(IV) LA HISTORIA DE "EL OBRERO EXTREMEÑO" A TRAVÉS DE SUS PRESIDENTES
Francisco Anisi Duarte (1899-1901)
Siendo ya presidente Francisco Anisi Duarte (11-04-1899 a 13-01-1901), profesor de instrucción primaria, se amplió la Junta Directiva con los nuevos cargos previstos en el Reglamento de 1898, y por ello, en septiembre de 1899 se incorporaron los de vicetesorero, vicecontador, bibliotecario, secretario 3º y un nuevo individuo para el Consejo.
En noviembre de 1899, se volvió a modificar el Reglamento, mejorando el socorro por enfermedad en el sentido de que “si transcurridos los 80 días ya pensionados, el socio siguiera inutilizado para su trabajo habitual, se le daría una pensión de 0,75 pesetas hasta su total curación” (Reglamento de 1899).
Pensaron que había fondos suficientes, más los que se pudieran obtener por suscripción de acciones, para comprar una casa que sirviera de local a la Sociedad y no estar de arrendamiento. El propietario de la casa donde se encontraban, Joaquín Gutiérrez Moreno, ofreció venderles la que ocupaban en la calle Real, 20, de aproximadamente 293 m2, con piso alto y bajo, corral y pozo; y con muebles y enseres (17 mesas para tomar café, 2 camillas, 80 sillas, 8 tarimas para braseros, 8 braseros, 10 divanes, 15 luces eléctricas, 4 quinqués de lata, 2 brazos de hierro, 5 espejos de luna grandes, 4 pertiers, 1 piano, 1 mesa de billar, 12 tacos, 1 taquera, 1 tanteador, 1 bombo para la treinta y una, 1 juego de bolos, 5 perchas, 1 reloj, 1 araña y 1 lavabo de pared o aguamanil) por 26.000 pesetas; aunque al final se avinieron por 21.000 pesetas, de las que 10.000 serían al contado y el resto a plazos con interés del 8%, quedando mientras la casa hipotecada a favor del vendedor. Resultaba que la casa la tenía enajenada su esposa, Amparo Jiménez Muñoz, a Joaquín Coronado y López de Tejeda por 12.500 pesetas, con pacto de retro por 4 años desde el 7-1-1896; por lo que el vendedor era Joaquín Coronado, socio de “El Obrero”, al haberse consumido el derecho de redención reservado a Amparo Jiménez. Éste aceptó las condiciones dando su consentimiento y otorgando la oportuna escritura. El 6 de abril de 1900 se pagaron los derechos de escritura, 756 pesetas. El Registrador de la Propiedad, José Zegrí y Lillo, regaló sus honorarios, y por ello se le nombró socio honorario.
Para pagar la casa, se hizo un empréstito de 12.000 pesetas, distribuido en láminas de 500 pesetas, formadas por 20 cupones de 25 pesetas, al 6% anual, con amortización semestral, o trimestral, según el superávit de la Sociedad, después de reservar las 1.500 o 2.000 pesetas que marcaba el Reglamento. Eran nominativas, aunque transferibles, dando aviso de ello, quedaron liquidadas en marzo de 1903 y los suscriptores del empréstito fueron:Se anunció un concurso entre los socios que desearan hacerse cargo de la Conserjería, resuelto a favor de Pedro de la Puente, que se ajustó a las condiciones siguientes. Serían para el conserje todas las utilidades de la mesa de billar (0,80 pesetas, la hora), descontados los desperfectos causados por el uso, y las utilidades de los juegos lícitos, que abonarían de casa lo siguiente: el tresillo (0,25 pesetas), la malilla barrotada (0,25), el solo (0,15), julepe (0,10), tute (0,10). Los juegos de malilla, dominó, trueque, tute, ronda y otros análogos no pagarían casa cuando los jugadores hicieran algún gasto, y si no consumieran, el Conserje podía, o no, cobrar 0,10 por individuo.
Las utilidades de bebida y repostería serían para el conserje con estos precios: café (de caracolillo, moka y Puerto Rico en igual cantidad) y té de 1ª, 0,25; coñac superior, 0,25; ron, 0,25; manzanilla de 1ª, 0,25; vino del país, 0,30 la botella; vino de Valdepeñas, 0,50 la botella de ¾ de litro, y 0,10 por chato; vino de Jerez y manzanilla, 0,25 por copa o caña corriente; vino de Rioja, 0,15 la copa y 1,50 la botella de ¾; vino de Moguer, 0,10 el chato y 0,50 la botella; copa de aguardiente triple, anís fino y de la localidad, 0,10; copa de aguardiente de Cazalla, 0,15; copa de aguardiente de Ojén, 0,20; aguardiente escarchado, 0,25 la copa; ron escarchado, 0,25 la copa; anisado escarchado, 0,25 la copa; licores varios de clase 1ª, 0,25; ponche, 0,25; ginebra, 0,25; gaseosas 1ª, 0,20; refrescos de limón, zarza, naranja y otros, 0,15; taza o vaso de leche, 0,25.
