Los leones 1974 1999 2020

"Los leones" en 1974, 1999 y 2020

El parque de la Piedad se había inaugurado en las fiestas de agosto de 1880, dividido en cinco paseos laterales que formaban escalinatas con dos perpendiculares y que marcaban un rectángulo cerrado por muro y verja con numerosas pilastras coronadas por jarrones de flores. Había sido el antiguo Llano del Pocito, convertido en el Paseo de la Escalinata.
Un plano del parque y una memoria explicativa de las mejoras que necesitaban en 1953 (el plano de 1944), no nos aportaban mucho más sobre el ornato del parque, salvo la ausencia de una vegetación adecuada y la simpleza de su estructura, así como el acceso insuficiente a la Ermita a través de la denominada “sartén”, y la falta de integración de las dos glorietas existentes, la de Sanjurjo, también llamada “de los peces” (hoy, “de los poetas”) y la del león.
Algo se había mejorado con algunas reformas acometidas en el periodo 1941-1942, bajo el epígrafe presupuestario de “Reforma, ampliación y ornamentación del Paseo de Nuestra Señora de la Piedad”, consistente en construir unos evacuatorios, dos casas para los guardas, y trabajos de ornamentación que fueron diseñados por Pedro Navia Campos, a base de pilastras y arriates; en los que debió incluirse la decoración de la “Glorieta del León”, coronada por la escultura, salida de sus manos o de su taller, fabricado en cerámica policromada y vidriada. El Ayuntamiento, en el Pleno de 15 de mayo de 1942, acordó que se pagara al escultor-ceramista almendralejense, Pedro Navia, las cantidades de 1.805 pesetas por los azulejos y un retablo del patio nuevo del Ayuntamiento; y 1.840 pesetas por dos tinajas, un león y otros efectos.
Ese era el león, alrededor del que tantos almendralejenses durante algo más de cuarenta años se estuvieron fotografiando, hasta que la incuria de los tiempos lo hizo desaparecer de la “glorieta”.
De mediados de los años setenta es la última postal que lleva por enseña el “león de la Piedad”, “el de Pedro Navia”. La glorieta ha pasado por muchas vicisitudes, de las que no tenemos, a veces, información, albergando al primitivo león, sin león, con cuatro leones, como estaba en 1999, con dos leones “vivos” y otros dos destrozados; sin leones, con los cuatro nuevamente colocados en 2010…, hasta llegar al “león de José Luis Miranda” inaugurado el 6 de julio de 2020.
A partir de una iniciativa del Centro de Iniciativas Turísticas de Almendralejo, presidido por Antonio Díaz Rodríguez, se ha contado con el patrocinio de Cajalmendralejo, la colaboración del Ayuntamiento de la Ciudad y la aportación artística del escultor José Luis Miranda Miranda, de la empresa local Temarte S. L.
El escultor Miranda, aunque nacido en Lille, es hijo de un matrimonio extremeño, emigrante en aquellos momentos; de María, almendralejense, y de José Luis, burguillano. No hace falta que haga su presentación, ni la de su arte, pues nuestra ciudad cuenta, entre otras, con sus esculturas en rotondas (el toro), centros educativos (Félix Bote), parques (Dulce Chacón)…; y ahora, el león, en la Piedad, presidiendo un pequeño estanque, de cuyas cuatro esquinas brotan chorros de agua que enmarcan otro surtidor que escapa de la boca del león.
Por deferencia de su autor, recogemos los datos técnicos de la escultura que pesa 650 kilogramos, tiene una altura de 1,43 metros (2 metros con la base) y 73 centímetros de ancho. El proceso de su confección lo comenzó realizando un modelado completo de la figura, en arcilla, a escala definitiva de la actual obra; para continuar, aplicando la técnica del vaciado, construyendo un molde en silicona y poliéster sobre la figura modelada en arcilla. Después, en el interior del molde obtenido, se construyó una estructura metálica para reforzar la resistencia de la escultura, frente a las inclemencias del tiempo y posibles actos de vandalismo que pueda sufrir el monumento; y se procedió a la preparación del llenado del molde, con su estructura metálica y su instalación de fontanería en su interior, para dar paso al agua y poder formar el chorro que sale por la boca del león. La mezcla del relleno, o piedra reconstituida, se compone de tres partes de mármol de Macael molido, más una parte y media de cemento gris de alta dureza, y un 3% de pigmentos, para dar el color requerido; así como un aporte de agua, imprescindible para el fraguado de lo amasado. Una vez que el conjunto endureció después de 21 días de fraguado, se procedió al desencofrado y apertura del molde; y por último, se realizaron los retoques de la pieza obtenida y se aplicó la pátina imitación a bronce.
En el acto de inauguración intervinieron el autor de la escultura, José Luis Miranda, que agradeció que se hubiera contado con su participación para un acontecimiento tan emotivo, como volver a dar vida al “león de la Piedad” y aportó los datos técnicos de la obra. A continuación, tomó la palabra el presidente del CIT que glosó el trabajo y dedicación de esta Asociación por Almendralejo, desde hace más de cincuenta años, y destacó la participación activa que en la restitución del león a la glorieta, habían tenido los directivos José Alonso Zapata (in memoriam), Leocadio Moya Romero y Antonio Vaca Campos. Eusebio Fernández-Cortés, representante de Cajalmendralejo, mostró la satisfacción de esta Entidad por haber colaborado de forma activa en este hecho que, señaló, preserva el legado histórico artístico de nuestro entorno. Por último, cerró el acto la intervención del alcalde de la Ciudad, José María Ramírez Morán, que destacó la labor del CIT y de Cajalmendralejo, así como su agradecimiento a los trabajadores municipales que han diseñado la fuente y han reconstruido la glorieta, además de recuperar el rótulo antiguo, “Glorieta del León”, en tonos verde y dorado, que se ha colocado en lugar destacado. Invitó a todos a disfrutar y a cuidar este rincón emblemático del parque que hoy se recupera.
Hace más de sesenta años, en la prensa local de la época (Palenque Extremeño, agosto 1959), Antonio Cerezo Moreno, un joven almendralejense que ya hacía, con sus quince años apenas cumplidos, sus primeras salidas literarias al público, escribió en un “Itinerario poético de Almendralejo”, una referencia poética, quizás la más antigua, sobre la escultura que nos ocupa: Los paseos de la Piedad son amplios, frescos, acogedores. De sus senos brotan escondidos bancos que nos brindan descanso, y tímidas plantas de belleza inusitada.- El león, en uno de ellos, en esa gallarda postura que tiene, parece hacer guardia contra los malintencionados y declarados gamberros, mirándoles con severidad si los ve haciendo alguna fechoría. Estas palabras del Dr. Cerezo siguen teniendo vigencia; ojalá, sirvan de advertencia para “los declarados gamberros”.
Esta breve crónica en torno al “león de la Piedad” ha permitido que recordemos a muchas personas que han hecho y hacen la historia de Almendralejo; lo que nos anima a que no dejemos de construir y conocer nuestra propia historia.

SAN MARCOS Y ALMENDRALEJO. DOCUMENTOS FUNDACIONALES Y MOMENTOS PARA EL RECUERDO

Francisco Zarandieta Arenas

San Marcos
La partida original de una entidad de población con el nombre de Almendralejo es un Privilegio concedido a la ciudad de Mérida en el año 1327 por la Orden de Santiago, que había participado en la reconquista del territorio y lo había recibido en premio para su repoblación, formando parte de la Provincia de León de esta Orden, que tenía su Convento Mayor bajo la advocación de San Marcos, en la ciudad de León. Era natural que algunas ermitas levantadas por los pobladores de la Provincia santiaguista estuvieran dedicadas a este santo evangelista. Desde finales del siglo XV hasta comienzos del XVII, con gran irregularidad, se conservan visitas de los santiaguistas a sus posesiones, que informan del estado de las mismas.

SIGLO XVI: En la Visita realizada en el año 1511, podemos leer, en el estilo de la época:

Hermita de Sant Marcos.- Visitóse una hermyta de Sant Marcos que es a do dizen Harnina a media legua de la dicha villa, la qual se haze agora nuevamente. Hallóse por mayordomo della a Diego Lopes de Benito Gonzáles, al qual los visytadores pasados dexaron por mayordomo, al qual se le tomó quenta de lo que ha rescibido e gastado después en nonbre de la dicha hermyta, e visto su cargo e descargo, cargándole myll e nueve?ientos maravedís que le dexaron de alcance los visitadores pasados e sacado lo uno de lo otro fue alcanzado por nuevecientos e finco maravedís e medio e por ocho fanegas de trigo, e más tiene la dicha hermita un toro que dizen de Sant Marcos, más se le hizo cargo de tres reales que a de cobrar de Alonso Fernández de la Fuente porque se aprobechó del dicho toro de Sant Marcos.- Quedóse por mayordomo de la dicha hermita el dicho Diego Lopes e se le fizo cargo del dicho alcance; del qual se resabió juramento en forma en cargo del qual dixo que bien e diligentemente usará del dicho o tifio de mayordomo.- Mandamientos.- Mandósele al dicho mayordomo que el alcanfe susodicho e lo que más pudiere aver lo gaste durante su tienpo en hazer la capilla e alfando hagan los mayordomos que después subfedieren porque la dicha capilla se acabe y que hasta acabada la dicha capilla no encomiencen el cuerpo de la iglesia.- Yten se mandó que hagan un libro en que asyenten su rescibo e gasto e que el dicho libro ande de mayordomo en mayordomo e que el Concejo cada un año vea las quentas e provea de mayordomo por el día de año nuevo en cada un año. [Archivo Histórico Nacional, O. M, O. S. L. 1108 C, ff. 615v-616. Visita de la Orden de Santiago a la villa de Almendralejo, efectuada el 24 de marzo de 1511.]

