios de un parque cuyas esencias románticas fluían por doquier. Y es que, no en vano, el parque lo presidía la memoria de alguien, también nacido y bautizado en Almendralejo, alguien de cuyo estro brotaron tal vez los versos de mayor intensidad lírica de un movimiento precisamente tan lírico como fue el Romanticismo. José de Espronceda, pues es obvio que nos referimos a él, también se hacía materia allí. Un busto escultórico erigido entre bellas filigranas y deliciosas historias, de arte cerámico con gracia trianera y raíz extremeña, lo perpetuaban. Y cerca de él, la réplica femenina, la que sirvió de musa a nuestro genio, quien rendido ante su belleza le escribió:
“Dicen que tienes trece primaveras y eres portento de hermosura ya
y que en tus grandes ojos reverberas la lumbre de los astros inmortal.
Juro a tus plantas que insensato he sido de placer en placer corriendo en pos, cuando en el mismo valle hemos nacido, niña gentil, para adorarnos, dos.
Torrentes brota de armonía el alma; huyamos a los bosques a cantar.
Dénos la sombra tu inocente palma, y reposo tu virgen soledad”.
Rendido a su belleza, y a su genio poético, pues la inocente palma no es otra que aquella a la que canta en deliciosa poesía el precoz ingenio de la tierna y ensoñadora Carolina:
Alza gallarda tu elevada frente, hija del suelo ardiente,
y al recio soplo de aquilón mecida, de mil hojas dorada,
de majestad ornada,
descuella ufana sobre el tallo erguida.
Y si “el mismo valle” es, obviamente, nuestro Almendralejo ¿Por qué no darnos licencia e ilusionarnos con el pensamiento de que la palmera así ensalzada fuera alguna de las que desplegaban sus frescas sombras sobre la comitiva de nuestra historia? Porque no, no crean que me he olvidado de nuestra historia inicial, sino que he querido colorearla para que mejor la perciban.
Como quiero también que imaginen su contento discurrir por la calle Mayorazgo, calle cuyo histórico y extinto nombre designaba un marco urbano de rancio abolengo, hoy lacerado por decenios de especulación y mal gusto. Especulación y mal gusto que son una puñalada desleal a ese espíritu romántico que acabamos de evocar y que resulta urgente que rescatemos. Pero sigamos ascendiendo hasta la Plaza de la Iglesia, que el bautizo tiene fijada hora y no es cosa de hacer esperar a cura, sacristán y monaguillo, quienes, seguro, tendrán prisa por celebrar la ceremonia, desvestirse de los hábitos eclesiásticos, sustituirlos por los campestres y aprovechar lo que puedan de gira. Que el sol primaveral aún no ha alcanzado el cénit y queda mucho San Marcos por delante.
Acoge al grupo el arco gótico de la Puerta del Perdón, cuando se oye el chirriar de la cancela del baptisterio; allí, el grupo esperará, ilusionado y algo nervioso, al celebrante. Entre las musitadas conversaciones alguien se fija en las escenas de vidriada cerámica que decoran los muros: “Mira –dice-, mientras señala al que, dejado en otro plano San José, considera el pregonero que, con Santiago, San Roque y San Marcos completa la tetralogía de las devociones hagiográfica almendralejenses, San Antonio. Por fin, tras el monaguillo de impoluto roquete, el celebrante, un joven tonsurado y con severa vestidura preconciliar, que saluda familiarmente a los concurrentes. Y es que, no solo es conocido de ellos, sino que guarda cierto parentesco con la madre del nuevo cristiano. Era aquél un cura paradójico, de apariencia severa y mirada guasona, un “cura fajador y trilero, teólogo de la sencillez y de la caridad, abonado, (desde hace ya unos años y para siempre) a un asiento en la Tribuna Central del Cielo”.
Era este cura, devoto fiel de nuestro San Marcos, el que, hermoso designio de la Providencia, bautizó precisamente un día de San Marcos al niño que, con el tiempo, tendríais la generosidad de nombrar vuestro pregonero. Era, en fin, alguien de quien no os puedo descubrir, porque lo conocéis mejor que yo, más que la feliz coincidencia que acabo de relatar; era, ya lo sabéis, “vuestro cura Jesús”.
LA PRIMAVERA
Hoy, cuando apenas se han apagado los sones cofrades, cuando el olor a incienso sigue impregnando la atmósfera de pueblos y ciudades de nuestra España, cuando la cera derramada por filas nazarenas entona su agudo lamento bajo las ruedas de los coches... Hoy, casi sin tiempo para guardar túnicas y capiruchos, mantillas o costales, hoy que aún persisten en las retinas las prodigiosas visiones de la Semana Santa, y en las almas perduran sus profundas sensaciones... Hoy, cuando celebramos la gloriosa resurrección de Cristo hemos de tener preparados ya bordones y rojos pañuelos; y, apenas desmontados los pasos, se dispone en los pajares el engalanamiento de carrozas y remolques, porque San Marcos está ahí mismo ya. Es Domingo de Resurrección y nos convoca la apertura de una celebración romera, pero sin dejar de tener presente qué día es hoy. Día feliz para el cristiano, gracias al cual, la vida es un camino que se puede andar con esperanza, pues la muerte no es el fin del hombre, sino el medio para volver a su destino final. Por eso el cristiano vive con alegría los días de Pasión de la Semana Santa (maravillosos en su contradicción de luz y tinieblas) porque conoce su final feliz, cuando el mensaje y la figura de Cristo son definitivamente rehabilitados por el Padre.
Y el cristiano lo celebra con las alegrías pascuales, con el Aleluya, palabra que contiene en sí la condensación de tanta alegría, y que nuestro pueblo tan sabiamente aplicó a una tradición que conjuga lo sagrado y lo secular. Porque hoy es también para nosotros el día del cordero del Aleluya. Porque muchos recordaréis cómo los padres o los abuelos, en día como el de hoy, regalaban a los niños un borreguino, y cómo lo adornaban con cintas y campanillas y se los llevaban a la era para que pastasen allí, entre la alegría de los chiquillos. Motivo de alegría infantil que, pasados los meses, se convertía en sustento para la familia. Así, una costumbre tan mundana, es reflejo de algo tan trascendente como el Sacrificio y la Resurrección del Cordero de Dios.
Y cuando esto ocurre la Naturaleza, bajo los designios del Creador, se manifiesta gozosa a nuestro alrededor. Y entonces, en nuestras tierras no hay era o prado, monte, dehesa, linde, ribera, o borde de camino que no estalle en una explosión de colores tal que habrían constituido delicioso festín para un pintor impresionista: en el monte la jara, el cantueso y la ahulaga nos embriagan de aroma y color; jaramagos y manzanillas deleitan la vista al viajero por las carreteras de nuestra comarca; incluso podéis ser afortunados y encontraros en un baldío calizo cualquier variedad de la hermosa y rara orquídea; o, si paseáis por cualquiera de nuestros caminos lo haréis con cuidado de no pisar las rosáceas correhuelas, cuya mancha púrpura nos recuerda la cercana pasión; y hasta las escombreras de los “legíos” se adornan para la ocasión con las gráciles florecillas del rudo pepinillo del diablo. Y también las charcas se tapizan de blancas ranúnculas, como aquella a la que, en éxtasis bucólico se arrojó una niña, confundiéndola con prado de margaritas, con lo que la escolar excursión a San Marcos acabó con la niña en el baño y la ropa en la panera.
¿Y qué decir si extendemos la vista hasta el horizonte? Ancestrales sierras abrazan, que no cierran, con sus cuarcíticas almenas, una llanura suavemente ondulada de intensas gamas terrosas, aun no cubierta, pero sí salpicada en hermoso contraste cromático por el verdor de las vides. Y no es casualidad que nos atraiga el cuadro, porque es fruto combinado de la generosidad de la Naturaleza con el trabajo, esmerado y constante, del hombre; que no en vano dice el refrán: “Tienes más manos que las viñas de Almendralejo”, porque sí, los bienes naturales se ofrecen al ser humano, pero es éste el que, siguiendo los designios divinos, se ha de afanar para obtener sus frutos, y eso, en Almendralejo, siempre se ha sabido hacer. Y no sólo con la vid, que vemos más allá la tierra de sembradura, sobre cuyo verde tapiz asoma el rubor de las amapolas, y más lejos aún los plateados olivos, de los que nos separa, en leve depresión, la cinta verde de una ribera que surca los campos, y que, de tanto en tanto, riega y vivifica amenos y productivos huertos...
EL ARROYO HARNINA
Como surca San Marcos el arroyo Harnina, nuestro maltratado y despreciado arroyo Harnina, nuestro despectivamente denominado “regacho” casi siempre asociado a lo feo y lo hediondo, que no son defectos del río, sino de quien lo mancilla. Porque tiene Harnina más vida, más Historia y más poesía de la que la mayoría pueda sospechar. Os habla ahora el pregonero inspirado por sus propias impresiones, pero con la ayuda imprescindible de un trovador de Almendralejo al que quizás muchos no conozcáis, pero que tuvo y tiene la fina sensibilidad de encontrar en un humilde regacho, inmundo para el inconsciente colectivo, motivos como para dedicarle “La canción del agua” una oda apasionada, hermosa y reivindicativa. Me estoy refiriendo a D. Abel Alonso Mateos, catedrático de Lengua y Literatura en el Instituto Carolina Coronado de nuestra ciudad, a quien debemos gratitud por mostrar hacia nuestras cosas tan elevados sentimientos de poetas ¿Acaso no tituló la propia Carolina una inconclusa novela histórica sobre los orígenes de Almendralejo con su nombre? Como convocó con él a nuestro pueblo con ocasión del traslado de José de Espronceda al Panteón de Hombres Ilustres, diciendo:
“¡Despierta ... Harnina!, al templo soberano que del genio español guarda la fama, hoy la voz de Madrid también nos llama en honra funeral a nuestro hermano.”
Harnina, hidrónimo que quizás simbolice una tarea esencial para el sustento humano: la de proporcionar el pan de cada día, como nos explica Dª María Purificación Suárez Zarallo en su erudito estudio sobre la toponimia de nuestra comarca. Podría, así, derivar su nombre del latín “Farina”, lo que sustentaría una referencia datada en 1628, según la cual:
“...Lázaro Ventura residente en esta villa ha pedido licencia al cabildo para hacer una molienda en el arroyo Harnina, término de esta villa, y significa será muy útil a los vecinos de ella porque será de más moler con más ventaja que los demás molinos ordinarios”. Pero hay más referencias, pues en un documento en que se delimitan los términos de Solana, Aceuchal y Almendralejo se detalla que se llega a “un moxon (…) que está a la orilla del arroyo de Harninas, y junto a un molino perdido y una tierra que heran del dicho Don Jn de Ynestrosa”, cuya antigüedad se atestigua sabiendo que el documento es de 1665 y que, ya entonces, el molino estaba en ruinas. Más detalle encontramos en un documento de 1753, según el cual “...en este término ay dos molinos harineros el uno de don Fernando Nietto Guerrero de una muela en la dehessa de Abajo y Arroyo de Jarnina el que muele regularmente a repressa zinco veces al año y se regula su utilidad en veinte y quattro fanegas de trigo renta para el dueño y diez y seis de ganancia para el molinero... el otro es de Dn Joseph Chumacero de la misma utilidad”. Y aún podríamos añadir el Molino del Forcal o molino Vinagre, del que todavía quedan restos en zona cercana al pilar de Tiza.
Y es que, sin duda, fue Harnina más atareado, limpio y caudaloso en otros tiempos. Y no sólo proporcionaba fuerza para moler, sino que el pueblo de Almendralejo se nutría en él de…, ¡pescado!, como testimonia un documento del Concejo, de 1605, en el que se expresa el acuerdo de que ninguna persona podía pescar en este arroyo “con ningun instrumento escepto con caña so pena de 200 maravedies y los dichos instrumentos perdidos” Así que pan y peces proporcionaba Harnina, como el milagro evangélico, pero también frutos, que, a modo de ejemplo, un testimonio del s. XIX revela que “Rosa Caballero Morgado de la calle de la Escusada tiene una huerta con árboles frutales y cañaveral en el sitio de Harninas lindante por Oriente con el arroyo a que da nombre el sitio”.
Volvemos, así, con esta última cita a otra posibilidad etimológica del vocablo Harnina, pues siempre fue la abundancia de cañas en sus márgenes un rasgo muy característico de nuestro arroyo (que no debe perder sin perder su propia naturaleza), y puede proceder Farnina de Farna, que, en gallego, nombra a la caña del maíz. Aunque concluye la estudiosa de nuestra toponimia relacionando la etimología del humilde Harnina con la del famoso Arno de la Toscana. El florentino Arno, en cuyas vegas se deleitaban damas, doncellas y caballeros de los cuentos de Bocaccio, como, quizás desde la misma época por los albores del Renacimiento, se vienen solazando en la Vega del Harnina mozos y mozas por San Marcos. Porque nada hay más hermoso, vivo, soñador y misterioso que un río. Y aunque sabe el pregonero que no es Harnina un gran río, sabe también que vivifica y alegra cuanto toca, como cantó Zorrilla: “¡Qué dulce es ver muellemente, / de un olmo a la fresca sombra / descansando, / un arroyo transparente / que va por la verde alfombra / murmurando!”