Entre otras condiciones, son dignas de recordar que la Sociedad cedía al conserje para vivir exclusivamente con su familia ciertas habitaciones y dependencias; y que éste debía contratar tres camareros y estaría a su cargo el alumbrado eléctrico, que se componía de veinte focos, así como la calefacción del local desde el 1 de noviembre al 1 de mayo, y las matrículas y contribuciones que hubiera que pagar.
(III) LA HISTORIA DE "EL OBRERO EXTREMEÑO" A TRAVÉS DE SUS PRESIDENTES
Federico Forte Barneto (1897-1899)
Al profesor García-Gill y Pagán, le sustituyó el procurador Federico Forte Barreto (28-4-1897 a 11-4-1899). Sería ratificado en la primera Junta general celebrada con posterioridad a su nombramiento, el 13 de julio de 1897, fecha en que se recoge el primer presupuesto de la Sociedad, que por su singularidad damos a conocer:
La Sociedad presentaba un estado de cuentas saneado, con un número de socios creciente, que a finales de 1897 llegarían a ser casi 400. Acordaron que el tesorero quedara en caja la cantidad de 1.000 pesetas y el resto se depositara en una entidad financiera, pues se consideró arriesgada la inversión en deuda pública, que habían propuesto algunos socios. No aparece el sueldo o gratificación del médico de la Sociedad, que no había querido cobrar nada, por lo que decidieron obsequiarle con un objeto de arte, valorado entre 60 y 75 pesetas. Además, nombraron un auxiliar o sustituto en la persona de otro médico también socio de la Entidad, Baldomero Méndez Barrientos.
Incluso la prensa madrileña se hacía eco de la prosperidad de la Sociedad. Así, “El Liberal”, en su edición del 19 de agosto de 1897, daba una descripción de la Ciudad, y sobre “El Obrero” hacía estas consideraciones:
“A esos activísimos, a esos incansables trabajadores [está hablando de los obreros almendralejenses] quédales tiempo todavía para asomarse a los espaciosos y cómodos salones del Obrero Extremeño, provechosa Sociedad cooperativa, en la que han acumulado en poco tiempo un gran capital, destinado a remediar los infortunios del pobre y en la que hallan honesto solaz y lícito entretenimiento en que holgarse por algunas horas, los días contadísimos que destinan al descanso”
Y como ya se iba haciendo demasiado habitual, designaron una Comisión que se encargara de reformar el Reglamento una vez más, ya que la realidad desbordaba la letra de la norma y requería, no sería la última en poco tiempo, continuas actualizaciones, del que recogemos los siguientes tres artículos: Que las elecciones se realicen en el segundo domingo de enero y julio. Que, si pasados 40 días de socorro de 1,50 pesetas diarias al socio enfermo, siguiera inutilizado para dedicarse a sus habituales ocupaciones se le seguirá pasando la pensión de 1 peseta durante otros 40 días, como máximo. Que si el socio fallece, llevando más de dos años en la Sociedad, se abonará a su viuda 50 pesetas y nada más. Este nuevo Reglamento (ya el tercero) del año 1898 se presentó en el Gobierno Civil de Badajoz el 17-01-1899, quedando registrado y aprobado con el número 217. Esta modificación venía motivada porque con el aumento en el número de socios se había elevado considerablemente este socorro, a razón de un real por asociado, según el anterior Reglamento. Así, a la viuda de Félix Moreno Castañeda se le habían entregado 116,75 pesetas el 6 de marzo de 1897, en virtud de los 467 socios que había en aquel momento.
En la Junta general de enero de 1899, los señores del Consejo de Intervención y Estadística emitieron el informe anual preceptivo. Era la segunda vez que esto sucedía y es una lástima que no se hayan conservado estas reseñas que no sólo tenían la viveza de lo inmediato sino la sanción de su veracidad por la propia asamblea. No obstante, en esta ocasión el acta de la Junta general reflejó una de sus consideraciones, que señalaba, no sólo el aumento absoluto en el número de socios, que de los 30 iniciales habían pasado a ser 444, sino las fuertes alteraciones en las altas y bajas, respectivamente, antes y después de los bailes de carnaval; por lo que acordaron que la cuota de entrada aumentara hasta la cantidad de 5 pesetas, cuando se estaba cobrando por este concepto 2 pesetas a quienes solicitaban ingresar por primera vez y 3 pesetas a los que ya habían pertenecido con anterioridad a la Sociedad y habían causado baja por algún motivo. A partir de 1898, comenzó la costumbre de que el primer día del año se obsequiara a los asociados con un baile gratis, “para solemnizar el aniversario de su fundación”.