Diego López de Benito González es el primer mayordomo conocido. La Ermita se comenzaría a levantar hacia el año 1507 (fecha en que también comienza a edificarse la Ermita de la Piedad), pues la visita anterior es de 1508 y no se conserva completa. Se construía en un cabezo que domina el arroyo Harnina; al mayordomo le tomaron las cuentas, que debería anotar en un libro, y resultó un saldo a favor de la Ermita de 905,5 maravedíes, 8 fanegas de trigo y un toro que llaman de san Marcos. Además, tenía que cobrarle a un vecino 3 reales por haber utilizado dicho toro en sus labores agrícolas. Este dinero debía gastarlo en hacer la capilla y, cuando estuviera acabada, se comenzaría con el cuerpo de la iglesia.
Cuatro año más tarde, en la Visita de 1515, el mayordomo es Alonso Vaquero; son cargos anuales que nombra el Concejo. Ya está levantada la capilla, aunque no cubierta. La obra se hace muy lentamente, sin duda, por la falta de ingresos. No hay noticias hasta mediados de siglo, y en la Visita de 1550, siguen diciendo que está empezando a hacerse una capilla con las paredes altas para la bóveda; entre sus pertenencias se encuentran un toro y una vaca. Se toman las cuentas al mayordomo de 1549 (Diego Hernández): hay algunos ingresos más, pero han tenido que prestar a la Parroquia, 20.000 maravedíes. Se le manda al mayordomo de 1550 (Gómez Fernández) que se gaste todo el dinero en terminar la bóveda, salvo 2.000 maravedíes que queden para obras pías. En la Visita de 1557, la Ermita ya ha quedado terminada, la capilla está encalada y el altar, elevado sobre una grada, muestra un paño pintado con la figura de san Marcos, flanqueado por las de san Juan y san Mateo. El mayordomo de 1556 (Rodrigo Rangel) presenta sus cuentas y entrega a su sucesor en 1557 (Alonso Ortiz) la suma de 35.322 maravedíes, 4 celemines de trigo y 7 de cebada; además del inventario de bienes entre los que destacamos, un toro de nueve años, una vaca, un novillo de dos años y dos becerros de un año. Ante una hacienda tan saneada, los visitadores le mandan que preste 2.000 maravedíes a la Ermita de Los Mártires para la obra de su iglesia. Ha pasado medio siglo para que podamos conocer que la Ermita está concluida y en su altar mayor se venera a san Marcos.

SIGLO XVII: Unos cincuenta años más tarde, a comienzos de este siglo, volvemos a tener noticia de esta Ermita. Los visitadores la describen como una iglesia de buen tamaño que tiene dos arcos de ladrillo; las paredes son de piedra y mampuesto; el techo de madera de pino y caña; la puerta se abre hacia el oriente y en el altar, un ara con un frontal de damasco colorado con guarnición verde, delante de un retablo luce una figura de san Marcos, dorado. Las cuentas que presenta el mayordomo García Martín Ortiz reflejan los ingresos anuales (mandas testamentarias y limosnas en el bacín el día del Santo) y los gastos (misa y procesión el día del Santo y colgar y descolgar los paños el día de la fiesta). Quedaba un saldo de 5.428 maravedíes.
La Ermita estaba a cierta distancia del pueblo, como otras, que constituían una avanzadilla en su defensa: defensa contra la guerra, defensa contra la enfermedad, contra la peste que hacía pasar la cuarentena en la ermita, a los que llegaban de lugares sospechosos de haberla contraído. Son los tiempos de la guerra larga (1640-1668) que condujo a la independencia de Portugal de la Monarquía Hispánica. Años en los que, no obstante, Almendralejo consiguió comprar definitivamente su independencia como villa realenga. En este expediente el geómetra madrileño Antonio Martínez confeccionó un plano del término almendralejense con la ubicación de algunos edificios representativos; entre ellos, la ermita de San Marcos, situada entre los caminos a Badajoz y a Lobón. [Archivo General de Simancas, M. P. D. XXXIX, leg. 256. Primer plano de Almendralejo, donde aparece la Ermita de San Marcos. Año 1665. Reproducido en la fachada actual de la Ermita. Analizando la topografía del lugar no parece que quede otro sitio posible que aquel en que don Zacarías de la Hera edificara siglos más tarde un bonito cortijo. ]Terminada la guerra se consiguió la licencia para fundar una Cofradía de San Marcos:

Se presentó una petición de Juan Ortiz de Paz,3 mayordomo de la ermita de san Marcos, Francisco González Barreñón, Francisco Hernández, Manuel Andrés, Sebastián García, Diego Hernández y Juan Guerrero, vecinos de esta villa, por ellos y en nombre de los demás hermanos que pretenden ser de la Cofradía que quieren fundar del glorioso Santo, en virtud de la licencia que para ello tienen del Sr. Vicario General de esta Provincia de León, en que piden a esta villa licencia para fundar la dicha Cofradía; y vista la dicha petición por sus mercedes, concedieron la dicha licencia a los susodichos para hacer la dicha fundación, con que esta villa a de poder en todo tiempo nombrar mayordomo de la dicha ermita usando del derecho de Patronazgo que tiene, sin que en ningún tiempo pueda perder ese derecho. [Archivo Histórico de Almendralejo, Libro de sesiones, 1 de mayo de 1669. Juan Ortiz de Paz (1628-1704), fue mayordomo de la Ermita, al menos, los años 1670-71, y 1675-76. Tenemos noticias de otros 28 mayordomos del siglo XVII, cuyos nombres obviamos en esta ocasión].

SIGLO XVIII: El Concejo nombraba anualmente una serie de cargos, entre los que se encontraban los mayordomos de las distintas ermitas. De la primera mitad de este siglo, solamente se han conservado las Actas del periodo 1720-1729, en las que aparecen los nombres de los mayordomos de san Marcos. En los acuerdos de la década de los años cincuenta, que sí se conservan, no figura entre los nombramientos el mayordomo de san Marcos, y de la década siguiente no se conservan las actas. Por fin, en 1770, sí aparece citado el presbítero Pedro García Naranjo, que continuaría renovando el cargo anualmente hasta su fallecimiento en 1787. Después no se volvió a nombrar a nadie más, lo que nos hace pensar que la Ermita tuvo una actividad irregular durante este siglo y que sólo el celo de su último mayordomo mantuvo la esperanza de una recuperación, posiblemente tan difícil que a su muerte quedó abandonada y no tardaría en convertirse en ruinas.
Sin embargo, el escritor benedictino fray Benito Jerónimo Feijoo, se hizo eco en su obra “Teatro Crítico Universal”, de la festividad del toro de san Marcos en Almendralejo,

[Suceso] arribado pocos años há en la Villa de Almendralejo, sita entre Merida y Xeréz, donde yendo ya en la Procesión, se alteró súbitamente el Toro, acometió á las andas en que iba la imagen de S. Marcos, las echó á tierra; y rompiendo por medio de la gente, aunque sin hacer daño á nadie, se escapó. [...] En el Lugar del Almendralejo sucedió aquel desmán la primera vez, que por imitar a otros Lugares, se animaron á hacer la fiesta del Toro. Es de creer, que como novicios, no estaban bien instruidos en el manejo, ni el Toro, ó Buey, lo estaría. [Benito Jerónimo Feijoo: Teatro Crítico Universal o Discursos varios en todo género de materias, para desengaño de errores comunes. Tomo VIL Discurso VIII. El Toro de San Marcos. 1736].

SIGLO XIX: La guerra de la Independencia terminaría por provocar su ruina a principios del siglo XIX, existiendo una tradición que recoge cómo, en recuerdo de alguna victoria de las tropas españolas en el cerro de san Marcos, surgió la idea de reconstruirla y seguir visitando estos parajes en la festividad del Santo. No obstante, carecemos de noticias sobre la Ermita o la fiesta en aquel siglo tan convulso en acontecimientos. Solo en el último cuarto de aquella centuria, la existencia de prensa local nos depararía la primera noticia periodística sobre la romería del Santo, en 1879:

A cada santo llega su hora. El 25 se celebró la fiesta de San Marcos como es de costumbre en esta población, concurriendo un numeroso público al sitio de las Huertas de Harnina, donde las familias se entregaron a los goces propios de toda romería, concluyendo sin tener que lamentar desgracias. [Revista de Almendralejo, 27 de abril de 1879.]

A esta escueta noticia seguirían otras en los años siguientes, igual de breves, así en la propia Revista de Almendralejo (30 de abril de 1882), o en La Hormiga (1 de mayo de 1892), entre otras.