Porque lo importante es que el río tiene un alma, es metáfora de vida, belleza que se desliza por los campos, a veces en pequeños rápidos entre olmedas, como hace Harnina muy cerca de la ermita del Santo, salvando entre adelfas y salicarias, las ruinas de antiguos diques; o saltando por afloramientos rocosos como en las agrestes Lavernosas. Otras veces se remansa abrazado por un vetusto fresno, al fondo de los verdes prados del capitán Billete; o se esconde entre cañaverales, vivificando hierbas (como los juncos en los que de muchachos llevábamos las jeringas a casa después de salir del cine un domingo por la tarde). O se ampara bajo un puente de ancestral mampuesto y ladrillo en la calle gorrión... Pero sobre todo, el río tiene alma para el poeta; la tiene como su alter ego, el que mejor expresa sus sentimientos de amor, que bien lo ilustran algunos versos de nuestra enamorada Carolina.
¿Cómo sabrás que enamorada vivo/ siempre de ti que me lamento sola/ del Gévora que pasa fugitivo / mirando relucir ola tras ola? // Aquí estoy aguardando en una peña / a que venga el que adora el alma mía; / ¿por qué no ha de venir, si es tan risueña / la gruta que formé por si venía? // ¿Qué tristeza ha de haber donde hay zarzales / todos en flor, y acacias olorosas, / y cayendo en el agua blancas rosas, / y entre la espuma lirios virginales?
Así, con estos idílicos versos, el pregonero, no puede menos que compartir las palabras de “La canción del Agua”, según las cuales “la descripción que hace la poetisa de Almendralejo de ese auténtico locus amoenus está llena de belleza y recrea un espacio ideal que todos nosotros quisiéramos ver hecho realidad, algún día, en nuestro arroyo Harnina”.
LA VEGA: SU HISTORIA
Arroyo que articula un territorio conformado por vega y cabezos, habitado desde hace varios milenios, y que genéricamente conocemos como San Marcos; aunque está compuesto por muy diversos parajes desde las proximidades de la población, en Huerta Montero hasta los confines municipales en Valdorite y desde la Vereda Corona hasta el Camino Husero. Cuenca modesta la de este arroyo, pues sólo ocupa 127 km2, lo que no llega a ser ni la extensión del término municipal de Almendralejo.
Pero cuenca feraz y rica en historia, pues no sólo se han hallado importantes vestigios arqueológicos en la Vega del Harnina, sino también en las riberas de sus tributarios, el Minitas, el Charnecal y el Sancho, todo lo cual daría para un tratado de Prehistoria e Historia Antigua.
Hallazgos tan renombrados como el tesoro romano, encontrado en 1848, y que incluía el célebre Disco de Teodosio, de alcance universal; o los abundantes vestigios de villas romanas, muchos de los cuales detectamos en un simple paseo, y que nos informan de la prosperidad del territorio en época Bajo Imperial. Hallazgos que conformaron importantes colecciones arqueológicas, como las de Don Antonio Martínez de Pinillos, y la del V Marqués de Monsalud, cuyos útiles daban cuenta de una sociedad cazadora, pero también agrícola. Las abundantes hachas pulimentadas de estas colecciones dan fe de la actividad roturadora de aquellas gentes, quienes precedieron en miles de años a nuestros labradores actuales, y cuya labor original sobre el terruño sigue aún hoy vigente, reflexión que al pregonero, al menos, le resulta conmovedora por trascendente. Y no nos los imaginemos como un clan de gente ruda, que también sabían tejerse sus propias ropas en telares construidos por ellos mismos; ni tampoco los supongamos aislados en su pequeño mundo de subsistencia, pues usaban para sus hachas la ofita roja y el basalto, materias primas que hubieron de importar (rara cuestión ésta cuando abunda en San Marcos otra roca apta para el fin, cual es el gneis), lo que nos muestra, incluso, una incipiente actividad comercial reveladora del dinamismo de aquellos lejanos antepasados nuestros.
Dinamismo que se reflejaba también en su actividad constructiva, pues en los principios del siglo XX, época especialmente fecunda para el desarrollo de la Arqueología, descubre Mélida un dolmen en el Cabezo de San Marcos; pero ha sido recientemente cuando se han producido los más grandes hallazgos, de cuya importancia el pregonero siente que no es suficientemente consciente nuestro pueblo: un sepulcro calcolítico en Huerta Montero, con varios niveles de enterramiento y abundante ajuar, su correspondiente poblado con fortificaciones, que ya se presentía desde el descubrimiento del sepulcro, en el Cabezo de San Marcos, una necrópolis del Bronce en Las Minitas y una estación paleolítica en las riberas del Charnecal, en el actual parque de las Mercedes.
El pregonero sostiene que cualquiera de estas estaciones arqueológicas bastaría para que Almendralejo, la pequeña cuenca del Harnina, brillara con luz propia en el firmamento arqueológico, cuánto más con tan extraordinario conjunto. Como sostiene que la profesión arqueológica debería ser venerada por nuestros paisanos; sus profesionales empleados, remunerados y respetados, y sus recomendaciones, oídas y puestas en vigor.
Pero lamentablemente esto no ha sido así hasta ahora, salvo en honrosas ocasiones. Unas veces por incuria y desinterés; las más, por la malhadada especulación, tan recurrente, tan egoísta (pues perjudica a todos para saciar la avaricia de unos pocos), la especulación que tanto degrada la categoría cultural de nuestro pueblo y que tan feamente mancilla el espíritu romántico de que en Almendralejo hacemos gala. Es verdad que ha habido éxitos, como la recuperación de Huerta Montero, que ha convocado este año a los almendralejenses en anticipada e invernal peregrinación hacia San Marcos. Cierto que no es ésa una ocasión romera y que el motivo de la excursión no es religioso. Pero en el espíritu colectivo del pueblo, de los cientos de personas que marcharon hasta el Cabezo de San Marcos, y de allí a la torre de los almendros para otear los amplios horizontes de nuestra tierra, el pregonero detectó algo de romería (que ni el clero faltaba en la ocasión), suscitado por algún misterioso atavismo que, en todo lo que se relacione con San Marcos, tiene la fuerza de congregarnos para ir de gira.
Y en esa gira anticipada, en ese camino laico, que no laicista; en ese camino profano, pero espiritual; en ese nuevo, pero ancestral camino, el pregonero tuvo remembranzas del que, el 25 de abril, recorreremos, entonces sí, en sacra peregrinación, con el evangelista, desde San Roque hasta su ermita.
LA ROMERÍA
A la ermita donde podemos peregrinar desde hace unos años gracias al empeño de Juan Blasco y del Cura Jesús, gracias a la tenacidad de los miembros de la comisión, gracias a los donantes de terrenos y a tantos fieles devotos. Gracias a todos ellos tenemos, por fin, romería. Pasaron ya los tiempos en los que los almendralejenses (o mejor, almendralejanos, que diría el castizo pregonero Ricardo Quintana) marchaban a una gira de la diáspora.
Vuestro pregonero de hoy recuerda que, siendo niño, aún era costumbre ir a San Marcos a comerse los filetes “empanaos”, a esconderse en la Cueva del Moro o a romperse la ropa, o incluso algún hueso, en la “Piedra resbaliza”. Y esto último no es imaginación del pregonero, que un tío suyo se rompió allí cúbito y radio persiguiendo a un borrego, queriendo, tal vez lucirse delante de su novia. Cosas de la primera juventud, y de sus amores, de los que tanto sabe el día de San Marcos, tan primaveral y festivo. Eran tiempos en los que, aun sin ermita, los mozos y mozas, acompañados de algunas personas mayores hacían la gira a San Marcos, a Tiza, o más allá, a las Lavernosas o a Valdorite, a donde iban los quintos a comerse la caldereta.
Desde una semana antes se vivían la ilusión y el jolgorio de los preparativos. Y la ilusión estallaba con las primeras luces del día grande en alegres carrozas que, animadoras de las calles con sus tintineos y sus joviales cánticos espabilaban a los más dormilones. Distinguíanse entonces los hombres, especialmente los mayores, por ir tocados con el típico sombrero, que recuerda el pregonero haber visto todavía como prenda habitual en algunos señores de antaño. E iban las mozas con pañuelo, falda ancha de amazona y hermosa flor en el pelo, al estilo de las que pintara el costumbrista Covarsí. Y iban todos con una sonrisa de oreja a oreja, que la cara es el espejo del alma, y los más no cabían en sí de gozo. Unos en carros engalanados, otros en mulas o caballos, los niños empujando sus carretillas o andando alrededor..., y todos cantando. Y aunque San Marcos era el día grande, era costumbre ir a sus campos desde una semana antes hasta una semana después..., o más, que Almendralejo es tierra de cultivo, y para el asueto campestre tiene su reducto en estos silvestres parajes.
Luego, con el progreso, con el utilitario, la nevera campestre y las sillas y mesas plegables, vino la diáspora. Ya no hacían falta las piedras de San Marcos para sentarse a degustar el ágape y podíamos extender la gira a los campos de Villalba o de Alange, a la Sierra del Arroyo o más allá. Era una gira sin carretas, sin caballos y casi sin canciones, salvo para un puñado de fieles que conservaron la tradición y, sin solución de continuidad, la unieron al renacer “sanmarqueño” de los últimos años. Con todo, y aun en la diáspora, quedaba un rescoldo, una señal inequívoca que nos hacía saber, a pesar de todo, que estábamos en San Marcos y que, por eso, nos íbamos al campo, no importa a cuál, pero al campo. Y Almendralejo seguía quedándose vacío, con una paz que hacía barruntar el jolgorio de las giras; y eran de ver los pueblos comarcanos en cotidiana actividad, mientras que por sus campos se extendía, en grupos dispersos, un ambiente de romería que no era el suyo, sino el de la gira de San Marcos de Almendralejo, en lo que nuestro pueblo (en todo hay que ver la parte buena) mostraba su carácter abierto y expansivo, estableciendo colonias por doquier.
Pero dijo el pregonero que era una gira casi sin canciones, mas no, el pregonero quiere rectificar, pues recuerda a su amigo Juan, al que Dios quiso llevarse tan joven más cerca de San Marcos, cantando entusiasmado aquello de “a la gira..., garbanzos verdes”. Y el entusiasmo se contagiaba, y se respiraba en el ambiente primaveral el galanteo entre mozos y mozas, que no en balde un 25 de abril le habló de amores el pregonero a su novia y ahí siguen compartiendo “San Marcos” no va a decir cuántos, muchos años después.
Y si se estaba ausente de Almendralejo, aun sin romería, el almendralejano de pro sentía una momentánea nostalgia y empezaba con su particular rito de celebración. Así, Fermín, amigo, compañero de estudios y cohabitante de pensión del pregonero, se levantaba el día de San Marcos cantando la gira y cantándola con él bajaba la calle Peñas hasta la facultad de Letras, con lo que quedaban ambos redimidos de la involuntaria traición de estar ausentes.
Llegamos así a la perfeccionada situación actual, a la que desde hace veinte años nos permite verificar una auténtica romería que honre como se merece a nuestro querido santo ante cuya imagen nos congregamos hoy. Una imagen que esta tarde sembrará de santidad los campos en su camino hasta San Roque; una imagen que, en su talla de flamígeros y angulosos contornos nos señala el camino hacia la salvación en su Evangelio. La imagen de San Marcos, evangelista y mártir, de quien, con vuestra licencia, estima imprescindible el pregonero se haga una semblanza:
Era Juan Marcos (con nombre compuesto, hebreo el primero y romano el segundo, según costumbre helenística), hijo de María, mujer acaso viuda de un sacerdote del templo de Jerusalén, cuya casa fue uno de los principales centros de reunión de los primeros cristianos. Fue en esa casa, con mucha probabilidad, donde se celebró la Última Cena de Jesús con sus apóstoles y donde se produjo la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés. Acaso fuera suyo también el Huerto de Getsemaní, donde acostumbraba a orar el Señor cuando moraba en Jerusalén. Era niño entonces Juan Marcos y tal vez durmiera en la casita de campo de Getsemaní cuando le despertó la turba que apresó al Señor. Asistiría después a las reuniones que los primeros cristianos celebraban en su casa, donde muy probablemente frecuentó el trato con San Pedro. Fue precisamente Marcos uno de los primeros bautizados por el príncipe de los apóstoles, con quien predicaría en Roma después de haber empezado su apostolado en Chipre junto a su primo Bernabé y San Pablo. Estando en Roma, unos caballeros discípulos de Pedro le pidieron que, pues que llevaba tanto tiempo con él y sabía tan detalladamente sus enseñanzas, las pusiera por escrito. Accedió Marcos y escribió su Evangelio, cuya lectura recomendó San Pedro, según refiere Eusebio de Cesarea.
