V PREGÓN DE SAN MARCOS

V Antonio Díaz
Antonio Díaz Rodríguez (2012)

Sr. Alcalde, dignísimas autoridades, Sr. Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos, queridos compañeros de la Junta Directiva del CIT, hermanos, y amigos todos de San Marcos.
Sean mis primeras palabras para agradecer a la Hermandad el nombramiento de Pregonero de la Romería de San Marcos 2012, que su pone para mí un gran honor y una inmensa satisfacción.
Agradecimiento especial para nuestro Hermano Mayor, Don José Alberto Pérez Alvarez, mi querido colega y amigo, por sus cariñosas palabras de presentación, más producto de su afecto hacia mí que de mis modestos méritos. Correspondo a ello con mi amistad sincera y la promesa firme de mi colaboración y entrega de por vida a la causa de San Marcos.
Ya tuve otra alegría grande cuando fui designado para pronunciar el primer Pregón de “Las Candelas”, cosa que no olvidaré en mi vida, como no olvidare jamás el día de hoy. Pero no oculto mi responsabilidad por haber tenido la osadía de aceptar este nombramiento, cuando me han precedido cuatro pregoneros de tan gran categoría, tanto por su sabiduría como por su elocuencia. Todos ellos, muy buenos amigos míos.
El primer Pregón de San Marcos .y su Romería lo pronunció (2008) Don José Angel Calero Carretero, Licenciado en Historia y Profesor en el Instituto de Enseñanza .Secundaria “Santiago Apóstol”; centró su pregón en el Toro de San Marcos, dándonos una auténtica lección magistral.
El segundo, corrió a cargo de Don Francisco Zarandieta Arenas, Doctor en Historia y Cronista Oficial de la Ciudad, cuyas charlas y conferencias se celebran siempre a teatro lleno por la claridad de sus exposiciones y la profundidad de sus conocimientos. No en vano es Presidente de la Asociación Histórica de Almendralejo, entre otros muchos méritos. Basó su pregón en la historia de nuestro San Marcos, desde sus orígenes en 1511, hasta nuestros-días; haciendo un sentido homenaje a quienes, en estos 500 años, trabajaron calladamente por nuestro Santo día a día.
El tercer pregonero fue-Don Ricardo Quintana Sánchez-Bote, profesional de la enseñanza, como los anteriores, que, con su habitual gracejo, nos descubrió su alma de castúo extremeño y, recordando su niñez y adolescencia, desmenuzó los encantos de las coplas de romería de Almendralejo. Así pregonó este singular “almendralejano”, como él gusta llamar a los que tenemos la suerte de vivir en esta Capital de la Tierra de Barros.
Y el cuarto e inmediatamente anterior, fue Don Miguel García Giménez-Millán, Inspector Jefe de la Policía Local y hombre polifacético, muy preocupado por Almendralejo y su desarrollo en todos los órdenes, que ha resultado decisivo, en el asentamiento y desarrollo de nuestro Hospital Comarcal “Tierra de Barros”. Su Pregón fue un precioso recorrido por San Marcos y por toda la Ciudad demostrando sus amplísimos conocimientos y el cariño que siente por ella.
Vengo a pronunciar mi pregón sin más bagaje que mi diario trabajo por Almendralejo, cuyas doce letras llevo grabadas a fuego en mi alma. Lo haré al que ha sido mi estilo en los últimos cincuenta o sesenta años: Supliendo mis limitaciones, que conozco mejor que nadie, con mi constante y desinteresado trabajo por mi pueblo, al que amo con pasión. Por eso, cuando digo Almendralejo, digo Extremadura, digo España y digo Dios.
En tantos años, he aprendido entre otras cosas que el tiempo es oro y que se pasa volando, por tanto hay que aprovecharlo al máximo en cosas prácticas o placenteras, ya sea en tareas de tu gusto, ya sea gozando de la compañía de los tuyos. En mi caso, el tiempo se me escapa, sobre todo pensando que en un par de meses entraré en el último cuarto de un posible siglo que Dios me diese de vida, que ya sería suerte, porque me queda mucho por hacer.
Soy optimista y pienso siempre en positivo; por eso este pregón viene cargado de sueños y de propuestas para el presente y el futuro de nuestra romería y del Santo Patrón de estos ubérrimos campos.
En varias décadas, habiendo celebrado durante siglos un simulacro de romería, sin Ermita y sin Santo, ha dado nuestra fiesta pasos de gigante y los hombres nacidos en el siglo XX han sido los que han transformado los sueños de un pueblo en una espléndida realidad, de la que todos debemos sentirnos orgullosos. Tenemos ya Santo, tenemos Ermita, tenemos caminos preparados y árboles y agua; y miles de peregrinos y visitantes; y una Hermandad dinámica, etc. ¿Podíamos imaginar tantas cosas hace sólo treinta años? Decía el gran escritor mejicano Amado Nervo en su libro Plenitud: “Cuenta lo que posees. No enumeres jamás en tu imaginación lo que te falta. Cuenta, por el contrario, todo lo que posees; detállalo, si es preciso con nimiedad, y verás que, en suma, la Vida ha sido espléndida contigo. Las cosas bellas se adueñan tan suavemente de nosotros, y nosotros con tal blandura entramos en su paraíso que casi no advertimos su presencia. De allí, que nunca le hagamos la justicia que merecen. La mejor espina, en cambio, como araña, nos sacude la atención con un dolor y nos deja la firma de este dolor en la cicatriz. De allí que seamos tan parciales al contar las espinas. Pero la vida es liberal en sumo grado. Haz inventario estricto de sus dones y te convencerás.”
Y en otro capítulo, decía Amado Nervo: “Nunca en la vida encontrarás vía libre”. “El obstáculo, en todas sus formas, en todas sus magnitudes, ha de salirte al paso.” Tenemos ya mucho camino andado; tenemos ya muchas cosas; pero el pueblo de Almendralejo sabe de sobra las espinas que nos han arañado y los obstáculos que nos han salido al paso, porque casi nunca hubo vía libre. Lo saben, mejor que nadie, quienes lucharon durante tantos años por conseguir todo lo que hoy poseemos.
Habida cuenta que nunca fue la memoria mi mejor facultad, llevo muchos años recurriendo a la memoria “de libreta”, apuntando a cada instante cosas que me interesan, nombres o fechas, a la vez que haciendo un diario donde apunto lo que hago cada jornada que me saca de más de un apuro cuando quiero recordar algo.
También colecciono recortes de prensa de todo cuanto acontece en Almendralejo principalmente, a título particular, así como para el CIT y sus memorias anuales.
Por ser de la Comisión Organizadora de la Ermita de San Marcos y de su Hermandad el primero que es invitado a pronunciar el pregón, en su V edición, quiero compartir con mis antiguos compañeros este honor que recibo, que en realidad es de todos. Yo me dediqué en especial a la confección de los Estatutos e hice las veces de secretario y de recopilador de documentos.
Quiero dejar constancia en mi pregón de sus nombres, que también constan en un cuadro que con nuestras fotografías, recibí hace años y que tengo en lugar preferente en mi domicilio.
Y he de empezar, como no, por nuestro Capellán, el Rvdo. Sr. Don Jesús Núñez Mancera, el famoso Cura Jesús, que Dios tenga con Él; que tuvo un sueño en su vida que parecía irrealizable; pero consigue más el que quiere que el que puede y así lo demostró. Hombre muy serio en las cosas vitales, poseía un buenísimo humor. Cuando se marchaba de algún sitio, siempre decía: “Decidme adiós, que me voy”: pero un mal día se nos fue sin decirnos adiós, dejando conmocionado a todo Almendralejo. Dios le llamó al descanso eterno, pero ha dejado aquí su obra, fruto de su incansable trabajo: Su Parroquia de San Roque, el Albergue de Transeúntes, los pasos de Semana Santa, el mundo gitano de la Barriada de Pío XII, Cáritas, la recogida de papeles, que luego vendía, las avenencias familiares, las visitas domiciliarias, las misas, las procesiones, las confesiones, las limosnas secretas y un etcétera sin fin.
Nuestro CIT tuvo el acierto de nombrarle en sus horas más bajas “Personaje de Almendralejo 1996”. Dios habrá premiado su entrega. Que nunca le olvidemos.
Sigo con el primer Hermano Mayor de nuestra Hermandad, Don José González Hortigón, sucesor 500 años después de aquel primer Mayordomo de la antigua y desaparecida Ermita, cuyo nombre era Diego López de Benito González. El Sr. González Hortigón ha sido un hombre providencial, entusiasta y tesonero, a la hora de la construcción de la Ermita de San Marcos. Junto con Don Juan Barco Díaz, dirigió las obras y campañas de la misma durante más de cinco años, hasta culminarlas.
Y luego los nombres del resto de comisionados, que trabajaron día a día durante muchos años, hasta alcanzar sus objetivos: D. Alfonso Lumera Fernández, D. Antonio Alcántara Barrera, Dª María de los Reyes Martínez, Dª Isabel Vidal Ortiz, Dª Antonia Calvo Morán, D. Diego Nieto Rosado, D. Francisco Pérez Alesón. D. José García Gil, D. Antonio Fernández Díaz, Dª Manuela Morán Bote, Dª Trini Carretero de los Reyes y D. Pascual Pérez Barroso.
Nunca se podrá valorar suficientemente la inmensa labor de esta Comisión; sus trabajos, sus sufrimientos, sus tensiones, sus frustraciones e incluso sus satisfacciones. De ahí que el pregonero insista en perpetuar sus nombres para reconocimiento público y quiera tener un recuerdo muy especial para anteriores compañeros cuya sola relación sería interminable.
Mis vínculos con San Marcos vienen de mi niñez, cuando Don Isidro Moreno, el músico, gran amigo de mi familia, me llevaba en bicicleta al “Cerro de los Ángeles”; o cuando iba con mis amigos a coger “peces cabezúos” y a cortar el agua a la “Charca de los Gallegos”: o a beber a la “Fuente Santa” y a escondernos en la “Cueva del Moro”; o bien a coger cañas cerca de una noria y del cortijo de mi abuelo; y también a refrescarnos y andar por el borde del “Pilar de Tiza”; y siempre, a romper pantalones deslizándonos por la piedra “resbaliza”, que entonces me parecía tan grande.