SIGLO XX: Del año 1909, pese a la poca animación que por entonces había a esta tradicional romería, que había sido sustituida en importancia por la de san Blas, conocemos la composición poética de autor, más antigua publicada y dedicada a san Marcos. Se debe a Cipriano Montero de Espinosa que deleitaba a sus lectores de La Voz de los Barros [Almendralejo, 2 de mayo de 1909], con estas coplas:

El veinticinco de abril
celebró su día San Marcos
y también, naturalmente,
celebrarían sus tocayos.
Sin tener una campana
San Marcos en su “cabezo”
reúne allí más devotos
que la campana en los templos.
Se ven el día de San Marcos
más meriendas en el suelo
que peces hay en el mar
y que estrellas en el cielo.
Adiós, San Marcos bendito
y celoso Evangelista,
disfrutes muchos años
con meriendas en Harnina.

Pero sin Ermita, sin Hermandad que encauzara las actividades religiosas propias de toda romería, aquella festividad quedaba incompleta. Y así, el día de San Marcos fue discurriendo, unas veces con luces y otras con sombras, hasta mediados del siglo XX. Lógicamente, son muchos los testimonios que tenemos de la segunda mitad del siglo, que desbordarían los límites de este breve recordatorio; pero, si tuviéramos que personificar en alguien esa inicial y persistente preocupación, estaríamos de acuerdo en citar al tantas veces recordado Juan Blasco Barquero [“La romería de San Marcos”, HOY, 29 de abril de 1955], que pronto conectó con nuestro Cura Jesús [Entrevista a don Jesús Núñez Mancera, HOY, 8 de abril de 1958], en la idea de erigir una ermita a San Marcos y una Hermandad que organizara los actos de la romería. En 1965 se organizó por la Juventud Masculina de Acción Católica, bajo la inspiración de Blasco, una romería “casi completa”, porque seguía faltando la Ermita y la Hermandad, pero hubo organización, cultos religiosos en honor de San Marcos, con Triduo, procesión con la imagen del Santo, Misa de campaña y bendición de los campos. Participaron carrozas adornadas artísticamente y parejas de caballistas. La víspera de la romería el cielo se encapotó, pero después las nubes se disiparon y el sol lució en toda la jomada. Nuevo revés, con la muerte de Juan Blasco aquel mismo año; el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas, Antonio Díaz Rodríguez, será el continuador de su obra. En los años setenta se constituyó una Comisión Organizadora de la Hermandad de San Marcos, presidida por Francisco Muñoz Peral, que trabajó con entusiasmo pero las circunstancias le impidieron llevar a cabo sus proyectos. Tras unos años de desánimo, volvió a surgir un gran interés en los años ochenta, formándose una nueva Comisión, en 1987, con José González Hortigón como presidente, que definitivamente con el trabajo de mucha gente, la generosidad de muchas personas y el entusiasmo de muchas asociaciones, sería la encargada de conseguir la Ermita y la Hermandad.
Las obras de la Ermita comenzaron el 1 de mayo de 1989, abriendo, Blas Sánchez y Blas Tello, a pico y pala, los pozos de cimentación; y fue inaugurada y bendecida por el Obispo de la Diócesis, Antonio Montero Moreno, en una celebración muy emotiva, dentro de lo que fue la histórica romería del 25 de abril de 1993 [Antonio Díaz Rodríguez: “San Marcos 1993: Una romería histórica”, Revista de Ferias de la Piedad y XXI Fiesta de la Vendimia, Almendralejo, 1993, pp. 69, 71]. El expediente para la nueva constitución de la Hermandad tuvo que esperar algo más, y sus Estatutos serían aprobados canónicamente el 20 de marzo de 2000, nombrándose a José González Hortigón, Hermano Mayor.

SIGLO XXI: La labor del primer Hermano Mayor ha sido continuada por sus sucesores en el cargo, Silvestre Gómez Zafra (2005-2006), José Alberto Pérez Álvarez (2006-2016), Víctor Bautista González (2016-2017), fallecido el pasado mes de agosto; y Catalina Pérez Preciado, actual Hermana Mayor. En estas personas condensamos una larga lista de colaboradores, que siempre quedaría incompleta porque en el silencio también se trabaja, y que sólo el Santo podrá recompensar.
El tiempo del siglo XXI ha sido intenso, con sus gozos y tristezas, como en todo tiempo, como siempre; por una parte, el fallecimiento de dos hermanos mayores, José González y Víctor Bautista, y del Hermano Mayor Honorario y Capellán, Jesús Núñez Mancera, el buen cura Jesús, que con otros muchos hermanos ya participan del día de san Marcos desde el cielo. Por otra, recordemos algunos gozos: la consolidación de la fiesta, la construcción de la escalinata, la ampliación y mejora del terreno para la celebración de la romería, la institución del pregonero [Puede ampliarse esta pequeña historia, con los Cuadernos de la Asociación Histórica de Almendralejo: n° 4 (2010): La festividad de san Marcos y su imagen restaurada, y n° 36 (2017): Pregones de san Marcos (II); además de mi librito de 1993: San Marcos y su Ermita en Almendralejo, con prólogo de don Jesús] y la restauración de la imagen de san Marcos, la confección del Escudo de la Hermandad, la instalación del mural de azulejos, que cuenta la historia de san Marcos en Almendralejo, en la fachada de la Ermita, elaborado por Cerámica Artística Barcarrota S. L., inaugurado en abril de 2005, como también la escultura de don Jesús, realizada por Sergi Ramírez Pérez, que lo representa en actitud de caminar con los atributos del pañuelo, la vara y la medalla del Santo, y que lleva una inscripción con la cita de Jn, 14,6 (”Yo soy el Camino”) y una glosa que sugerí al hermano mayor: “Con tu caminar nos enseñaste a hacer nuestro camino.- Gracias Don Jesús”.

Conjunto de fotografías

Hoy, día de San Marcos, 2020, no podemos acercarnos personalmente a ver al Santo. Tenemos que contentarnos con recuerdos virtuales que nos vuelvan al corazón (eso indica la palabra re-cuerdo) aquellos sentimientos de otros años, aquellas emociones de siempre. Me gustaría contribuir al recuerdo con algunas fotografías muy queridas y con las palabras de los once pregoneros (2008-2018) que en los días previos a la Romería ensalzábamos esta Fiesta tan almendralejense.
La relación y los enlaces para revivir aquellos momentos son:
I: 2008. José Ángel Calero Carretero
II: 2009. Francisco Zarandieta Arenas
III: 2010. Ricardo Quintana Sánchez-Bote
IV: 2011. Miguel García Giménez-Millán
V: 2012. Antonio Díaz Rodríguez
VI: 2013. Tobías Medina Cledón
VII: 2014. Leocadio Moya Murillo
VIII: 2015. Fray David Ortiz García
IX: 2016. Tomás Bote Lavado
X: 2017. Miguel Ángel Amador Fernández
XI: 2018. Alonso Álvarez Colchón

Además, si alguien quiere conocer algo más de este apasionante capítulo de nuestra Historia, puede mirar: San Marcos y Almendralejo. Documentos y recuerdos

¡Feliz San Marcos 2020, desde casa!

XI PREGÓN DE SAN MARCOS

XI Alonso Álvarez
Alonso Álvarez Colchón (2018)