No se detendrá el pregonero a relatar predicaciones y milagros de San Marcos en Alejandría, ni su martirio, temerosos los paganos de su éxito apostólico, en el día Nisán de los Judíos, séptima kalenda de mayo de los romanos, esto es, el 25 de abril. Pero permítanle, hermanos, algunas reflexiones sobre ese evangelio. Que el Martes Santo, hace sólo unos días, escuchaba vuestro pregonero algunos de sus versículos claves en los patios de la Universidad hispalense, mientras salía a evangelizar Sevilla su hermandad de la Buena Muertes. Y el anuncio de que se iba a proclamar en tal ocasión el evangelio de San Marcos fue sentido por él como un aldabonazo, una admonición para difundir hoy en este pregón:
Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”
Unas palabras que deben servir de fundamento para esas reflexiones de que os hablaba, y cuyo espíritu ha de ser el carisma de vuestra hermandad.
Pues cada uno de los evangelistas nos da una perspectiva de Cristo; cuatro caminos para llegar al corazón del Evangelio, pero de ellos, es el de Marcos el Evangelio más antiguo, el más breve y directo de los cuatro, del que se servirán Mateo y Lucas.
En él, Marcos se propone descubrirnos el “principio” de la Buena Muerte de Jesucristo, pero una muerte que nos lleva a la Resurrección y a la Salvación Eterna. Levanta el velo sobre la verdadera identidad de Jesús, que no fue reconocida al principio por los discípulos, que esperaban a un Mesías triunfante, no sufriente. Marcos quiere despertar en nosotros, el convencimiento de que Jesús quiere recorrer el camino, no de la gloria, sino de la humillación y de la cruz, para salvar a los hombres.
El Evangelio de san Marcos quiere demostrarnos que Jesucristo es Hijo de Dios, como hemos escuchado en el pasaje. Por eso, también, narra, sobre todo, sus milagros, y no lo hace como un Mesías triunfalista, sino como Quien marcha hacia la Cruz en una catequesis basada en la acción, una acción que entendieran los paganos, que son, ya lo habremos intuido por sus constantes viajes, el objetivo de San Marcos. Este estilo directo, contundente, vigoroso, de quien clama en un medio hostil, como ruge el león en el desierto, es el de Marcos, es el del Evangelista que tiene por símbolo al León.
Es el león que presentáis hoy en vuestro recién estrenado símbolo heráldico. El que junto a la cruz de Santiago y el almendro de nuestra ciudad, muestra directamente, como hace San Marcos en su Evangelio, quiénes sois y cuáles son vuestros objetivos: sois herederos de los caballeros santiaguistas que recuperaron para la cristiandad estas tierras, quienes las repoblaron y organizaron para que su feracidad alimentara a tantas generaciones como desde entonces las han poblado. Y a fe que lo hicieron, que su fertilidad y la laboriosidad de sus gentes, convirtió pronto lo que fue solo una aldea en una villa de las más prósperas en los Señorío de la Orden, una villa que no se avenía con dependencias impropias de su categoría y luchó hasta conseguir liberarse de ellas.
Que no en balde proporcionaba Almendralejo más de setenta caballeros a las huestes santiaguistas, cifra más propia de ciudades hidalgas que de modestas villas campesinas., cuando apenas superaba los cuatrocientos vecinos. Y sois, en lo eclesial, herederos del priorato de San Marcos de León, cuya religiosa impronta aún conservan nuestras tierras salvando los avatares de los siglos. Y sois, que por eso lleváis el almendro en vuestro blasón, almendralejenses de pro. Y esa conjunción de nobleza, tierra y religión se condensan en el espíritu ancestral de una fiesta a la que la Santa Misa, solemnizada por emotivos cantos litúrgicos, ha dado devoto inicio, para que viváis los cinco días más plenos de esta fervorosa y alegre hermandad.
Días que tendrán su apoteosis en la mañana de una jornada que esperamos luminosa cuando, de nuevo, nos despierten tintineos de carrozas que nos convoquen a romper el ayuno de los días santos pasados, en un fraternal ágape matinal ante la puerta de una humilde parroquia.
Entonces será la plenitud del gozo, el encuentro entre hermanos que se disponen para seguir a pie, en carro o a caballo, al santo patrón de esta fiel hermandad. Hermandad como la que la grandeza de nuestro C.F. Extremadura difundió por doquier representando a nuestro pueblo y que este año se nos manifestará en los sones, entre melancólicos y festivos de gaitas gallegas venidas desde Orense para la magna ocasión. A ellas darán réplica los cantos de gira en las dulces voces de nuestro grupo de coros y danzas acompañados por los armoniosos laúdes y bandurrias, subrayados por las melodías del violín y el acordeón. La Rúa y Almendralejo, Galicia y Extremadura, diversas tierras de nuestra diversa España unidas en la celebración religiosa, en la celebración a la primavera y a la vida que hacéis cada año con fervor renovado. celebración que nos lleva, derramando color y alegría, por calles, caminos y veredas; entre anchos campos labrados y amenos sotos con rumores del Harnina; entre casas de campo, cuyos moradores reciben a los romeros con saludos, viandas, y tragos del suave néctar de nuestro terruño.
Celebración que nos conduce, entre cantos, y parabienes hasta la ermita de nuestro Santo. Ante su puerta desfilará, después, la sanamente bulliciosa, multitudinaria y colorista comitiva, unos con la dicha ilusionada de los pocos años, otros con un nudo en la garganta recordando a quien estaba y ya no está, o al enfermo, o al emigrante que este año tiene que vivir un San Marcos en el éxodo. Unos, como el pregonero, que vieron la primera luz en Almendralejo; otros, que aun habiendo nacido lejos de aquí, se sienten almendralejenses como el que más y hacen lo posible por no faltar a la cita. Estarán los que sólo han tenido que andar el camino desde San Roque para hacer su romería, pero también aquellos para los que, superadas las dificultades de un largo trayecto, el camino sólo ha sido el último tramo de su romería particular que empezó mucho más lejos, pero para la que la distancia no ha sido un obstáculo.
Y veréis al Santo subir hasta la ermita a hombros de sus fieles. Allí, la Misa dará sentido litúrgico a la celebración y la bendición de los campos dará trascendencia y esperanza al afán de nuestro pueblo.
Después, regocijaos romeros, compartid el ágape y los cantos con familia y con amigos hasta que, caída ya la tarde, volváis a vuestras casas con la dicha de la jornada vivida y cantando, como mandan la tradición y el deber de gratitud: “A la Virgen de la Piedad muchas gracias le daremos, que nos ha sacado en bien de la gira que traemos”
Termina ya el pregonero, romeros de San Marcos, y gustoso os devuelve el testigo de vuestra celebración, el que habéis tenido la generosidad de cederle para que os exhorte en esta gloriosa mañana. Anudaos, pues el rojo pañuelo al cuello, poneos la bendita medalla, coged el bordón, enjaezad la mula, uncidla al carro, alzad el estandarte y convocad al pueblo. Que el santo os espera para que le mostréis vuestra felicidad, y para que con fe y confianza le presentéis vuestras honradas y sinceras oraciones. Que él os guíe en el camino, en el de la romería y en el de la vida, pues,
“las leguas del camino son escalones
por donde van al Cielo los corazones”.
Romeros: ¡Viva San Marcos!, y que él, por la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, siga reuniendo por siempre a nuestro pueblo.
He dicho.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

VI PREGÓN DE SAN MARCOS

VI Tobías Medina
Tobías Medina Cledón (2013)

Me gustaba, de pequeño, escuchar al pregonero de mi pueblo. Aunque he de aclarar que yo tengo muchos pueblos. Durante mi infancia residí nada menos que en cuatro: Cabeza la Vaca, en donde vi la luz primera, Segura de León, Castuera y Azuaga. Por eso, debido a esta pluralidad de residencias, siempre que digo “mi pueblo” ya no recuerdo a cuál de ellos me refiero; pero lo repito: me gustaba escuchar al pregonero de “mi pueblo”.
Tocaba su dorada trompetilla y esperaba a que se formara un corro de vecinos. Cuando había “quórum” suficiente, aclaraba la voz y comenzaba: “De orden / del Señor Alcalde / se hace saber…” y, recortando machaconamente con idéntico sonsonete cada frase, terminaba, ufano, el canturreo de la noticia que le habían encargado pregonar.
La Hermandad de San Marcos me ha invitado a ser el pregonero de la Romería de este año. Acepté, agradecido por un lado aunque temeroso, por otro. Soy consciente del gran honor y de la gran responsabilidad que el ser pregonero comporta. Pero me anima saber que el gran amigo del Señor -y buen amigo mío- San Marcos, me echará no una sino sus dos manos aunque para ello tenga que soltar un momento el libro del Evangelio que nos muestra su derecha.
Y aquí me tenéis, amigos. Después de que la dorada trompetilla de los medios de comunicación audiovisuales y el polícromo papel de los programas de mano os hayan convocado a este acto, estoy dispuesto a proclamar mi pregón:
“De orden / de la Hermandad de San Marcos / hago saber a todos los presentes / que el próximo jueves, día 25 de abril de 2013,/ organizada por la Hermandad de San Marcos Evangelista / y por la Parroquia de San Roque de la Ciudad de Almendralejo, / perteneciente hoy a la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, / ayer, a la Diócesis de Badajoz / y antaño al Obispado-Priorato de San Marcos de León, / se celebrará la ya tradicional romería / en honor del glorioso protector de estos campos de Tierra de Barros. / La Imagen del Santo, / que recibirá culto solemne / durante los tres días inmediatamente anteriores / en la Parroquia antes mencionada, / saldrá de la misma a las 9 de la mañana / para llegar poco antes del mediodía a su Ermita / en la que se celebrará la Santa Misa en su honor. / Se ruega puntualidad en los actos, / alegría sana y desbordante en el recorrido por el camino / y silencio respetuoso que facilite la devoción / durante la celebración de la Eucaristía. / Deseamos que esa jornada sirva / para afianzar más y más la solidaridad entre todos los vecinos / en este año de crisis reunidas / y a demostrar la tradicional cordialidad con propios y extraños. / Y esperemos que hogaño no se haga realidad / el clásico refrán: `San Marcos llena los charcos´”.
El histórico toque de la trompetilla dorada habría puesto fin al pregón. Y aquí terminaría mi intervención si no fuera porque la costumbre ha hecho ley. Una ley no escrita que manda que el pregonero diga algo más, relativo al Santo Patrón de nuestros campos. Cometido no fácil después de que los cinco pregoneros que me han precedido desde 2008, hayan casi agotado ya, extraordinariamente por cierto, la materia informativa y noticiosa que existe sobre San Marcos, su imagen y su ermita. Pero me atrevo a decir que algún recuerdo personal de este pregonero aportará datos inéditos para la historia.
Me hice cargo de la Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación de Almendralejo el 28 de junio de 1986, después del luctuoso accidente de tráfico que calcinó la vida de mi antecesor, Don Javier Moriche Trigo, el 11 de mayo anterior.
A mi llegada a esta ciudad no me encontré desvalido ni en soledad. En la Purificación estaba de Vicario Parroquial y Cura Encargado, desde la trágica muerte de Don Javier, Don Juan Manuel Parra López, que me puso al día sobre los asuntos pendientes y el estado general de la Parroquia. Al frente de las de San José y San Roque estaban, como Párrocos, Don Antonio Bellido Almeida, “casi” paisano mío, y Don Jesús Núñez Mancera, condiscípulo y amigo entrañable desde 1943 en el Seminario Diocesano de San Atón de Badajoz.
La primera vez que pasé por la calle Real, me llamó la atención ver, tras la luna de un escaparate comercial, una imagen religiosa. Se trataba de una antigua y valiosa talla de unos 120 centímetros de altura que representaba al Evangelista San Marcos. A simple vista, parecía ser de mediados del siglo XVI y me recordó enseguida a la escuela castellana y, de manera especial, al gran imaginero Alonso González Berruguete. Parecía una imagen de retablo, con el dorso ligeramente rebajado en su volumen. Representa al Evangelista de frente, con el libro del evangelio abierto y sostenido por su mano derecha. La pierna del mismo lado se flexiona suavemente, haciendo recaer el peso del cuerpo sobre la izquierda. La cabeza, dirigiendo la mirada también hacia su izquierda, parece invitar a un invisible compañero a que se fije en el pasaje del libro que le muestra, con el índice sobre los renglones, para facilitar su lectura.