Ya de mayor, mi primera romería, con los Jóvenes de Acción Católica, cuyo programa aún conservo, en San Marcos de 1965; que partió de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación y en la que ya hubo los días previos un triduo en honor del Santo, así como desfile y concurso de carrozas y parejas mejor engalanadas, con un jurado encabezado por el Arcipreste y el Alcalde. Todo ello, inspirado y dirigido por D. Juan Blasco Barquero.
Luego, las Romerías de 1983 y 1984, organizadas por la Parroquia de San Roque y el Centro de Iniciativas Turísticas, con misa al aire libre.
Hasta que unimos fuerzas todas las asociaciones con el CIT y la Parroquia de San Roque, celebrándose con gran esplendor la Romería de 1987, que dio origen, tras la reunión en “Los Almendros”, al lanzamiento, con el apoyo unánime del pueblo, a la Comisión Organizadora de la constitución de la Hermandad y la construcción de la Ermita varios años después, por los muchos problemas que surgieron.
Y a título particular, un vínculo entrañable: El nacimiento de mi hija Elena -la mayor de cuatro- el Día de San Marcos. Ni que decir tiene, que en sus cumpleaños las velas no lucen sobre una tarta, sino sobre una tortilla de patatas, como corresponde.
Antes he hablado de D. Juan Blasco Barquero, amigo del alma, que me llenó de ilusiones sobre Almendralejo y sus posibilidades. Hoy quiero tener para él un recuerdo, sentido y entrañable, porque nadie como Blasco ha influido tanto en la resurrección de la Romería de San Marcos. El inspiró y lanzó la primera romería organizada de 1965 en la que tuve la suerte de participar y, con otros jóvenes, del altar de la capilla del cortijo de D. Zacarías de la Hera, bajar la imagen del Santo para la procesión. Allí se veneraba a San Marcos desde hacía algunos años, acudiendo los vecinos del lugar a las misas .que se celebraban. La romería fue un éxito total.
Pero la desgracia vino a finales de aquel año al fallecer el Sr. Blasco, tras un partido Plus Ultra-Extremadura en Madrid. Yo era su amigo y colaborador y estábamos proyectando juntos diversas actividades, algunas de las cuales llevamos a la realidad, como el III Centenario de Almendralejo como Ciudad Independiente, que fue totalmente una idea suya; así como la Revista de dicha efeméride, que tuve yo que terminar, anunciando en la misma su muerte.
El 7 de diciembre del año de esa romería de 1965, velando su cadáver, prometí trabajar cuanto pudiera, de por vida, para llevar a cabo cuantos proyectos dejó pendientes de realizar y que yo bien conocía. A lo largo de los años, he tenido la satisfacción de ver realizados algunos de sus sueños Y a día de hoy, sigo con mi promesa como el primer día. En 1967, promoví desde el Ayuntamiento un homenaje a su llorada figura, que resultó emotivo. En sesión plenaria, acordamos concederle la Medalla de Plata de la Ciudad, que tenía tan merecida.
Y como los sueños se hacen a veces realidad, por muy descabellados que parezcan, este pregonero de 2012 también ha soñado con una romería ideal de San Marcos, a la que veía con muchos miles de metros cuadrados de arbolado, con fuentes, barbacoas y merenderos, que servían todo el año para el esparcimiento de los ciudadanos y visitantes; era una romería al estilo de Almendralejo, es decir, de lujo, a lo grande, como se han hecho todas las cosas importantes en esta Ciudad en todas las épocas.
Y veía la procesión con muchos miles de caminantes, en tropel, rodeando y siguiendo a la carroza del Santo; y, entre ellos, muchos más jóvenes allí y luego en la misa, que los que en esos momentos de la llegada del Santo a su Ermita dormían en las tiendas de campaña, pasando olímpicamente de la festividad y de la tradición.
Y aprecié también que la piedra “resbaliza” y la “Cueva del Moro” estaban ya en terreno público, como por milagro, para disfrute de todos los romeros.
Y disfruté mucho viendo a todas las mujeres con el “pañuelo de sandía”, algunos bordados a mano, y a los hombres con pantalones de pana y camisa blanca, pañuelo a cuadros al cuello y faja. Unos con mascota y otros con gorros de paja. Y todos con la medalla del Santo y el bastón de peregrino. Y había también más de 1.300 cortijos y chalets abiertos de par en par a sus amigos e invitados mientras en todos ellos los anfitriones hacían alardes de cordialidad con los visitantes, sacando grandes bandejas de suculentos manjares y sus mejores vinos y cavas de Almendralejo, al son de guitarras y acordeones, acompañando los cánticos de romería.
Músicas que todo el día se escuchaban en las casetas y en la explanada de la Ermita, mientras grupos folklóricos danzaban sin parar y nos llegaban los efluvios de calderetas y chanfainas y la campana de la Ermita lanzaba sonidos de gloria.
Y en la procesión, cuando pasaban carros y carrozas al final, una interminable fila de coches y furgonetas se hacía paso camino de la Ermita, en cuyas proximidades esperaban otros miles de personas dando vivas al Santo .y a sus acompañantes muchos de pie en sus carrozas, agitando sus brazos y saludando a sus conocidos.
A lo largo del camino hacia la Ermita, los romeros eran agasajados por los propietarios de los cortijos. En unos, con dulces, anises y licores; en otros, con embutidos, vinos y cavas de Almendralejo, con la abundancia y generosidad propias de los hijos de esta tierra bendecida por Dios.
Cuando desperté de mi sueño, me encontré preparando mi Pregón y medité sobre lo que había visto en mi delirio: Efectivamente, la Vida había sido espléndida con Almendralejo y su Romería; pero bajando a la realidad, como los entrenadores famosos de fútbol, hemos de evitar que los jugadores se relajen. Tenemos una buena romería, pero es que queremos que sea la mejor y Almendralejo puede. Para ello hacen falta esfuerzos y disciplina; y remar todos en la misma dirección.
Y aquí viene la parte práctica de mi pregón:
Almendralejo tiene ya más de 35.000 habitantes y a su Romería de San Marcos asisten muchísimos miles de ciudadanos. ¿Por qué entones hay solamente 1.000 socios? La Hermandad necesita fondos para organizar muy bien la romería.
Como pregonero de la fiesta, me atrevo a lanzar un reto a mis paisanos, pidiéndole un pequeñísimo esfuerzo: A los socios de la Hermandad, que en plazo de dos años traigan un socio nuevo. No es pedir demasiado, digo yo. Al resto de los ciudadanos, que hagan socio a un hijo en cuanto tenga uso de razón. Si hacemos una buena cantera y viven desde niños la Romería, ésta no morirá jamás. Ya vimos los resultados en “Las Candelas”, cuando las metimos en los colegios...
El 25 de abril de 2014 nos examinaremos de nuestro amor a San Marcos. Si vivimos, aquí nos veremos.
Otra petición: El Día de San Marcos, venid al menos a rezar al Santo y luego ante la estatua de Don Jesús; pero al pasar por la hucha de la Hermandad, no olvidemos echar unas monedas o un billete. Hay que llenarla hasta arriba. Nuestros emigrantes, que se apliquen el cuento, que son de casa.
Me han tocado a mí la Romería de la crisis y su Pregón. Si hubiera sido el 2013, los supersticiosos le hubieran echado la culpa al pobre 13 (12 y una. que decían los albañiles descargando ladrillos). Y aquí hago mi última reflexión.
Hay muchos paisanos y hermanos nuestros que lo están pasando muy mal. Unos son los pobres de siempre y otros, los nuevos pobres, llamados vergonzantes. Pregúntenselo a las Cáritas Parroquiales, que están totalmente desbordadas. Acordémonos de ellos. Es la hora de la solidaridad. Yo sé que muchos no estarán este año en la romería. Ellos, si se dan una vuelta por la Ermita, no carecerán de vino o de las viandas de ese día, si tienen por allí algún amigo que sepa de su necesidad. No van a venir, porque les falta el ánimo. Más que el pan, necesitan la palabra del amigo y, sobre todo, la esperanza. Invitemos con elegancia a la romería al amigo necesitado. Que, al menos, ese día alivie su dolor con la convivencia y la alegría de todos.
Por último, quisiera adherirme al homenaje que se tributa a la que fue mi compañera en la Comisión Organizadora de la Ermita de San Marcos, Dª Trini Carretero de los Reyes, así como el que se hará al Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil por su espléndida colaboración, año tras año, a nuestra Romería. Soy admirador a ultranza de la Guardia Civil, que, desde mis tiempos de Concejal, allá por los años sesenta, me viene invitando anualmente a la Misa en honor de la Virgen del Pilar, su Patrona que se celebra en la Parroquia Mayor de la Purificación. Más de 45 años llevo asistiendo y creo que solamente falté dos o tres años por viajes u otras causas. Fui también uno de los 500.000 que firmamos en contra de su transformación o desaparición y comparto con la misma su fiesta.
Y como dice la letra de una de nuestras coplas de Romería: Viva la media naranja, / viva la naranja entera; / vivan los Guardia Civiles / que van por la carretera.
Mi más entrañable enhorabuena, en este día de reconocimientos a los servicios prestados por los miembros este benemérito Cuerpo con su excepcional disciplina, modelo de su amor a España.
A modo de conclusión, cumpliendo mi deber, convoco a todos cuantos oyeren o leyeren este Pregón a asistir al Triduo que en honor de San Marcos se celebrará los días 22, 23 y 24 del presente mes de abril en la Parroquia de San Roque, a las 21.00 horas.
Igualmente convoco a los mismos a la celebración de la Romería de San Marcos el 25 del mismo mes; festividad del Santo protector de nuestros campos. Previo desayuno popular a las 8 de la mañana en la calle Jesús Núñez Mancera, saldrá la procesión del Santo a las 9.00 horas hasta su Ermita, donde oiremos la Santa Misa y se bendecirán los campos, terminando con muchas actuaciones.
Os deseo muy feliz día de San Marcos.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