Queridos amigos, habrán oído ustedes hablar de Don Alonso Quijano, caballero hidalgo, más conocido como Don Quijote, el cual en cierta ocasión dijo a su fiel escudero:
“Amigo Sancho, es de gente bien nacida, el agradecer los beneficios que se reciben”.
Así pues Doña Catalina y noble Consejo de la Hermandad,
Permitidme que en este sagrado lugar,
Donde casi todo el pueblo esta,
Este amigo y humilde servidor,
Os dé las gracias por el inmenso honor,
Que supone hacer este pregón.
No quisiera ser un mal pregonero,
Ni tampoco el mejor de la Ciudad,
Pues es justo el reconocer y admirar,
A los buenos pregoneros,
Que subieron a este pedestal.
Gente de estudios, de elegante y prosa fina,
Gente culta que pasó por la Universidad,
Licenciados, médicos, sacerdotes, músicos,
En cambio yo, yo soy un simple escribiente,
Que les va a contar como hicieron este lugar.
Allá donde vaya y reciba posada,
Siempre diré de donde soy,
De donde vengo, nací y me crie,
Donde con una buena mujer me casé,
Y hasta dos bellas mozas procree.
Intentaré que no me dejen de escuchar,
Y si al final de este pregonar,
Consigo remover su corazón o algo más,
Solo quiero unos aplausos,
Pues no me hace falta na’más.
Me iré pensando, ¿qué se me olvidó contar?
¿A quién me faltó nombrar?
Por eso les pido perdón y un poco de piedad,
Pues no fue intención de este pregonero el faltar.
Así pues amigo San Marcos, cabalguemos.
Señor Alcalde de Almendralejo, Señores Concejales, Presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades, Hermanos Mayores, Hermana Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos, querida familia, queridos amigos y demás presentes, buenos días.
Cuando perteneces a la Cofradía del Gran Poder de Almendralejo y un hermano te pide algo, pues cuesta trabajo negarte y eso me ha pasado a mí una vez más.
El pasado ocho de marzo, sobre la una y cuarto de la tarde me llama por teléfono mi amiga Cati, la Hermana Mayor de San Marcos.
Buenos días hermano, buenos días hermana, ¿qué se le ofrece a la hermana? Poca cosa hermano, pues usted dirá. Quiero decirte que la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Marcos por unanimidad, te propone para dar el pregón de este año 2018.
Os aseguro que me entró escalofrío por todo el cuerpo y en ese momento, por mi mente pasó y perdón por la expresión, “joder, con toda la gente que hay en Almendralejo y me ha tocado a mí”.
Pasado cinco segundos, le dije “si la Junta de Gobierno es lo que desea, yo acepto, cuenta conmigo”. Y nos despedimos con el protocolo, gracias pregonero, gracias a vosotros.
Con lo cual, una vez aceptado el reto y el gran honor que supone para un almendralejense el poder estar aquí, solo queda encomendarme a mis dos pasiones, la taurina, echando la pata pa’lante y la cofrade, pidiéndole al Gran Poder que me ilumine y pueda demostrar a nuestro santo, que aquí estoy para ofrecerle mi pregón.
Decía Su Santidad el Papa Francisco en una de sus sabias intervenciones: “Un pueblo que olvida su pasado, su historia, sus raíces, no tiene futuro, es un pueblo seco”.
Así pues, si el Santo Padre lo dice, permitan que la primera parte de este pregón sea para recordar la historia de la Hermandad y construcción de esta Ermita en la cual nos encontramos.
Que mejor enciclopedia para recordarla que la narrada por don Francisco Zarandieta Arenas, Historiador y Cronista Oficial de Almendralejo además de haber sido pregonero en otra edición. Se me olvidaba un detalle, fue mi profesor en los cursillos prematrimoniales, es que este hombre hace a to’.
Comenta el Profesor Zarandieta, que allá por los años 1950, los mozos y las mozas de Almendralejo formaban cuadrillas para el día del Santo celebrar las tradicionales jiras. Se reunían en casa de algún vecino para hacer los adornos que eran flores de papel que debería llevar el carro o remolque.
Los ingredientes del día eran la bebida y la música. El baile era amenizado por acordeonistas que solían pagar los mozos mientras que las jóvenes se encargaban de la comida. Pero poco a poco se iba perdiendo la tradición y la romería perdía fuerza.
Sobre 1955, llega Don Jesús a la Parroquia de la Purificación para ejercer su ministerio sacerdotal. Y con otro almendralejense, don Juan Blasco, coinciden en trabajar la idea de erigir una Ermita a San Marcos y fundar su Hermandad.
Tras varios años, en 1976 consiguieron formar la Hermandad y se elige la primera junta que estaría presidida por don Francisco Muñoz Peral. Incluso el 15 de mayo de ese mismo año, se colocó la primera piedra de la futura Ermita pero otra vez, las ilusiones se desvanecen.
En el año 1983, el Centro de Iniciativas Turísticas bajo la dirección de don Antonio Díaz Rodríguez, contacta con Don Jesús para diseñar un plan de trabajo y conseguir la Ermita y la Casa de Hermandad. Además confeccionan para ese año, un programa de actos que presentan a don Jesús para hacer resurgir la Romería.
Para tirar del carro, valga el símil, don Jesús acude a unos jóvenes que desde el año 1980 iban en carroza a la jira. Habla con ellos y les propone hacer una carroza para llevar el Santo y a partir de ese 1983, es cuando por primera vez, hace su aparición la imagen de San Marcos llevado en una carroza por el Grupo Albarda.
Treinta y cinco años después, siguen siendo los pies del Santo Patrón. Muchas gracias a los componentes del Grupo Albarda.
Pasaban los años y las juntas de gobierno iban adquiriendo terrenos para celebrar la romería, otros terrenos eran cedidos por sus propietarios pero faltaba la Ermita.
Después de la romería de 1988, don José González Hortigón y don Juan Barco Caballero, adquieren el compromiso público de construir la Ermita y manos a la obra.
Se crea una comisión pro-ermita con ellos dos a la cabeza y con el esfuerzo, sacrificio y todos los actos organizados como, partidos de futbol, subastas, festival taurino, proyección de películas, donaciones por ventas de libros, operación ladrillo, etc. se consigue sacar fondos para ir construyendo la Ermita, la cual se terminaría de construir y se inauguraba en 1993.
Ermita en la cual hoy nos encontramos, dando cobijo a nuestro patrón y al pueblo de Almendralejo.
Han pasado cinco lustros y así no lo recuerda el cartel de la Romería de San Marcos de este año 2018, anunciando que se cumple “25 Aniversario de la Construcción de la Ermita”.
Veinticinco años de una realidad que durante muchos años antes fue un sueño y así quedaba reflejado en la revista que se editó en 1993 con motivo de la inauguración de la Ermita y que me vais a permitir leer varios fragmentos.
En el SALUDA, la Comisión Pro-Construcción de la Ermita de San Marcos, escribía:
“Después de cinco años de trabajo intenso, esta Comisión con la ayuda de todo el pueblo hace realidad un sueño del Cura Jesús que desde sus primeros momentos de sacerdote quiso llevar a cabo para esta ciudad, el construir una Ermita para venerar a San Marcos y celebrar su romería, porque, como dijo Don Juan Blasco, esta romería sería incompleta hasta que se construyera una Ermita a San Marcos.
Durante estos años hemos recibido todo tipo de críticas, pero la misión merecía la pena. Hoy nos podemos sentir orgullosos de ser almendralejenses porque una vez más hemos demostrado que con el esfuerzo y el entusiasmo de toda una comunidad se puede hacer y llevar a buen término cualquier cosa que las personas nos propongamos.
Dar las expresivas gracias a empresas, asociaciones y colectivos, medios de comunicación, personas anónimas que han trabajado desinteresadamente, a las que han aportado materiales y donativos, a las familias que donaron terrenos para la construcción de la Ermita, a tantos y tantos que han sentido a San Marcos como algo vuestro.
A todos, muchas gracias y que Dios os lo pague”.