El estado de conservación de la imagen era lamentable y, precisamente por ello, se solicitaba la ayuda de los almendralejenses para su restauración.
En la primera reunión con el clero local -además de los tres sacerdotes antes mencionados prestaban sus servicios sacerdotales en las Parroquias de la Capital de Tierra de Barros Don José Mendiano y Don Juan Becerra- tuvimos un cambio de impresiones y, entre las preguntas que les formulé, no faltó la referente a la Imagen del escaparate de la calle Real.
Don Jesús se ofreció a darme toda suerte de información y explicaciones. Información que, completada con los trabajos publicados posteriormente por el Profesor Zarandieta y algunas lecturas a las que me llevó mi curiosidad por conocer aspectos históricos de nuestro entorno, esquemáticamente ofrezco hoy en mi pregón.
La Imagen que nos preside fue restaurada en 2010 en el taller de D. Luis Peña y Dña. Fernanda Zapata. Previamente, lo había sido en 1987, por el almendralejense D. Agustín Retamal, recientemente fallecido.
San Marcos había hecho compañía mucho tiempo, en “el cuarto de la Virgen” del Santuario de la Piedad a la talla de Santa María de Cora, de Antón de Madrid. Ambas imágenes presentaban un aspecto lamentable de conservación tras años- ¿habría que decir siglos?– de abandono e incuria después de haber sido trasladadas al Santuario Patronal por haberse derruido sus respectivas ermitas. La de San Marcos debió desaparecer a finales del siglo XVIII.
En la década de los 50 del siglo pasado el Párroco, Don Manuel Alemán Carvajal, cedió la imagen del Santo Evangelista a la familia De la Hera para que recibiera culto en la pequeña capilla que habían construido en su cortijo conocido popularmente como el “Cortijo de Zacarías”. Después de una leve restauración en Sevilla, se instaló en dicho lugar: en él se celebraba los domingos y días de precepto la Santa Misa a la que asistían familiares de los dueños del “cortijo Zacarías” así como vecinos de los cortijos cercanos.
En varias ocasiones la familia De la Hera cedió la Imagen de San Marcos para que presidiera la romería que en su honor tenía lugar el 25 de cada abril. Definitivamente la entregó a Don Jesús Núñez que, desde 1987, la conservó en su Parroquia de San Roque hasta que pudiera colocarla en la Ermita que, ayudado por un grupo entusiasta de devotos de San Marcos, pretendía construir en terrenos de la margen izquierda de la carretera de Badajoz.
Y de la imagen de San Marcos, paso a dar noticias sobre la ermita en la que nos encontramos.
Don Jesús fue ordenado sacerdote en Badajoz el año 1955 y celebró su 1ª Misa solemne el 1 de julio. En Agosto es nombrado Vicario Parroquial -Coadjutor por otro nombre- de la Purificación, única Parroquia a la sazón en Almendralejo. Por entonces los vecinos de la Capital de Tierra de Barros añoraban el esplendor de las Romerías de San Marcos del siglo XIX. Los padres transmitían a los hijos, sentados alrededor de la gran candela de la cocina, o al abrigo del acogedor brasero de la mesa camilla, las incidencias de aquellas fiestas populares que habían venido a menos y casi, casi, se estaban olvidando. El no contar con una ermita ni tener una Hermandad que organizara los cultos al Santo Evangelista y las romerías cada 25 de abril, era motivo, sin duda alguna, de que éstas se celebraran sin continuidad y, casi siempre, sin aliciente alguno.
Hubo, por fortuna, un canalizador de las inquietudes y añoranzas de los vecinos de Almendralejo: Don Juan Blasco Barquero. Podemos decir que ya teníamos el “brazo secular” -el elemento laico- al que faltaba la protección y el amparo del “clerical” y éste fue, precisamente el joven sacerdote recién llegado a su pueblo. Uno y otro comulgaban con parejas inquietudes e idénticos deseos y alimentaban los mismos proyectos sobre este punto concreto de la creación de una Hermandad y la construcción de una Ermita en honor de San Marcos. A pesar de la preocupación y de los buenos deseos de estos dos almendralejenses de pro, aún habían de transcurrir casi dos décadas para que se dieran los primeros pasos del proceso.
Entre tanto, en 1967, dos nuevas Parroquias han nacido en Almendralejo: las de San José y San Roque. El Vicario parroquial, Don Jesús Núñez Mancera, es nombrado párroco de la últimamente mencionada. El territorio de la nueva circunscripción de San Roque, en la carretera de Badajoz, se extiende por la margen izquierda de la misma, hasta el término municipal de Solana de los Barros. Hacemos esta puntualización para una fácil comprensión de lo que más adelante diremos.
En 1973 doña Catalina Gallardo González cede unos terrenos en la zona de San Marcos, en la margen izquierda de la mencionada carretera, para construir sobre ellos una Casa Diocesana de Espiritualidad. Al tratarse de la jurisdicción de San Roque, es su Párroco, Don Jesús, el encargado de realizar los trámites necesarios ante el Obispado. Piensa entonces el sacerdote que allí podría también construirse la proyectada Ermita de San Marcos.
Casi simultáneamente, en 1975, se hace otro ofrecimiento de terrenos también en la margen izquierda de la mencionada carretera: el del matrimonio Cortés-Cardoso que viene a ampliar la posibilidad de hacer realidad la tan deseada ermita. Pronto se evidencia que no se dan en ellos las condiciones apropiadas para el fin apetecido. Por ello, después de agradecer a Don Juan Cortés y a su esposa Doña Manuela Cardoso su generoso gesto, no se acepta su ofrecimiento.
Entre tanto se organiza en la Parroquia de San Roque una Junta o Comisión Gestora a la que se le encomienda el doble objetivo que intentaba conseguir Don Jesús desde hacía dos décadas. Presidida por Don Francisco Muñoz Peral, la Comisión procede a colocar la primera piedra de la Ermita el 15 de mayo de 1976 en los terrenos donados por Doña Catalina Gallardo para la construcción de la Casa de Espiritualidad. En la piedra se grabaron, con la fecha, dos nombres: los de San Marcos Evangelista y San Isidro Labrador, Protector de los campos almendralejenses, el primero y de los españoles, el segundo.
Pasa el tiempo. Una cláusula testamentaria de Doña Catalina Gallardo establecía que, de no llevarse a efecto la construcción de la Casa de Espiritualidad en el plazo de diez años, los terrenos por ella donados para tal fin, revertirían a sus herederos. El plazo expiraba en 1983 y, al no haberse ni siquiera iniciado en tal año las obras de edificio religioso alguno, la reversión se hizo inapelablemente efectiva.
Ni que decir tiene que el desánimo hizo que decayese durante varios años más la romería. La fiesta de San Marcos vino a ser un día de asueto de los marcados en el calendario popular. Pero no hay mal que por bien no venga. El Centro de Iniciativas Turísticas, con su Presidente Don Antonio Díaz al frente, se pone al habla con Don Jesús proponiéndole un programa de actuaciones que desembocarían en la consecución de la Hermandad y la Ermita. En colaboración con la Parroquia de San Roque organiza los actos religiosos y populares de la romería de 1983, que resultó, a pesar del día plomizo y desapacible, todo un éxito. Los vecinos acudieron a la procesión con la Imagen de San Marcos que, por vez primera y, cedida por la familia de La Hera, presidió los actos.
Pero la Ermita seguía brillando por su ausencia. En 1987 nace una Comunidad nueva de Vecinos en Almendralejo. Se trata de la que propietarios de cortijos de la zona de San Marcos han constituido con el nombre de “Los Almendros” y quieren, como las Barriadas urbanas, tener un Patrón y organizar actividades en su honor anualmente. La zona le daba hecho el trabajo de la búsqueda: San Marcos será su Protector y Patrono. El Presidente de la nueva Comunidad de vecinos, Don José González Hortigón contacta con la Parroquia de San Roque y con el C.I.T. Las tres entidades celebran una reunión de la que sale constituida una Comisión para dar forma a la vieja aspiración, tantas veces formulada y tantas otras abandonada ante el cúmulo de dificultades que se interponían en el camino.
El año 1988, en una emisión de Radio Almendralejo, tiene lugar un encuentro histórico: acompañados del Director de la emisora, D. José Cortés Noriega y del Párroco de San Roque, D. Jesús Núñez Mancera, dos vecinos de la Capital de Tierra de Barros se comprometen solemne y formalmente ante toda la audiencia a que la Ermita de San Marcos será una realidad. Los dos vecinos son Don José González Hortigón y Don Juan Barco Caballero.
A pesar de las múltiples dificultades, la buena voluntad y la generosidad de varias personas hicieron viable el proyecto. El primer paso era conseguir el terreno sobre el que edificar la Ermita. Se solicitó a Don Crispín Mateos Izquierdo uno de su propiedad y lo vendió a la Comisión por el mismo precio por el que lo había comprado años antes. El mencionado terreno medía 7.200 m2, a los que se unieron otros 5.000 m2 que donaron generosamente Don Francisco Porras Álvarez y Don Ángel Vázquez Álvarez. A partir de 1989, en estos terrenos se celebró la Romería esperando, cada año, que al siguiente el Santo ya tuviera su ermita.
Pero las dificultades, como los males, nunca vienen solas; otra nueva, y ésta no de tipo material, vino a sumarse a las anteriores que preocupaban a Don Jesús. Los nuevos terrenos están situados en la margen derecha de la carretera de Badajoz y, por lo tanto, no pertenecen a la circunscripción parroquial de San Roque sino a la de la Purificación. Y Don Jesús sabe que él no tiene jurisdicción sobre ellos.
Más de tres décadas de ilusiones se le vienen abajo de pronto al entusiasta sacerdote. Envía una comisión a hablar conmigo, en mi calidad de Párroco de la Purificación; me comunican que, al depender de la jurisdicción de la Parroquia Matriz de Almendralejo los terrenos en que se ha de edificar la ermita, Don Jesús no puede estar al frente de la Junta Promotora y deja en mis manos todo lo concerniente a la futura ermita. Consciente yo del acto de humildad de Don Jesús, del sacrificio que suponía para él la renuncia a unos proyectos tan largamente acariciados desde su llegada a Almendralejo, no lo dudé un instante. Dije, con emoción y firmeza, a los comisionados: “Mientras Don Jesús esté de Párroco en San Roque y yo lo sea de la Purificación, podéis considerar los terrenos y la futura ermita como pertenecientes a la jurisdicción de San Roque”.
Los ojos de los comisionados se iluminaron; la alegría por seguir con Don Jesús a la cabeza del proyecto y el agradecimiento ante mi gesto cambiaron el semblante de mis interlocutores. El fuerte abrazo que, cuando nos vimos, me dio Don Jesús, no lo olvidaré jamás.
Y los desvelos y los proyectos y las actuaciones de Don Jesús y de sus infatigables colaboradores de la Junta, presidida por Don José González Hortigón y entre cuyos vocales se encontraba el hoy homenajeado, D. Pascual Pérez Barroso, dieron su fruto. Fruto que no es otro que la hermosa ermita en la que nos encontramos, diseñada y dirigida por Don Juan Barco Caballero. La bendición de la misma, efectuada el 25 de abril de 1993 constituyó el solemne y merecido colofón que coronaba los anhelos de miles y miles de devotos del Evangelista San Marcos.
De esta manera, los avatares del destino o, mejor dicho, los designios de la divina Providencia propiciaron el que la nueva ermita de San Marcos viniera a asentarse, en 1993, sobre los mismos parajes en que se construyó la antigua allá por el año 1511.
Al mismo tiempo que la parroquia de la Purificación, estaba a mi cargo la gestión del Santuario de la Virgen de la Piedad y quise que en esta nueva ermita hubiera dos elementos que recordasen para siempre a la Patrona de Almendralejo. Uno es la vieja campana que sirvió de argumento a una de las coplillas que se cantaban en la romería. En efecto: al citar el escaso patrimonio con que, a principios del siglo XX, contaba el Santuario, comparándolo con el rico y cuantioso de otras Patronas, terminaba la canción enumerando sus enseres con estas palabras: “El famoso manto rojo / y el celeste, su rival, / y una campana famosa / que, por cierto, suena mal”. Es la campana que ocupa la espadaña-campanario de esta ermita.
El otro elemento, procedente también del Santuario de la Piedad, lo tienen ustedes a la vista: esta mesa de altar de granito en la que se celebra la Santa Misa. Para que el sacerdote estuviera de cara a los fieles durante la Eucaristía, según la nueva Liturgia renovada por el Concilio Vaticano II, el 30 de septiembre de 1967 se desmontó el altar de madera estucada y dorada del retablo mayor de la Patrona y, en su lugar, un poco más adelantado, se colocó otro de piedra de granito sin pulimentar. Sobre él se celebró la Santa Misa en la Piedad durante casi tres décadas hasta que en 1993, para reponer en su sitio el original del Santuario, quise que este altar de piedra de granito se instalase en la ermita de San Marcos, deseo que Don Jesús compartió gustosamente. Así, me decía, el recuerdo de la Virgen de la Piedad permanecerá siempre en este lugar sagrado.