IV PREGÓN DE SAN MARCOS

IV Miguel García
Miguel García Giménez-Millán (2011)

Con la Venia: Señor Alcalde, Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos, amigas y amigos todos: Buenas tardes.
Vaya por delante mi infinita gratitud por haberme ofrecido la dicha de poder pregonar, este año, nuestra Romería de San Marcos, sin haber nacido aquí. Hago mías las palabras del insigne jurisconsulto y filósofo Manuel Alonso Martínez, autor en 1889 del vigente Código Civil Español, conocido como el Código de Ética, cuando al ser elegido para una importante misión legislativa o parlamentaria, agradeciendo el gesto, solía decir: “Esta elección para mí, es un halago más de la fortuna”. José Alberto, creedme: me siento infinitamente agraciado.
Contaba siete años de edad cuando aquella fría mañana del 11 de noviembre de 1961 recalamos en Almendralejo desde Salvatierra de los Barros, mis padres Enrique y Pilar y mis cuatro hermanos: Enriqueta, Mª del Pilar, Juan Manuel y Gregorio, este último para nuestro pesar, ausente ya entre nosotros.
Jamás pensé que nuestro pueblo, convertido ahora en una gran ciudad, y no porque así lo decretase en 1851 la Reina Isabel II, fuese a marcar tanto y para bien nuestras vidas. Soy, uno más de aquellos hombres y mujeres no nativos que aquí echamos raíces y aquí hemos decidido que se sequen por siempre. Aún a sabiendas de la bondad de estas tierras arcillosas de vides y olivos ricas en zinc y magnesio que garantizan el mantenimiento de la humedad y consecuentemente la calidad y propiedades de sus frutos.
Inmerecido honor el que se me hace con ser el IV Pregonero de nuestra Romería. Por consiguiente no trataré de ser un osado voluntarioso intentando con o sin pértiga alcanzar el listón que tan alto me dejaron mis antecesores y amigos, los profesores: Francisco Zarandieta, José Ángel Calero y Ricardo Quintana. El primero andaluz y el segundo salvaterrense, de mi mismo pueblo.
Entonces, hace siglos, los pregones se voceaban los días festivos al acabar la misa en la Plazuela de San Cristóbal junto a su ermita, hoy Plaza de la Constitución.
Si como decían los clásicos: “A veces en la vida, es más prudente pensarse lo que se va a decir, que decir lo que se ha pensado”; es mi deseo, ser breve, quizá no tanto como un “Sí, quiero” ante el altar o el “Visto para sentencia” en un estrado.
Pondré voluntad, si bien la historia y sus gentes y más importante, la intrahistoria de los pueblos que no suele escribirse, en ocasiones por justicia requieren de la notoriedad en las páginas que meritoriamente hayan escrito, como en este caso.
Por tanto, para ser consecuente con mi intención, no redundaré, ni tan siquiera citaré datos, fechas o efemérides pregonadas sabiamente por quienes ya lo hicieron con sentimiento misionero.
Mas, reconociendo sin fruición, como dicen los labriegos que uno, cuando es invadido por la añoranza, pueda “ser más flojo que la paja avena”, procuraré mantener el tipo y la compostura sin que se me note: el titilar de mis ojos, o el que mis manos y mi voz se vuelvan trémulas.
Hoy es, 24 de abril festividad de la Santísima Virgen de la Cabeza patrona de Andújar, con su Romería, la más antigua de España. Patria chica del genial escritor y académico Antonio Alcalá Venceslada autor del libro infantil “Cuentos de Maricastaña” dedicado a sus dos hijos. Virgen de la Cabeza especialmente querida y protectora de la Guardia Civil encargada de la vigilancia de estos campos, caminos, cañadas, cordeles y veredas. Precisamente por ser el día que es, no quisiera olvidarme de quien hace unos días nos dejó para siempre siendo consciente de lo que para ella San Marcos representaba. Una buena mujer: Carmen Hortigón, madre, de quien por sus desvelos en cumplir una promesa en favor del deseo de nuestro bien recordado Don Jesús, habrá de ser citado meritoriamente, como uno de los pilares fundamentales en la construcción de esta Ermita y su Hermandad: José González Hortigón.
Justa mención merecen, y ya lo escribió Zarandieta en uno de sus libros: Blas Tello y Blas Sánchez dos braceros avanzadillas, que el 1º de mayo de 1989, Día del Trabajo, desriñonándose a pico y pala, iniciaron la obra cavando los pozos de cimentación de este lugar sagrado.
Al igual que Ceferino Morán y su esposa Ana María Cortes, celosos cuidadores y regantes de aquellos 300 árboles plantados, sufragados en silencio al precio de 1.000 pesetas cada uno por donantes que nunca ambicionaron la notoriedad.
Desde el 27 de abril de 1879 que se produjo la primera reseña periodística en la prensa local, hasta inaugurarla aquel gozoso y placentero 25 de abril de 1993, fíjense si ha llovido y escampado veces.
Pasaron infinidad de avatares y vicisitudes para conseguir los requisitos que como tal, ha de contar una Romería: tener una ermita y constituir su Hermandad.
Como errantes apátridas sin cobijo, ni aposento, durante años convertimos en altar: piedras, pescantes, remolques y bateas de camiones encaramados en cerros y cabezos.
Sólo la dadivosa generosidad, ya escrita, de quienes donaron sus haciendas y la perseverante voluntad popular de los almendralejenses, unidos a colectivos e Instituciones locales, lograron el que hoy podamos presumir con galanura de nuestra Ermita de San Marcos, como en su día, también, por la lucha comprometida de todos, conseguimos lo que hoy es una feliz y tranquilizadora realidad: nuestro querido Hospital Comarcal Tierra de Barros.
San Roque, Patrón de la ciudad desde 1558 y su Parroquia, ubicada en esa singular barriada que lleva su nombre, conocida desde los años 30 como “Barcelona la Chica” con el Cura Jesús al frente, sirvieron de cordón umbilical de lo que hoy es y nos evoca, nuestra Ermita de San Marcos.
Recorrer el trecho que las separa cada 25 de abril, en hermandad, con fervor y alegría a los sones musicales populares: anónimos o de autores como Juan Blasco Barquero y Diego Bote Colchón, a pie, sobre montura, en carrozas o en vehículos engalanados, no debe constituir el fin último, sino el instrumento que acrisola nuestro carácter e idiosincrasia.
Cuando la Madre Teresa de Calcuta proclamaba: “Dios nunca está entre el ruido y la agitación, sino más bien es amigo del silencio” nos estaba persuadiendo universalmente. ¡Ojalá!, que pronto, antes que tarde, sin perder el referente religioso y festivo de nuestra Romería, a modo de súplica o quimera, consigamos desde la educación familiar y la necesaria cordura, que nuestros jóvenes, cada 25 de abril en avenencia, se sienten junto a sus familiares y amigos a la misma hora y en la misma mesa; no quedándose en soledad en sus casas adormecidos o recuperándose de los excesos y desenfrenos de la noche anterior. Ello nos daría mayor tranquilidad y alegría en nuestro gran día, que no es otro que el día del santo.
San Marcos, además de un Padrenuestro colectivo, es una fiesta popular campestre y no debiera adulterarse su significativo vínculo y tradición. La minerva popular así nos lo dice.
Quienes voluntariamente aquí estamos, respetando el laicismo y todas las creencias, debiéramos reivindicar con coherencia el ser católicos. Proclamándolo en libertad, sin miedos, ni temores. No se concibe el desarraigo de una madre por sus hijos, ni el de un pastor por su rebaño y viceversa.
La madurez del pueblo tiene la última palabra, como la tuvo hace unos años, cuando en torno a la Ermita, asomaron nubarrones urbanísticos especulativos en sus predios más próximos, evitándolos la iniciativa popular tras un aviso responsable de la conciencia colectiva, que pudiendo parecer una pluma, en realidad se trataba de una pesada losa de los restos del Calcolítico existentes por estos lares.
Almendralejo, históricamente siempre fue una ciudad: emprendedora, solidaria y mayoritariamente católica. Por ello y por su devoción mariana, el Concejo Municipal el 13 de abril de 1657 acordó nombrarla Patrona y Protectora nuestra y el 14 de agosto de 1987, Alcaldesa Perpetua de la ciudad, aprobado por unanimidad por toda la Corporación, durante el mandato del entonces alcalde D. José García Bote, quedando una vez más de manifiesto que no existen otras creencias ideológicas, que no sean las de nuestra propia fe en ella.
Nadie podrá en duda, y es de Justicia el decirlo, la comprometida y leal predisposición que siempre tuvo nuestro Ayuntamiento, para lograr este objetivo común.
No sólo para que esta Ermita fuese una realidad, sino también en aras a conseguir terrenos demaniales, cuantos más, mejor, para goce y disfrute de romeros y convecinos.
Tal es así y será una inminente realidad: el amplio plan de reforestación, con recuperación de caminos y charcas con señalización de lugares singulares, formalmente adjudicado para su ejecución, hace ahora quince días por el actual consistorio municipal. Y pronto, la construcción del Centro Lúdico de San Marcos y la recuperación arqueológica de la Vega del Harnina, serán otra realidad de la que deberemos sentirnos orgullosos.
La Romería de San Marcos y lo que ella representa tradicionalmente, es la fiesta local de la confraternidad ciudadana y realizar el camino es una de sus metas, como lo es para los peregrinos que llegan exhaustos y a la vez jubilosos a la “Capillita” de San Marcos encaramada en el Monde del Gozo por quienes alguna vez cumpliendo promesa, en mi caso por mi hijo, hicimos el Camino de Santiago.
“Todo se dejaba de hacer ese día, porque primero estaba la jira y lo demás podía esperar” eso decían los testimonios de nuestros mayores recogidos en el libro “Almendralejo: doce años intensos” de los autores: Silvestre Gómez Zafra y Manuel Rubio Díaz, andaluces los dos, pero almendralejenses de adopción como tantos otros somos.
Había que ir de romería, dejando desierto el pueblo y como única centinela de nuestras haciendas la Torre de la Iglesia Parroquial, con sus dos campanas: la de la Purificación y la de San Miguel orientadas hacia esta Ermita.
Entre aquella infancia y adolescencia -bendita juventud- en la que tantos de los aquí presentes nos encontrábamos, especial significado tenía la “Piedra Resbaliza” y la “Cueva del Moro”, incomprensiblemente hoy en manos de particulares.
En ellas, entre juegos y travesuras se produjeron más de una vez con nerviosismo: alguna que otra pendencia, el primer beso robado, más de una declaración de amor e incluso promesa de matrimonio.
Esa es la historia más linda que podríamos rememorar de un gran día. Si además dábamos buena cuenta de lo que con tanto amor, como Santa Teresa de Jesús, entre fogones, candelas y sartenes, nuestras madres nos habían cocinado, la dicha era plena.
En los últimos años hemos superado con resignación pero sin recelos, lo de “San Marcos llena los charcos” y hasta la climatología además de aliada, se nos ha vuelto romera para disfrutar hoy de un buen día, y mañana también, si Dios lo quiere.
¿Que la lluvia nos lo chafa?, no es para exasperarse. Ante la adversidad recordemos a San Agustín: “Lo que el Cielo dio de Gracia, no lo pidáis como derecho”.
Termino pregonando, que mañana, 25 de abril, San Marcos a las 8,00 de la mañana, después del alba, disfrutaremos en hermandad del tradicional desayuno popular en la calle del Cura Jesús, junto a su Parroquia.
A continuación a eso de las 9,00 iniciaremos con alegría la Procesión de los Romeros entre cánticos y cantares, coplas y tarareos y después de haber recorrido los 6.250 metros del camino que separan San Roque de esta Ermita; allá sobre las once y media escucharemos la Santa Misa en la que serán bendecidos nuestros campos.
Durante la celebración, tengamos esos minutos de meditación en silencio con la mirada alzada acordándonos de nuestra protectora: la Santísima Virgen de la Piedad para demandarle con humildad: Paz, salud y trabajo, en estos tiempos difíciles de desasosiego para tantas familias; y cómo no, recordar también, a quienes ya no estando entre nosotros, con espléndida generosidad tanto coadyuvaron a que San Marcos y nuestra Romería sean lo que hoy es, también: Domingo de Resurrección en torno a Cristo. La celebración de todos los cristianos. Procuremos conseguir este día, la belleza sencilla, sin lujos ni oropeles, buscando siempre la verdad, como deseaba el historiador ateniense Tucídides.
Ya ven, al menos he intentado no cansarles en estos poco más de nueve minutos. No redundando de nuevo en lo del Algarín; el carrero chulo y guapo; en lo de los cuatro envidiosos; en la manta de terciopelo de los ocho duros; en los cuernos del borrego de Valdorite, ni en aquella malsonante letrilla de las mujeres lagartas de Almendralejo. Que corren otros tiempos y por algo acaba de ser nombrada por primera vez en la historia una mujer Embajadora de España ante la Santa Sede.
Que de cuanto aquí hemos hablado: las coplas y las coplillas y todas nuestras historias de las que nos retroalimentamos, estarán por siempre, en nuestra memoria y en nuestros corazones, para gloria de futuras generaciones.
Y termino desde este arengario: Gracias por vuestro derroche de paciencia, permitiéndome el que todos juntos: feligreses, romeros y romeras, podamos gritar: ¡Viva San Marcos!, ¡Viva la Virgen de la Piedad!, ¡Viva Almendralejo!
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