Hoy, veinticinco años después de ese SALUDA en el cual se agradecía al pueblo de Almendralejo la entrega para la construcción de la Ermita, la actual Junta de Gobierno de esta Hermandad, hace justo homenaje entregando el “Reconocimiento 2018: por su contribución en la construcción de la Ermita de San Marcos y colaboración para hacer resurgir la Romería al PUEBLO DE ALMENDRALEJO.
Alcalde, FELICIDADES.
Y como olvidarnos de él, del Cura Jesús. El binomio San Marcos-Don Jesús, Don Jesús-San Marcos, son inseparables como imposible separar la imagen del cura con su puro y su vespa.
En esa misma revista, Don Jesús escribía en el PRÓLOGO
“Lo principal es que la obra ya es una realidad y es lo que la MAYOR PARTE DEL PUEBLO DE ALMENDRALEJO QUERÍA. Yo, desde estas líneas, pido a TODOS que, después de tantos sacrificios y sinsabores de las personas que llevaron el peso de esta obra realizada, RESPETEMOS Y MIMEMOS esta Ermita que es lo que Almendralejo se merece y es el orgullo de nuestros campos de Tierra de Barros”.
Os quiere y bendice, vuestro amigo, el cura Jesús.
Incansable, como decía la Comisión para conseguir la Ermita.
Como cristianos que somos, sabemos que las personas se van pero su alma y recuerdos, se quedan con nosotros. ¿Qué sería de San Marcos si no estuviera don Jesús? Y ahí fuera está, con su cuerpo erguido y su pañuelo al cuello, cuidando de Santo Patrón y su Ermita.
Creo y puedo afirmar, que don Jesús debe estar muy orgulloso de los momentos que aquí se viven.
Ya está la Ermita construida pero había que continuar haciendo más grande su entorno, más obras, adecentamiento, hall de entrada, cerramiento, escalinatas, etcétera.
Y todo, conseguido con el trabajo llevado a cabo por las Juntas de Gobiernos presididas por don José González Hortigón, don Silvestre Gómez Zafra, don José Alberto Pérez Álvarez y don Víctor Bautista González. Ellos, al frente de sus correspondientes juntas de gobierno, han trabajado por consolidar la romería y engrandecer esta Ermita.
Ahora, a vosotros, querida amiga Cati y Junta de Gobierno actual, os tocara continuar con esa labor y con uno de los objetivos de nuestro querido Víctor, la casa de Hermandad junto a la Ermita, cuyos pilares y cerramiento ya comenzó él.
Todas las Juntas de Gobierno, han trabajado y trabajarán sin descanso. Dedicaran sus esfuerzos, sacrificios, horas quitadas a sus familias, por y para que el pueblo de Almendralejo pueda disfrutar de su romería o gira de San Marcos.
Habrá veces que vuestros ánimos caerán, pero levantaros y continuar porque “El que hace algo, se puede equivocar, el que no hace nada, ya está equivocado”. Sabéis que tenéis el apoyo de vuestro pueblo y como no del Ayuntamiento. A todos vosotros, GRACIAS.
Y gracias a las personas que desde 2008 me precedieron en este lugar para celebrar el “Pregón de San Marcos”. Mi felicitación a,
Don José Ángel Calero Carretero
Don Francisco Zarandieta Arenas
Don Ricardo Quintana Sánchez-Bote
Don Miguel García Giménez-Millán
Don Antonio Díaz Rodríguez
Don Tobías Medina Cledón
Don Leocadio Moya Murillo
Fray David Ortiz García
Don Tomás Bote Lavado
Don Miguel Ángel Amador Fernández
Este pregonero que les habla, no puede ni debe de olvidarse de sus cincuenta años de San Marcos. Esa víspera de San Marcos, parecía la víspera del día de Reyes. Niño, acuéstate temprano que mañana es San Marcos y hay que madrugar.
Recuerdo que de pequeño días antes del 25 de abril, mis padres se reunían con sus amigos y familia para ir organizado la gira, ¿quién lleva el remolque?, ¿quiénes vamos?, ¿qué se compra? Preguntas que hoy siguen haciéndose los romeros y cumpliendo el mismo protocolo.
Antes del tractor, fueron años de ir a San Marcos en los equinos. Mi abuelo Quico, días antes del veinticinco, llevaba sus bestias a pelar para que en la jira fueran las más guapas al caminar, se preparaba las mantas, las jáquimas engalanadas para la ocasión, el morra con su correspondiente ración de paja y ceba así como el carro del que las mulas debían de tirar.
Mientras, mi abuela Angelita y mi madre iban haciendo los acopios de comida. Se sacaba de la tinaja de aceite que había en la despensa, el lomo, el salchichón, el chorizo, el morcón, los productos de la matanza. Las tortillas de patatas, las chuletas enhuevas, los filetes empanados y si éramos muchos, la tradicional caldereta.
El gazpacho, los dulces caseros, el café de puchero hecho al borrajo de la candela y con cuatro palos y los toldos de la vendimia, se hacía un sombrajo para evitar el calor. Y nada de butacas, alguna silla de juncia para algún mayor y los demás al suelo, a la manta. En el remolque, las cajas de cervezas eran los pilares donde apoyar los tablones que se pedían a los albañiles y que servían para hacer sentado el camino y no olvidarnos del telón si el día estaba gris.
Pero decir San Marcos, es pensar en convivencia de familias y amigos. Nombrar San Marcos es música, es fiesta.
Hablar de San Marcos es hacer el camino con tus amigos, con esos, Los Romeros de Peloche unos cuantos de años ya.
Hacer el camino es disfrutar de nuestras canciones populares,
En San Marcos me juraste un día,
Sentadito en la vara del carro,
Tu cariño “pa” toda mi vida,
Me darías para yo guardarlo.
Caminito de San Marcos,
Si tú le llegas a ver,
Dile al mozo de mis sueños,
Que no olvido su querer.
Venimos de Valdorite de comernos un borrego
Si no lo quieres creer aquí traemos los cuernos.
Y al caer la tarde, de regreso al pueblo, ¿quién no ha cantado?,
Más de cuatro envidiosas que querían que lloviera
Se han tocado las narices que ha estado un día de primavera.
Y,
A la Virgen de la Piedad muchas gracias le daremos
Que nos ha sacado en bien de la gira que traemos.
Y si hablamos de música, permitidme mi agradecimiento y felicitación a la Asociación Cultural y Folclórica Tierra de Barros de Almendralejo que durante tantos años acompaña a nuestro patrón en su caminar y en la misa ofreciéndole sus cantos y bailes.
Bailes que si Dios quiere, el próximo día 25, mi hija Julia al ser una más del grupo titular, tendrá el honor de ofrecer a nuestro santo patrón por primera vez y espero que sean muchos más.
Tampoco olvidar sevillanas de nuestros paisanos Almas Rocieras,
Abril aguas mil, dice el refrán,
Que el 25 es San Marcos,
Para beber, comer y cantar.
De otro grupo local, Tierra Adentro con letra de Nandi Ledesma
San Marcos ¿Quién te lo iba a decir?
Que después de tantos años
Otra vez estamos aquí.
De mi admirado y querido Orfeón Parroquial de San Roque,
San Marcos Bendito de Almendralejo,
Patrón de los campos de esta Ciudad,
En Abril florido vendremos todos,
Haciendo el camino con tu Hermandad.
Decir San Marcos es venirte a la mente la piedra resbaladiza o la cueva del moro.
Decir San Marcos es acordarte de la discoteca Las Rocas, donde la juventud de la época se pasaba todo el día de la romería sin acordarse de comer.
Y si mencionamos Las Rocas no solo era el día del santo, porque seguro que algunos o algunas de los presentes, cogieron en el sindicato la estellesa de Fructuoso para venir a las Rocas en fines de semana y fiestas de guardar.
El profesor Francisco Zarandieta, en su pregón pronunciado en el año 2009, alababa nuestra historia y música popular,
“Volveremos a estos terrenos de siempre para que la copla popular nos recuerde que en la vida todos somos carreros;
Para que las peñas de San Marcos sean testigos de nuestros gozos y nuestras sombras;
Para que se nos refresque la memoria de que un pueblo levantó una Ermita en el campo donde vivieron los primeros pobladores de estas tierras;
Para meditar si hemos llevado la mula de la vida con salero, o si hemos vendido la manta por nada y ahora vamos a pelo;
O si el tiempo ha sido favorable a nuestro pueblo y nos hemos podido comer el borrego en Valdeorite;
Y siempre agradecidos al Santo y a nuestra Patrona de la Piedad de que nos hayan sacado en bien en nuestro caminar".