Y este pregonero no tiene más que decir. Eso sí: me gustaría añadir una estrofa a esas letrillas de las canciones que llenan con sus sones nuestros campos y alegran las calles de Almendralejo, sobre todo cuando pasan las carrozas llenas de romeros, en despedida, por el Atrio del Santuario:
“A la Virgen `La Piedad´
muchas gracias le daremos
que nos ha sacado en bien
de la jira que traemos”.
A estos versos propondría yo añadir o anteponer los siguientes:
“Evangelista San Marcos,
gran amigo del Señor,
protege siempre estos campos
y danos tu bendición”.
Pues…, que así sea y gracias por la atención que me han prestado.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

V PREGÓN DE SAN MARCOS

V Antonio Díaz
Antonio Díaz Rodríguez (2012)

Sr. Alcalde, dignísimas autoridades, Sr. Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos, queridos compañeros de la Junta Directiva del CIT, hermanos, y amigos todos de San Marcos.
Sean mis primeras palabras para agradecer a la Hermandad el nombramiento de Pregonero de la Romería de San Marcos 2012, que su pone para mí un gran honor y una inmensa satisfacción.
Agradecimiento especial para nuestro Hermano Mayor, Don José Alberto Pérez Alvarez, mi querido colega y amigo, por sus cariñosas palabras de presentación, más producto de su afecto hacia mí que de mis modestos méritos. Correspondo a ello con mi amistad sincera y la promesa firme de mi colaboración y entrega de por vida a la causa de San Marcos.
Ya tuve otra alegría grande cuando fui designado para pronunciar el primer Pregón de “Las Candelas”, cosa que no olvidaré en mi vida, como no olvidare jamás el día de hoy. Pero no oculto mi responsabilidad por haber tenido la osadía de aceptar este nombramiento, cuando me han precedido cuatro pregoneros de tan gran categoría, tanto por su sabiduría como por su elocuencia. Todos ellos, muy buenos amigos míos.
El primer Pregón de San Marcos .y su Romería lo pronunció (2008) Don José Angel Calero Carretero, Licenciado en Historia y Profesor en el Instituto de Enseñanza .Secundaria “Santiago Apóstol”; centró su pregón en el Toro de San Marcos, dándonos una auténtica lección magistral.
El segundo, corrió a cargo de Don Francisco Zarandieta Arenas, Doctor en Historia y Cronista Oficial de la Ciudad, cuyas charlas y conferencias se celebran siempre a teatro lleno por la claridad de sus exposiciones y la profundidad de sus conocimientos. No en vano es Presidente de la Asociación Histórica de Almendralejo, entre otros muchos méritos. Basó su pregón en la historia de nuestro San Marcos, desde sus orígenes en 1511, hasta nuestros-días; haciendo un sentido homenaje a quienes, en estos 500 años, trabajaron calladamente por nuestro Santo día a día.
El tercer pregonero fue-Don Ricardo Quintana Sánchez-Bote, profesional de la enseñanza, como los anteriores, que, con su habitual gracejo, nos descubrió su alma de castúo extremeño y, recordando su niñez y adolescencia, desmenuzó los encantos de las coplas de romería de Almendralejo. Así pregonó este singular “almendralejano”, como él gusta llamar a los que tenemos la suerte de vivir en esta Capital de la Tierra de Barros.
Y el cuarto e inmediatamente anterior, fue Don Miguel García Giménez-Millán, Inspector Jefe de la Policía Local y hombre polifacético, muy preocupado por Almendralejo y su desarrollo en todos los órdenes, que ha resultado decisivo, en el asentamiento y desarrollo de nuestro Hospital Comarcal “Tierra de Barros”. Su Pregón fue un precioso recorrido por San Marcos y por toda la Ciudad demostrando sus amplísimos conocimientos y el cariño que siente por ella.
Vengo a pronunciar mi pregón sin más bagaje que mi diario trabajo por Almendralejo, cuyas doce letras llevo grabadas a fuego en mi alma. Lo haré al que ha sido mi estilo en los últimos cincuenta o sesenta años: Supliendo mis limitaciones, que conozco mejor que nadie, con mi constante y desinteresado trabajo por mi pueblo, al que amo con pasión. Por eso, cuando digo Almendralejo, digo Extremadura, digo España y digo Dios.
En tantos años, he aprendido entre otras cosas que el tiempo es oro y que se pasa volando, por tanto hay que aprovecharlo al máximo en cosas prácticas o placenteras, ya sea en tareas de tu gusto, ya sea gozando de la compañía de los tuyos. En mi caso, el tiempo se me escapa, sobre todo pensando que en un par de meses entraré en el último cuarto de un posible siglo que Dios me diese de vida, que ya sería suerte, porque me queda mucho por hacer.
Soy optimista y pienso siempre en positivo; por eso este pregón viene cargado de sueños y de propuestas para el presente y el futuro de nuestra romería y del Santo Patrón de estos ubérrimos campos.
En varias décadas, habiendo celebrado durante siglos un simulacro de romería, sin Ermita y sin Santo, ha dado nuestra fiesta pasos de gigante y los hombres nacidos en el siglo XX han sido los que han transformado los sueños de un pueblo en una espléndida realidad, de la que todos debemos sentirnos orgullosos. Tenemos ya Santo, tenemos Ermita, tenemos caminos preparados y árboles y agua; y miles de peregrinos y visitantes; y una Hermandad dinámica, etc. ¿Podíamos imaginar tantas cosas hace sólo treinta años? Decía el gran escritor mejicano Amado Nervo en su libro Plenitud: “Cuenta lo que posees. No enumeres jamás en tu imaginación lo que te falta. Cuenta, por el contrario, todo lo que posees; detállalo, si es preciso con nimiedad, y verás que, en suma, la Vida ha sido espléndida contigo. Las cosas bellas se adueñan tan suavemente de nosotros, y nosotros con tal blandura entramos en su paraíso que casi no advertimos su presencia. De allí, que nunca le hagamos la justicia que merecen. La mejor espina, en cambio, como araña, nos sacude la atención con un dolor y nos deja la firma de este dolor en la cicatriz. De allí que seamos tan parciales al contar las espinas. Pero la vida es liberal en sumo grado. Haz inventario estricto de sus dones y te convencerás.”
Y en otro capítulo, decía Amado Nervo: “Nunca en la vida encontrarás vía libre”. “El obstáculo, en todas sus formas, en todas sus magnitudes, ha de salirte al paso.” Tenemos ya mucho camino andado; tenemos ya muchas cosas; pero el pueblo de Almendralejo sabe de sobra las espinas que nos han arañado y los obstáculos que nos han salido al paso, porque casi nunca hubo vía libre. Lo saben, mejor que nadie, quienes lucharon durante tantos años por conseguir todo lo que hoy poseemos.
Habida cuenta que nunca fue la memoria mi mejor facultad, llevo muchos años recurriendo a la memoria “de libreta”, apuntando a cada instante cosas que me interesan, nombres o fechas, a la vez que haciendo un diario donde apunto lo que hago cada jornada que me saca de más de un apuro cuando quiero recordar algo.
También colecciono recortes de prensa de todo cuanto acontece en Almendralejo principalmente, a título particular, así como para el CIT y sus memorias anuales.
Por ser de la Comisión Organizadora de la Ermita de San Marcos y de su Hermandad el primero que es invitado a pronunciar el pregón, en su V edición, quiero compartir con mis antiguos compañeros este honor que recibo, que en realidad es de todos. Yo me dediqué en especial a la confección de los Estatutos e hice las veces de secretario y de recopilador de documentos.
Quiero dejar constancia en mi pregón de sus nombres, que también constan en un cuadro que con nuestras fotografías, recibí hace años y que tengo en lugar preferente en mi domicilio.
Y he de empezar, como no, por nuestro Capellán, el Rvdo. Sr. Don Jesús Núñez Mancera, el famoso Cura Jesús, que Dios tenga con Él; que tuvo un sueño en su vida que parecía irrealizable; pero consigue más el que quiere que el que puede y así lo demostró. Hombre muy serio en las cosas vitales, poseía un buenísimo humor. Cuando se marchaba de algún sitio, siempre decía: “Decidme adiós, que me voy”: pero un mal día se nos fue sin decirnos adiós, dejando conmocionado a todo Almendralejo. Dios le llamó al descanso eterno, pero ha dejado aquí su obra, fruto de su incansable trabajo: Su Parroquia de San Roque, el Albergue de Transeúntes, los pasos de Semana Santa, el mundo gitano de la Barriada de Pío XII, Cáritas, la recogida de papeles, que luego vendía, las avenencias familiares, las visitas domiciliarias, las misas, las procesiones, las confesiones, las limosnas secretas y un etcétera sin fin.
Nuestro CIT tuvo el acierto de nombrarle en sus horas más bajas “Personaje de Almendralejo 1996”. Dios habrá premiado su entrega. Que nunca le olvidemos.
Sigo con el primer Hermano Mayor de nuestra Hermandad, Don José González Hortigón, sucesor 500 años después de aquel primer Mayordomo de la antigua y desaparecida Ermita, cuyo nombre era Diego López de Benito González. El Sr. González Hortigón ha sido un hombre providencial, entusiasta y tesonero, a la hora de la construcción de la Ermita de San Marcos. Junto con Don Juan Barco Díaz, dirigió las obras y campañas de la misma durante más de cinco años, hasta culminarlas.
Y luego los nombres del resto de comisionados, que trabajaron día a día durante muchos años, hasta alcanzar sus objetivos: D. Alfonso Lumera Fernández, D. Antonio Alcántara Barrera, Dª María de los Reyes Martínez, Dª Isabel Vidal Ortiz, Dª Antonia Calvo Morán, D. Diego Nieto Rosado, D. Francisco Pérez Alesón. D. José García Gil, D. Antonio Fernández Díaz, Dª Manuela Morán Bote, Dª Trini Carretero de los Reyes y D. Pascual Pérez Barroso.
Nunca se podrá valorar suficientemente la inmensa labor de esta Comisión; sus trabajos, sus sufrimientos, sus tensiones, sus frustraciones e incluso sus satisfacciones. De ahí que el pregonero insista en perpetuar sus nombres para reconocimiento público y quiera tener un recuerdo muy especial para anteriores compañeros cuya sola relación sería interminable.
Mis vínculos con San Marcos vienen de mi niñez, cuando Don Isidro Moreno, el músico, gran amigo de mi familia, me llevaba en bicicleta al “Cerro de los Ángeles”; o cuando iba con mis amigos a coger “peces cabezúos” y a cortar el agua a la “Charca de los Gallegos”: o a beber a la “Fuente Santa” y a escondernos en la “Cueva del Moro”; o bien a coger cañas cerca de una noria y del cortijo de mi abuelo; y también a refrescarnos y andar por el borde del “Pilar de Tiza”; y siempre, a romper pantalones deslizándonos por la piedra “resbaliza”, que entonces me parecía tan grande.
Ya de mayor, mi primera romería, con los Jóvenes de Acción Católica, cuyo programa aún conservo, en San Marcos de 1965; que partió de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación y en la que ya hubo los días previos un triduo en honor del Santo, así como desfile y concurso de carrozas y parejas mejor engalanadas, con un jurado encabezado por el Arcipreste y el Alcalde. Todo ello, inspirado y dirigido por D. Juan Blasco Barquero.
Luego, las Romerías de 1983 y 1984, organizadas por la Parroquia de San Roque y el Centro de Iniciativas Turísticas, con misa al aire libre.
Hasta que unimos fuerzas todas las asociaciones con el CIT y la Parroquia de San Roque, celebrándose con gran esplendor la Romería de 1987, que dio origen, tras la reunión en “Los Almendros”, al lanzamiento, con el apoyo unánime del pueblo, a la Comisión Organizadora de la constitución de la Hermandad y la construcción de la Ermita varios años después, por los muchos problemas que surgieron.
Y a título particular, un vínculo entrañable: El nacimiento de mi hija Elena -la mayor de cuatro- el Día de San Marcos. Ni que decir tiene, que en sus cumpleaños las velas no lucen sobre una tarta, sino sobre una tortilla de patatas, como corresponde.
Antes he hablado de D. Juan Blasco Barquero, amigo del alma, que me llenó de ilusiones sobre Almendralejo y sus posibilidades. Hoy quiero tener para él un recuerdo, sentido y entrañable, porque nadie como Blasco ha influido tanto en la resurrección de la Romería de San Marcos. El inspiró y lanzó la primera romería organizada de 1965 en la que tuve la suerte de participar y, con otros jóvenes, del altar de la capilla del cortijo de D. Zacarías de la Hera, bajar la imagen del Santo para la procesión. Allí se veneraba a San Marcos desde hacía algunos años, acudiendo los vecinos del lugar a las misas .que se celebraban. La romería fue un éxito total.