HOMENAJE A LOS MILITARES ALMENDRALEJENSES EN MISIONES INTERNACIONALES
El 9 de abril de 2018 ha tenido lugar en el Museo de las Ciencias del Vino un homenaje a los militares de Almendralejo que sirven o han servido recientemente en misiones internacionales, así como a sus familias. El acto, organizado por el Ayuntamiento de la ciudad, ha pretendido, en palabras de su alcalde, D. José García Lobato, “reconocer la labor que llevan a cabo, más allá de nuestras fronteras, en misiones que los mantienen fuera de su hogares durante un tiempo que se hace especialmente duro para sus familias”, reconociendo, además, que constituyen, por los valores que ejemplifican, un motivo de orgullo para todos.
El acto, presentado con su habitual profesionalidad por D. Fernando Sierra Elías, coordinador de Radio Comarca de Barros, contó con un completo auditorio, atento y cordial en todo momento. Después de unas palabras de saludo, bienvenida y agradecimiento del alcalde a cuantos habían hecho posible este acontecimiento, en particular al coronel Delegado de Defensa en Extremadura, D. Ángel Freixinet Imbroda, al coronel Jefe accidental de la Brigada “Extremadura” XI, D. Antonio Ramón Llorens Pérez, al Ministerio de Defensa, y a los militares y familiares de los almendralejenses que forman o han formado parte de misiones en el exterior. No ha sido el primer acto de homenaje a estos embajadores de paz, pues en 2016 ya se efectuó otro similar a nuestros militares destacados en Irak y Malí.
Tomó después la palabra el coronel Freixinet, del que Fernando Sierra resumió su apretada biografía castrense, señalando que, nacido en Melilla en 1958, cursó estudios en la Academia General Militar de Zaragoza, como miembro de la XXXV Promoción, obteniendo en 1980 el empleo de teniente, siendo su primer destino el Grupo de Fuerzas Regulares de Infantería “Alhucemas” nº 5, en Melilla. Desde entonces, ha desarrollado toda su carrera profesional en destinos en Unidades operativas, destacando el Regimiento Castilla 16 de Badajoz; ya con el empleo de coronel, ha mandado la Unidad de Servicios de la Base General Menacho (Bótoa), y desde 2012 ejerce como Delegado de Defensa en Extremadura. Ha participado en misiones internacionales de mantenimiento de la paz en los Balcanes, concretamente en Bosnia (1997 y 2001) y Kosovo (2006); y entre sus condecoraciones figuran las de Caballero Placa, Encomienda y Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, una Cruz del Mérito Militar con distintivo Azul, cinco Cruces con distintivo Blanco, y la Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil.
El coronel Freixinet que manifestó que volvía muy gustoso a Almendralejo, expuso su conferencia, "Fuerzas Armadas Españolas: Necesidad y Evolución". Sus palabras, apoyadas por la proyección de vídeos y fotografías, y completadas con la Exposición que se inauguraría a continuación, resultaron extremadamente didácticas e interesantes. El artículo 8.1 de nuestra Constitución expresa que las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
A partir de aquel mandato de 1978, que sigue vigente y constituye su principal razón de ser, las Fuerzas Armadas españolas han pasado, como toda la sociedad española, a vivir en unos escenarios novedosos y dispares que han afectado extraordinariamente a su organización, entre otros, la integración de España en la OTAN y en la Unión Europea, en los años ochenta; el inicio de misiones en el exterior desde 1989; la progresiva reducción del servicio militar obligatorio en los noventa y su desaparición desde 2003; o la Ley Orgánica de la Defensa Nacional de 2005, que reguló las bases de la organización militar conforme a los principios constitucionales, respondiendo a los principios de jerarquía, disciplina, unidad y eficacia y con criterios que posibilitasen la acción conjunta en las Fuerzas Armadas.