III PREGON DE SAN MARCOS

III Ricardo Quintana
Ricardo Quintana Sánchez-Bote (2010)

En el nombre sea de Dios
Y de la Virgen María
Ahora os vengo a saludar
En este glorioso día.
Y que sean muy buenos, mis queridos amigos y amigas –que ahora se dice- de nuestro adorado San Marcos Bendito.
“De ser bien nacidos es el ser agradecidos” dice el viejo refrán castellano, por ello, vaya pues a modo de embajador de mis palabras, mi sincero agradecimiento a la persona de D. José Alberto Pérez Álvarez, que, como Hermano Mayor de la Hermandad de San Marcos tuvo a bien depositar en mi persona su confianza al encargarme la responsable y a su vez preciosísima tarea de pregonar fiestas, unas fiestas que todo almendralejano de bien, tiene enraizadas, como las cepas de nuestros viñedos en lo más profundo de su alma, fiestas que no pudieran ser otras que las que celebran la tradicional Romería de San Marcos.
Deseo desde aquí, enviar un fortísimo saludo a mis predecesores en el oficio de pregoneros en las dos ediciones anteriores; dos pregoneros de categoría que tan altísimo listón dejaron con sus glosas; saludo, repito, a D. José Ángel Calero Carretero y a D. Francisco Zarandieta Arenas, colegas de quien les habla en el nobilísimo Arte de la Enseñanza y a la vez amigos de los de verdad en múltiples ocasiones demostradas.
Existen publicaciones en las que fehacientemente se expresan fechas muy alejadas en el tiempo y, gracias a ellas sabemos que nuestros antiguos paisanos ya gozaban con el día de la jira de San Marcos; y así aparecen suficientemente comentadas en un documento de 24 de Marzo de 1511, y también “La Revista Almendralejo” en su número del 27 de Abril de 1879 nos ofrece la más antigua crónica de esa romería.
Pero no van a ir encaminadas mis palabras a rememorar hechos históricos, que para eso ya lo hiciera como nadie pudiera hacerlo, mi, en su día, profesor de Historia y sabedor como nadie de nuestros ancestros el profesor Zarandieta.
Intentaré verter en este parlamento que hoy nos ocupa aquellos dulcísimos recuerdos grabados indeleblemente a fuego en mi alma infantil, de aquellas jiras de San Marcos que conocí a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, fechas en las que mi memoria comienza a retener escenas en blanco y negro, que hoy podemos admirar en la colección de fotografías antiguas de la jira, que amorosamente realiza nuestro grandísimo amigo D. José López Dópido.
D. Manuel Machado y Ruiz, insigne poeta andaluz, conocedor como nadie del alma del pueblo sano y llano escribió en su día:
“Hasta que el pueblo las canta
Las coplas, coplas no son
Y cuando el pueblo las canta
Ya nadie sabe su autor.
Si hurgamos un poquito nada más en los libros antiguos, veremos cómo el hombre a través de los siglos ha tenido entre sus más imperiosas necesidades como la de comer, beber o reproducirse, la de también cantar coplas. Coplas que nadie sabe quién escribiera pero que el pueblo las canta y pasan de padres a hijos; o en el mismísimo campo, mientras arando tras las bestias, su vecino de besana cantaba tonadas desconocidas para él, pero aprendidas de inmediato dado el interés que despertaban en el mozo.
Y es que las coplas desahogan nuestras penas y alegran nuestras vidas.
Así encontramos coplas de bodas, de bautizos, de eras, de siega, de recolecciones, de matanzas y… ¡Cómo no! Coplas de jiras
A la jira a la jira
Garbanzos verdes
Que valientes lagartas
Son las mujeres , son las mujeres, son las mujeres
Y los hombres lagartos
Que las entienden
Porque en esta primera copla llena de sencillez pero cargada de viva, de real filosofía (como todas ellas) se adivina la eterna lucha entre hombres y mujeres, una lucha pícara en la que AMOR, como siempre, termina venciendo.
Manifestaremos que en aquellas primeras jiras de las que hacemos referencia, y de ello darán fe aquellas personas de mi época, se acudía a estos lugares huérfanos de edificios; y mi memoria recuerda al Cortijo de Zacarías de la Hera, el Cortijo de El Aire, el de la Mora y el de D. Isidro con su famosa fuente de agua casi “milagrosa” y algunos muy pocos más.
Y la charca de los “Gallegos”, hoy cegada y construida, se encontraba justo enfrente de esta hermosa ermita que nos acoge, ermita que bien podría mirarse en sus serenas aguas para comprobar, -coqueta ella- lo bonita que es.
Y en las aguas de esta charca quien se miraba era el cielo, unas veces azul, otras cargado de nubes negras…, y de nuevo la copla vuelve a sonar
Más de cuatro envidiosos
Que querían que lloviera
Se han tocado las narices
Que está un día de primavera.
Porque amigos, no es novedoso que en “Abril, aguas mil” y que “San Marcos llena los charcos…”
Y no es que estos terrenos fuesen idílicos ni muchísimos menos, dada la ausencia de árboles y de tan siquiera un pobrecillo río de aguas cristalinas; todo lo contrario, pues no es que sea un ejemplo de belleza ni de aromas campestres el regacho Harnina; por no haber no había ni ermita, ni tan siquiera una procesión al santo por no existir ni santo tan siquiera…
Pero algo tendrían aquellos terrenos baldíos sembrados de desnudos peñascos tan solo cubiertos de algún milenario liquen, que ejercían una poderosísima atracción para los vecinos de Almendralejo, sobre todo para la chiquillería que gozaba de lo lindo colándonos por los rincones de la “Cueva del Moro” o rompiendo, destrozando más bien, las culeras de los pantalones deslizándonos una y otra vez por la “Piedra resbaliza”, ambos monumentos hoy encerrados tras las verjas de un club privado, por lo que la mayoría de nuestros niños de hoy no pueden disfrutar de aquel sencillo embrujo.
Y desde nuestro pueblo hasta aquí cualquier medio era bueno para acceder; se llegaba andando, en bicicleta, en burro, en caballo y sobre todo, en carro.
A la jira, a la jira
Voy en un carro
Y mi hermano Pepe va en un caballo
Va en un caballo
Va en un caballo
la jira, la jira
Voy en un carro.
Carros fortísimos fabricados con madera de recia encina extremeña, pertrechados con llantas de hierro. Carros de yugo o de varas para una yunta de mulas o para solamente una caballería. Carros que salían orgullosos por su buena hechura y belleza de los talleres de D. Luis Ramírez Dópido, industrial de nuestra ciudad tempranamente desaparecido, pero dejando tras sí una una viuda íntegra y emprendedora, arropada por 5 ilusionados hijos, formando un compacto racimo como las miríadas de racimos que habrían que acarrear aquellos viejos carros desde la viña a la bodega.
Carros que allá en los años 59, 60 y 61 fueron sustituidos por remolques, también movidos por mulas y neumáticos que sustituyeron aquellas ruedas primitivas de llantas de hierro para ser posteriormente adaptados a los primeros tractores de la modernidad. Remolques que paseaban orgullosos por toda la geografía extremeña el rótulo: Viuda de Luis Ramírez Dópido e hijos. Fábrica de remolques. Almendralejo.
Pero volvamos al carro. El carro, símbolo del progreso en el devenir de los tiempos fue, sin lugar a dudas el gran protagonista de la jira que nos ocupa. Y las pandillas de jóvenes, las “partías” que se llamaban, acudían con muchísimos días de antelación a casa de alguna muchacha o de algún muchacho para fabricar cientos, miles de flores de papel de seda multicolor para adornar el carro, para que fuese el más vistoso y el más admirado. Y dando custodia al carro que transportaba sobre todo a las personas mayores y las viandas, iban los mozos sobre las mulas y orgullosos, transportaban a su novia o a su pareja a la grupa del animal.
Y de las bocas de las mujeres, siempre adornadas con flores al pelo, salían preciosos rosarios de piropos al carrero:
El carrero que llevamos
Es un valiente carrero
Que va guiando las mulas
Con muchísimo salero
Que va guiando las mulas
Con muchísimo salero
Mulas queridas por sus dueños hasta más no poder. Mulas de sugestivos nombres: “Cordobesa, Jardinera, Malagueña, Golondrina, Pajarita…” Mulas de las que tenían de 5 a 7 dedos a la cruz…
Y la copla del carrero era secundada por un estribillo a coro para reforzar lo dicho de él
Carrerito carrero