Pero la desgracia vino a finales de aquel año al fallecer el Sr. Blasco, tras un partido Plus Ultra-Extremadura en Madrid. Yo era su amigo y colaborador y estábamos proyectando juntos diversas actividades, algunas de las cuales llevamos a la realidad, como el III Centenario de Almendralejo como Ciudad Independiente, que fue totalmente una idea suya; así como la Revista de dicha efeméride, que tuve yo que terminar, anunciando en la misma su muerte.
El 7 de diciembre del año de esa romería de 1965, velando su cadáver, prometí trabajar cuanto pudiera, de por vida, para llevar a cabo cuantos proyectos dejó pendientes de realizar y que yo bien conocía. A lo largo de los años, he tenido la satisfacción de ver realizados algunos de sus sueños Y a día de hoy, sigo con mi promesa como el primer día. En 1967, promoví desde el Ayuntamiento un homenaje a su llorada figura, que resultó emotivo. En sesión plenaria, acordamos concederle la Medalla de Plata de la Ciudad, que tenía tan merecida.
Y como los sueños se hacen a veces realidad, por muy descabellados que parezcan, este pregonero de 2012 también ha soñado con una romería ideal de San Marcos, a la que veía con muchos miles de metros cuadrados de arbolado, con fuentes, barbacoas y merenderos, que servían todo el año para el esparcimiento de los ciudadanos y visitantes; era una romería al estilo de Almendralejo, es decir, de lujo, a lo grande, como se han hecho todas las cosas importantes en esta Ciudad en todas las épocas.
Y veía la procesión con muchos miles de caminantes, en tropel, rodeando y siguiendo a la carroza del Santo; y, entre ellos, muchos más jóvenes allí y luego en la misa, que los que en esos momentos de la llegada del Santo a su Ermita dormían en las tiendas de campaña, pasando olímpicamente de la festividad y de la tradición.
Y aprecié también que la piedra “resbaliza” y la “Cueva del Moro” estaban ya en terreno público, como por milagro, para disfrute de todos los romeros.
Y disfruté mucho viendo a todas las mujeres con el “pañuelo de sandía”, algunos bordados a mano, y a los hombres con pantalones de pana y camisa blanca, pañuelo a cuadros al cuello y faja. Unos con mascota y otros con gorros de paja. Y todos con la medalla del Santo y el bastón de peregrino. Y había también más de 1.300 cortijos y chalets abiertos de par en par a sus amigos e invitados mientras en todos ellos los anfitriones hacían alardes de cordialidad con los visitantes, sacando grandes bandejas de suculentos manjares y sus mejores vinos y cavas de Almendralejo, al son de guitarras y acordeones, acompañando los cánticos de romería.
Músicas que todo el día se escuchaban en las casetas y en la explanada de la Ermita, mientras grupos folklóricos danzaban sin parar y nos llegaban los efluvios de calderetas y chanfainas y la campana de la Ermita lanzaba sonidos de gloria.
Y en la procesión, cuando pasaban carros y carrozas al final, una interminable fila de coches y furgonetas se hacía paso camino de la Ermita, en cuyas proximidades esperaban otros miles de personas dando vivas al Santo .y a sus acompañantes muchos de pie en sus carrozas, agitando sus brazos y saludando a sus conocidos.
A lo largo del camino hacia la Ermita, los romeros eran agasajados por los propietarios de los cortijos. En unos, con dulces, anises y licores; en otros, con embutidos, vinos y cavas de Almendralejo, con la abundancia y generosidad propias de los hijos de esta tierra bendecida por Dios.
Cuando desperté de mi sueño, me encontré preparando mi Pregón y medité sobre lo que había visto en mi delirio: Efectivamente, la Vida había sido espléndida con Almendralejo y su Romería; pero bajando a la realidad, como los entrenadores famosos de fútbol, hemos de evitar que los jugadores se relajen. Tenemos una buena romería, pero es que queremos que sea la mejor y Almendralejo puede. Para ello hacen falta esfuerzos y disciplina; y remar todos en la misma dirección.
Y aquí viene la parte práctica de mi pregón:
Almendralejo tiene ya más de 35.000 habitantes y a su Romería de San Marcos asisten muchísimos miles de ciudadanos. ¿Por qué entones hay solamente 1.000 socios? La Hermandad necesita fondos para organizar muy bien la romería.
Como pregonero de la fiesta, me atrevo a lanzar un reto a mis paisanos, pidiéndole un pequeñísimo esfuerzo: A los socios de la Hermandad, que en plazo de dos años traigan un socio nuevo. No es pedir demasiado, digo yo. Al resto de los ciudadanos, que hagan socio a un hijo en cuanto tenga uso de razón. Si hacemos una buena cantera y viven desde niños la Romería, ésta no morirá jamás. Ya vimos los resultados en “Las Candelas”, cuando las metimos en los colegios...
El 25 de abril de 2014 nos examinaremos de nuestro amor a San Marcos. Si vivimos, aquí nos veremos.
Otra petición: El Día de San Marcos, venid al menos a rezar al Santo y luego ante la estatua de Don Jesús; pero al pasar por la hucha de la Hermandad, no olvidemos echar unas monedas o un billete. Hay que llenarla hasta arriba. Nuestros emigrantes, que se apliquen el cuento, que son de casa.
Me han tocado a mí la Romería de la crisis y su Pregón. Si hubiera sido el 2013, los supersticiosos le hubieran echado la culpa al pobre 13 (12 y una. que decían los albañiles descargando ladrillos). Y aquí hago mi última reflexión.
Hay muchos paisanos y hermanos nuestros que lo están pasando muy mal. Unos son los pobres de siempre y otros, los nuevos pobres, llamados vergonzantes. Pregúntenselo a las Cáritas Parroquiales, que están totalmente desbordadas. Acordémonos de ellos. Es la hora de la solidaridad. Yo sé que muchos no estarán este año en la romería. Ellos, si se dan una vuelta por la Ermita, no carecerán de vino o de las viandas de ese día, si tienen por allí algún amigo que sepa de su necesidad. No van a venir, porque les falta el ánimo. Más que el pan, necesitan la palabra del amigo y, sobre todo, la esperanza. Invitemos con elegancia a la romería al amigo necesitado. Que, al menos, ese día alivie su dolor con la convivencia y la alegría de todos.
Por último, quisiera adherirme al homenaje que se tributa a la que fue mi compañera en la Comisión Organizadora de la Ermita de San Marcos, Dª Trini Carretero de los Reyes, así como el que se hará al Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil por su espléndida colaboración, año tras año, a nuestra Romería. Soy admirador a ultranza de la Guardia Civil, que, desde mis tiempos de Concejal, allá por los años sesenta, me viene invitando anualmente a la Misa en honor de la Virgen del Pilar, su Patrona que se celebra en la Parroquia Mayor de la Purificación. Más de 45 años llevo asistiendo y creo que solamente falté dos o tres años por viajes u otras causas. Fui también uno de los 500.000 que firmamos en contra de su transformación o desaparición y comparto con la misma su fiesta.
Y como dice la letra de una de nuestras coplas de Romería: Viva la media naranja, / viva la naranja entera; / vivan los Guardia Civiles / que van por la carretera.
Mi más entrañable enhorabuena, en este día de reconocimientos a los servicios prestados por los miembros este benemérito Cuerpo con su excepcional disciplina, modelo de su amor a España.
A modo de conclusión, cumpliendo mi deber, convoco a todos cuantos oyeren o leyeren este Pregón a asistir al Triduo que en honor de San Marcos se celebrará los días 22, 23 y 24 del presente mes de abril en la Parroquia de San Roque, a las 21.00 horas.
Igualmente convoco a los mismos a la celebración de la Romería de San Marcos el 25 del mismo mes; festividad del Santo protector de nuestros campos. Previo desayuno popular a las 8 de la mañana en la calle Jesús Núñez Mancera, saldrá la procesión del Santo a las 9.00 horas hasta su Ermita, donde oiremos la Santa Misa y se bendecirán los campos, terminando con muchas actuaciones.
Os deseo muy feliz día de San Marcos.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

IV PREGÓN DE SAN MARCOS

IV Miguel García
Miguel García Giménez-Millán (2011)

Con la Venia: Señor Alcalde, Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos, amigas y amigos todos: Buenas tardes.
Vaya por delante mi infinita gratitud por haberme ofrecido la dicha de poder pregonar, este año, nuestra Romería de San Marcos, sin haber nacido aquí. Hago mías las palabras del insigne jurisconsulto y filósofo Manuel Alonso Martínez, autor en 1889 del vigente Código Civil Español, conocido como el Código de Ética, cuando al ser elegido para una importante misión legislativa o parlamentaria, agradeciendo el gesto, solía decir: “Esta elección para mí, es un halago más de la fortuna”. José Alberto, creedme: me siento infinitamente agraciado.
Contaba siete años de edad cuando aquella fría mañana del 11 de noviembre de 1961 recalamos en Almendralejo desde Salvatierra de los Barros, mis padres Enrique y Pilar y mis cuatro hermanos: Enriqueta, Mª del Pilar, Juan Manuel y Gregorio, este último para nuestro pesar, ausente ya entre nosotros.
Jamás pensé que nuestro pueblo, convertido ahora en una gran ciudad, y no porque así lo decretase en 1851 la Reina Isabel II, fuese a marcar tanto y para bien nuestras vidas. Soy, uno más de aquellos hombres y mujeres no nativos que aquí echamos raíces y aquí hemos decidido que se sequen por siempre. Aún a sabiendas de la bondad de estas tierras arcillosas de vides y olivos ricas en zinc y magnesio que garantizan el mantenimiento de la humedad y consecuentemente la calidad y propiedades de sus frutos.
Inmerecido honor el que se me hace con ser el IV Pregonero de nuestra Romería. Por consiguiente no trataré de ser un osado voluntarioso intentando con o sin pértiga alcanzar el listón que tan alto me dejaron mis antecesores y amigos, los profesores: Francisco Zarandieta, José Ángel Calero y Ricardo Quintana. El primero andaluz y el segundo salvaterrense, de mi mismo pueblo.
Entonces, hace siglos, los pregones se voceaban los días festivos al acabar la misa en la Plazuela de San Cristóbal junto a su ermita, hoy Plaza de la Constitución.
Si como decían los clásicos: “A veces en la vida, es más prudente pensarse lo que se va a decir, que decir lo que se ha pensado”; es mi deseo, ser breve, quizá no tanto como un “Sí, quiero” ante el altar o el “Visto para sentencia” en un estrado.
Pondré voluntad, si bien la historia y sus gentes y más importante, la intrahistoria de los pueblos que no suele escribirse, en ocasiones por justicia requieren de la notoriedad en las páginas que meritoriamente hayan escrito, como en este caso.
Por tanto, para ser consecuente con mi intención, no redundaré, ni tan siquiera citaré datos, fechas o efemérides pregonadas sabiamente por quienes ya lo hicieron con sentimiento misionero.
Mas, reconociendo sin fruición, como dicen los labriegos que uno, cuando es invadido por la añoranza, pueda “ser más flojo que la paja avena”, procuraré mantener el tipo y la compostura sin que se me note: el titilar de mis ojos, o el que mis manos y mi voz se vuelvan trémulas.
Hoy es, 24 de abril festividad de la Santísima Virgen de la Cabeza patrona de Andújar, con su Romería, la más antigua de España. Patria chica del genial escritor y académico Antonio Alcalá Venceslada autor del libro infantil “Cuentos de Maricastaña” dedicado a sus dos hijos. Virgen de la Cabeza especialmente querida y protectora de la Guardia Civil encargada de la vigilancia de estos campos, caminos, cañadas, cordeles y veredas. Precisamente por ser el día que es, no quisiera olvidarme de quien hace unos días nos dejó para siempre siendo consciente de lo que para ella San Marcos representaba. Una buena mujer: Carmen Hortigón, madre, de quien por sus desvelos en cumplir una promesa en favor del deseo de nuestro bien recordado Don Jesús, habrá de ser citado meritoriamente, como uno de los pilares fundamentales en la construcción de esta Ermita y su Hermandad: José González Hortigón.
Justa mención merecen, y ya lo escribió Zarandieta en uno de sus libros: Blas Tello y Blas Sánchez dos braceros avanzadillas, que el 1º de mayo de 1989, Día del Trabajo, desriñonándose a pico y pala, iniciaron la obra cavando los pozos de cimentación de este lugar sagrado.
Al igual que Ceferino Morán y su esposa Ana María Cortes, celosos cuidadores y regantes de aquellos 300 árboles plantados, sufragados en silencio al precio de 1.000 pesetas cada uno por donantes que nunca ambicionaron la notoriedad.