A la vez su escenario de actuación no se circunscribe a las fronteras nacionales, sino que se opera junto a países socios, con los que se establecen alianzas dentro de espacios más generales (la ONU- Organización de las Naciones Unidas-, la OTAN- Organización del Tratado del Atlántico Norte-, la UE –Unión Europea; y la OSCE –Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa). En la actualidad a los riesgos y amenazas tradicionales se han añadido otros en este mundo globalizado en que nos movemos. Amenazas que pueden poner en peligro la seguridad o estabilidad de España; o, incluso, la probabilidad, el riesgo, de que una amenaza consiga realmente el daño que se propone. Y estos peligros, señaló el coronel Freixinet, pueden proceder tanto desde dentro de nuestras fronteras como desde el exterior pues pueden incubarse fuera de nuestras fronteras para hacer daño a nuestra libertad. Y las Fuerzas Armadas garantizan nuestra libertad, porque ésta no existe donde no hay seguridad; y donde no está la libertad tampoco se puede desarrollar la democracia. De ahí, la necesidad de las Fuerzas Armadas españolas y de ahí, también, la responsabilidad de todos los ciudadanos, puesto que todos tenemos el derecho y el deber de defender a España (artículo 30.1 de nuestra Constitución).
El mundo actual es incierto y complejo, con un aumento del terrorismo, crimen organizado, migraciones masivas y tráficos ilegales, cambio climático, carrera armamentística, a veces, con armas de destrucción masiva; radicalismos violentos, extremismos religiosos, ataques cibernéticos... Esta situación requiere unas Fuerzas Armadas flexibles, equilibradas, con capacidad de respuesta rápida y eficaz; en el aprovechamiento óptimo de los reducidos recursos presupuestarios disponibles. Su empleo se materializa mediante la actuación de la Fuerza Conjunta, dispuesta a ser empleada en cualquier momento y lugar de acuerdo con los intereses nacionales.
Aproximadamente 120.000 efectivos constituyen las Fuerzas Armadas españolas. Su estructura orgánica está formada por el Ejército de Tierra, la Armada y Ejército del Aire, que aportan las capacidades básicas para su estructura operativa. Están formados por los Cuarteles Generales, la Fuerza y el Apoyo a la Fuerza. El Cuartel General de cada ejército encuadra los medios humanos y materiales necesarios para asistir al Jefe de Estado Mayor en el ejercicio del mando sobre su respectivo ejército; y el Apoyo a la Fuerza es el conjunto de órganos responsables de la dirección, gestión, administración y control de los recursos humanos, materiales y financieros, asignados a cada uno de los Ejércitos. Ambos sectores comprenden el 44,2% de los efectivos (unos 53.000 elementos), mientras que el 55,8% restante (sobre 67.000 efectivos) conforman la Fuerza Conjunta, empleada en misiones de reacción o permanentes, con otros ejércitos aliados o en escenarios exteriores (15.000 efectivos) o en unidades permanentes que aseguran la Defensa Nacional (12.000 efectivos), quedando el resto de esta Fuerza Conjunta (40.000 efectivos) para asegurar las rotaciones de las unidades anteriores. Esta estructura orgánica, encargada de la preparación de la Fuerza, está bajo la responsabilidad de los Jefes de Estado Mayor de los distintos ejércitos; mientras que la estructura operativa, encargada del empleo de la Fuerza y establecida para el desarrollo de la acción conjunta y combinada, está al mando del Jefe de Estado Mayor de la Defensa.
Dada la naturaleza del acto-homenaje, el conferenciante se detuvo en explicar la naturaleza de las operaciones en el exterior, a las que consideró fundamentalmente como “misiones de paz”, más que como “ayuda humanitaria”, sin que este matiz esté ausente de toda operación de esta naturaleza en la que, en definitiva, se trata de ayudar a personas, para que se desarrollen como tales en un ambiente pacífico y libre. Misiones de paz con riesgos, que han producido 172 bajas entre los militares españoles en todo el mundo.
Destacó las misiones en las que los militares almendralejenses han estado y están todavía desempeñando su trabajo: en Líbano, dentro de la Operación Libre Hidalgo (mandato de la ONU), donde los militares españoles realizan patrullas a pie y en vehículo, para vigilar permanentemente la línea que separación entre Líbano e Israel, además de ocuparse en otras actividades de cooperación cívico militar, que contribuyen al desarrollo, estabilidad y progreso, de la zona, mejorando con ello la percepción de la sociedad hacia la labor de nuestras fuerzas; en Letonia, con la Operación Enhanced Forward Presence (mandato de la OTAN), que ofrece una postura común, sólida y disuasoria ante los movimientos militares de Rusia en la frontera con este país báltico; y en Irak, con la Operación Inherent Resolve (coalición internacional), con el objetivo de instruir al ejército de Irak con la lucha contra el Daesh.