Carrero chulo
Que vendiste la manta
Por ocho duros
Por ocho duros
Por ocho duros
Carrerito carrero
Carrero chulo
Estribillo en el que se adivina un reproche al carrero; no un reproche duro y mordaz, todo lo contrario, un cariñosísimo reproche de connivencia y comprensión.
En estos otros versos vemos se le recordaba al carrero la responsabilidad que había contraído al haber aceptado la misión, cual buen capitán, de conducir aquel barco a buen puerto.
Carrerito, carrerito
Que no queremos carrera
Carrerito carrerito
Que no queremos carrera
Pero tampoco queremos
Que nos lleven delantera…
Y a continuación, alguien rompía a cantar aquel otro estribillo que bien pudiera ser:
Carrerito carrero
Carrero guapo
¿Qué le has hecho a las mulas
corren tanto?
Que corren tanto
Que corren tanto
Carrerito carrero
Carrero guapo.
Y la manta, indispensable e inseparable para el mozo no podía faltar en este otro cantar:
Carrerito que llevas
La mula al pelo
Mereces una manta
De terciopelo
De terciopelo
De terciopelo
Carrerito que llevas
La mula al pelo.
Posiblemente, en la figura de ese carrero, iba el corazón de la mujer enamorada, y orgullosa de él, más que “D. Rodrigo en la horca” que se dice, cantaba feliz, sin poder reprimir su amor.
El carrero que llevamos
Ahora se ha puesto de pie
El carrero que llevamos
Ahora se ha puesto de pie
Para que vea la gente
guapito que es.
Y los jinetes que acompañaban al carro, vestidos con pantalón de pana estrenado para la ocasión, botos de piel de becerro, chaqueta y tocados con sombrero de fieltro, descabalgaban a sus parejas y antes de nada despojaban de los aparejos a sus bestias, las ataban con una soga y les echaban un pienso. Y siempre había una soga a mano, bien para hacer un remo en la rama de un olivo, o bien para saltar las niñas a la comba, y cómo no iba a haber coplas de comba:
“Al cementerio subí
Con sangre puse el letrero,
Arriba puse mi nombre
Abajo puse te quiero
O, Dime palo de las escoba ¿cuántos coches llevará mi boda? Que uno, que dos, que tres…, y así hasta fallar el salto o desfallecerle las piernas.
Y aquellas partías de mozos y mozas contrataban los servicios de un acordeonista para amenizar el baile. De sus fuelles salían los más bellos pasodobles y canciones de moda para también disfrutar de la jira.
Y al compás de aquel acordeón surgían infinidad de parejas de nuevos novios que acabaron pasando por el altar.
Por ello no podemos por menos que recordar la “Jota de la Jira” que escribiera en su día el insigne almendralejano D. Juan Blasco Barquero, personaje enamorado de nuestras costumbres, de nuestra cultura y por desgracia, desaparecido muy joven.
Por San Marcos me juraste un día
Sentadito en la vara del carro
Tu cariño para toda la vida
Me darías para yo guardarlo
Y sonaron las coplas de ronda
Que mozos y mozas cantaron
En abril entre rayos de oro
Tus cariños al aire volaron.
Y las cestas de mimbre hacían aparición sobre los manteles en el suelo. Cestas con comidas preparadas con esmero para la ocasión. Y se abrían las fiambreras de aluminio exhibiendo las tortillas de patatas, las de espárragos, chuletillas de cordero, el chorizo y el salchichón de la matanza, el buen queso…y, ¡por fin!, el lomo, que ahora tenía la curación suficiente para estar en su punto óptimo de degustación.
Todo ello regado, como es natural, con vino de Almendralejo que salía cantarín y juguetón de las botas de piel de cabra que pasaban de mano en mano como “la falsa monea” de la tonadilla.
El arroz con leche, la leche frita, así como las perrunillas y las sólidas bollas de chicharrón, endulzaban los paladares en los postres.
Otras, y no pocas, “partías” optaban por la caldereta.
Venimos de Valdorite
De comernos un borrego
Venimos de Valdorite
De comernos un borrego
Si no lo quieres creer
Aquí traemos los cuernos
Si no lo quieres creer
Aquí traemos los cuernos.
Y el Tiempo, con sus botas de siete leguas, anda y anda sin parar. En un abrir y cerrar de ojos las familias de Almendralejo cuentan con un miembro más: el automóvil. Del mismo modo, aquellas mulas hermosas, dóciles, de las que hemos hablado, son relegadas para siempre por la modernidad de los tractores.
Todo esto hace que las distancias sean mínimas y el personal comienza a desplazarse a otros lugares. Así la zona del Pantano de Alange, Palacio Quemado o Bonaval, que también se dice, incluso Elvas la portuguesa ,o la mismísima Sevilla, conforman esos destinos de acogida de lo que hasta ayer fue San Marcos.
Son años de diáspora, y como toda diáspora es triste. Tan triste que en esos años quien hoy os habla, el día de San Marcos, sirviendo a la Patria,” peló” que se decía entre la soldadesca, una guardia, guardia eterna ,precisamente aquel día…
Y poco a poco, mis queridos amigos, como espárragos en primavera, brota una casa aquí, otra más allá y otra y otra y otra…Y en poco tiempo estos desérticos terrenos se ven plagados de bellísimas casas de campo formando modernas urbanizaciones.
La gente en el fondo, no está contenta. La gente quiere, recuperar la tradición. Y así, un grupo compacto de amigos, sin saber cómo, espontáneamente, se lanza y comienza a trabajar sin denuedo, robando horas a su familia, a su trabajo, a sus ratos de ocio.
Este grupo, afronta todo tipo de reveses y penalidades, organizan rifas, programas de radio, partidos de fútbol, corridas de toros. Reciben donativos… Y con su entusiasmo implican a toda aquella persona que tenga la más mínima posibilidad de arrimar su granito de arena a la empresa que se pretende. Así son envueltos entidades bancarias, asociaciones de vecinos, Asociación de Amas de Casa, -siempre solícitas estas damas para colaborar en cualquier evento-… hermandades, cofradías, y… ¡cómo no!, el C.I.T encabezado por la incansable figura de nuestro gran amigo D. Antonio Díaz Rodríguez, quien por su trayectoria y tesón merece el reconocimiento de este humilde vocero a quien conoció siendo niño…, y esa agrupación cultural y folclórica, investigadora a fondo de nuestras costumbres y tradiciones que tantísimas veces ha paseado el nombre de nuestra ciudad por todo el mundo, con sus coros y danzas; nos referimos, naturalmente a la Agrupación Cultural Tierra de Barros.
Así, tras muchas penas, aquella dura travesía cargada de tormentas y dificultades llega a buen puerto. Y el 25 de Abril de 1993 el Sr Obispo de Badajoz D. Antonio Moreno Montero oficia, ante miles de fieles, la Primera Misa Solemne inaugurando esta bellísima ermita. Y por fin, D. José González Hortigón y D. Juan Barco Díaz, como cabezas visibles de ese compacto grupo ilusionado, miran con sonrisas de la satisfacción del deber cumplido a los ojos de los cientos de sus colaboradores que se sienten sosegados y serenos ante los sueños hechos realidad. Y sobre todo miran constantemente a los ojos brillantes por alguna lágrima traicionera que resbala por la curtida faz de un humilde cura de pueblo que hoy ayuda al ilustre prelado pacense en el oficio religioso. Se trata ni más ni menos que del artífice máximo y alentador de la obra que ahora se inaugura: D. JESÚS NÚÑEZ MANCERA. Nuestro inolvidable, llorado y eternamente recordado Cura Jesús, que seguro ahora, junto al Padre Eterno, desde arriba nos escucha. D. Jesús de nuestra alma “Ruega por nosotros”.
Y, amigos…, del HOY de San Marcos. ¿Qué decir? Todos somos testigos. Ya habrá, seguro que lo cuente algún día, alguna persona que sustituya como pregonero a quien ahora termina su perorata.
La tarde del 25 marchó como de rondón sin darnos cuenta. El cielo se viste de oscuro. Aparece en todo lo alto, como reinona sin par de la noche abrileña la Luna Lunera cascabelera, que se complace en ver desde arriba los postreros romeros que a la ciudad regresan y entrecierra los ojos esbozando una beatífica sonrisa, mientras escucha feliz, los sones de aquella agradecida tonada:
A la Virgen La Piedad
Muchas gracias le daremos
A la Virgen La Piedad
Muchas gracias le daremos
que nos ha sacado en bien
De la jira que traemos
que nos ha sacado en bien
De la jira que traemos.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 4, 2010]