Querido San Marcos, me voy despidiendo de ti, pues esta próximo el 25 de abril.
Es hora de quitarse la chaqueta y la corbata,
De colgarse la medalla y ponerse el rojo pañuelo,
Que ya están los romeros en San Roque,
Tomando café y dulces caseros.
Las nueve de la mañana marca ya el reloj,
Suena repique de campanas,
Anuncian que sale el patrón,
De los campos de Almendralejo.
Ya está el Santo en lo alto del carro,
El Grupo Albarda lo ha ajustao,
Las bestias guapas y engalanas,
Arranca carrero, que nos esperan los romeros.
Tira pa’lante carrero
Que la calle del Cura Jesús, parece un hormiguero,
Gente nos espera en el Pilar Viejo,
También por la gasolinera del Trapero,
Y los caballistas, en el camino Husero.
Tira pa’lante carrero
Llevas por delante el estandarte de San Marcos,
Bordado por las Amas de Casa de Almendralejo,
Al llegar a los Cañitos, para el carro otra vez,
Que falta cruzar la circunvalación muchos romeros.
Tira pa´lante carrero
Que los dueños de los cortijos,
De la calle Cigüeña y Gorrión,
Con sus puertas abiertas están,
Para agasajar a los romeros.
Tira pa´lante carrero
Que ya está la Guardia Civil y la Policía Local,
Parando al que no sea romero,
Aunque a los romeros dejaran pasar,
Para llevar el Santo hasta su altar.
Tira pa’lante carrero
Que ya están en la puerta de la ermita,
Los Coros y Danzas de Almendralejo,
Esperan la llegada del santo patrón,
Para dedicarle su cantar y salero.
Tira pa’lante carrero
Coloca al Santo mirando a los romeros,
Y cuando pase el último de los caballeros,
Deja que sea su pueblo,
El que lo suba para comenzar el credo.
Escucha carrero,
La Santa Misa termino,
Bendecidos los campos están,
Ya el Cura Jesús la sotana se quitó,
Se ha puesto su traje de romero.
Al cuello su rojo pañuelo,
Su puro en la mano derecha,
Ya los empieza a visitar,
Don Jesús tómese un copita,
Cura Jesús, pruebe esta tapita.
Descansa carrero,
Disfruta de la gira y de tu familia,
Y de tus amigos que son romeros,
Del buen vino y el mejor comer,
Pero no te olvides que al año que viene,
Tendrás que hacer el camino otra vez.
Termina carrero,
Que cuando la tarde cayendo esta,
Y el sol, por Portugal se va,
Empezaran los romeros a recoger,
A despedirse del Santo y del Cura Jesús,
Pues esto se acaba un años más.
Mi querido pueblo de Almendralejo,
Terminando estoy este pregón tan peculiar,
Con fechas no os he querido cansar
Puesto que San Marcos es alegría y disfrutar.
Agradezco vuestro saber estar y escuchar,
Mientras llega otro 25 de abril e incluso mejor a pregonar,
Solo me queda dar las gracias una vez más,
A la Junta de Gobierno de esta Hermandad.
Gracias a todos vosotros mis queridos paisanos,
A mis compañeros que hace treinta años,
Administrativo quisieron estudiar,
Y a mi familia y amigos, que me habéis querido acompañar.
Y no quisiera olvidarme de esa cuadrilla, que “L@s Rurales” se hacen llamar.
Esta tarde nuestro santo cogerá el camino de Lobón para pasar unos días junto a su amigo San Roque, patrón de nuestra Ciudad.
Quedan tres días para que San Marcos en la calle este.
Tres días para celebrar unos de los días más grandes de Almendralejo junto con el día de la Piedad.
Tres días para que el Cura Jesús se vuelva a emocionar.
Tres días para celebrar el 25 cumpleaños de esta ermita con una misa que nuestro Arzobispo don Celso no ha querido faltar.
Tres días para cantar, bailar, comer y disfrutar.
Y si comenzaba con don Alonso Quijano y su fiel escudero Sancho, permitidme que termine con San Marcos y don Jesús.
En una de esas tardes que ambos se pusieron a caminar por estos aledaños, preguntó Don Jesús a San Marcos,
Patrón ¿y usted, quién diría que soy yo?
San Marcos le contesto:
Mi querido amigo Jesús, eres mi fiel escudero,
La persona que me acompaña durante el día y la noche en el caminar.
Te empeñaste en hacer una posada para los dos poder descansar.
Me demostraste gran servicio, humildad y lealtad.
Y ahora que tú pueblo aquí esta, déjame que les diga cuatro palabras de verdad:
Jesús Núñez Mancera,
ENTREGA, PASIÓN Y VIDA, POR Y PARA ALMENDRALEJO.
¡¡¡Eah!!! Decirme adiós que me voy.