Desde el 27 de abril de 1879 que se produjo la primera reseña periodística en la prensa local, hasta inaugurarla aquel gozoso y placentero 25 de abril de 1993, fíjense si ha llovido y escampado veces.
Pasaron infinidad de avatares y vicisitudes para conseguir los requisitos que como tal, ha de contar una Romería: tener una ermita y constituir su Hermandad.
Como errantes apátridas sin cobijo, ni aposento, durante años convertimos en altar: piedras, pescantes, remolques y bateas de camiones encaramados en cerros y cabezos.
Sólo la dadivosa generosidad, ya escrita, de quienes donaron sus haciendas y la perseverante voluntad popular de los almendralejenses, unidos a colectivos e Instituciones locales, lograron el que hoy podamos presumir con galanura de nuestra Ermita de San Marcos, como en su día, también, por la lucha comprometida de todos, conseguimos lo que hoy es una feliz y tranquilizadora realidad: nuestro querido Hospital Comarcal Tierra de Barros.
San Roque, Patrón de la ciudad desde 1558 y su Parroquia, ubicada en esa singular barriada que lleva su nombre, conocida desde los años 30 como “Barcelona la Chica” con el Cura Jesús al frente, sirvieron de cordón umbilical de lo que hoy es y nos evoca, nuestra Ermita de San Marcos.
Recorrer el trecho que las separa cada 25 de abril, en hermandad, con fervor y alegría a los sones musicales populares: anónimos o de autores como Juan Blasco Barquero y Diego Bote Colchón, a pie, sobre montura, en carrozas o en vehículos engalanados, no debe constituir el fin último, sino el instrumento que acrisola nuestro carácter e idiosincrasia.
Cuando la Madre Teresa de Calcuta proclamaba: “Dios nunca está entre el ruido y la agitación, sino más bien es amigo del silencio” nos estaba persuadiendo universalmente. ¡Ojalá!, que pronto, antes que tarde, sin perder el referente religioso y festivo de nuestra Romería, a modo de súplica o quimera, consigamos desde la educación familiar y la necesaria cordura, que nuestros jóvenes, cada 25 de abril en avenencia, se sienten junto a sus familiares y amigos a la misma hora y en la misma mesa; no quedándose en soledad en sus casas adormecidos o recuperándose de los excesos y desenfrenos de la noche anterior. Ello nos daría mayor tranquilidad y alegría en nuestro gran día, que no es otro que el día del santo.
San Marcos, además de un Padrenuestro colectivo, es una fiesta popular campestre y no debiera adulterarse su significativo vínculo y tradición. La minerva popular así nos lo dice.
Quienes voluntariamente aquí estamos, respetando el laicismo y todas las creencias, debiéramos reivindicar con coherencia el ser católicos. Proclamándolo en libertad, sin miedos, ni temores. No se concibe el desarraigo de una madre por sus hijos, ni el de un pastor por su rebaño y viceversa.
La madurez del pueblo tiene la última palabra, como la tuvo hace unos años, cuando en torno a la Ermita, asomaron nubarrones urbanísticos especulativos en sus predios más próximos, evitándolos la iniciativa popular tras un aviso responsable de la conciencia colectiva, que pudiendo parecer una pluma, en realidad se trataba de una pesada losa de los restos del Calcolítico existentes por estos lares.
Almendralejo, históricamente siempre fue una ciudad: emprendedora, solidaria y mayoritariamente católica. Por ello y por su devoción mariana, el Concejo Municipal el 13 de abril de 1657 acordó nombrarla Patrona y Protectora nuestra y el 14 de agosto de 1987, Alcaldesa Perpetua de la ciudad, aprobado por unanimidad por toda la Corporación, durante el mandato del entonces alcalde D. José García Bote, quedando una vez más de manifiesto que no existen otras creencias ideológicas, que no sean las de nuestra propia fe en ella.
Nadie podrá en duda, y es de Justicia el decirlo, la comprometida y leal predisposición que siempre tuvo nuestro Ayuntamiento, para lograr este objetivo común.
No sólo para que esta Ermita fuese una realidad, sino también en aras a conseguir terrenos demaniales, cuantos más, mejor, para goce y disfrute de romeros y convecinos.
Tal es así y será una inminente realidad: el amplio plan de reforestación, con recuperación de caminos y charcas con señalización de lugares singulares, formalmente adjudicado para su ejecución, hace ahora quince días por el actual consistorio municipal. Y pronto, la construcción del Centro Lúdico de San Marcos y la recuperación arqueológica de la Vega del Harnina, serán otra realidad de la que deberemos sentirnos orgullosos.
La Romería de San Marcos y lo que ella representa tradicionalmente, es la fiesta local de la confraternidad ciudadana y realizar el camino es una de sus metas, como lo es para los peregrinos que llegan exhaustos y a la vez jubilosos a la “Capillita” de San Marcos encaramada en el Monde del Gozo por quienes alguna vez cumpliendo promesa, en mi caso por mi hijo, hicimos el Camino de Santiago.
“Todo se dejaba de hacer ese día, porque primero estaba la jira y lo demás podía esperar” eso decían los testimonios de nuestros mayores recogidos en el libro “Almendralejo: doce años intensos” de los autores: Silvestre Gómez Zafra y Manuel Rubio Díaz, andaluces los dos, pero almendralejenses de adopción como tantos otros somos.
Había que ir de romería, dejando desierto el pueblo y como única centinela de nuestras haciendas la Torre de la Iglesia Parroquial, con sus dos campanas: la de la Purificación y la de San Miguel orientadas hacia esta Ermita.
Entre aquella infancia y adolescencia -bendita juventud- en la que tantos de los aquí presentes nos encontrábamos, especial significado tenía la “Piedra Resbaliza” y la “Cueva del Moro”, incomprensiblemente hoy en manos de particulares.
En ellas, entre juegos y travesuras se produjeron más de una vez con nerviosismo: alguna que otra pendencia, el primer beso robado, más de una declaración de amor e incluso promesa de matrimonio.
Esa es la historia más linda que podríamos rememorar de un gran día. Si además dábamos buena cuenta de lo que con tanto amor, como Santa Teresa de Jesús, entre fogones, candelas y sartenes, nuestras madres nos habían cocinado, la dicha era plena.
En los últimos años hemos superado con resignación pero sin recelos, lo de “San Marcos llena los charcos” y hasta la climatología además de aliada, se nos ha vuelto romera para disfrutar hoy de un buen día, y mañana también, si Dios lo quiere.
¿Que la lluvia nos lo chafa?, no es para exasperarse. Ante la adversidad recordemos a San Agustín: “Lo que el Cielo dio de Gracia, no lo pidáis como derecho”.
Termino pregonando, que mañana, 25 de abril, San Marcos a las 8,00 de la mañana, después del alba, disfrutaremos en hermandad del tradicional desayuno popular en la calle del Cura Jesús, junto a su Parroquia.
A continuación a eso de las 9,00 iniciaremos con alegría la Procesión de los Romeros entre cánticos y cantares, coplas y tarareos y después de haber recorrido los 6.250 metros del camino que separan San Roque de esta Ermita; allá sobre las once y media escucharemos la Santa Misa en la que serán bendecidos nuestros campos.
Durante la celebración, tengamos esos minutos de meditación en silencio con la mirada alzada acordándonos de nuestra protectora: la Santísima Virgen de la Piedad para demandarle con humildad: Paz, salud y trabajo, en estos tiempos difíciles de desasosiego para tantas familias; y cómo no, recordar también, a quienes ya no estando entre nosotros, con espléndida generosidad tanto coadyuvaron a que San Marcos y nuestra Romería sean lo que hoy es, también: Domingo de Resurrección en torno a Cristo. La celebración de todos los cristianos. Procuremos conseguir este día, la belleza sencilla, sin lujos ni oropeles, buscando siempre la verdad, como deseaba el historiador ateniense Tucídides.
Ya ven, al menos he intentado no cansarles en estos poco más de nueve minutos. No redundando de nuevo en lo del Algarín; el carrero chulo y guapo; en lo de los cuatro envidiosos; en la manta de terciopelo de los ocho duros; en los cuernos del borrego de Valdorite, ni en aquella malsonante letrilla de las mujeres lagartas de Almendralejo. Que corren otros tiempos y por algo acaba de ser nombrada por primera vez en la historia una mujer Embajadora de España ante la Santa Sede.
Que de cuanto aquí hemos hablado: las coplas y las coplillas y todas nuestras historias de las que nos retroalimentamos, estarán por siempre, en nuestra memoria y en nuestros corazones, para gloria de futuras generaciones.
Y termino desde este arengario: Gracias por vuestro derroche de paciencia, permitiéndome el que todos juntos: feligreses, romeros y romeras, podamos gritar: ¡Viva San Marcos!, ¡Viva la Virgen de la Piedad!, ¡Viva Almendralejo!
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

III PREGON DE SAN MARCOS

III Ricardo Quintana
Ricardo Quintana Sánchez-Bote (2010)

En el nombre sea de Dios
Y de la Virgen María
Ahora os vengo a saludar
En este glorioso día.
Y que sean muy buenos, mis queridos amigos y amigas –que ahora se dice- de nuestro adorado San Marcos Bendito.
“De ser bien nacidos es el ser agradecidos” dice el viejo refrán castellano, por ello, vaya pues a modo de embajador de mis palabras, mi sincero agradecimiento a la persona de D. José Alberto Pérez Álvarez, que, como Hermano Mayor de la Hermandad de San Marcos tuvo a bien depositar en mi persona su confianza al encargarme la responsable y a su vez preciosísima tarea de pregonar fiestas, unas fiestas que todo almendralejano de bien, tiene enraizadas, como las cepas de nuestros viñedos en lo más profundo de su alma, fiestas que no pudieran ser otras que las que celebran la tradicional Romería de San Marcos.
Deseo desde aquí, enviar un fortísimo saludo a mis predecesores en el oficio de pregoneros en las dos ediciones anteriores; dos pregoneros de categoría que tan altísimo listón dejaron con sus glosas; saludo, repito, a D. José Ángel Calero Carretero y a D. Francisco Zarandieta Arenas, colegas de quien les habla en el nobilísimo Arte de la Enseñanza y a la vez amigos de los de verdad en múltiples ocasiones demostradas.
Existen publicaciones en las que fehacientemente se expresan fechas muy alejadas en el tiempo y, gracias a ellas sabemos que nuestros antiguos paisanos ya gozaban con el día de la jira de San Marcos; y así aparecen suficientemente comentadas en un documento de 24 de Marzo de 1511, y también “La Revista Almendralejo” en su número del 27 de Abril de 1879 nos ofrece la más antigua crónica de esa romería.
Pero no van a ir encaminadas mis palabras a rememorar hechos históricos, que para eso ya lo hiciera como nadie pudiera hacerlo, mi, en su día, profesor de Historia y sabedor como nadie de nuestros ancestros el profesor Zarandieta.
Intentaré verter en este parlamento que hoy nos ocupa aquellos dulcísimos recuerdos grabados indeleblemente a fuego en mi alma infantil, de aquellas jiras de San Marcos que conocí a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, fechas en las que mi memoria comienza a retener escenas en blanco y negro, que hoy podemos admirar en la colección de fotografías antiguas de la jira, que amorosamente realiza nuestro grandísimo amigo D. José López Dópido.
D. Manuel Machado y Ruiz, insigne poeta andaluz, conocedor como nadie del alma del pueblo sano y llano escribió en su día:
“Hasta que el pueblo las canta
Las coplas, coplas no son
Y cuando el pueblo las canta
Ya nadie sabe su autor.
Si hurgamos un poquito nada más en los libros antiguos, veremos cómo el hombre a través de los siglos ha tenido entre sus más imperiosas necesidades como la de comer, beber o reproducirse, la de también cantar coplas. Coplas que nadie sabe quién escribiera pero que el pueblo las canta y pasan de padres a hijos; o en el mismísimo campo, mientras arando tras las bestias, su vecino de besana cantaba tonadas desconocidas para él, pero aprendidas de inmediato dado el interés que despertaban en el mozo.
Y es que las coplas desahogan nuestras penas y alegran nuestras vidas.
Así encontramos coplas de bodas, de bautizos, de eras, de siega, de recolecciones, de matanzas y… ¡Cómo no! Coplas de jiras
A la jira a la jira
Garbanzos verdes
Que valientes lagartas
Son las mujeres , son las mujeres, son las mujeres
Y los hombres lagartos
Que las entienden
Porque en esta primera copla llena de sencillez pero cargada de viva, de real filosofía (como todas ellas) se adivina la eterna lucha entre hombres y mujeres, una lucha pícara en la que AMOR, como siempre, termina venciendo.