II PREGÓN DE SAN MARCOS

II Francisco Zarandieta

Francisco Zarandieta Arenas (2009)

Agradecimiento a la Junta de Gobierno de nuestra Hermandad de San Marcos por el honor que me ha hecho y la responsabilidad que en mí ha depositado al elegirme para pregonero de la Romería de este año.
Gratitud al presentador que en aras de la cortesía ha realzado una vida sencilla de trabajo, que, como siempre he recordado, carece de grandes momentos salvo los familiares.
Mi recuerdo entrañable a José Ángel Calero Carretero, querido amigo y compañero de tantas cosas, que me precedió el pasado año con méritos sobrados en esta tribuna.
Y como estamos en la Ermita y el recuerdo de quien fue su alma nos acompaña siempre que pisamos estas milenarias rocas de San Marcos, mi evocación emocionada hacia el Cura Jesús, que, un año más, estará gozando en el cielo con estos días de hermandad y pidiendo, ¡cómo no!, por todos nosotros.
El pregonero quiere dedicar sus palabras de una manera especial a las personas y a los colectivos que, calladamente, durante todo el año trabajan para que, cuando se acercan estos días, todos podamos disfrutar de la romería. A los actuales, y a los que durante quinientos años han mantenido, de una manera u otra, la tradición en nuestra tierra.
En estos cinco siglos de historia, los pregoneros que pudieran haber tenido esta misión, habrían proclamado, sin duda, acontecimientos diferentes, aunque todos marcados por el amor al Santo. Hagamos un cruce de noticias con ellos y ya que anunciamos la de 2009, pidamos que los pregoneros del pasado nos correspondan con las suyas, desde su presente cargado de futuro. Porque no olvidemos que somos sus herederos, y ellos son nuestras raíces.
El viernes 19 de marzo de 1557 el pregonero convocó a los vecinos en los lugares acostumbrados para indicarles que había concluido la Visita que la Orden de Santiago había comenzado en la villa el anterior día 10. Sin duda, resumiría los principales acontecimientos y por lo que respecta a la Ermita de San Marcos pregonaría con alegría que ya se encontraba bien terminada, con las paredes altas, de piedra y mampuesto, y el techo de madera de pino y caña. Tenía dos arcos y la puerta abierta hacia el oriente. En la capilla había un poyo en uno de sus lados, el suelo estaba enladrillado y las paredes encaladas. Sobre una grada se encontraba el altar con el ara donde se celebraba la Misa y por encima había un paño pintado con la figura de San Marcos y también las de San Juan y San Mateo.
El camino había sido largo desde aquel lejano 1507 en que, con toda seguridad comenzó su edificación, el mismo año que también empezara a levantarse la primitiva Ermita de la Piedad. El pregonero recordó que el primer dato que conservan es de 1511, cuando el visitador anotó que se estaba haciendo una Ermita de San Marcos, “en el lugar que llaman Harnina, a media legua de la villa”. Entre sus cortos bienes ya tenía un toro “que dicen de San Marcos”, que se había arrendado a un vecino para las labores agrarias, a cambio de tres fanegas de trigo. Este ingreso, unido a las limosnas que recibiera, debía gastarlo en edificar la capilla, el mayordomo Diego López, que fue el primero que tuvo el Santo.
¿Quién fue San Marcos? Evangelista y misionero, compañero de San Pedro y de San Pablo, en aquel mundo apasionante de la primitiva cristiandad escribió su Buena Noticia para los cristianos convertidos del paganismo hacia el año 70 de nuestra Era. Uno de los libros más poéticos de la Biblia, el Apocalipsis, narra una visión de San Juan en que aparecen una serie de animales fantásticos, que la Tradición ha hecho coincidir con los cuatro evangelistas. A San Marcos le corresponde el león alado, que podemos ver a sus pies en la imagen que veneramos en la Ermita.
En uno de los contrafuertes del templo parroquial de la Purificación se encuentra un escudo que condensa buena parte de la historia de Almendralejo. Aparece el almendro, símbolo de la ciudad, entonces villa; el jarro con azucenas, en honor de la Virgen a quien estaba dedicado el Templo; y el león de San Marcos, atravesado con una espada de Santiago, además de dos conchas de peregrino, porque Almendralejo pertenecía a la Orden de Santiago, que había sido la fundadora de la villa, gobernada desde el Convento de San Marcos de León.
Por este motivo, la devoción de este Santo tuvo gran predicamento en el territorio de la Orden, y ya desde finales del siglo XIV se conocen varias ermitas y parroquias con la advocación de San Marcos. El Concejo tenía el patronazgo sobre ella y nombraba todos los años al mayordomo, al que periódicamente se le tomaba cuenta de su gestión. A aquel primer mayordomo sucedieron, anualmente, muchos otros, pero la documentación existente sólo nos ha conservado memoria de unos pocos. Quiero citarlos, y que sus nombres resuenen, tal vez por primera vez, en este paraje que nunca imaginaron: Alonso Vaquero, mayordomo en 1515; Diego Hernández, en 1549; Gómez Fernández, en 1550; Rodrigo Rangel, en 1556 y Alonso Ortiz, en 1557.
Avanzamos casi un siglo en nuestro recorrido histórico, y el pregonero de 1665 tiene la fortuna de publicar en voz alta noticias importantísimas para Almendralejo. La villa ha comprado para sí su propia jurisdicción y ya no depende de nadie más que de sí misma. Para ello han tenido que pagar una importante cantidad a la Hacienda Real y elaborar un costoso expediente, en el que figura, por vez primera, un croquis de su término municipal, firmado por el geómetra madrileño Antonio Martínez el 27 de agosto de aquel año, donde aparece dibujada la Ermita de San Marcos (tal como lo tenemos representado en el Mural que existe en el Porche de la entrada). Situada a la derecha del camino de Badajoz, ya contaba, al menos desde hacía medio siglo, con una imagen dorada de San Marcos, que sustituyera a la pintura primitiva. Y cuatro años después, el 1 de mayo de 1669 se aprobaría la Cofradía de San Marcos, de la que, desgraciadamente, sólo conocemos los nombres de los promotores, Juan Ortiz de Paz, Francisco González Barreñón, Francisco Hernández, Manuel Andrés, Sebastián García, Diego Hernández y Juan Guerrero. Perdonad la reiteración de los nombres, pero es nuestro particular homenaje a los pioneros que nos precedieron.
La desgraciada guerra contra Portugal de mediados del siglo XVII cortaría por mucho tiempo la próspera trayectoria de Almendralejo. Más de un siglo le costaría volver a los niveles de riqueza perdidos. También fue un tiempo de escasez de noticias que dar al pregón. Los mayordomos ya no fueron anuales, lo que dio mayor continuidad a su labor, pero la Ermita se había empobrecido, carecía ya de bienes, y no tenemos constancia de legados en los testamentos. Sólo podríamos resaltar la continuidad como mayordomo de un sacerdote de la villa, Pedro García Naranjo, que lo fue, al menos, desde 1770 hasta su fallecimiento en 1787, aunque tampoco se acordó de San Marcos en sus mandas testamentarias.
Después, la guerra de la independencia vino a agravar la situación de aquellas ermitas o edificaciones que estaban extramuros de los pueblos, en lugares de difícil defensa para una tierra como la nuestra tan castigada por conflictos bélicos. La ermita quedaría destruida, aunque su recuerdo siguió presente en la mente de los almendralejenses.
Aquellos terrenos se convirtieron, después de las distintas desamortizaciones de bienes municipales, en la última dehesa de Almendralejo en pasar a manos de particulares; apreciada, no sólo por sus aprovechamientos de pastos, sino porque sus pedregales proporcionaban materiales de construcción y aquí se habían instalado desde tiempo inmemorial los hornos de ladrillos y tejas, además de ser el sitio más apropiado para el lavado de las ropas.
La existencia de prensa escrita, local o provincial, que de manera bastante regular desde 1878 proporciona noticias sobre Almendralejo, cambia la figura del pregonero por la del periodista, gacetillero, reportero o articulista. La reseña periodística más antigua de la prensa local sobre la romería de San Marcos está fechada el 27 de abril de 1879 en el semanario local “La Revista de Almendralejo”.
Con más o menos fortuna, compitiendo con otras romerías como la de San Blas, la fiesta fue languideciendo, al no contar con el soporte de una Ermita, ni de una Hermandad que encauzara las actividades religiosas propias de toda romería, por lo que quedaba incompleto el día. Era algo importante, que faltaba, y por lo que estuvieron clamando muchos almendralejenses durante muchísimo tiempo.
Mis primeros recuerdos de la romería datan de los años sesenta del siglo pasado. Poco antes, dos entrañables almendralejenses, Juan Blasco Barquero y nuestro Cura Jesús, encabezaron la sensibilidad de muchos otros con el objetivo de la Ermita y la Hermandad. Les gustaban las tradiciones de su pueblo, amaban la gira de San Marcos y las jiras de ese día y señalaron el camino por el que otras personas, colectivos e instituciones han caminado hasta ver realizado ese sueño.
En aquel tiempo de mediados del siglo pasado, los mozos y las mozas de Almendralejo formaban para el día del Santo las tradicionales jiras. Así se denominaban a los grupos de jóvenes que organizaban el día de la romería ya desde meses atrás, reuniéndose, para hacer los adornos de flores de papel que debería llevar el carro (o remolque), en la casa de algún matrimonio que previamente se había ofrecido a ser el “responsable” de aquella jira, acompañándoles y preocupándose que todos se comportaran correctamente. Estos matrimonios responsables eran una garantía para que los padres de las mozas las dejaran ir a la romería.
Los mozos ya tenían pensado a quien invitarían a montarse en sus mulas; aunque las muchachas menos decididas preferirían el carro. También había caballistas que iban sin pareja. Los demás ingredientes del día eran la bebida y la música para el baile, que solían pagar los mozos; mientras las jóvenes se encargaban de la comida. La demanda de acordeonistas hacía que también se les contratara en los pueblos cercanos. Se bailaba en el campo y, al volver, e incluso al día siguiente, se continuaba la fiesta con la música y la comida que había sobrado, en la casa de uno de los matrimonios responsables.
Muchos recordarán de una manera especial la romería de 1965, organizada por Juan Blasco y un grupo de jóvenes, entre los que se encontraba otro gran entusiasta de aquellas ideas, Antonio Díaz Rodríguez. Aquel año ya tuvo lugar una romería “casi completa”, porque, aunque seguían faltando la Ermita y la Hermandad, hubo organización, cultos religiosos en honor de San Marcos, con Triduo, procesión con la imagen del Santo, Misa de campaña y bendición de los campos, y participaron carrozas adornadas artísticamente y parejas de caballistas.
Desde entonces, la historia está en la memoria y en el corazón de muchos de los presentes: es apasionante el empeño puesto y las dificultades vencidas en estos últimos cincuenta años por conseguir la Ermita, bendecida en 1993, y la Hermandad, constituida en el año 2000, bajo la presidencia de José González Hortigón, labor continuada por sus sucesores en el cargo, Silvestre Gómez Zafra y el actual Hermano Mayor, José Alberto Pérez Álvarez, en cuyas personas condenso el trabajo de tanta gente, la generosidad de tantas personas, el entusiasmo de tantas asociaciones: una larga lista, que siempre quedaría incompleta porque en el silencio también se trabaja, y que sólo el Santo podrá recompensar.
Amigos, hace millones de años las fuerzas de la naturaleza crearon la base geológica de San Marcos.
Hace miles de años vivieron en estos parajes los primeros habitantes del actual término almendralejense.
Hace cientos de años se construyó la primera Ermita a San Marcos en nuestra ciudad.
Durante decenas de años se estuvieron celebrando las romerías incompletas.
Hace dieciséis años que la Ermita es una gozosa realidad, y hace nueve años que existe la Hermandad: ya celebramos la Romería completa, a la que este año añadimos la “bajada” del Santo hasta la Parroquia de San Roque, para recibir el culto del Triduo anual que se le dedica.
El sábado, y Dios quiera que por muchos años, volveremos a estos terrenos de siempre para que la copla popular nos recuerde que en la vida todos somos carreros; para que las peñas de San Marcos sean testigos de nuestros gozos y nuestras sombras; para que se nos refresque la memoria de que un pueblo levantó una Ermita en el campo donde vivieron los primeros pobladores de estas tierras; para meditar si hemos llevado la mula de la vida con salero, o si hemos vendido la manta por nada y ahora vamos a pelo; o si el tiempo ha sido favorable a nuestro pueblo y nos hemos podido comer el borrego en Valdeorite; y siempre agradecidos al Santo y a nuestra Patrona de la Piedad de que nos vayan sacando en bien en nuestro caminar.
Muchas gracias
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 4, 2010]