Particularmente revelador fue la demostración que hizo el coronel Freixinet de cómo cualquier asunto de la vida corriente de los españoles, como puede ser la disponibilidad en nuestros hogares de agua caliente, puede depender de una estrategia de Defensa sobre las zonas de producción y las vías de distribución de gas natural, en este caso de Argelia: cualquier desestabilización en la zona del Sahel puede afectar a este abastecimiento, no solo español, sino europeo. De ahí que la crisis política en Malí, que afectó a los yacimientos del sur de Argelia hacia 2012, con la rebelión tuareg, un golpe de estado militar y la llegada de terroristas yihadistas, convirtieran a la zona en un centro de inestabilidad y en una grave amenaza también para Europa; y por ello ha aumentado la presencia de estas misiones exteriores en África.
Todo este nuevo escenario estratégico mundial confirma la necesidad de las Fuerzas Armadas españolas y explica la evolución que han tenido que realizar para, simplificando su estructura, dar una respuesta rápida y eficaz a las amenazas, las de siempre y las nuevas, asegurando la paz, la libertad y la democracia, sin perder sus valores de jerarquía, unidad y disciplina.
A continuación tuvo lugar un sencillo homenaje para mostrar el agradecimiento de la ciudad de Almendralejo a familiares y militares de la Brigada “Extremadura” XI, que han participado en Letonia o participan actualmente en Líbano o Irak. Los coroneles Freixinet y Llorens fueron invitados por el alcalde a que entregaran los obsequios a los militares que habían estado en Líbano, y a los familiares de los que se encuentran en Letonia e Irak. Dejamos constancia de sus nombres:
Líbano: Brigada D. Ángel Sierra Gallego; sargento D. Ricardo Gallardo Bote; cabo mayor D. Juan Martínez Moreno; cabo 1º D. David Pedro García Gragera; cabo D. Juan José Martínez Venegas; soldado D. Alberto Gutiérrez Díaz; soldado D. Felipe Francisco Casares Otero.
Letonia: Cabo D. Antonio María Corchuelo Morán; soldado D. Raúl Alberto Barragán Saavedra; soldado D. Abel Pérez Merchán; soldado D. Víctor Manuel Elías Macías; soldado Dª. Karen Stefanía León Henríquez.
Irak: Teniente Dª. María del Carmen Barragán Martínez.
Concluida la entrega de obsequios tuvo lugar la “foto de familia” que encabeza esta crónica (gentileza de TV Almendralejo). Y se pasó a la Sala de Exposiciones, para inaugurar la cedida por el Ministerio de Defensa, con el título “Defensa Nacional. La adaptación permanente de las Fuerzas Armadas”, en la que se muestra a través de fotografías e infografías la nueva estructura del Ministerio de Defensa y de los ejércitos españoles, en ese periodo de modernización y adaptación que se había explicado en la conferencia.
Los actos concluyeron con un vino de honor para todos los presentes.
EL CRISTO DE LA PAZ, DE JUAN DE ÁVALOS
En el Pleno de la Corporación de 24 de octubre de 1964, el alcalde don Tomás de la Hera expuso que, invitado por el escultor don Juan de Ávalos, había visitado su estudio, y que este le mostró una imagen en escayola de Jesús Crucificado, manifestándole que siente el mayor cariño y vinculación con Almendralejo y que ofrecía a la ciudad dicha Imagen. Continuó el Sr. De la Hera manifestando que dicha donación la estimaba como un gran honor para Almendralejo dada la categoría artística de la misma y su significado, así como el prestigio del escultor que la ofrecía. La Corporación, por unanimidad, acordó aceptar el ofrecimiento y facultó al Sr. Alcalde para que gestionara el vaciado de la misma en bronce. También acordó hacer constar el agradecimiento al escultor y que, en principio, a espera de las autorizaciones del Sr. Obispo y Arcipreste, se colocara en el muro de la Iglesia de la Purificación.
El Pleno de 6 de abril de 1965 aceptó el presupuesto del fundidor J. Ángel González de realizar el fundido, a la cera perdida, el cincelado y el patinado de la imagen, por la cantidad de 150.000 pesetas. La imagen del Cristo de Ávalos se inauguró el 30 de agosto de 1965.