X PREGÓN DE SAN MARCOS

X Miguel Ángel Amador
Miguel Ángel Amador Fernández (2017)

Queridos amigos, muy buenas tardes a todos. Dice el refrán castellano: “Es de bien nacidos ser agradecidos”. Y yo quiero ser “bien nacido”; por lo tanto, permítanme, en primer lugar agradecer a la Junta de Gobierno de la Hermandad de “San Marcos” de Almendralejo y a su Hermano Mayor D. Víctor Bautista González, su invitación a estar hoy aquí, en esta Ermita, dando el Pregón de una de las fiestas más importante de nuestro pueblo. Y créanme si les digo que no solo es un honor y un privilegio, sino que, además, supone una enorme responsabilidad, no solo por la relevancia de todos aquellos que me han precedido en este menester, sino también por celebrar hoy día 23 de abril, el “Día de las Letras Españolas”, en el que recordamos a nuestro insigne Don Miguel de Cervantes.
En cualquier caso, trataré de estar a la altura de las circunstancias, movido por el amor que le tengo a esta tierra y, sobre todo, a su gente, esforzada y trabajadora como pocas. Y es curioso porque “Marcos” es un nombre de origen hebreo, que significa “forjador”. Como siempre lo han sido las mujeres y los hombres de nuestra tierra. Emprendedores, recios, tenaces y rigurosos, que desde sus principios, labraron estas tierras que nos hoy nos acoge con fraternal cariño.
Cuando hace unos meses el Hermano Mayor me expresó su deseo de que pronunciase este pregón, no lo pensé dos veces y me respuesta fue un rotundo sí. En todos los pregones, los pregoneros desnudan su alma ante su auditorio, al expresar sus sentimientos y vivencias más profundas. Se agolpan en mi memoria los recuerdos de una infancia y una juventud al lado de mis padres y mi hermana jugando entre estas piedras. Son muchos los recuerdos, cada quien los suyos, en estos momentos de mi vida.
Celebramos la Romería en honor a San Marcos Evangelista cuando la primavera, estación del nuevo resurgir, está plenamente establecida. Cuando la naturaleza adormecida y somnolienta por el pasado invierno estalla en una sinfonía multicolor de nueva vida. La peculiar concepción de nuestro entorno, íntimamente unida a las incertidumbres, sufrimientos y penurias de los agricultores que desde sus inicios necesitaban sellar alianzas con las figuras celestiales para garantizar sus cosechas. Todo un rico y amplio santoral que sirvió para dar cohesión a la sociedad y para fortalecer las identidades colectivas.
Gremios, cofradías y órdenes religiosas los tenían como símbolos corporativos a los que solicitaban numerosas mercedes: salud e hijos y protección contra todo tipo de males, epidemias y otras catástrofes. Sus fechas de celebración durante todo el año litúrgico les concedieron también dominio sobre las diversas actividades agrícolas y los convirtieron en patronos de las floraciones, de la vendimia, de las lluvias o de las cosechas. Y San Marcos, por los poderes que se le atribuyen para la protección de las cosechas, será tenido en Almendralejo como el ser más capaz para velar por su sustento diario.
La festividad es celebrada el 25 de abril, día en que la Iglesia de Alejandría conmemora, desde los primeros siglos de la Cristiandad, la muerte martirizada de San Marcos y el traslado de sus restos hasta Venecia en cuya Basílica de San Marcos son conservados. Estas fiestas, fueron aprovechadas por la tradición judeo-cristiana para solicitar la ayuda divina. Ya en la antigüedad los campesinos romanos celebraban rogativas en honor del dios Robigus, en las que se sacrificaban animales, cuya sangre era utilizada para fertilizar las tierras; pero también para que la divinidad protegiera los campos contra el ataque de los hongos al cereal que provocaban el ergotismo, el llamado “Fuego Sangrado” o “Fuego de San Antón”. Popularmente en Castilla era atribuido al “cornezuelo del centeno”. Una enfermedad grave que podía acarrear una muerte muy dolorosa. Su existencia es documentada ya en la antigüedad. Sin embargo, desde la Edad Media, los Caballeros de la Orden de Santiago, recomendaban el único remedio conocido: la peregrinación a Santiago de Compostela, donde los clérigos de la orden franciscana, que tenían hospitales dedicados por entero a la atención de este mal a lo largo de la ruta, los alimentaran con pan de trigo candeal y vino bendecidos con el báculo abacial.
En la documentación conservada de las Visitas de la Orden de Santiago a nuestra localidad no aparece este tipo de recomendaciones higiénico-sanitarias, pero a buen seguro que debió ser así. Tampoco el Evangelio de San Marcos, que podría ser considerado como una verdadera praxis terapéutica, por lo explícito de su análisis de los milagros de Jesús, ofrece explicación alguna.
El evangelista San Marcos había nacido en Jerusalén y acompañó a San Pablo en su primer viaje a Roma, y más adelante siguió los pasos de San Pedro, que lo consideraba como a un hijo. Se dice que su evangelio recogió la catequesis de Pedro a los romanos, por eso se lo invoca cuando se quiere escribir textos certeros e inspirados y en todos aquellos temas relacionados con la justicia para que prevalezca la verdad y para la defensa de personas acusadas injustamente. Es, evidentemente, el patrón de escribanos y notarios.
El evangelio de San Marcos es el segundo libro del Nuevo Testamento. Es el más breve de los cuatro evangelios canónicos y también el más antiguo según la opinión mayoritaria de los expertos bíblicos. Narra la vida de Jesús de Nazaret desde su bautismo por Juan el Bautista hasta su Resurrección. Nadie como San Marcos describió la curación del leproso. La lepra, la enfermedad bíblica por excelencia. Una enfermedad cuyas complicaciones incluyen graves lesiones neurológicas que desfiguraban la cara y las extremidades. Para los judíos esta enfermedad era mucho más, era un castigo impuesto por Dios, transformando a los enfermos en despojos humanos condenados a malvivir solos como ermitaños en las afuera de las ciudades. Despreciado y olvidado por la sociedad y su misma religión, el leproso encontró la esperanza en Jesús. Jesús, pasó por alto las más elementales normas de la asepsia, el propio sentido común, y las costumbres judías, y tocó al hombre. Dice San Marcos: “En lugar de que Jesús se contagiase con la enfermedad de la lepra, fue le leproso el que se contagió con la santidad de Jesús”.
En la antigüedad, en los tiempos en que se redactó la Biblia, y aún en la actualidad, el gesto de hospedar significaba mucho, y de hecho se trataba de una cuestión de vida o muerte, ya que las personas se trasladaban a pie y en caballerías recorriendo largas distancias, de forma que era difícil sobrevivir sin la ayuda de los pobladores de alrededor que pudieran facilitar descanso y comida.
El flujo de viajeros que peregrinaban a Santiago durante toda la Edad Media supuso un gran enriquecimiento cultural para los Reinos por los que atravesaba la ruta. El Camino de Santiago fue un factor determinante para el desarrollo de la arquitectura, la escultura, la pintura, las artes industriales, o la literatura, y la medicina. Los gobernantes de la época se preocuparon de dar protección a los peregrinos, construyendo ermitas, monasterios y hospitales a lo largo de toda la ruta jacobea. Las Órdenes militares, erigieron casas al borde del Camino para asegurar su defensa. En el siglo XII, los Caballeros de la Orden de Santiago se hicieron cargo de un hospital de peregrinos que se había levantado extramuros de la capital leonesa, en la orilla izquierda del río Bernesga, lo que es hoy el convento de San Marcos, donde instalaron el Hospital y la Casa Mayor de la Orden en el Reino de León.
Pero como sabemos, los hospitales del Medievo, no nacieron como centros médicos asistenciales, sino como establecimientos religiosos que funcionaban para dar asilo y hospedaje a los pobres mendigos, con una clara función benéfica, lo que siempre tuvo mucha importancia en la sociedad de la época. En las casas que ocupaba la desparecida ermita de San Marcos en la villa leonesa de Villafáfila nació Pedro Sánchez, un barbero sangrador que siguiendo los tercios de “Su Majestad”, con el paso de los años se asentaría en nuestra villa, situando su taller de barbería en la Plazuela de la Iglesia, dice “El Libro de la Villa”. Fruto de su matrimonio con María, una joven emeritense, nació en Almendralejo el 12 de abril de 1661, su segundo hijo, al que bautizaron con el nombre de Juan. El pequeño Juan vivió su infancia entre jeringas y lavativas; lancetas, ventosas y sajadores de flebotomiano; tijeras, navajas, alicates y cauterios para extraer muelas y dientes, así como bacías, peines y otros instrumentos de barbero. Todo un amplio instrumental quirúrgico, que permitiría al joven Juan adquirir gran dotes en el mundo de la cirugía menor.
Su padre, un modesto barbero sangrador, le procuró un aprendizaje cuidadoso, pero consciente de las limitaciones de su oficio, pensó para su hijo Juan un futuro mejor. Eran años muy difíciles y de gran necesidad. España había entrado en guerra con Portugal y numerosos almendralejenses fueron reclutados entre las levas militares. Las consecuencias fueron gravísimas para nuestra villa y su empobrecimiento marcará su futuro durante mucho tiempo, casi una centuria. Sin embargo, nuestro humilde barbero, muy probablemente contaba con el apoyo de Juan Barrero Domínguez, Inquisidor del Santo Oficio en nuestra villa y uno de los médicos titulares de Almendralejo. Sea como fuere en 1680, con solo 17 años de edad, aparece matriculado en la Universidad de Alcalá de Henares.
Desde aquí, un futuro brillante alumbraría una de las personalidades médicas más importantes y desconocidas de la medicina almendralejense. Cirujano de la Mar Océano, como se decía en el siglo XVII, médico en las galeras en las batallas entre franceses y españoles en el Mediterráneo, Médico de la Real Familia en la Corte del último Austria, Carlos II, Profesor en la propia Universidad y profundo defensor de la medicina académica. Adalid de la cruzada contra los charlatanes, embaucadores y vendedores de remedios médicos mágicos, completamente inútiles.
Desde un punto de vista médico, Juan Guerrero fue un hombre de su tiempo. Defensor de la medicina de Hipócrates y Galeno, pero sin olvidar la “santa piedad” ─decía─, que debe presidir todas las actuaciones de los médicos y la intercesión de San Marcos, cuyos valores espirituales de ejemplaridad darán fe de la existencia de “Dios Todo Poderoso”. Pero también del buen hacer del médico, experto sanador de cuerpo y alma. Juan Guerrero fue un experimentado sangrador, fiel discípulo de su padre; hábil con la lanceta y el bisturí. Conocedor pócimas y bebistrajos, en especial del Tanacetum vulgarun, la llamada “Yerba de San Marcos”, macerada en aceite común, con vino de la tierra, ─en ningún momento especifica que fuera vino de Almendralejo, aunque yo prefiero pensar que sí─, cuyo emplasto era especialmente útil en las úlceras varicosas rebeldes al tratamiento. Pero mucho cuidado, con su toxicidad, cuando era administrada por vía oral. Sólo un versado médico, conocedor de sus tóxicos efectos gastrointestinales, debe utilizarla en sus correctas dosis y en las indicaciones adecuadas.
La figura de Juan Guerrero va íntimamente unida al mes de abril y San Marcos Evangelista. Falleció el 5 de abril de 1712. Está enterrado en Madrid, en la antigua Iglesia Parroquial de San Marcos, mandada construir por Felipe V, tras su victoria en la batalla de Almansa, que tuvo lugar el 25 de abril de 1707. Estoy convencido, que, como nosotros, en su infancia, Juan Guerrero, jugaría entre estos pedruscos. Lo que sí puedo asegurarles es que Juan Guerrero siempre llevó Almendralejo en su corazón. En sus mandas testamentarias dispuso misas en favor de sus padres, alguna de las cuales debían ser celebradas en la primitiva ermita de San Marcos de Almendralejo.
Evidentemente, la devoción a los diferentes santos para la curación de las diversas enfermedades, dentro de la fe cristiana, se remonta a la época medieval, pero tiene sus orígenes mucho antes, con el propio origen de la vida. La primitiva ermita de San Marcos, cuya construcción se inició a comienzos del siglo XVI, lugar de culto y peregrinación de los vecinos de Almendralejo, fue destinada también, muy probablemente, en algunos momentos de su existencia a ejercer funciones sanitarias como lazareto, para albergar a pobres enfermos atacados de peste bubónica, procedentes de lugares afectados y aún los propios enfermos de la villa, como nos consta que tuvieron las ermitas locales de Ntra. Sra. de La Piedad, Santiago, San Judas y Mártires, en los grandes brotes de cólera morbo que afectaron a Almendralejo en 1834 y 1854. Suponemos que su destrucción y desaparición tras los numerosos conflictos bélicos vividos en nuestra localidad, debió de suponer un duro golpe para los habitantes de Almendralejo.
Poco o nada sabemos sobre el devenir de la ermita desde finales del siglo XVIII. Sin Ermita y sin Hermandad, continuaron sucediéndose las jiras anualmente, con el impulso de algunas personalidades íntimamente unidas al pueblo de Almendralejo como Juan Blasco Barquero, Antonio Díaz Rodríguez ─pregonero también, en esta misma ermita─ y, Don Jesús, auténtico Alma Mater, de esta ermita y de esta romería. Nuestro querido y entrañable Cura Jesús, al que tanto debemos. Con Don Jesús, José González Hortigón, recientemente fallecido, Hermano Mayor de la Hermandad, que tanto lucharon a favor de la construcción de la Ermita en la que hoy nos encontramos.
Y termino. Dentro de una par de días, el próximo martes, “si Dios quiere”, volveremos a estos mismos parajes para celebrar una nueva Romería de San Marcos, y solicitaremos de nuestro Patrón, que nos favorezca y nos conduzca en este continuo peregrinar que es la vida, donde todos somos carreta y carretero. Que pasemos una alegre y festiva Romería y, si es posible, en nuestro camino de vuelta cantar aquello de:
“Más de cuatro envidiosas,
que querían que lloviera,
se han tocado las narices
que ha “estao” un día de primavera”.
Muchas gracias.
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]