I PREGÓN DE SAN MARCOS

I José Ángel Calero
José Ángel Calero Carretero (2008)

Santo Patrón de los Campos de Almendralejo, Hermano Mayor de la Hermandad, Junta de Gobierno, Hermanos, Autoridades, queridos amigos:
Cuando hace unos días el Hermano Mayor de nuestra Hermandad, en nombre de la Junta de Gobierno, me propuso pronunciar el Pregón que, por primera vez, abre el Programa de Actos que Almendralejo dedica al Patrón de sus campos, acepté porque entendí que se me concedía un privilegio. Un privilegio que, indiscutiblemente, no merezco, pero pueden estar seguros de que el hecho de abrir plaza, valga el símil taurino aquí plenamente justificado, supone un compromiso para el que no creo reunir los méritos necesarios, ni tener la preparación que se requiere para tan alto honor pero, sin embargo, me proporciona una honda satisfacción porque, para mí, que no he nacido en Almendralejo, la Romería de San Marcos es la celebración del pueblo con la que me siento más identificado. Realmente, mis méritos se reducen a ser hermano y a participar habitualmente en la Romería y en los actos en honor del Santo y, permítanme que, deliberadamente, elimine el término andaluz de camino para nuestra Procesión.
Realmente, pregonar la Romería de San Marcos, es decir anunciarla para que sea conocida, creo que no es necesario. La Romería, gracias al esfuerzo de la gente de Almendralejo capitaneadas por Don Jesús desde finales de los años 50 del siglo pasado, ha logrado ser el punto de encuentro de un pueblo que quiere ser fiel a sus tradiciones, conservar sus rasgos de identidad y reforzar su personalidad.
Sería muy prolijo e injusto, porque algún nombre se me escaparía, citar a tantos y tantos almendralejenses que han puesto su granito de arena para hacer posible esta realidad que hoy disfrutamos, la ermita y su zona de esparcimiento que son del pueblo y para el pueblo porque ha sido el pueblo quien lo ha querido y lo ha hecho posible con su esfuerzo. Sin embargo, permítanme que recuerde con emoción aquellas subastas en Radio Almendralejo con Pepe González Hortigón que sin desánimo, con tesón y constancia contribuyó, creo que como nadie junto a Don Jesús, a dar forma definitiva a la Hermandad que hoy une a tantas familias de Almendralejo.
Sin embargo, antes de continuar, debo aclarar la discusión que muchos almendralejenses mantienen en la relación con la denominación de gira -con G- de jira -con J- o de Romería para nuestra Procesión -que no camino- del día 25 de abril. Según el Diccionario de la Real Academia Española, Romería es una “fiesta popular que con meriendas, bailes, etc. se celebra en el campo inmediato a alguna ermita o santuario el día de la festividad religiosa del lugar “.
Así pues, reunimos todos los requisitos para que la denominación adecuada a nuestra celebración, sea la de Romería de San Marcos que, como fiesta religiosa, tiene, necesariamente que dar culto al titular, el Patrón de los campos de Almendralejo, para luego dedicar el resto de la jornada a “comé, bebé y cantá“, como decía el estribillo de la popular sevillana de nuestros paisanos los “Almas Rocieras “.
El día de la Romería es, por encima de todo, una gran fiesta en la que reina la amistad, la solidaridad y la camaradería, junto a buenos ibéricos, variados quesos, gustosas tortillas, tiernos filetes empanados, sabrosos pinchitos y las clásicas calderetas de borrego que vamos a regar con los cada vez más excelentes vinos de la Tierra de Barros, un verdadero deleite para los sentidos. Para los postres, ya se sabe, nuestros típicos dulces que, un día es un día, y nadie se puede resistir.
Pero, además de la actual romería de la que todos disfrutamos hace unos años, a mí me interesan, quizá por deformación profesional, los orígenes de esta fiesta que celebramos cada 25 de abril y que, gracias al esfuerzo de todos, también este año, aunque llueva -no olvidemos que San Marcos llena los charcos- va a ser, una vez más, estoy seguro, una magnífica Romería.
Las primeras noticias que sobre la ermita de San Marcos nos proporcionan los Libros de Visita de la Orden de Santiago, en la primera mitad del siglo XVI, dicen que entre sus propiedades había “un toro que llaman de San Marcos“. En 1550 se menciona, además, una vaca y en l557 informan que el toro tiene nueve años que, también, hay una vaca, un novillo de dos años y dos becerros de un año. Esta información nos pone en la pista de un rito que, hasta mediados del siglo XVIII, se celebraba en Almendralejo y en otras muchas localidades del oeste de la Península. Me estoy refiriendo al toro de San Marcos, otra fiesta más de origen pagano que la Iglesia hizo suya, no sabemos en qué momento, pero que ayudaba a cumplir la importante y necesaria tarea de asimilar el cristianismo al mundo pagano preexistente y enraizado en la vida real aunque, es bien sabido, que ciertas costumbres, cultos animistas y rituales mágicos, bastante contrarios a los dogmas católicos, pervivieron durante varios siglos hasta el punto de que la Iglesia tratará de eliminarlos con prohibiciones y posturas intransigentes.
¿Pero, en qué consistía el rito del toro de San Marcos que se celebraba junto a la Romería? La información que manejamos procede de la obra del fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, que vivió a caballo entre los siglos XVII y XVIII, y escribió dos libros, “El Teatro crítico universal“ y “Cartas eruditas y curiosas“, unidas por el hilo conductor de sus críticas y denuncias de las supersticiones populares y de sus comentarios sobre diversos aspectos de la religión, temática que se da de frente con el asunto que estamos tratando. La obra de Feijoo colaboró de manera muy efectiva a que la celebración del toro de San Marcos fuera prohibida por la Iglesia Católica en 1753, aunque sabemos que ya el Papa Clemente VIII, a principios del siglo XVII, había expresado su opinión contraria.
El rito del toro de San Marcos cumplía una serie de requisitos, que Feijoo explica con todo lujo de detalles y que se repetía en todos los lugares donde el 25 abril tenía lugar la Romería junto a la ermita del Santo. La fiesta empezaba el día anterior, el Mayordomo o Hermano Mayor se encargaba de elegir entre el ganado de la Cofradía o Hermandad el toro más bravo que acudía a él mansamente cuando le llamaba con estas palabras: “anda aca, Marcos, que ya es hora “. El Mayordomo lo traía al pueblo y lo introducía a la hora de vísperas, al anochecer, en la Iglesia donde las mujeres le adornaban con guirnaldas de flores entre los cuernos sin que el ahora manso animal hiciera ningún gesto de embestir a quienes lo festejaban de forma tan ostentosa.
El día de la Romería, el toro, el verdadero protagonista de la celebración, salía suelto de la Iglesia en Procesión para dirigirse a la ermita del Santo y se movía a su albedrío por la calle entrando, incluso, en algunas casas donde era agasajado por las mujeres que le adornaban los cuernos con roscas de pan al tiempo que lo tocaban de forma lúdica e, incluso, lasciva lo que hizo decir al mencionado Clemente VIII que “las mujeres adoptan, mientras la bestia está en el templo, una actitud escandalosa riendo y acariciándola“. Es curioso que si el toro rehusaba entrar en una casa, se consideraba que en ella iba a ocurrir alguna desgracia.