En un artículo publicado en la Hoja del Lunes, el corresponsal en Almendralejo, don Juan de Dios Antolín, hacía la sugerencia de que fuera denominado “El Cristo de la Paz”. El alcalde don Tomás de la Hera, recogiendo la sugerencia, hizo esta propuesta al Pleno de la Corporación, el 24 de septiembre de 1965, avalando las palabras de don Juan de Dios Antolín:
Porque parece decirnos a todos con sus brazos abiertos que Él quiere esa paz para nosotros, para esta ciudad. La paz de las almas y la paz y la concordia de todos, la unión y fraternal sentir de los que vivimos en Almendralejo, capital de la Tierra de Barros. El Cristo de la Paz, sí, así le llamaríamos con el deseo ardiente de que su presencia sea para todos paz, y que siempre lo tengamos presente en el transcurso de nuestra vida. Es un Cristo que viene a nosotros, que se sale de su templo en nuestra busca, que parece abrazarnos y estrecharnos entre sus brazos yertos... ¡Escuchémosle!, no hay cosa que más agrade a Dios que la paz entre los hombres, la concordia y amor entre todos, el despojarnos de egoísmos y orgullos. Procuremos escuchar su mensaje de paz y, por ello, démosle el nombre de Cristo de la Paz.
La Corporación acordó, por unanimidad, aprobar la propuesta de la Alcaldía.
(Fotografía: Revista III Centenario)
(II) LA HISTORIA DE "EL OBRERO EXTREMEÑO" A TRAVÉS DE SUS PRESIDENTES
Juan García-Gill y Pagán (1896-1897)
Federico Zambrano dimitió en los primeros días de julio, abrumado por exigencias y contratiempos, y comprometió para que le sustituyera como presidente a quien había sido su profesor, Juan García-Gill y Pagán (5-7-1896 a 28-4-1897), con la idea de que, como casi todos los fundadores habían ido a su escuela, le tuvieran más respeto que a él. En aquella junta general se concedió un voto de gracia a la directiva saliente, la primera de su larga historia; pero el anciano maestro tampoco estuvo mucho tiempo presidiendo la Sociedad, sólo unos nueve meses; aunque durante su mandato continuaron dándose importantes pasos de consolidación de la Sociedad.
Se adquirió el material de oficinas necesario para su organización administrativa, se contrató “un escribiente” y se estimuló al cobrador de las cuotas entregándole el 5% de lo cobrado, en lugar de las 15 pesetas fijas que recibía anteriormente. Para la ilustración y recreo de los asociados inauguraron las suscripciones a diarios y revistas, que sería una de las constantes de la Sociedad durante su larga vida, e, incluso, se propuso que se creara un periódico como órgano de la Sociedad. En julio de 1896 se suscribieron a “El Imparcial” y “La Ilustración Española y Americana”. Se completó la temporada de bailes con los dos ofrecidos en las fiestas de la Virgen de la Piedad (15 y 17 de agosto) y el día 8 de septiembre, con música, siempre, compuesta de piano, violín y flauta.
El baile era otro de los atractivos más importantes de la Sociedad, pero también frecuente ocasión de discusiones y alborotos, por lo que ya desde muy pronto se intentó reglamentar, datando de febrero de 1897 las primeras normativas, que fueron las siguientes:
1. Anunciar las fiestas con cinco días de anticipación, facilitando a los socios los billetes de señora correspondientes.
2. Los billetes de las invitadas serán personales, estampándose en ellos el nombre y firma del invitante para garantía de la Sociedad y a los efectos de las responsabilidades correspondientes.
3. Cada persona exhibirá al portero el billete, guardándoselo después, puesto que la comisión se reserva el derecho de revisarlos.
4. Prohibir la entrada en el local a los niños menores de doce años y a las personas que no pertenezcan a la familia del socio, excepto el caso de que éste exija un billete para una amiga o novia, siempre que pruebe no existe en su familia nadie que pueda ser socio.
5. El socio, al extraer su billete, pedirá el de su familia, amiga o novia en su caso.
6. Los socios que no tomen parte en la fiesta no podrán por ningún concepto permanecer en el salón. Todo socio que vista de máscara en el local tendrá que pagar billete de baile.
7. Se nombran dos bastoneros para el orden del baile.
8. La cuota del baile será de 1,50 pesetas, señalando la hora de las nueve para dar principio y las tres de la madrugada para su terminación.
9. Cada socio tendrá derecho a tres billetes para su familia, los cuales serán personales, y además para las extrañas con quien tenga compromiso.
10. La música de dichos bailes se compondrá de piano, flauta y violín.
11. Se nombrarán dos porteros, para la puerta principal y una para la que da acceso al segundo salón.
12. Dar a cada socio un billete para entrar en el local, exhibiéndolo en la puerta a los porteros y mediante el cual no tendrá derecho a bailar si no adquiere el billete correspondiente.
Para el baile organizado el día del Corpus de aquel año (17 de junio) los gastos fueron de 2 pesetas a cada uno de los porteros y otras tantas a la señora del tocador, 4 pesetas al expendedor de billetes y 25 pesetas para el terceto de flauta, violín y piano.