Manifestaremos que en aquellas primeras jiras de las que hacemos referencia, y de ello darán fe aquellas personas de mi época, se acudía a estos lugares huérfanos de edificios; y mi memoria recuerda al Cortijo de Zacarías de la Hera, el Cortijo de El Aire, el de la Mora y el de D. Isidro con su famosa fuente de agua casi “milagrosa” y algunos muy pocos más.
Y la charca de los “Gallegos”, hoy cegada y construida, se encontraba justo enfrente de esta hermosa ermita que nos acoge, ermita que bien podría mirarse en sus serenas aguas para comprobar, -coqueta ella- lo bonita que es.
Y en las aguas de esta charca quien se miraba era el cielo, unas veces azul, otras cargado de nubes negras…, y de nuevo la copla vuelve a sonar
Más de cuatro envidiosos
Que querían que lloviera
Se han tocado las narices
Que está un día de primavera.
Porque amigos, no es novedoso que en “Abril, aguas mil” y que “San Marcos llena los charcos…”
Y no es que estos terrenos fuesen idílicos ni muchísimos menos, dada la ausencia de árboles y de tan siquiera un pobrecillo río de aguas cristalinas; todo lo contrario, pues no es que sea un ejemplo de belleza ni de aromas campestres el regacho Harnina; por no haber no había ni ermita, ni tan siquiera una procesión al santo por no existir ni santo tan siquiera…
Pero algo tendrían aquellos terrenos baldíos sembrados de desnudos peñascos tan solo cubiertos de algún milenario liquen, que ejercían una poderosísima atracción para los vecinos de Almendralejo, sobre todo para la chiquillería que gozaba de lo lindo colándonos por los rincones de la “Cueva del Moro” o rompiendo, destrozando más bien, las culeras de los pantalones deslizándonos una y otra vez por la “Piedra resbaliza”, ambos monumentos hoy encerrados tras las verjas de un club privado, por lo que la mayoría de nuestros niños de hoy no pueden disfrutar de aquel sencillo embrujo.
Y desde nuestro pueblo hasta aquí cualquier medio era bueno para acceder; se llegaba andando, en bicicleta, en burro, en caballo y sobre todo, en carro.
A la jira, a la jira
Voy en un carro
Y mi hermano Pepe va en un caballo
Va en un caballo
Va en un caballo
la jira, la jira
Voy en un carro.
Carros fortísimos fabricados con madera de recia encina extremeña, pertrechados con llantas de hierro. Carros de yugo o de varas para una yunta de mulas o para solamente una caballería. Carros que salían orgullosos por su buena hechura y belleza de los talleres de D. Luis Ramírez Dópido, industrial de nuestra ciudad tempranamente desaparecido, pero dejando tras sí una una viuda íntegra y emprendedora, arropada por 5 ilusionados hijos, formando un compacto racimo como las miríadas de racimos que habrían que acarrear aquellos viejos carros desde la viña a la bodega.
Carros que allá en los años 59, 60 y 61 fueron sustituidos por remolques, también movidos por mulas y neumáticos que sustituyeron aquellas ruedas primitivas de llantas de hierro para ser posteriormente adaptados a los primeros tractores de la modernidad. Remolques que paseaban orgullosos por toda la geografía extremeña el rótulo: Viuda de Luis Ramírez Dópido e hijos. Fábrica de remolques. Almendralejo.
Pero volvamos al carro. El carro, símbolo del progreso en el devenir de los tiempos fue, sin lugar a dudas el gran protagonista de la jira que nos ocupa. Y las pandillas de jóvenes, las “partías” que se llamaban, acudían con muchísimos días de antelación a casa de alguna muchacha o de algún muchacho para fabricar cientos, miles de flores de papel de seda multicolor para adornar el carro, para que fuese el más vistoso y el más admirado. Y dando custodia al carro que transportaba sobre todo a las personas mayores y las viandas, iban los mozos sobre las mulas y orgullosos, transportaban a su novia o a su pareja a la grupa del animal.
Y de las bocas de las mujeres, siempre adornadas con flores al pelo, salían preciosos rosarios de piropos al carrero:
El carrero que llevamos
Es un valiente carrero
Que va guiando las mulas
Con muchísimo salero
Que va guiando las mulas
Con muchísimo salero
Mulas queridas por sus dueños hasta más no poder. Mulas de sugestivos nombres: “Cordobesa, Jardinera, Malagueña, Golondrina, Pajarita…” Mulas de las que tenían de 5 a 7 dedos a la cruz…
Y la copla del carrero era secundada por un estribillo a coro para reforzar lo dicho de él
Carrerito carrero
Carrero chulo
Que vendiste la manta
Por ocho duros
Por ocho duros
Por ocho duros
Carrerito carrero
Carrero chulo
Estribillo en el que se adivina un reproche al carrero; no un reproche duro y mordaz, todo lo contrario, un cariñosísimo reproche de connivencia y comprensión.
En estos otros versos vemos se le recordaba al carrero la responsabilidad que había contraído al haber aceptado la misión, cual buen capitán, de conducir aquel barco a buen puerto.
Carrerito, carrerito
Que no queremos carrera
Carrerito carrerito
Que no queremos carrera
Pero tampoco queremos
Que nos lleven delantera…
Y a continuación, alguien rompía a cantar aquel otro estribillo que bien pudiera ser:
Carrerito carrero
Carrero guapo
¿Qué le has hecho a las mulas
corren tanto?
Que corren tanto
Que corren tanto
Carrerito carrero
Carrero guapo.
Y la manta, indispensable e inseparable para el mozo no podía faltar en este otro cantar:
Carrerito que llevas
La mula al pelo
Mereces una manta
De terciopelo
De terciopelo
De terciopelo
Carrerito que llevas
La mula al pelo.
Posiblemente, en la figura de ese carrero, iba el corazón de la mujer enamorada, y orgullosa de él, más que “D. Rodrigo en la horca” que se dice, cantaba feliz, sin poder reprimir su amor.
El carrero que llevamos
Ahora se ha puesto de pie
El carrero que llevamos
Ahora se ha puesto de pie
Para que vea la gente
guapito que es.
Y los jinetes que acompañaban al carro, vestidos con pantalón de pana estrenado para la ocasión, botos de piel de becerro, chaqueta y tocados con sombrero de fieltro, descabalgaban a sus parejas y antes de nada despojaban de los aparejos a sus bestias, las ataban con una soga y les echaban un pienso. Y siempre había una soga a mano, bien para hacer un remo en la rama de un olivo, o bien para saltar las niñas a la comba, y cómo no iba a haber coplas de comba:
“Al cementerio subí
Con sangre puse el letrero,
Arriba puse mi nombre
Abajo puse te quiero
O, Dime palo de las escoba ¿cuántos coches llevará mi boda? Que uno, que dos, que tres…, y así hasta fallar el salto o desfallecerle las piernas.
Y aquellas partías de mozos y mozas contrataban los servicios de un acordeonista para amenizar el baile. De sus fuelles salían los más bellos pasodobles y canciones de moda para también disfrutar de la jira.
Y al compás de aquel acordeón surgían infinidad de parejas de nuevos novios que acabaron pasando por el altar.
Por ello no podemos por menos que recordar la “Jota de la Jira” que escribiera en su día el insigne almendralejano D. Juan Blasco Barquero, personaje enamorado de nuestras costumbres, de nuestra cultura y por desgracia, desaparecido muy joven.
Por San Marcos me juraste un día
Sentadito en la vara del carro
Tu cariño para toda la vida
Me darías para yo guardarlo
Y sonaron las coplas de ronda
Que mozos y mozas cantaron
En abril entre rayos de oro
Tus cariños al aire volaron.
Y las cestas de mimbre hacían aparición sobre los manteles en el suelo. Cestas con comidas preparadas con esmero para la ocasión. Y se abrían las fiambreras de aluminio exhibiendo las tortillas de patatas, las de espárragos, chuletillas de cordero, el chorizo y el salchichón de la matanza, el buen queso…y, ¡por fin!, el lomo, que ahora tenía la curación suficiente para estar en su punto óptimo de degustación.
Todo ello regado, como es natural, con vino de Almendralejo que salía cantarín y juguetón de las botas de piel de cabra que pasaban de mano en mano como “la falsa monea” de la tonadilla.
El arroz con leche, la leche frita, así como las perrunillas y las sólidas bollas de chicharrón, endulzaban los paladares en los postres.
Otras, y no pocas, “partías” optaban por la caldereta.
Venimos de Valdorite
De comernos un borrego
Venimos de Valdorite
De comernos un borrego
Si no lo quieres creer
Aquí traemos los cuernos
Si no lo quieres creer
Aquí traemos los cuernos.
Y el Tiempo, con sus botas de siete leguas, anda y anda sin parar. En un abrir y cerrar de ojos las familias de Almendralejo cuentan con un miembro más: el automóvil. Del mismo modo, aquellas mulas hermosas, dóciles, de las que hemos hablado, son relegadas para siempre por la modernidad de los tractores.
Todo esto hace que las distancias sean mínimas y el personal comienza a desplazarse a otros lugares. Así la zona del Pantano de Alange, Palacio Quemado o Bonaval, que también se dice, incluso Elvas la portuguesa ,o la mismísima Sevilla, conforman esos destinos de acogida de lo que hasta ayer fue San Marcos.
Son años de diáspora, y como toda diáspora es triste. Tan triste que en esos años quien hoy os habla, el día de San Marcos, sirviendo a la Patria,” peló” que se decía entre la soldadesca, una guardia, guardia eterna ,precisamente aquel día…
Y poco a poco, mis queridos amigos, como espárragos en primavera, brota una casa aquí, otra más allá y otra y otra y otra…Y en poco tiempo estos desérticos terrenos se ven plagados de bellísimas casas de campo formando modernas urbanizaciones.
La gente en el fondo, no está contenta. La gente quiere, recuperar la tradición. Y así, un grupo compacto de amigos, sin saber cómo, espontáneamente, se lanza y comienza a trabajar sin denuedo, robando horas a su familia, a su trabajo, a sus ratos de ocio.
Este grupo, afronta todo tipo de reveses y penalidades, organizan rifas, programas de radio, partidos de fútbol, corridas de toros. Reciben donativos… Y con su entusiasmo implican a toda aquella persona que tenga la más mínima posibilidad de arrimar su granito de arena a la empresa que se pretende. Así son envueltos entidades bancarias, asociaciones de vecinos, Asociación de Amas de Casa, -siempre solícitas estas damas para colaborar en cualquier evento-… hermandades, cofradías, y… ¡cómo no!, el C.I.T encabezado por la incansable figura de nuestro gran amigo D. Antonio Díaz Rodríguez, quien por su trayectoria y tesón merece el reconocimiento de este humilde vocero a quien conoció siendo niño…, y esa agrupación cultural y folclórica, investigadora a fondo de nuestras costumbres y tradiciones que tantísimas veces ha paseado el nombre de nuestra ciudad por todo el mundo, con sus coros y danzas; nos referimos, naturalmente a la Agrupación Cultural Tierra de Barros.
Así, tras muchas penas, aquella dura travesía cargada de tormentas y dificultades llega a buen puerto. Y el 25 de Abril de 1993 el Sr Obispo de Badajoz D. Antonio Moreno Montero oficia, ante miles de fieles, la Primera Misa Solemne inaugurando esta bellísima ermita. Y por fin, D. José González Hortigón y D. Juan Barco Díaz, como cabezas visibles de ese compacto grupo ilusionado, miran con sonrisas de la satisfacción del deber cumplido a los ojos de los cientos de sus colaboradores que se sienten sosegados y serenos ante los sueños hechos realidad. Y sobre todo miran constantemente a los ojos brillantes por alguna lágrima traicionera que resbala por la curtida faz de un humilde cura de pueblo que hoy ayuda al ilustre prelado pacense en el oficio religioso. Se trata ni más ni menos que del artífice máximo y alentador de la obra que ahora se inaugura: D. JESÚS NÚÑEZ MANCERA. Nuestro inolvidable, llorado y eternamente recordado Cura Jesús, que seguro ahora, junto al Padre Eterno, desde arriba nos escucha. D. Jesús de nuestra alma “Ruega por nosotros”.
Y, amigos…, del HOY de San Marcos. ¿Qué decir? Todos somos testigos. Ya habrá, seguro que lo cuente algún día, alguna persona que sustituya como pregonero a quien ahora termina su perorata.
La tarde del 25 marchó como de rondón sin darnos cuenta. El cielo se viste de oscuro. Aparece en todo lo alto, como reinona sin par de la noche abrileña la Luna Lunera cascabelera, que se complace en ver desde arriba los postreros romeros que a la ciudad regresan y entrecierra los ojos esbozando una beatífica sonrisa, mientras escucha feliz, los sones de aquella agradecida tonada:
A la Virgen La Piedad
Muchas gracias le daremos
A la Virgen La Piedad
Muchas gracias le daremos
que nos ha sacado en bien
De la jira que traemos
que nos ha sacado en bien
De la jira que traemos.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 4, 2010]