IX PREGÓN DE SAN MARCOS

IX Tomás Bote
Tomás Bote Lavado (2016)

Sr. Alcalde de la ciudad, Hermano Mayor de la Hermandad y demás miembros de su directiva, concejales de la Corporación Municipal, Rvdo. D. Miguel Caballero, queridos familiares y paisanos:
En primer lugar, quiero expresar mi sincero agradecimiento a la Hermandad en la persona de su presidente, Don José Alberto Pérez, por honrarme con el encargo de dar este Pregón de la Romería de San Marcos 2016.
Pues bien, siendo yo músico y teniendo la música una presencia indiscutible en esta romería, como en todas las que se celebran en muchos pueblos de España, me van a permitir que el grueso de mi discurso esté dedicado a la que escuchamos en la nuestra; aunque eso no evitará que en algunos momentos me ponga algo poético e incluso campechano y sentimental, pues muchos momentos importantes de mi vida están vinculados a este lugar y a esta querida fiesta. Cierto es que, como músico, lo que siento en estos momentos me sería más fácil expresarlo a través de ese lenguaje que justamente empieza donde las palabras no llegan, pero, sin duda, resultaría un pregón bastante atípico. Además, fácilmente me podría ocurrir lo que a San Agustín cuando escuchaba los cantos de la primitiva Iglesia: “que el sentimiento acompañe a la razón, no de manera que esté contento con seguirla, sino que siendo admitido por amor de ella, se esfuerce por ir delante y guiarla”. Así que dejémoslo en palabras, más o menos torpemente hilvanadas, y algún ejemplo musical.
Empezaré por recordar algunos de esos entrañables momentos de mi niñez vividos en esta fiesta.
Aún vestíamos pantalón corto cuando ya nos deslizábamos por la Piedra Resbaliza y dábamos rienda suelta a nuestra viva imaginación infantil jugando en la Cueva del Moro, donde entonces no era difícil cazar algún que otro lagarto. Allí, en su piedra más alta, teníamos una impresionante atalaya desde la que se podía divisar toda la explanada de San Marcos, lugar del que fuimos desplazados años más tarde, digamos que por nuestros propios afanes urbanísticos. Al otro lado de la carretera oteábamos el “regacho” Harnina y la Charca de los Gallegos, un mar de piratas para nuestra imaginación infantil que podía ver en él veleros bergantines con diez cañones por banda. Aquí y allá, carros, remolques y camiones sencillamente engalanados a los que se adosaban improvisados “estalaches” compuestos con mantas camperas, toldos de vendimia y algunos toscos palos para sostenerlos. Como un paisaje sonoro añadido, aún se podían oír por aquellos años, traspasando el agradable bullicio, las dulces notas de algún acordeón y otros populares instrumentos musicales acompañando la entonación de cantos tradicionales de la celebración. Y como las ciencias adelantan que es una barbaridad, según dijo Don Hilarión en la Verbena de la Paloma, poco tardarían los conocidos altavoces de nuestro amigo José Luis en imponer su novedosa intrusión acústica, avanzadilla del impropio mundo sonoro que más tarde acabaría inundando el lugar. Pasaron los años y, ya en plena juventud, recuerdo venir con las mozas del barrio en un remolque tocando el acordeón. Entre esas bellas mozas estaba la que sería mi mujer, a la que yo declaré mi amor precisamente un día de San Marcos.
Es así, pues, que desde tiempo inmemorial los almendralejenses de nacimiento y de adopción (a falta siempre de las cuatro envidiosas que querían que lloviera) nos hemos congregado religiosamente en este paraje peñascoso, más allá o más acá, cada 25 de abril. He dicho religiosamente queriendo decir con regularidad y puntualidad, pero he de decir también que no tan religiosamente en el sentido original del término, o sea, con espíritu y sentimiento religioso, algo que se fue perdiendo con la desaparición de la antigua ermita. Esa Ermita que estaba ubicada en el Cabezo de San Marcos, donde se asentaron en la prehistoria los primeros pobladores de la Vega del Harnina, estaba ya en ruinas a finales del siglo XVIII, según sabemos por el Cronista Oficial de la Ciudad, Don Francisco Zarandieta. Por eso, esta tradicional escapada campestre al lugar de San Marcos fue durante muchos años, al menos durante la primera mitad del siglo pasado, simplemente la Jira. Lo que el diccionario define como banquete o merienda entre amigos, especialmente campestre, realizada con regocijo y bulla. Y como entonces éramos un pueblo mayoritariamente campesino, muchos lo hacíamos subidos en carros de labranza. Carros multicolormente engalanados desde los que las mozas del pueblo entonaban sus cuitas amorosas con un ruego: “si tú lo llegas a ver, dile al mozo de mis sueños que no olvido su querer”. Ciertamente, los tiempos han cambiado y ya nadie viene de Valdorite de comerse un borrego, y no es porque no lo queramos creer si no nos traen los cuernos. Ni el carrero que llevamos se puede poner ya de pie para que veamos lo simpático que es, si no quiere perder algunos puntos del carné, por mucho que cantemos “vivan los guardias civiles que van por la carretera”. Esta laicidad -al menos aparente- de la festividad de San Marcos en el periodo indicado, se constata también en el hecho de que ninguna de las letras de las canciones más antiguas de la Jira se dirigen al Santo: “Venimos de Valdorite de comernos un borrego...”, “Carrerito carrero, Carrero chulo, que vendiste la manta por ocho duros...”, “Partí una, partí dos, partí tres salieron vanas...”, “Al llegar al pilar de Tiza, unos mozos me dijeron…”, “Al entrar en Almendralejo, lo primero que se ve, las mujeres en la puerta y la casa por barrer...”, “Por esta calle me voy, por la otra doy la vuelta...”, “El Carrero que llevamos, ahora se ha puesto de pie...”, “Más de cuatro envidiosas que querían que lloviera...”, y otras muchas más; incluso la de texto algo religioso: “A la virgen de la Piedad, muchas gracias le daremos...”, tampoco menciona al santo. Si alguna otra lo menciona, como ocurre en el “Caminito de San Marcos”, que escribiera Juan Blasco Barquero a principio de los años sesenta, obviamente se refieren al lugar físico de destino sin que podamos apreciar en ello una clara indicación de culto religioso vigente.
Y ahora, a modo de interludio en mi pregón, éste podría ser el momento propicio para deleitarnos con unos compases de esa conocida canción de jira. La que van a escuchar es una vieja grabación casera, de poca calidad sonora, pero que tiene el encanto del directo y especiales connotaciones emotivas para mí, pues en ella vamos a oír la bella voz de Juanita Cruz (hoy, presente, allá arriba en el coro) acompañada al piano por mi padre, Don Diego Bote Colchón, quien además de la vida me transmitió la enseñanza y la práctica del arte al que he dedicado toda ella. (GRABACIÓN)
Abundando un poco más en el aspecto musical de la fiesta, se puede observar que todas esas letras se cantan con un único motivo musical (EJEMPLO), utilizado también como estribillo en la composición de Juan Blasco, y como primera mitad de nuestra Jota de Quintos. Este conocido motivo musical junto a otro algo más corto añadido a modo de coda (EJEMPLOS), forman la celebérrima Jota de Romería almendralejense. La cual oímos interpretar en estos días a la Agrupación Folklórica Tierra de Barros y está recogida por nuestro buen amigo D. Luis Garrido Barragán en su estupendo trabajo de recopilación folklórico-musical. Se puede observar, también, que en las letras de esos cantos de jira o romería se producen característicos desplazamientos del acento prosódico en algunas palabras para adaptarlas al ritmo y la métrica musical. (Ejemplos: A la jira, a la jira, voy en un carró…, A la Jira, a la Jira, garbanzós verdés…, Carrerito, carrero, carreró chuló…, etc.). Lo cual indica que las letras de esas canciones se han ido añadiendo, a lo largo de muchos años, a una música ya generalmente conocida.
Bien, si continuamos recordando, nos damos cuenta de que es a partir del momento en que se comenzó a construir esta nueva Ermita -para venerar en ella a San Marcos evangelista-, cuando la jira paso a denominarse, nuevamente y con toda propiedad, romería, esto es: viaje o peregrinación a una ermita o santuario y la fiesta en torno a la misma para festejar al santo. El término, como es bien sabido, viene de romero, o “romarius” en latín, derivado de Roma por denotar a los creyentes que peregrinaban allí como centro de la cristiandad. Según nos dice Melchor de Jovellanos, en su opúsculo sobre espectáculos y diversiones, escrito a finales del siglo XVIII, “en la Edad Media creció y se fomentó el gusto de las romerías, cuyo origen se pierde en los tiempos de la primitiva fundación de todos los pueblos. La devoción sencilla los llevaba naturalmente a los santuarios vecinos los días de fiesta y solemnidad, y allí, satisfecho los estímulos de la piedad, daban el resto del día al esparcimiento y placer”.
En el aspecto musical de esta segunda etapa, aunque se siguen manteniendo los cantos tradicionales, unos nuevos temas de autor vienen a enriquecer el repertorio.
Algunos de ellos con aires andaluces, como la Sevillanas de San Marcos, del grupo local “Almas Rocieras”. A ello se añade la composición de dos himnos al Santo, que estos sí, obviamente, se dirigen expresamente a él. El primero de ellos es del año 1987, con letra de Dª Mercedes Vidal y música de D. Miguel Pascual Mellado. Y el más reciente, que tuve la satisfacción profesional de armonizar y transcribir tras oírla al teléfono en voz “a capella” del propio autor, tiene letra y música de D. José María Vivas, y se presentó en la pasada edición de la Romería cantado por el Orfeón Parroquial de San Roque. Es el que han escuchado al final de la misa. Su autor, un almendralejense residente en Barcelona desde hace muchos años, está hoy aquí entre nosotros cantando su himno con el Orfeón.
En los últimos años se introducen en la romería los pregones y el cartel anunciador de la misma, uno de los cuales guardo como oro en paño porque en el mismo aparecen en primer plano, ataviados de romeros, mi hija María Luisa y mis nietos Roberto y Paola. Y, lo más importante, la costumbre de hacer el camino portando el Santo desde la iglesia de San Roque hasta esta Ermita. Es un gozo inmenso participar en el mismo, pero cuando esto no se puede hacer impresiona divisar por el camino Husero, desde las escalinatas de la ermita, una difusa serpiente multicolor que al aproximarse a la explanada va definiéndose hasta mostrarnos los rostros alegres de miles de romeros acompañando al Santo. Y con ellos una larga caravana de carretas engalanadas, entre las que llaman especialmente la atención aquellas que van tiradas por yuntas de mulas luciendo preciosas y bien conservadas jáquimas.
Y así, con la aceptación general de variantes rituales más o menos enraizadas en nuestro pasado, esperamos seguir celebrando muchos años más nuestra Romería de San Marcos, que seguirá siendo en esencia la misma mientras a la vuelta oigamos cantar: “A la Virgen de la Piedad muchas gracias le daremos, que nos ha sacado en bien de está jira que traemos”.
El que esta festividad local siga estando muy viva nos obliga a recordar con agradecimiento a quienes en los años ochenta hicieron posible su renacimiento, transformada, como hemos dicho, en Romería. Cuando se comenzó a oír aquello de “a las diez, de San Roque, ya sale el Santo, con el cura Jesús más unos cuantos”. Mirando ahora al futuro, hemos de comprometernos a cuidar esta herencia, conservarla y, si es posible, enriquecerla para transmitírsela así a las generaciones venideras.
Y como siempre por estas fechas se acrecienta nuestro interés por la meteorología, este pregonero quiere recordarles ahora que el primer día de primavera no suele coincidir con el primer día auténticamente primaveral. Pero también que entre ellos suele haber un mes de diferencia, por lo que, casi con toda seguridad, el 25 de abril tendremos un espléndido día de primavera. Invoquémosla en este momento con palabras poéticas de Carolina Coronado:
¡Salve, rayo del sol de primavera Por densas nubes fúlgido rompiendo!
¡Brilló su luz primera, la tierra embelleciendo!
Estamos, pues, en abril y el campo se nos muestra especialmente verde, florido y lleno de sugerentes aromas silvestres. Con un entorno así naturalmente engalanado, San Marcos evangelista, protector de nuestros campos, nos convoca una vez más a un día de campestre convivencia fraternal, aquí alrededor de la Ermita en la que le veneramos, erigida con la ayuda de todos los almendralejenses. Dejemos a un lado la rutina del quehacer diario y las preocupaciones cotidianas, contagiémonos de la alegría propia de la festividad y aprovechemos también estos días como esperada ocasión de entrañables reencuentros. Les invito a todos a participar en los actos programados, tanto en los religiosos como en los profanos. Bebamos y comamos calderetas, chanfainas, chuletas empanadas y enhuevadas, pestorejos, tortillas, chacinas de la última matanza, cojondongos, gazpachos…, todo ello con moderación; pero conversemos, bailemos y cantemos sin ella, porque, como dijo Cervantes, quien canta sus males espanta. ¡Que estamos en fiesta, que es San Marcos! Y como la música empieza donde las palabras terminan, cantemos todos ahora, en gozosa reunión, su nuevo himno.
¡¡¡¡¡VIVA SAN MARCOS Y FELIZ ROMERIA!!!!!!
[Publicado en Asociación Histórica de Almendralejo, La Pieza del mes, 36, 2017]