En el orden de la cooperación y del decoro social, se nombró médico de la Entidad para asistir a los socios enfermos a Elías Muñoz Pimienta, y se acordó sancionar con multas de 0,50 pesetas (una peseta, en las reincidencias) a quienes “blasfemaran o profirieran palabras indecorosas” en el local social.
Y dado el aumento de socios y algunas diferencias con el conserje Daniel Sanz, decidieron rescindir el contrato de arrendamiento a partir del 1 de noviembre. El 24 de aquel mes se reunieron en el Teatro Espronceda y acordaron arrendar la casa de la calle Real número 20, donde tenía instalado un café Joaquín Gutiérrez Moreno, quien cedía todo el menaje, quedando como conserje, por una renta mensual de 90 pesetas; se le adelantarían cuatro meses para que comprase un piano que quedaría a disposición de la Sociedad durante el arriendo, y Gutiérrez se comprometía a entregar 10 pesetas por cada baile o espectáculo que se organizase. La votación fue muy apretada, aprobándose por 26 votos contra 25, en medio de fuertes protestas, que hicieron que el Presidente abandonara el acto, porque decían que una renta tan elevada (el doble de la que se venía pagando) acarrearía la ruina a la Sociedad.
La apertura oficial de la sede de la calle Real tuvo lugar el 1 de febrero de 1897, con actuaciones musicales de una orquesta formada por algunos socios (posiblemente, Espino, Rebolledo, Chacón y Anisi) que interpretó la sinfonía “Corona de Oro”, la Serenata de Schubert y el vals de las Golondrinas, terminando con la patriótica Marcha de Cádiz. Aparte de los discursos oficiales (el Presidente de la Sociedad, el párroco Tomás Carretero, el alcalde Juan Barquero López, Diego García Romero, Presidente de la Asociación Benéfica “Santa Cecilia”, y Javier Merino, Presidente del Club X), alternaron con las piezas musicales la recitación de otras poéticas, debidas a Antonio Martínez Vélez, Francisco Anisi, Ángel López Ortiz y Rogelio Triviño. También actuó una Estudiantina de Villafranca compuesta en su mayor parte por niños, a la que se obsequió con dulces y licores .
En la noche del día siguiente, se festejó la apertura del nuevo local con un “espléndido baile que estuvo concurridísimo y animado”. Recoge “Nuevo Diario de Badajoz”, en la crónica que publicó unos días después (7 de febrero de 1897), reseñando estos acontecimientos, que en la noche del día uno, se podía admirar en la ciudad el “espectáculo prehistórico” que ofrecían las “muchas iluminarias” que brindaban las calles. Es el testimonio más antiguo que hemos encontrado acerca de la tradición de las Candelas. Como se ve, unas cosas conducen a otras, porque en el fondo se trata de la misma historia de Almendralejo.
La propuesta de creación de un periódico no salió adelante y fue otro de los asuntos que turbaron la vida interna de la Sociedad en los primeros meses de 1897, causando la dimisión del Director de Espectáculos, Ángel López Ortiz y la oposición de su sustituto Rogelio Triviño Forte y otros que llegaron a pedir la destitución del Presidente. Aunque éste estuvo apoyado por un grupo importante y, en especial, por Antonio Martínez y Martínez de Pinillos, esta situación, su avanzada edad y mal estado de salud le llevaron a dimitir de su cargo.
4 DE JUNIO DE 1665: UNA FECHA HISTÓRICA PARA ALMENDRALEJO
En 1965 se celebraron en Almendralejo, conmemorando este acontecimiento,
las que fueron llamadas Fiestas del III Centenario.
Dedico estas letras a quienes hicieron posible dicho recordatorio histórico.
Era el 4 de junio de 1665. La procesión del Corpus estaba en la calle cuando a la villa de Almendralejo llegó una importante comisión presidida por el caballero de la Orden de Santiago, don Antonio de Ugarte y Ayala, acompañado de un pequeño séquito, formado, entre otros, por un alguacil y un escribano. Venían con la misión, encargada por el rey Felipe IV, de dar posesión a la villa de Almendralejo de la propiedad de su jurisdicción que tenía comprada por escritura fechada en Madrid, el día ocho de diciembre anterior.
Ya desde comienzos de su reinado, en 1621, Felipe IV, ante un Patrimonio Real consumido por los grandes gastos que se habían hecho en los reinados anteriores, solicitó de las Cortes que se pudiera vender la jurisdicción de un cierto número de villas; Esta situación, reafirmada en las Cortes de 1639, llevó a tratar la venta de la jurisdicción de Almendralejo, separándola de la de Mérida y su Partido, haciéndola “villa de por sí y sobre sí”, concediéndole las apelaciones a la Chancillería de Granada y no a la ciudad de Mérida.