Por último, terminada la ceremonia religiosa, el toro era sacrificado y tenía lugar la correspondiente omofagia, es decir, la carne de la res se cocinaba y, a continuación, se repartía entre los asistentes a modo de sacrificio en homenaje al Santo.
A tenor de lo dicho, es evidente que el toro de San Marcos era un rito de filiación más civil que religiosa y de clara simbología pagana por cuanto el toro, como se ha dicho, era el verdadero protagonista Naturalmente, es comprensible que la Iglesia tratara de desprestigiar una celebración que, en definitiva, anteponía al animal al Santo, incluso en la Iglesia.
En el caso de Almendralejo, es bastante probable que la Procesión del Toro de san Marcos saliera desde la Parroquia de la Purificación, pasara por la calle Becerro -de aquí su nombre- en dirección a la ermita del Santo situada, quizá, en el Cortijo de San Marcos según el Libro de Visita de la Orden de Santiago de 1511 que afirma: “Visitose una hermita de Sant Marcos que es a do dizen Harnina a media legua de la dicha villa, la qual se haze agora nuevamente“.
También Feijoo cita nuestra celebración del toro de San Marcos en 1765 con la intención de criticarla y demonizarla, lo que hoy llamaríamos crear mala prensa. Cuenta Feijoo que “pocos años há en la villa de Almendralejo, sita entre Mérida y Xerez, donde yendo ya en la procesión, se alteró súbitamente el toro, acometió a las andas en las que iba la imagen de San Marcos, las echó a tierra; y rompiendo por medio de la gente, aunque sin hacer daño a nadie, se escapó“. Esta frase del fraile benedictino colaborará, quizá, a la progresiva desaparición del toro de San Marcos, tal cual se celebraba a mediados del siglo XVIII y su evolución hacia fiestas relativamente parecidas, como la vaca ensogada de Alvadalejo en Ciudad Real que se celebra el 25 de julio, fiesta de Santiago Apóstol.
La siguiente cuestión que nos debemos plantear es el análisis, aunque sea breve, del origen del rito del toro de San Marcos. Este tema tenemos que relacionarlo con la realidad agropecuaria de nuestro entorno que, salvando las distancias, presentaba un panorama que, con ligeras variantes, era semejante al de toda la zona oeste de la Península hasta la Edad Moderna.
Una gran parte de las fiestas y celebraciones tradicionales hunden sus raíces en la noche de los tiempos. Es verdad que la sociedad ha evolucionado, pero sus vivencias, como incrustadas, permanecen en el subconsciente de la humanidad, como elementos atávicos que el paso del tiempo va borrando, pero que se recuerdan como un leve sueño porque han formado parte siempre de la verdadera memoria colectiva.
Este es el caso de las fiestas en las que el toro tiene un papel protagonista. No voy a entrar, no es el momento, en valoraciones sobre la llamada Fiesta Nacional, pero es evidente que el toro representó en las sociedades antiguas un papel de potencia genésica, símbolo del poder fecundante de la naturaleza, junto al sol, que renace cada primavera. Es, en este sentido, en el que se debe entender el toro de San Marcos, en un marco agroganadero como el nuestro.
Pues bien, al margen de orígenes más o menos remotos que no es la ocasión de analizar, sabemos que el 25 de abril los romanos, que colonizaron estas tierras hace más de dos mil años, celebraban la robigalia. La robigalia era una fiesta que tenía como objetivo bendecir los campos para propiciar la buena marcha de las sementeras de cereales, tan importantes en la agricultura de Tierra de Barros hasta hace pocos años. Naturalmente, para que la bendición fuera más efectiva, coincidía en el tiempo con la floración de la primavera y se realizaba conjuntamente con la de espantar al diablo, simbolizados por los malos espíritus, una ceremonia que consistía en hacer un nudo en el cereal, normalmente centeno, y rezando varios credos o bien atando el rabo del toro que presidía la celebración al tiempo que se pedía al Santo que trajera abundante agua para los campos.
Pero junto a la bendición del cereal, el 25 de abril era una fecha importante para la ganadería porque este día marcaba la división del año pecuario en dos ciclos, señalaba el fin de los arrendamientos de los pastos de invierno e iniciaba un nuevo año pastoril que venía acompañado por las primeras ferias de ganado.
A modo de resumen podemos señalar cómo en nuestra tierra el cereal y el ganado se funden en una fecha concreta, la celebración de San Marcos, y rindiendo culto al toro que personifica la fuerza generadora de la naturaleza. Con todo lo dicho, nuestra Romería supone un hito clave del año agroganadero siendo, por tanto, consecuente con lo que Almendralejo ha sido y es fiel a sus tradiciones que tenemos la obligación de preservar y defender como resultado de una forma de vida que nos legaron nuestros antepasados.
Y termino, como decía Don Jesús, en tiempo de melones no hay sermones. Agradezco a la Junta de Gobierno de la Hermandad el regalo de pregonar nuestra Romería y a Uds. que hayan tenido la paciencia de oír mis torpes palabras. Les deseo una buena y tranquila Romería con la seguridad de que Almendralejo, una vez más, se volcará con el Patrón de sus campos. Un abrazo y muchas gracias.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 4, 2010]

Fernando Sabido Ortiz (1920)

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La junta general de enero de 1920 comenzó con la dimisión en bloque de los componentes de la Junta Directiva que debían proseguir en sus cargos. Durante 1919 se habían multiplicado las sanciones (también presentes en otros años) a los socios por incumplimiento de sus obligaciones, aplicando el Reglamento, por el que perdían su condición de asociados temporalmente, en actuaciones como las de promover escándalo, embriaguez, rotura de sillas, vasos…, destrozos en los juegos de mesa, menosprecio a los empleados, insultos, etc. En algunos casos la aplicación reglamentaria, por matices en su administración, fue objeto de protestas, a veces, airadas, en la propia junta que tuvo que prolongarse dos días.
Resultó elegido presidente, el procurador Fernando Sabido Ortiz (12-1-1920 a 9-7-1920), y el Consejo de Intervención y Estadística nombró los cargos que quedaban vacantes, en forma interina; de tal modo que la nueva Junta no contaba con ningún miembro de la anterior. Fernando Sabido [que formaría parte de la Comisión Gestora del Ayuntamiento, desde el 18 de abril al 5 de junio de 1931, y pasó a ser alcalde desde esta última fecha hasta el 7 de agosto de este mismo año] tampoco terminó su mandato, pues ya el día 1 de mayo presentó su dimisión, que fue aceptada por la Junta, dos meses después, “en vista de las causas que la motivan”, causas que no se explicitan en el acta correspondiente.

SI recibo1920