El precio de la venta estaría en función del número de vecinos o de la extensión del término de la villa, por lo que el comisionado Ugarte tenía el encargo de que se efectuaran las dos mediciones, el recuento casa por casa de los vecinos y la medida por un geómetra de la superficie del término. Estas operaciones dieron lugar a dos importantes documentos que se conservan en el Archivo General de Simancas, teniendo otro ejemplar (el llamado Libro de la Villa, que no contiene el mapa), en el Archivo Histórico de Almendralejo.
La guerra con Portugal había hecho disminuir el número de vecinos, pues sólo se contabilizaron 522 (correspondientes a 1.663 habitantes), que, tasados a 18.130 maravedíes cada uno, daban un total de 9.463.860 maravedíes; la extensión del término ajustado por el madrileño Antonio Martínez, resultó ser 96.828.800 varas cuadradas, que, a razón de 7.250 ducados por legua cuadrada, alcanzaban los 10.530.000 maravedíes.En este primer plano del término que se conoce, se incluyen algunos caminos y edificios importantes del casco de la villa (Ayuntamiento, Casa de la Encomienda, Iglesia Parroquial y algunas ermitas), además de una alineación de casas que simula la calle más importante, la calle Real.
Reducido a medidas actuales el término mediría 67,66 km², valor muy alejado de sus actuales dimensiones (165,1 km²); pero, liberando al lector de la complejidad y evaluación de estos cálculos, la cantidad elegida para el pago, como no podía ser menos, fue la más beneficiosa para la Hacienda Real. Como Almendralejo ya había pagado ciertas cantidades en tiempos anteriores por distintos conceptos de la misma compra que ahora se le hacía (Privilegio de villazgo de 1536 y desempeño en 1595 de la ciudad de Sevilla, a la que había pertenecido la jurisdicción de Almendralejo desde 1574), “sólo” habría tenido que abonar 467.500 maravedíes; pero la villa “le hizo gracia a Su Majestad” de ofrecerle más, llegando en esta ocasión hasta los 10.000 ducados de vellón; es decir, dos millones y medio de maravedíes en plata; a lo que hubo que sumar los gastos de la toma de posesión, los de su procurador en Madrid para la gestión de la compra y los derechos de la media anata, que era el impuesto que se pagaba al recibir un beneficio y que equivalía a la mitad de lo que producía en un año dicho beneficio. Todas estas operaciones contables no concluyeron hasta el 1 de noviembre de 1696, fecha en la que Carlos II expidió el correspondiente Privilegio a la villa de Almendralejo.
Tan largo proceso, tan costoso asunto, ¿para qué en realidad? Lo que se litigaba era que los alcaldes de la villa pudieran juzgar en primera instancia y la apelación se hiciera ante la Chancillería, y que los nombramientos de los oficiales del Cabildo los realizaran los propios alcaldes y regidores, sin interferencia de otras instancias. En cierta medida pueden tener algo de certeza las intromisiones, en su caso, de las ciudades de Mérida o Sevilla, y los manejos de la familia genovesa de los Serra que también aspiraba a la compra; pero lo verdaderamente importante era que los “poderosos” de la villa no querían injerencias en “sus asuntos” y querían acaparar los cargos e influencias que éstos conllevaban. Y por otra parte, la Corona accedía a estas peticiones no por preocupaciones objetivas o de una mejor administración sino por razones económicas. Con este Privilegio, la villa de Almendralejo ya era villa realenga, es decir, exenta y libre de cualquier otra jurisdicción, aunque quisieron seguir con el mismo sistema electivo de cuando pertenecía a la Orden de Santiago de la que continuaban dependiendo en lo eclesiástico.
Calles habitadas en Almendralejo en 1665, y su equivalencia con las denominaciones actuales
- Altozanito Altozano
Altozano (Plaza) Plaza de Espronceda
Becerro Becerro
Blanca Aceite (Calleja) Miguel Antolín
Cabezo Luis Torrado
Caño Carolina Coronado
Escusada San José
Esparrilla Cervantes
Granados Granados
Harnina Juan Carlos I
Jara Reina Victoria
Macías de Nieto Reyes Católicos
Mandamiento San Antonio (1er tramo)
Mártires Mártires
Mayorazgo Méndez Núñez
Mérida Mérida
Montera Moreno Nieto y Jacinto Benavente
Palacio Ricardo Romero de Tejada
Pilar Pilar
Plaza Plaza de España
Plazuela Plaza de la Iglesia
Real Real
Silos Zurbarán